Graciela María EIER
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Graciela, hermana de Aldo Anselmo Eier, nació en Santo Tomé (Pcia. de Santa Fe) el 31 de julio de 1955, realizó sus estudios primarios y secundarios en la misma y el universitario en la ciu dad de Rosario (medicina); trabajaba en el hospital Italiano en el sector de terapia intensiva. Militante de Juventud Universitaria Peronista (JUP) y Montoneros
Fue secuestrada y desaparecida el 19 de mayo de 1977 en la ciudad de Rosario.
Fueron acallados como tantos otros Argentinos, por el sólo hecho de tener una ideología ligada a la defensa de los intereses de la Nación y su pueblo.
Ellos intentaron ayudar a crear conciencia sobre la impostergable necesidad de organizar al sector del trabajo productivo, protagonista decisivo en el desarrollo del país, verdaderos creadores de riqueza genuina, razón de ser del mismo, para conducir los destinos de nuestra patria hacia un futuro venturoso, organizados con extrema minuciosidad y responsabilidad, evitando la improvisación, actuando decididamente y sin violencia en la acción eficaz, práctica e inteligente de desplazar y reemplazar a todos aquéllos ejecutores de políticas contrarias al interés nacional y al bien común, a los destructores del aparato productivo, a los entregadores del patrimonio y esfuerzo de generaciones.
Bregaron por producir un cambio mental de real significación en el conjunto de la población, consideraban que era la hora de la unidad, de la cohesión, de la organización, del fortalecimiento de la identidad nacional, de volver a jerarquizar al trabajo como factor dignificante y a la familia como centro generador de educación y buenos ejemplos, a considerar al sector de la producción como factor estratégico, punta de lanza y no mero furgón de cola de los financistas, de la intermediación improductiva y de los corruptos del poder formal, y considerar a nuestros ancianos como consulta obligada ante cada nuevo desafío, ante cada nuevo emprendimiento, jerarquizando su rol de asesores y guía de la juventud.
Consideraban un deber romper con las actitudes contemplativas y carente de compromiso social, ante tanta injusticia, irracionalidad e insensibilidad, porque un pueblo que no decide ser protagonista de su destino, defendiendo su tierra, sus fuentes de trabajo, su familia, el país todo, no tiene futuro halagüeño, está irremediablemente sentenciado a su condición de esclavo.
Su memoria es recordada en placa colectiva colocada en la Plaza central de Santo Tomé
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la causa Guerrieri