Alberto GALARZA "Beto", "Indio"
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Nacido en Tartagal (Departamento Vera, Santa Fe) el 13 de agosto de 1949. Era hijo de Silvio Galarza y Juana Marcos. Su padre trabajaba en la Compañía inglesa La Forestal, por lo que se trasladan a La Gallareta donde el "Indio" cursa la escuela primaria. Tras esta etapa, y para que pudiera hacer los estudios secundarios, don Silvio renuncia a su trabajo, vende algunos animales que tenían y la familia se instala en Reconquista, aspirando a que el adolescente pudiera ingresar a la Industrial (ENET N° 1), que era lo que quería. No consiguen lugar, por lo que la alternativa es ingresar a la Escuela Normal N° 3 "Juan B. Alberdi". De allí egresará con el título de maestro normal en 1968. Durante su paso por ese espacio educativo, al Indio se lo recuerda, entre otras cualidades, por sus habilidades físicas llegando a integrar un grupo de gimnastas en el que él cumplía el papel de contorsionista cuasi circense, por el extraordinario manejo de su cuerpo y lo endiablado de sus piernas y brazos.
En 1969 comienza sus estudios universitarios en Rosario, en la carrera de Psicología en la Facultad de Filosofía y Letras. Permanecerá allí ese año, en 1970 y 1971. En una fase de esa etapa en la Universidad se ganará la vida como lustrabotas y albañil. Se había fabricado para tal fin su propio cajoncito
En pleno auge de las movilizaciones estudiantiles, en cuyo ámbito se politizó, Galarza cobra notoriedad cuando su caso apareció en un documento titulado "El libro negro de la Casa Rosada", editado por una organización de Derechos Humanos denominada Cofade, donde relata su detención y tortura por parte de la Policía en los días del Rosariazo.
" El Indio " iba (al departamento), compartió bastante con nosotros Nosotros no estábamos politizados, en el secundario en Reconquista no teníamos ideas políticas. Pero Rosario era distinto, cuando llegamos, en el comedor universitario estaban las agrupaciones estudiantiles políticas, me sorprendían, estábamos comiendo y se paraba uno en una mesa y te bajaban línea con un discurso. Y después otro, y después venía la policía y nos corria y teníamos que salir disparando del comedor. En la Facultad era lo mismo, se armaban unas panfleteadas, volanteadas, estudiantes para todos lados, se juntaban, se concentraban, era como que no entendíamos nada. Era convulsionado, con un activismo muy grande.
/ Testimonio del profesor Alberto Wilhelem
Con una personalidad fortalecida por el notable uso de la razón, que combinaba con la energía y lo místico, regresó a Reconquista donde comenzó a difundir clandestinamente los lineamientos del Partido Revolucionario de los Trabajadores, entre estudiantes y obreros. Aquí se conocerá su identificación política a raíz de un anónimo, firmado por un "Comando MANO" (de derecha) enviado por correo a diversos domicilios y publicado por el periódico local "Crónica", donde denunciaban las actividades, entre otros, de Galarza.
En 1972 trabaja como docente, haciendo reemplazos, en El Rabón. El año 1973 lo encontraría militando en Reconquista y Avellaneda, seno de un grupo de trabajadores aceiteros, ayudando a organizar un movimiento opositor a la conducción del sindicato, que en ese entonces encabezaba Osvaldo Gallo, senador departamental justicialista electo el 11 de marzo de ese año, y Mosquito Rivero. En el ámbito nacional la Federación era controlada por otro burócrata: Estanislao Rosales. Galarza tuvo un protagonismo en la gestación del movimiento.
El diario "Noreste", publica en tapa el 16 de mayo de 1973 un comunicado firmado por el Indio. La nota central titulaba: "Tensa situación en el Sindicato de aceiteros" y el comunicado decía:
"Dirigentes traidores a la clase obrera. “La masa obrera y desmotadora junto al Movimiento Obrero de Recuperación Sindical, corriente democrática, antimonopolista y antidictatorial comunica al pueblo en general que nuestros delegados de masa han agotado todos los esfuerzos legales y pacíficos ante los dirigentes sindicales Rosales, Gallo y Rivero para que convoquen inmediatamente hoy a las 20 horas a una Asamblea General Extraordinaria para tratar los gravísimos problemas de los ficheros de muchos de nuestros compañeros y su relación con los fondos sindicales, como así también para exigir el reintegro inmediato a sus trabajos de los compañeros Massin y Zarza, injustamente despedidos por las patronales Buyatti S.A. y Vicentin S.A., lo que suceda hoy miércoles es responsabilidad de los dirigentes sindicales Rosales, Gallo y Rivero; sólo los dirigentes sindicales traidores a la clase obrera y defensores de los intereses de las patronales monopolistas, injustas, inhumanas y explotadoras niegan las Asambleas Generales a sus afiliados".
Este denominado Movimiento Obrero de Recuperación Sindical (MORS) tomaría después el local gremial, el 31 de mayo, tras una formidable movilización por las calles de la ciudad. Galarza, por desavenencias, ya no estaría en esta instancia.
En 1974 su rumbo lo lleva hacia Los Amores, en el norte del departamento Vera, para dar clases en la escuela primaria. Sus compañeros de trabajo lo recuerdan por su perfil bajo en la relación con ellos, silencioso y refugiado en aula, usando siempre un poncho rojo para enfrentar el frío.
Fiel a su estilo, se relaciona con peones de estancia estimulando en ellos de organización. Con dos agrupaciones: "Los Toros Orejanos" y "Los Pueblos Olvidados" (APO) viajarán a Rosario a participar en el VI congreso del Frente Antiimperialista y por el Socialismo (FAS) en el Club Tiro Federal de esa ciudad. Allí en un marco festivo de 25 mil personas el Indio ingresará al estadio con su peonada vestida en ropa tradicional.
A finales de aquel año patrones terratenientes y un docente delator impulsan su detención, que se concretará en Los Amores por la Policía Federal. El "Indio" observó una noche en la Terminal de Reconquista, cuando partía hacia su trabajo, muchos efectivos policiales, lo que llamó su atención. Nada ocurrió. Viajó hasta Vera y allí tomó el tren: cuando llegó a su destino lo apresaron. Lo trasladaron hasta Tartagal, después al cuartel de Santa Felicia y de allí a Santa Fe en helicóptero, donde lo mantendrían detenido 10 días. Alfredo Nogueras sería uno de sus abogados defensores.
Ya en libertad tras ese breve encarcelamiento, el Partido lo llevó a Santa Fe. De Santa Fe, en el año 1975 su militancia lo encamina a Tucumán para trabajar políticamente con sectores populares, en el llano zafrero, buscando consolidar la apoyatura que necesitaban los que estaban en los cerros y en la selva: la "Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez" del Ejército Revolucionario del Pueblo. El "Diamantino", como lo conocían en la ilegalidad, tenía una capacidad y formación fascinante para el trabajo de masas. Era un hombre de palabras más que de armas. En la ciudad de San Miguel estará bajo la responsabilidad de Mauro Gómez, un cuadro del Partido, siendo allí una de sus etapas en la que el Indio fue disciplinado respetando a las normas partidaria y sus responsables.
En ese intervalo, además se dará un tiempo para el amor formando pareja con otra insurgente. Con ella retornaria a la santafesina ciudad de Rosario. La Dictadura militar estaba en pleno apogeo. Pero él seguía actuando tras sus objetivos y responsabilidades. Viajaba permanentemente a Buenos Aires, donde mantuvo encuentros con el secretario general, Mario Roberto Santucho, antes de su muerte.
En Reconquista, la Policía con los represores Nickisch y Luque a la cabeza allanaba el domicilio de sus padres. Al mismo tiempo, Galarza trabajaba comunitariamente de albañil en un barrio muy humilde, Saladillo, construyendo viviendas con los pobladores. Allí estrechó relación con un cura católico de la Iglesia de La Merced.
Pero el 22 de mayo de 1977, este militante del PRT fue secuestrado al mediodía en su domicilio de la calle Balcarce al 5200 (Barrio Las Delicias). Estaba por almorzar costeleta con huevos fritos. La comida quedó servida en el plato. Tenía 28 años de edad. Era cuando el general Leopoldo Fortunato Galtieri comandaba el II Cuerpo de Ejército. Tiempo antes, dos semanas, la sorprendió con igual fatalidad a su compañera tucumana, a la que llamaban "Guagua".
"No lo iban a poder doblegar"
"El Indio tenía la convicción de que la revolución era posible, después dividía bien las aguas: cuál era el enemigo y cuál era su aliado. Su padre era obrero, él tenía asumido el tema de la revolución. Era revolucionario de tiempo completo, ninguno lo iba a convencer y dar vuelta; por lo menos en esos años él se sentía responsable de la revolución. A mí muchas veces me dijo: “Mirá, a los policías acá (Reconquista) yo les digo que soy del PRT, ellos saben, yo no les escondo”.
Era muy firme, no lo iban a poder doblegar, por eso está desaparecido. Era una persona atleticamente muy bien, tenía habilidades, con el físico hacía destrezas. Tenía muchos conocimientos, preparación, para un joven de la época; en Psicología, en Filosofía, se cultivaba, leía mucho, no era improvisado, era culto con mucha formación intelectual.
Lo que a él si le calentaba en su época de estudiante era que tenía que trabajar de albañil, de ahí tal vez venga un poco de resentimiento, se metia en unas obras 10 metros bajo suelo para sacar tierra y levantar un edificio. El tenia que trabajar para poder mantenerse, para vivir y estudiar. Era una injusticia para él porque cuando trabajaba no podía estudiar. El tenía asumido pero no era, como se dice hoy, una persona negativa, él sabía lo que quería, trataba convencerte. Era formador".
/Alberto Wilhelem
Elaborado con textos publicados en “Solo digo compañeros” de Raúl Borsatti, donde se puede contar con más desarrollo de información
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