Julio Isabelino GALARZA "Cacho"

Nació el 09/07/1943 en Carlos Pellegrini, departamento San Martín, tenía 34 años, estaba casado y tenía un hijo.

Julio era militante del PRT-ERP. Cuando trabajaba en el Campamento Central de Plaza Huincul fue dado de baja por “Abandono de Servicio” el 15/06/76. La razón por la debió abandonar su trabajo fue que –luego de enterarse del secuestro de una compañera– logró huir de un operativo represivo, donde las fuerzas conjuntas del Ejercito, la Policía Provincial y la Federal, secuestraron alrededor de una veintena de jóvenes, muchos de ellos miembros del grupo de teatro “Génesis”, estudiantes de la Escuela de Servicio Social de la Universidad Nacional del Comahue y/o trabajadores de YPF. Galarza, después del secuestro, decidió pasar a la clandestinidad.

Según relató su esposa Raquel en el juicio: “Él militaba desde antes de conocernos, yo no militaba en nada, pero sabía y las cosas siempre estuvieron claras, aunque siempre trató de mantenerme al margen y no exponerme, participaba de un grupo con el que se encontraban como si no se conocieran, en determinados lugares y a determinados horarios y un día me dijo ‘nos tenemos que ir porque cayó la compañera Silvia (Arlene Seguel) y el que sigue soy yo’”. Al día siguiente allanaron y destrozaron su casa y sus pertenencias.

Raquel mantuvo contactos esporádicos durante dos años con Julio, algunas cartas recibidas y enviadas por tercerxs y comunicaciones telefónicas entre él y su hermana como interlocutora. Sin embargo, el 1º de diciembre de 1977 no pudo eludir el cerco de la represión, fue detenido en Cutral Có y, desde ese momento, continúa desaparecido.

Tras la audiencia, Berta Peraza dijo a la prensa que “a mi hija le dejaron un hueco, ella misma lo dijo así, y eso me dejó pensando toda la vida: eso es la desaparición, un hueco” y repudió a quienes sostienen la teoría de los dos demonios: “demonios hay unos solos y son ellos”.

“Julio era un muchacho reservado y tranquilo. Ingresó a YPF el 27/09/65 y sus destinos siempre eran Catriel, Rincón o Plaza Huincul. La vida en campamentos le hacía valorar más el ambiente de este hogar, siempre esperado, siempre recibido con sencilla alegría. Y esta familia era particularmente afectuosa y alegre. Siempre estábamos los amigos pasando por allí sin aviso previo, a cualquier hora, y el mate con torta ò el plato en la mesa se servía sin preguntar.

Era compañero de trabajo de Rodolfo Marinoni, también desaparecido, con quien compartía recetas de cocina y el entusiasmo por los temas de politica, por la cual se enzarzaban en vehementes discusiones.

Julio vivió este cambio de vida (el matrimonio) fascinado, a menudo me lo decía. Mi embarazo, las tareas de la casa, las compras en la Proveeduría de YPF que hacíamos juntos los sábados en la mañana. Cuando nació nuestra hija, deseaba que pasara algún amigo, para mostrarles la nena, para presentarnos, con orgullo. Cuando el cerco se estaba estrechando en torno a su grupo de militancia, con varios compañeros secuestrados, yo le pedí que abandonara todo y nos fuésemos a un pueblito de Santa Fe donde él había nacido, y en el cual aún vivía su padre. Me contestó que si hiciera eso, el día de mañana ni yo ni su hija lo íbamos a respetar.

Hace tres años mi hija se hizo el análisis de ADN en Buenos Aires, en el Equipo de Antropología Forense, yo la acompañé, y ahí nos enteramos que existían testimonios de sobrevivientes que habían visto a Julio en el centro clandestino El Vesubio. Es todo lo que sabemos. Los desaparecidos de ese centro tuvieron como destino, en su mayoría, los vuelos de la muerte. Desde que tuve esta información, una imagen muy fuerte y persistente me venía a la mente. Sentí un alivio cuando pude escribir esta especie de homenaje, que por primera vez comparto con alguien.”

/ Raquel Perazzo de Galarza

En 2021 la Municipalidad de Cutral-Có participó del acto por el Día de la Memoria por la verdad y la justicia organizado por las asociación de hijos de desaparecidos, donde se plantaron árboles por los desaparecidos en esa ciudad, entre ellos Julio

Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la Causa Escuelita VII - TOF Neuquén

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