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Nacido el 19 de marzo de 1952. Ex alumno del Colegio Nacional de Santa Fe.
Héctor estudiaba y trabajaba en la Facultad de Agronomía y Veterinaria (FAVE) en Esperanza, era militante de base de la JP (Juventud Peronista) e integrante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), de gran crecimiento en 1973.
Una anécdota: vivíamos juntos en una casa de estudiantes, éramos siete, todos peronistas. Enfrente había otra casa de estudiantes, todos radicales. Cuando volvíamos todos de cada pueblo no faltaba el asado, el vino y finalizar la velada gritándole cosas a los radicales.
Cuando hacíamos puchero o alguna comida donde había que elegir poníamos la fuente en el centro y cada uno se ¡ba sirviendo. Nadie daba el primer paso. El «Flaco» atacaba y elegía la mejor parte. Los otros protestaban: «No seas jodido, ese es el mejor pedazo» y él los sermoneaba: «No sean hipócritas, todos quieren lo mismo pero esperan que nadie se anime y el último queda con la mejor parte...»
Era estudioso, exigente pero correcto, tenía mucha instrucción, una capacidad intelectual notable. Se destacaba su capacidad porque era muy joven, tan exigente como correcto a la vez. Era un muchacho muy franco, iba de frente, decía su pensamiento y defendía sus ideas.
Era un orador acalorado y efusivo. Él y Marito Tottereau fueron los últimos oradores de la JUP (Juventud Universitaria Peronista) en la FAVE antes del golpe del 76.
Luego debió seguir su militancia clandestina en Santa Fe, donde fue secuestrado en un operativo callejero en diciembre de ese año.
Su memoria es recordada en placas colectivas colocadas en la Escuela Nacional “Simón de Iriondo” de Santa Fe y en la Plazoleta de la Memoria en el Parque de la Agricultura de Esperanza
Era natural de San Justo, provincia de Santa Fe, donde nació un 13 de febrero de 1955. Había iniciado sus estudios secundarios en la Escuela Normal República de México de San Justo y los finalizó en la Escuela Normal San Martín de Santa Fe.
Una docente que lo conoció en esos años recuerda. “En las Ferias de Ciencias, nos habíamos propuesto trabajar temas sociales, por ejemplo: mis alumnos de Moisés Ville, lo hicieron sobre problemas de la colonización, la distribución y propiedad de la tierra, los problemas de los chacareros y otros. Él era un pibe increíble, de la Normal sanjustina, que participó con mis alumnos, con los de Tostado y los de toda la Regional Nordeste. Facilitó la integración de mis alumnos con los otros chicos. Era una persona muy generosa y con mucho empuje. Supe de su muerte y fue algo muy desolador”
Su padre, el “Negro” Altamirano, fue un militante activo en la Asociación Bancaria de Santa Fe, perseguido y exiliado durante la dictadura.
“La esquina de San Lorenzo y Vera Mujica, en Rosario, luce un nuevo mural que recuerda a siete militantes montoneros asesinados durante la última dictadura. El Colectivo de ex presos políticos y sobrevivientes pintó allí junto a una de las emblemáticas bicicletas de Fernando Traverso. Junto al de Juan Carlos "Caco" Morel, están los nombres de Silvia Fabris, nacida en Santa Fe, Roberto "Tito" Altamirano, de San Justo y Rodolfo Juan "Indio" Lucero, de San Cristóbal que fueron asesinados los primeros días de febrero de 1977. El lugar elegido no fue casual: a metros de la Facultad de Medicina, donde estudiaban y militaban como miembros de la Juventud Universitaria Peronista.”
Tito había iniciado sus estudios de Medicina en 1975, cuando ya “el aire no se podía respirar. Había patotas por todos lados". Algunos debieron dejar la facultad y no pudieron retomar los estudios al año siguiente, en el 76. "Pero todos se organizaron clandestinamente haciendo acciones propagandísticas desde afuera, para llegar a los estudiantes. La mayoría de esas acciones no eran violentas, como denunciar a algún profesor colaborador con la dictadura, o a alguna autoridad también. Y todos estos compañeros eran militantes de Montoneros y seguían en la Resistencia tal como la habíamos planeado en su momento", recuerdan sus compañeros. (Tomado de Rosario 12)
Silvia Mónica Fabris fue su compañera, con quien compartía militancia y se casaron y vivían en una casa en calle Alvarez Thomas, al norte de Rosario. Ambos fueron asesinados en la Masacre de Pasaje Marchena
En 2021, con presencia de autoridades, en el Pasaje Marchena y San Lorenzo, a metros de la Facultad de Ciencias Médicas, se colocó el cartel “Masacre de la cortada Marchena”, en memoria de Carlos Morel, Roberto Altamirano, Silvia Fabris, Beatriz Aguilera, Ana Valle, Vico Ferrari, Juan Lucero y Claudia Gonzáles, estudiantes de las carreras de Medicina y Fonoaudiología y militantes políticos asesinados 12 y 17 de febrero de 1977. Años antes se había realizado un mural con sus nombres.
En 2017, a 40 años de su asesinato se realizó un acto en la Escuela Normal Superior “República de Méjico” de San Justo con participación de todas las escuelas medias de la ciudad, AMSAFE y ATE
A lo largo de las historias de vida y militancia se hace referencia a temas tratados en las siguientes notas
Es enorme el agradecimiento que mi familia y yo sentimos hacia todas las personas e instituciones, y en particular a Espacio por la Memoria Rafaela, que han puesto su esfuerzo y prestado su apoyo a la construcción de esta plaza pública.
Cada ejercicio de la memoria constituye, en sí mismo, un desafío al Terrorismo de Estado. Desafío que se inició con el desesperado valor de unos pañuelos blancos, también en una plaza, y que hoy, con el mismo estoicismo y la misma empatía para compartir las experiencias de familiares y amigos, se continúa en esta acción de diseño urbano.
Mi madre, María Elena Amadio, nació aquí, en Rafaela. Tras unos años en Rosario, se casó muy joven, viajó a París –donde yo nací–, se separó y volvió a la Argentina. Era segunda generación de mujeres universitarias en nuestra familia, estudiaba y trabajaba mientras, con el incondicional apoyo de mis abuelos, criaba a solas un hijo, en medio de un país, una América y un mundo convulsionados.
Recuerdo, como niño, mi impaciencia ante esas interminables charlas con sus compañeras de estudio, pero me llevó toda una vida como hombre, como esposo y como padre poder imaginar y valorar el titánico esfuerzo que representa ser madre monoparental, feminista, trabajadora y estudiante.
Fue, además, una militante que pagó, como dice el eufemismo, el máximo precio. Un cínico podría señalar que la muerte embellece, pero yo, que tanto extraño su sonrisa, no le conocí defectos. El recuerdo de sus parientes, sus amigos y sus compañeros ratifica ese recuerdo de que fue una mujer fantástica.
Y no quiero decir excepcional. La injusticia, la arbitrariedad y la barbarie son contingencias de la vida de los pueblos, pero estoy convencido de que, enfrentados a ellas, los seres humanos desplegamos valor y entereza, que son cualidades inherentes a nuestra existencia; y de que cada generación enfrenta sus propias circunstancias y encara sus propias luchas. Mi madre, nacida en 1945 y muerta en 1976, vivió épocas de golpes de Estado y violencia y no alcanzó a disfrutar de la democracia en Argentina, pero ayudó a construirla. Sus deudos fuimos afortunados: desde 2003 sus restos recuperados descansan en el Cementerio de la Chacarita, bajo una sencilla lápida que dice “Vivió, luchó y murió por la alegría”.
Como abogado, orgulloso egresado de la Universidad Pública gratuita, laica y cogobernada, podría hablarles horas sobre el crimen de desaparición forzada de personas, sobre los interminables esfuerzos de un puñado de familiares para mantener los juicios contra los responsables, partícipes y encubridores del Terrorismo de Estado, o sobre la ingente lucha de Abuelas de Plaza de Mayo para recuperar la identidad de quienes fueron apropiados, o sobre el uso del ADN mitocondrial para los procesos de identificación y recuperación de restos.
Pero no puedo. Me conmueve que el nombre de mi madre ocupe un espacio público en su ciudad natal. Me conmueve pensar que quizá podrá velar por otros juegos, otros paseos y otras charlas con el mismo amor que siempre sentí que velaba por mí. Me conmueve y estoy enormemente agradecido.
/ Raúl J. Maldonado 24/03/22
Tenia 31 años cuando fue secuestrada por fuerzas policiales y del ejército, el 29 de marzo de 1976, en la localidad de Moreno, provincia de Buenos Aires. Antropóloga e historiadora, ingresó al periodismo para ganarse la vida y por la vocación política y profesional de comunicar, como muchos compañeros universitarios.
A fines de la década del sesenta y principios de la del setenta estudiar, trabajar y militar en política eran casi una misma cosa. Se estudiaba para comprender el mundo, se trabajaba para conocerlo y se militaba para transformarlo. Maria Elena fue parte de esa generación que vivió la epopeya y el sueño de intentar una vida plena para todos. Antes de ocuparse de la sección internacional de la revista "Discusión" -donde trabajaba en la época en que fue secuestrada- había sido ayudante de la cátedra de historia que dirigía Alberto Pla en la Facultad de Filosofía y Letras de Rosario. Traductora, realizó algunas de las mejores versiones castellanas del psicólogo italiano Franco Basaglia y de varios ensayistas franceses. Al periodismo fue ingresando de a poco: fue cofundadora de la revista política universitaria "Compañero" y colaboradora de varios medios radiales y escritos de la ciudad de Rosario sobre temas históricos y antropológicos. Tenía un hijo y muchísimos amigos. Era marxista y como tal aspiraba a una sociedad más justa. Militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores.
Yo era entonces su compañero de militancia y de vida. Como persona, madre, mujer y compañera, solo diré aquí que fue un ejemplo de amor, amistad y valor personal. Alguien imposible de olvidar para todos quienes la conocimos.
Carlos Gabetta
El 29 de marzo de 1976 asistió a una reunión de la organización, que tuvo lugar en la quinta "La Pastoril" cerca de La Reja, en la provincia de Buenos Aires. La quinta fue atacada por los militares el 29 de marzo de 1976. Los miembros del PRT contestaron el fuego, por lo cual 37 de los 49 participantes de la reunión pudieron escaparse. María Elena fue detenida-desaparecida en algún momento de la represión.
La Justicia procuró reconstruir las circunstancias de su muerte, ultimada a balazos. Se presume que fue asesinada el 29 de marzo del '76 en el partido bonaerense de Moreno, es decir el mismo día de su desaparición. En 1984 la Municipalidad de Moreno ordenó exhumar los cuerpos que descansaban en el cementerio local bajo tumbas individualizadas como NN y los restos recuperados quedaron a resguardo de un cuerpo pericial de la provincia de Buenos Aires.
Cuando en 1995 la Cámara Federal porteña abrió una investigación para establecer el destino de víctimas de la dictadura, Raúl Maldonado se presentó en el tribunal con la intención de conocer el paradero de su madre. Pero los escasos datos existentes sobre el caso de la periodista complicaron la búsqueda. Más adelante, relacionando la fecha de los hechos de “La Pastoril” en Moreno que culminaron con muertes de militantes del ERP, los investigadores orientaron la pesquisa hacia los restos que habían sido confiados al cuerpo pericial bonaerense en 1984.
El Equipo de Antropología Forense logró, tras un extenso trabajo, identificar el cuerpo de María Elena Amadío y las pruebas genéticas realizadas a Maldonado permitieron corroborar la filiación de la periodista y acreditar que, efectivamente, fue asesinada a balazos y enterrada en Moreno como NN. La Cámara Federal dispuso extender un certificado de defunción que documente la muerte de la periodista y entregar el cuerpo a su hijo.
/Análisis Digital
El Decano de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario y el programa de Preservación documental “La Facultad de Humanidades y Artes: historia, memoria y política”, realizaron el acto/homenaje de reparación de legajos y material documental recuperado de docentes, estudiantes y graduados/as desaparecidos/as y asesinados/as durante el terrorismo de Estado de la ex Facultad de Filosofía y Letras (actual Humanidades y Artes) de la UNR, entre ellos María Elena Amadío, antropóloga.
La Unión Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) la recuerda todos los meses de marzo junto a todas las trabajadoras de prensa detenidas desaparecidas y asesinadas
El Espacio de Memoria de Rafaela la incuyó en 2022 entre las personas de esa ciudad homenajeadas en la Plaza de la Memoria
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron condenados en la Causa La Pastoril
Braunstein había nacido en Moises Ville, provincia de Santa Fe el 23 de julio de 1922. A principio de los años ´60 se instaló en la ciudad de Río Cuarto, donde fue agrimensor y propietario estación de servicio en Río Cuarto
Había nacido en una familia con clara inclinación política: su padre y sus dos hermanos eran militantes radicales, su madre y sus dos hermanas pertenecían, igual que él, al Partido Comunista. En 1975-76 participaba del Comité de Apoyo a los Presos Políticos y la Comisión de Familiares de Presos Políticos. Además era integrante de la “Multisectorial por la Paz”, organismo que se había formado después de una serie de atentados en la ciudad y cuya autoría se atribuyó la Alianza Anticomunista Argentina, la temible triple A.
Los organismos de DDHH, reunidos en su homenaje frente a la que fue su vivienda expresaron:
“Gabriel formaba parte de la vida cultural de nuestra ciudad y participaba del Partido Comunista. Fue a solicitar su pasaporte para viajar a Israel y un día después fue secuestrado de su vivienda por Fuerzas de Seguridad.” (24/03/2011)
Su amigo Oscar Olmedo, afirma: “Tenía mucha inquietud por ser coherente con sus ideas y participar en las acciones de la ciudad. Era un hombre de buen humor y agudeza intelectual.”
EL 11 de junio de 1976, casi a la medianoche, dos autos, un Peugeot y un Fiat entraron en la Estación de Servicio propiedad de Gabriel Braunstein , agrimensor y comerciante, en Río Cuarto. Sus ocupantes, después de identificarse como policías, dejaron al empleado encerrado en la oficina, subieron al departamento de Gabriel y lo llevaron secuestrado luego de dejar atadas a su compañera Isabel Bonacci y su amiga Josefa de Galimberti.
Era una persona muy valorada en su comunidad, al punto que el 25 de agosto de 2009, la Comisión Municipal por la Memoria de Río Cuarto representativa de los organismos de DDHH y del Ejecutivo municipal, solicitó ser tenida como querellante ante la Justicia Federal, siendo el primer gobierno municipal en hacerlo.
En la instrucción del Juicio, Juan Muzzolón, Secretario de Derechos Humanos de la CTA de Río Cuarto declaró ante el juzgado federal que: tras la participación popular para evitar que después de la destitución del Gobernador Obregón Cano, sucediera lo mismo con el Intendente riocuartense, Julio Mugnaini, se produjeron ataques y detenciones de militantes populares. Además consideró que el secuestro de Braunstein se debió a su inclaudicable apoyo a los presos políticos. En ese sentido señaló que había sido firmante de una solicitada denunciando al Juez Federal Aliaga por permitir que Muzzalón fuera sacado de la cárcel para ser torturado.
Los responsables de su secuestro y desaparición serán juzgados en la causa “Gutierrez, Hermes Vicente y otros” o Megacausa Río Cuarto por el Tribunal Oral Federal de Córdoba.
Su casa está señalizada en el Mapa de la Memoria de Río Cuarto. También todos los 24 de marzo se lo recuerda, junto a las otras víctimas de la ciudad en los Homenajes de la Universidad de Río Cuarto, la Municipalidad y los Organismos de DDHH.
Hija de Andrés Eduardo (ferroviario) y de Florinda Rosario Gómez, nació el 25 de octubre de 1955 en horas del mediodía en el hospital de Vera, Santa Fe. Era la menor de 3 hermanos, Hugo Andrés y Mario Ramón. Creció en el típico barrio de familias ferroviarias de clase media. Sus estudios primarios y algunos del secundario los realizó en el colegio Inmaculada Concepción de Vera.
«Camucha», así la llamaba su abuela paterna con cariño, de chiquita era sociable y amorosa, por eso hacía muchas amistades que la recuerdan por ello en su pueblo natal. Siempre se preocupaba por vecinos o compañeritos de la escuela que no tenían útiles o zapatillas, ofreciendo las de ella. Desde jovencita integraba la comparsa Ferrumbá.
En 1971 trasladan al papá a Metán, Salta. Allí termina el secundario, Se emplea en un Supermercado y sigue estudiando secretariado comercial donde se recibe con las mejores notas. Por su forma de ser, siempre andaba reuniéndose con sus amigos y amigas en casas de políticos, A veces llegaba a casa con amigos que eran de otras localidades o de Tucumán. Eso la entusiasmaba mucho poniendo sobradas energías en ello,
A mediados del año 1975 más o menos, con las recomendaciones de un ex novio Policía, ingresa como agente en la Jefatura de Metán y a comienzo del mes de diciembre la trasladan a Orán. Allí ella alquila una pieza en el residencial «Salta», visitándonos cada tanto. Día por medio nos enviaba cartas o esquelas con un chofer de la empresa Atahualpa. Con el golpe de los militares, nosotros teníamos cierta preocupación porque algunos amigos o amigas de ella habían sido detenidos. Así como era extrovertida, para sus cosas era muy reservada.
La última vez que la vimos fue el 1 de julio de 1976, notamos que no estaba bien de semblante. Yo recordé que el 21 de mayo de ese año cuando fuimos a Córdoba, al cumpleaños de una sobrina, mi hermana me hizo notar la tristeza de María del Carmen.
El 12 de julio el chofer fue a buscar la carta que ella le dijo nos enviaría y no la encontró. Ese día era el cumpleaños del esposo de una amiga a quien María del Carmen ayudaba en su negocio, y al que se había comprometido en acudir. Al ver que no llegaba, llaman al hotel y no estaba, llaman al trabajo y les dicen que había salido.
Como en los días subsiguientes no tenemos ni esquelas, ni llamados telefónicos, vamos en tren a Orán, donde nadie, ni la policía ni gendarmería nos supieron explicar lo sucedido. Desde entonces, todos los intentos por conocer su destino fueron infructuosos.
/ Su mamá
Desde chiquita tenía mucha personalidad, se hacía fácilmente amiga de todo el mundo; hacía respetar sus sentimientos y pensamientos. Después que nos mudamos a Metán, a medida que terminaba la secundaria, trabajó en un Mercado, obteniendo de los dueños los medios para realizar una especie de revista muy popular. Ella ponía las ideas de la publicidad.
Regresó a Salta en diciembre, ahí le sale un traslado a Orán. Tenía asidua comunicación con nosotros. Yo la visito en abril y con la intuición de hermano mayor le suplicó que se cuide mucho. Nos visitó el 1º de julio y la notamos decaída, pero decidida a seguir.
/ Mario, su hermano
En 1973 se desarrolló mucha actividad política y se creó la . Nos reuníamos en un local que conseguimos y María participa activamente. Acudía mucha gente con distinta orientación política, y era frecuentado por , (compañero del poder judicial, quien aún permanece desaparecido), eran muy amigos; y de Marcelo, un compañero que venía de Tucumán y era coordinador de base de la CREAR. Fue una época de gran efervescencia popular. Ella se sumaba a todas las iniciativas del cambio.
A comienzos del '74 voy a Malabrigo como coordinador de base de la y en el '75 vengo a Santa Fe a trabajar. En mayo de ese año me van a visitar con mamá pero se vuelven antes de lo esperado a Metán porque le habían conseguido un vacante en la policía. Este hecho me generó mucha preocupación, porque sabía que estaba en la JP de y me parecía demasiado riesgoso.
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la
Nació el 9 de enero de 1944 en Rosario. Al tiempo su familia se mudó a Rafaela, donde cursó sus estudios primarios y los secundarios en el Colegio Nacional. Estudiante de las carreras de Letras y Filosofía en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP, con título de Licenciado en Letras. Traductor, ensayista y docente, escribió para la Revista Panorama, Diario Clarín y Diario La Opinión. Era esposo de Diana Griselda Guerrero detenida-desaparecida junto a Conrado, también periodista, ensayista y socióloga. Trabajaba para los diarios el Cronista Comercial y la Opinión y la Revista Discusión.” Era militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), fue secuestrado el 27 de julio de 1976 en Capital Federal y visto por sobrevivientes en los CCD Brigada Güemes, el “205” y el Pozo de Banfield.
Junto a su esposa escribió varios fascículos del Centro Editor de América Latina, como “Asia y África contra el colonialismo” y “La Primavera de Praga”. Conrado viajó por distintos países del mundo, cubriendo hechos de relevancia, lo que forjó en él una personalidad permanentemente consustanciada con los movimientos de liberación y lucha. También fue profesor de griego y latín, además de ser traductor de varios idiomas para la editorial Siglo XXI.
La realidad burguesa fue un escollo insuperable
El derrocamiento del socialista Salvador Allende por las Fuerzas Armadas vuelve a plantear (dejando de lado las eventuales reacciones obreras y populares a que la sublevación diere lugar) un tema caro a la izquierda mundial: el modo de cómo una propuesta de destrucción del capitalismo y simultáneamente, de construcción del socialismo, debe articularse a fin de lograr ambos objetivos.
La vía chilena que conducía a ellos fue implementada, desde el gobierno de la Unidad Popular, por una estrategia pacifista, especie de “revolución respetuosa” cuyo trazado evitó en estos tres años de gestión oficial los enfrentamientos decisivos con el enemigo de clase.
[…] De esa manera, cuidando por una legitimidad que finalmente le jugó la mala pasada, el gobierno de Allende ignoró en los hechos la capacidad de movilización de la burguesía local.
[…] Un somero balance de estos casi tres años de gestión reformista en Chile lleva a verificar que la legalidad constitucional no permite una experiencia como la programada por la Unidad Popular. Esa legalidad tiene por fin regular la producción y reproducción del sistema y pretender, dentro de esos marcos, destruir a éste equivale a una contradicción. Por eso es paradójico que los comunistas que en la II Internacional rechazaron de su seno a quienes propiciaban tal posibilidad inspirados en las teorías evolutivas de Bernstein, hayan sido ahora los principales promotores de un ensayo que todos los hechos históricos, hasta el momento, han demostrado que no es viable.
(De una nota firmada por Ceretti en el diario La Opinión el 14 de septiembre de 1973.)
“A los 32 años la dictadura burguesa terrorista hizo desaparecer a Conrado Ceretti, un 27 de marzo de 1976. Trabajamos juntos en La Opinión, él en Política Internacional bajo la conducción de Enrique Alonso, yo en Economía cuyo secretario era entonces Eduardo Crawley. Para un jovencito de veintitrés, Conrado era el súmmum de la sofisticación y el conocimiento. Hablaba, leía y escribía en 5 idiomas, traducía admirablemente y su memoria (en una profesión donde antes de google era casi imprescindible) adquirió ribetes legendarios. Para qué ir a la biblioteca a consultar si Ceretti, a cinco escritorios de distancia te lo contaba de una. Más todavía, la Enciclopedia Británica no establecía las complejas relaciones que Conrado, mientras prendía un Parisienne y cerraba los ojos, te hacía saber con la cadencia de lo obvio. Para mí cada una de sus ocurrencias era una gema.
Llegábamos a la redacción de Reconquista 585 alrededor de las 15 horas. Un mozo con guantes blancos me servía un café en mi escritorio acribillado de papeles, y como estaba ubicado de frente a la puerta batiente del primer piso, todos los que pasaban chocaban conmigo. Era el momento en que Conrado – de británica puntualidad y barba rojiza – se detenía y charlábamos sobre su última lectura. Le brillaban los ojos mientras paladeaba un fragmento que a toda velocidad traducía en mi homenaje. Amaba la poesía de Gunter Grass y a modo de divertimento me mostró una traducción hecha al galope de una noche de insomnio. Era por cierta magnífica. En su destartalado Citroen 2cv me llevaba a mi otro trabajo, cuando concluíamos la jornada en el diario, nos íbamos a comer por algún bodegón de la calle Corrientes. Escucharlo trazar una semblanza (tenía predilección por los nacionalistas cultos de los que se burlaba sangrientamente pero conocía hasta la exageración) era una fiesta adicional. Diego Luis Molinari evocado por Ceretti era para irse al piso de la risa. Apenas si sabía por ese entonces de su importancia como historiador, mientras Conrado admiraba tanto su fluida prosa como su abrumadora erudición.
Ya no nos tomaremos otra ginebra en El Pulpito, ni la sincopada música de su voz retumbará en mi living. Extraño su sarcasmo, su inteligente titeo, la modulación de sus oraciones exactas, y sobre todo esa admirable aptitud de ser tan serio sin parecer jamás un petulante.”
/Alejandro Horowitcz, marzo de 2021
Trabajadores de prensa de la corriente "La Gremial", realizaron la colocación de baldosas con los nombres de los desaparecidos o de los que sufrieron el terrorismo de Estado en la actividad en forma coordinada con "Barrios X La Memoria", organización que promovió la acción en la ciudad de Buenos Aires
SomosTelam, colectivo de trabajadorxs de la agencia desmantelada por el gobierno de Milei, lo homenajeó en 2024
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la causa Brigadas Banfield Quilmes Lanús
Nacido en Nicanor Molinas, Santa Fe, el 25 de agosto de 1949. Hijo de Evaristo Pedro Cian y Ursula Lorenzón. Será el primogénito de una familia de 10 hermanos.
Allí en esa zona rural del departamento Obligado concurrió a la entonces Escuela Nacional N° 45 (hoy cerrada) para cursar los primeros grados. Como era común en esa época en los hogares católicos del campo, culminará posteriormente la educación primaria internado en el Colegio Hogar, Inmaculada Concepción de Villa Rivera Indarte, un instituto de la congregación concepcionista, ubicado a 12 kilómetros del centro de la ciudad de Córdoba.
Hombre generoso y con un sentido de justicia muy grande, como todos los militantes de esa generación, se irá a vivir a Pergamino y de allí a la ciudad de Corrientes donde trabajará como personal no docente (ecónomo / administrativo) en la Universidad Nacional del Noreste. Por amistad con gente del Movimiento Rural en Reconquista se integra a la comunidad que estaba en el secretariado regional NEA que funcionaba en la sede correntina. Se suma como alguien no estructurado, más bien como compañero que se alojaba con todo el grupo con sus convicciones coincidentes. Acompañaba y cuando las circunstancias lo requerían, participaba.
Ya instalada la dictadura se mudan al sur santafesino. Viviendo en Rosario fue secuestrado junto a su esposa en noviembre de 1976. La policía de Reconquista será la que informará a sus padres de "que su hijo murió en un enfrentamiento" en aquella ciudad. Un sacerdote, a quien los militares entregaron en custodia su niño, sostuvo que Cian se entregó para no sacrificar a su hijo. El 10 de diciembre de 1976 la Policía Federal realizó un operativo en el domicilio de la pareja en la ciudad de Rosario. Según testimonios, la joven habría sido asesinada y Héctor llevado herido a una comisaría donde luego falleció. Isabel estaba embarazada a término. No hubo enfrentamiento. Su caso no fue denunciado en su momento ante la CoNaDep.
Elaborado con textos publicados en “Solo digo compañeros” de Raúl Borsatti, donde se puede contar con más desarrollo de información
Su memoria es recordada en placas colectivas colocadas en la Universidad Nacional del Nordeste en Corrientes
Alicia nació en El Trébol (Santa Fe) el 8 de marzo de 1952. Allí realizó sus estudios primarios y secundarios. Era hija de José Burdisso y Dora Rolotto. Su madre murió cuando ella tenía apenas cuatro años y fue criada por una tía, Cecilia Rolotto de Páez, hermana de su mamá. Desde muy chica se inclinó hacia la lectura, amaba los libros, quizás mucho más que otros chicos de su edad. “Era una chica alegre, muy simple” “Cuándo yo iba a su casa, en vez de jugar mirábamos los libros de la biblioteca de su tía. “Vení, vení; vamos a mirar que dicen los libros”, invitaba cuando surgía algún tema que pudiera consultarse en ellos.” Cuentan sus amigos de infancia y adolescencia.
En 1969, terminó el secundario y se trasladó a la ciudad de Tucumán para continuar sus estudios universitarios. Inicialmente se inscribió en las carreras de Periodismo, dónde su prima Mirta Páez era docente y en Bioquímica, pero luego decidió concentrarse en la carrera de Letras; ya que no tenía tiempo para estudiar dos carreras, la militancia y el trabajo. Cursaba el 2do año de Letras y era empleada pública cuando a los 25 años fue secuestrada el 21 de junio de 1977 en el camino entre el trabajo y su casa.
Sus compañeros de estudios recuerdan: “Era una chica absolutamente dulce, tranquila, tolerante, solidaria, muy interesada por el otro. Sabía ponerse en el lugar del otro…No se la creía. Nunca mostró interés por resaltar sobre los demás. Atraía principalmente por su personalidad, aunque físicamente era muy bella, alta y erguida, de pelo lacio y largo y ojos marrones claros. Exhibía una elegancia natural. Era bella por dentro y por fuera.”
Los años siguientes “ fueron para Alicia de intenso trajín, repartido entre el estudio, el trabajo y la actividad política, que ejercía sobre todo en el campo social y lateralmente, en una agrupación gremial de afiliados a la Asociación de Trabajadores del Estado…” Junto a Coca Cosentino, “intervenía en encuentros barriales…. gestando actividades que fueron especialmente relevantes en 1975, en el marco del Año Internacional de la Mujer.”
Como empleada del Servicio Provincial de Agua Potable, trabajaba en el Programa de Evaluación y Manejo del Agua Subterránea, un compañero la recuerda como “Muy trabajadora y sobre todo muy dispuesta e inteligente” y otro afirma “ Era una chica encantadora. Le gustaba bailar. Le gustaba la vida y contagiaba ese entusiasmo.”
No hay testigos de su secuestro, pero sí hay testigos de su cautiverio en el Servicio de Informaciones Confidenciales (SIC) un organismo paralelo al Departamento de Inteligencia de la Policía de Tucumán, a través del cual se realizaban las detenciones clandestinas.
Fue vista en el Centro Clandestino de Detención (CCD) que funcionaba en el SIC, por los sobrevivientes Juan Martín y René Núñez, este último relata que la vio y habló con ella, que al verla pensó que era una nena de 12 años. A poco más de un mes de su secuestro, esa chica hermosa, alta, esbelta, parecía una niña pequeña. Su familia la buscó, presentó habeas corpus, imploró a las autoridades, pero Alicia nunca apareció. En el Juicio celebrado en Tucumán, el ex policía Juan Carlos Clemente, aportó documentación que había sustraído del SIC, y resguardado en su domicilio, donde aparece el nombre de Alicia entre el de las víctimas asesinadas en ese centro.
Acallaron su voz pero quedaron sus poemas:
Poema
Ven, abandona esta madrugada
tus huecos y la soledad
donde encalló el egoísmo
y te fue devorando imperdonable.
Verás entonces que era solo mística
tu ceguera
que eran sombras en el alma
y que es posible alcanzar juntos el alba
para hacernos día.
Despedida
Me despido de este país. Me despido de mis amigos, de mis enemigos. Amigos. Sólo quiero recordarles que no dejen de ser mis amigos. Sólo quiero recordarles que no me olviden a la marcha del tiempo, a la marcha del tren en que me vaya que borran las huellas de la amistad lejana.
Su memoria está presente en Placas colectivas colocadas en el lugar donde funcionó el SIC, en la Universidad Nacional de Tucumán, en el Colegio de Psicólogos de Tucumán, en el Paseo junto a la Histórica Casa de Tucumán y en la sede de UMA en Buenos Aires.
En el cementerio de El Trébol se recuerda su nombre junto al de otros jóvenes de la localidad víctimas de la dictadura y desde 2012 su nombre y su trayectoria están presentes en el Lugar por Memoria y Justicia, inaugurado por el Consejo Municipal.
Sus poesías fueron publicadas en Documentos de Página 12: “Desde el Silencio. Escritos de jóvenes secuestrados durante la Dictadura
y el libro “Alicia” de Rubén Pron recupera su historia de vida.
Orlando había nacido en un pequeño pueblo, Naré, en departamento San Justo, Santa Fe, el 28 de junio de 1945. Vivía en Buenos Aires en la zona de Burzaco.
A la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes de Burzaco había llegado desde Italia a fines de los ’60, el padre Rafael Boi, quien dió a la parroquia una orientación abierta hacia los vecinos con gran protagonismo de la juventud que en los ’70 desplegaba actividades tan variadas como la enseñanza del catecismo y la alfabetización, siguiendo las ideas de Paulo Freire. Chicas y muchachos de una barriada humilde, cuyo compromiso pastoral fue creciendo hacia lo social y luego lo político. Para algunos, el peronismo era un descubrimiento que los enamoró, para otros muchos algo aprendido o mamado desde la cuna. Entre ellos destacaba Bastarrica, “El Loco” o para otros “Alejandro”, peronista del barrio El Trébol, de amplia experiencia política y muchos años de militancia en la Iglesia y colaborador del Cotolengo donde trabajaba su mujer, Graciela. Diácono y gran amigo del cura Boi, era un cuadro referencial para los jóvenes.
A mediados de 1972, con la apertura política por las elecciones, la parroquia inició estrecha relación con la Unidad Básica “22 de agosto”. Los encuentros y discusiones políticas de “la 22” muchas veces tenían continuidad en un viejo vagón de tranvía que en los jardines del templo oficiaba de sala de reuniones. La actividad política se extendía por toda la zona, en conjunto en el espacio de unas 15 manzanas se contaban seis centros de acción política. Entre otras actividades organizadas para mejorar las condiciones de vida se señala la planificación y ejecución de obras para obtener agua potable. Mientras gestionaban la obtención de tubos en la Municipalidad, también se encargaban de cavar las zanjas dónde colocarlos.
Orlando Bastarrica logra sobrevivir hasta el 2 de marzo de 1977, cuando es fusilado al intentar escapar de la patota que invadió su casa. Fue sepultado en Rafael Calzada como NN. La familia fue informada, en secreto, por un empleado de la funeraria que retiró su cuerpo de la comisaría de Claypole, del lugar exacto de la inhumación lo que les permitió recuperar sus restos después de la llegada de la democracia.
/Extractado de: Juan Ranieri, “Aquella roja raíz”
Sus restos fueron identificados en el cementerio de Rafael Calzada, dónde habían sido inhumados como NN.
Héctor nació el 27 de septiembre de 1937 en Piamonte, provincia de Santa Fe. Fue asesinado la tarde del 23 de enero de 1974 en la Ruta Nacional Nº 9 Km 674 a la altura de la localidad de Laguna Larga, provincia de Córdoba junto a Víctor Cantoia, Aldo Alberto Viotto, Odorico Humberto Montorfano y Ernesto Pascucci.
Los cinco eran cooperativistas santafesinos que partieron de la sede de la Cooperativa Agrícola Ganadera de Armstrong Limitada rumbo a Colonia Caroya y fueron asesinados por la Policía de Córdoba que les plantó armas en el auto intentando demostrar que los cinco muertos eran subversivos que, en vez de identificarse, dispararon contra el personal policial. Tenía 39 años.
El asesinato de los cooperativistas
El Juez federal de Córdoba había comisionado a un grupo de policías federales, que se movilizaban en un auto rojo, para realizar una serie de allanamientos. La policía cordobesa planea una emboscada contra los mismos, como parte del proyecto para desestabilizar al gobernador. En el km 674 de la ruta 9, se esconden a los dos lados del camino y ametrallan a un auto rojo con cinco ocupantes a los que rematan con sendos tiros de gracia.
Estos no eran los federales, quienes se habían detenido a comer en una parrilla, sino cinco cooperativistas que se movilizaban en un Falcon rojo, similar al de los policías y se dirigían hacia Colonia Caroya, para visitar un supermercado de la cooperativa cordobesa a fin de estudiar la posibilidad de hacer lo propio en Armstrong (Santa Fe). Ellos eran Víctor Cantoia, Gerente de la Cooperativa Agrícola Ganadera de Armstrong; Aldo Viotto, Jefe de Contaduría; Ernesto Pascucci, Jefe de la Sección Almacén; Héctor Roberto Blanch, Jefe de la Sección Tienda. Todos de Armstrong y Odorico Humberto Montórfano, rosarino, directivo de la Federación de Cooperativas Argentinas (FACA). Este hecho pretendió ser presentado, como tantos otros, fraguando un falso enfrentamiento con guerrilleros.
Más allá de las particulares circunstancias políticas de este hecho lo importante es destacar lo valioso de esas vidas, valiosas personas que se preocupaban por su comunidad y trabajaban por mejorarla. Al respecto, en declaraciones a la prensa en ocasión del 45 aniversario de la matanza el nieto de Montórfano decía que aunque su abuelo y sus compañeros no tenían actividad política “El movimiento cooperativo, tiene que ver con un modo diferente al que se impuso, a través de la sangre y el horror, porque el modelo dictatorial implica que las relaciones sean jerárquicas y violentas. Se contrapone con fuerza a lo que implica el orden hegemónico.”
/ Malcon Perucca Montórfano
El sábado 6 de agosto de 2016 en Armstrong se proyectó el documental "Km 674: voltear a Obregón", realizado por cordobeses, que aborda el asesinato de los cooperativistas armstronenses.
Los policías participantes fueron condenados a 1 año de prisión por “exceso policial en cumplimiento del deber” en un juicio ordinario de 1975.
Su memoria es recordada en una placa recordatoria colectivas colocada en la Plaza de Armstrong
Nació en Laguna Paiva el 13 de noviembre de 1946. Integrante de una familia reconocida de la ciudad que estaba dedicada a la actividad comercial. Cursó los estudios primarios en la escuela del barrio, la escuela N° 31 y los secundarios en el Colegio Nacional.
Compartía las costumbres de los jóvenes del pueblo, le gustaba el fútbol y era jugador de bochas como muchos paivenses. Estas eran actividades que disfrutaba junto a sus amigos que lo llamaban “el Nene”, luego en la militancia será “Mario” o “Pepe”.
Un rasgo destacado de su personalidad fue una gran solidaridad que ponía en práctica en todo momento. Esto lo impulsó a estudiar medicina, por lo que se trasladó a Córdoba. Allí conoció a Juana María del Valle Arziani, con quien se casó. El compromiso militante de la pareja se potenció con las luchas populares y obreras de Córdoba que culminan con su expresión más combativa en el “Cordobazo”.
En 2010 quedó inaugurado en un sector del acceso sur a Laguna Paiva , un monumento que recuerda a los cinco militantes paivenses perseguidos y desaparecidos por la dictadura militar de 1976.
Nació en Reconquista el 27 de noviembre de 1951. Carlitos era hijo de don Carlos y de Carmen Benítez. Cursó los primeros aprendizajes en la Escuela Normal Nº 3. Los estudios secundarios fueron en la Escuela Nacional de Comercio de su ciudad donde se recibió de perito mercantil en 1969. Al año siguiente partió a Rosario donde comenzó la carrera de Medicina aprobando el ingreso, peleando con dos materias filtro: Anatomía e Histología. Vivirá en la ciudad del sur compartiendo la vivienda que alquiló con Edgardo Alonso, Tito Azulay, Alberto Wilhelem, Mario Salami, el Pelado Maldansky, en estadías irregulares. Su mama apoyándolo consiguió las respectivas garantías.
Esta convivencia, en la que no faltaron incontables guitarreadas ya que músicos sobraban, en determinado momento se disolverá y Carlitos se irá a vivir a una pensión. Allí conocerá a una estudiante de Enfermería universitaria que había venido desde Rafael Obligado (Buenos Aires) con la que se unirá en amores: Amalia Antonini. Luego Amalia se va a otra pensión y él a la Casa del Estudiante, lugar regenteado por la Facultad y el Centro de Estudiantes Se casarán allí en Rosario el 18 de septiembre de 1972 y de ese vínculo nacerá su hijo Aníbal en el año 1975
En 1972 el servicio militar obligatorio en la Marina lo obliga interrumpir su carrera universitaria. Por estar casado estará sólo algunos meses bajo bandera, no retomando el estudio y volviendo al norte.
Desde 1973 hasta fines del 75 su derrotero lo llevó hacia varias labore estuvo en el Chaco por meses, volvió como empleado bancario en el Hipotecario sucursal Reconquista, aprendió teatro, fue caricaturista, tocaba la guitarra y además trabajó escaso tiempo como albañil. Después en afanosa militancia se marchó a Santa Fe.
Carlitos era alegre con una personalidad fogosa, impulsiva y muchas veces contradictoria en esos años vertiginosos de los 70.
"Era un tipo muy vital, dinámico, con una alegría de vivir, contando chistes de todo tipo, vivia acelerado, estudiando, trabajando, todos vivíamos así, con una actividad politica que la hacíamos de manera no profesional ni full time, si bien estábamos mentalizados". (Alberto Wilhelem).
El 27 de febrero de 1976 fue muerto en Santa Fe, en una persecución de efectivos de la Policía y el Ejército. El golpe militar estaba en marcha, los militares controlaban ya en gran parte la calle.
El ya desaparecido matutino "Nuevo Diario" en su edición del sábado 28 de febrero de 1976 informaba que las "fuerzas de seguridad locales desplegaron en el día de ayer, una actividad pocas veces vistas en distintas zonas de la ciudad, lo que, por supuesto provocó la lógica curiosidad de los vecinos y conmocionó las barriadas donde ese accionar culminó con intensos tiroteos y tuvo como epilogo la muerte de dos personas, varios heridos y detenidos”. "Los vecinos que viven en las manzanas comprendidas entre avenida Freyre, San Lorenzo, Primera Junta, Tucumán y Rioja, tuvieron oportunidad de vivir momentos similares a los ocurridos en cualquier guerra. Tal fue el despliegue de fuerzas policiales, del ejército, corridas, explosión de granadas el tartamudeante lenguaje de las ametralladoras".
Texto extractado de “Solo digo compañeros” de Raúl Borsatti>
Aníbal Cattáneo: "TENGO DERECHO A SABER QUÉ PASÓ"
Aníbal, hijo de Carlos, fue testigo en el juicio por su asesinato.
“Me encantaría completar la información de quién era mi papá, pero lamentablemente no lo conocí”, respondió Aníbal. “Para mí significó justamente esa falta. Una falta enorme, cualquiera que no haya tenido padre lo entiende. Así que en lo afectivo fue un golpazo. Hoy como padre de una nena y un nene me doy cuenta. Realmente me hizo falta toda la vida. Me doy cuenta de eso ahora, 47 años después. En lo emocional, un golpe durísimo”.
“No tener un guía, un padre, es muy difícil”, dijo Aníbal. “Las cosas no son sencillas. Las dificultades económicas, como cualquiera que pierde uno de los soportes de la familia. Convivir con personas que habían sido afectadas en forma directa como mi madre. Muchos problemas, pero sobre todo el vacío”.
En la infancia y en la adolescencia, la falta del padre significó también “la falta de respuestas”. “De no estar seguro en qué circunstancias” lo mataron. “Muchos años, mucha bronca” por la pérdida. “Por no poder ni siquiera poner una cara a esas personas. Me refiero a los matadores”, expresó Aníbal. “No vengo acá con ánimo de revancha. No es lo que quiero. Vengo por mis hijos. Con ganas de que se haga justicia, lenta, pero justicia”.
“Durante muchos años escuché que mi padre era un terrorista y con eso no se vive fácil”. En el trato con sus compañeros, algunos comentan lo que escuchaban en sus casas acerca del hijo de… “La verdad es que había un prejuicio muy grande. Y eso fue un choque muy grande” con otros pibes, en una ciudad chica como Reconquista, atravesada por la dictadura.
–¿Qué recuerda de su padre? –le preguntó el fiscal Martín Suárez Faisal.
–Tengo entendido que me vio un día antes de su fallecimiento (en un encuentro en Paraná). Lo único que me queda de él no es una imagen. Es la sensación de un abrazo. Para mí, era un tipo amoroso, que quería al hijo que trajo al mundo.
Textos: JUAN CARLOS TIZZIANI – Rosario 12
Rubén nació en Rafaela el 29 de marzo de 1955, cursó la escolaridad primaria en la Escuela Rivadavia y el secundario en el Colegio Nacional de Rafaela. Luego ingresó a la FAVE, donde fue consejero estudiantil y ocupó una secretaría en el Centro de Estudiantes por la Juventud Universitaria Peronista.
Con Rubén conversábamos muy poco, pertenecíamos a distintos grupos de amigos. Además, por la cercanía de Esperanza y Rafaela, de dónde él provenía viajaba todos los fines de semana y yo me quedaba en Esperanza.
Estando ya en la unidad penitenciaria de La Plata compartí pabellón con “Corcho” Destéfani que venía trasladado de Coronda. Allí me entero que Rubén había terminado ahorcado en una celda de la comisaría, que sus padres de edad avanzada, habían quedado muy afectados por esa pérdida irrecuperable, era su único hijo.
Conociéndolo a Rubén, como lo conocimos “Corcho” y yo, con esas ganas de vivir…con esa predisposición a la militancia…con esa jovialidad, jamás creímos que él pudiera haberse quitado la vida. Con el tiempo, trascendió que Rubén había muerto en la tortura y que la escena del ahorcamiento había sido montada. “
/ Realdo
En tanto su amigo Carlitos, dice:
Como lo declaró “Corcho” Destéfani en juicio: ”momentos después escuché que Carignano fue sacado de su calabozo y en un par de horas lo regresaron; no hablamos más por temor a ser escuchados y al rato abrieron el calabozo y empezaron a gritar que Carignano se había ahorcado con el pullover.”
Y como se dijo en la sentencia “ Tales circunstancias pudieron ser corroboradas en la inspección judicial realizada en esas dependencias; del piso al ventiluz donde apareció atado el trapo con el que se sostuvo el cuerpo de Carignano desde su cuello, no existe de manera alguna distancia que permita que una persona quede –sujetada como estaba- suspendida en el aire sin poder hacer pie.”
Suicidio, intento de fuga, enfrentamiento, eran las formas en que los represores pretendieron disimular los fusilamientos de prisioneros o las muertes por torturas y así eran informados por la prensa, tal como se va probando en los juicios celebrados hasta ahora.
Nacida en Reconquista el 16 de junio de 1948. Hija del enfermero universitario Enrique Carlos Cabral y la docente Delfina Pividori. En el Colegio San José y luego en la Escuela Normal No 3 "Juan B. Alberdi" se instruirá con el ciclo primario educativo. La fase secundaria será continuada en esta última escuela, de donde egresará como maestra normal en 1966.
En su etapa adolescente Pelusa, bella mujer, participa como princesa en octubre de 1963 en la fiesta de la colectividad española de Reconquista. Su primera mirada y gestos juveniles en política fueron para adherir afectivamente a la Unión Cívica Radical, partido en etapa de apabullamiento tras la caída del presidente Illía y frente a una creciente movilización social.
Terminados los estudios medios se marchó a formarse al Centro de Rehabilitación del Lisiado, en Buenos Aires, que dependía del Ministerio de Salud. Allí durante tres años (1967,68,69) se capacita para obtener una profesión: terapista ocupacional. Será también un espacio para el diálogo y la discusión política con sus compañeros de curso. Allí no sólo con estudiantes argentinos sino también de otros países latinoamericanos: Colombia, Panamá, etc. En ese lugar absorberá la pasión política de los nutriéndose de las ideas que irán desembocando en el peronismo revolucionario.
Luego de recibirse se viene a su ciudad natal para trabajar, con su profesión, en el Hospital Central. Será en ese mismo lugar de trabajo donde en un gran gesto adopta una niña. También cumplirá labores en la entonces reciente Escuela Diferencial.
En el Chaco le es asignada la responsabilidad de trabajar sobre los profesionales, para acercar a los posibles simpatizantes o colaboradores. Según cuentan sus compañeros, Cabral era respetada y tenía buena percepción de la dura realidad del 76, previendo que, caídas tras caídas de compañeros, la debacle llegaba más temprano que tarde. Objetando el exitismo de otros. Quienes conocieron a la pareja recuerdan a Emma como “una tipaza”, con una gran capacidad y claridad en sus análisis políticos. “Era muy reflexiva, tenía una visión muy crítica del despliegue que estaban haciendo las Fuerzas Armadas, al estilo de lo que después va a decir la carta de Rodolfo Walsh”.
Esos mismos compañeros de militancia sostienen que fue secuestrada en Corrientes en la primera quincena de noviembre de 1976. Su hija le fue confiada a su hermana Edelmira. Días antes le había regalado a una de sus compañeras una estampita de Santa Catalina “... para que te proteja de la muerte...”, le había dicho.
Mientras tanto, su mamá Delfina, durante muchos días mirará si por debajo de la puerta de calle no deslizaban alguna carta o esquela de su hija para explicarse cómo estaba. Recién siete años después un ex detenido político, al venir contó que a fines del 76, en algún momento vio a Pelusa detenida en la Investigaciones de Resistencia. Fue como un balde de agua fría: ella creía que su hija había huido y nadie en este largo tiempo le dio algún indicio de la penosa verdad. Su enojo con el entorno familiar fue muy fuerte.
Elaborado con textos publicados en “Solo digo compañeros” de Raúl Borsatti, donde se puede contar con más desarrollo de información
Su memoria es recordada en placas colectivas colocadas en el Hospital central de Reconquista y en la FBCB-UNL (Carrera de Terapia Ocupacional)
En aquella institución religiosa compartió horas con , Abel Gómez y otros alumnos del norte santafesino. Terminada la primaria “Tuti” comenzó también en ese Colegio Hogar el período secundario, ciclo que terminará en el horario nocturno de la Escuela Nacional de Comercio, ya regresado a Reconquista.
A principios de los años 70 fue un adherente al Movimiento Rural Católico y a las actividades de las . No se puede decir que estaba en el núcleo del liderazgo de esa organización. En el periódico "Siguiendo la huella" del Movimiento alguna vez escribió una carta expresando su búsqueda de una sociedad de hermanos.
En Corrientes conocerá a , docente, con quien formará pareja y tendrán un hijo: Daniel Ernesto. También en esa capital de costanera y árboles chivatos la pareja se estructurará en el peronismo revolucionario, intensificando la militancia. En algún momento de su biografía, en esa instancia histórica, perderá una mano en la acción, por lo que tendrá que usar prótesis ortopédica. Sus compañeros lo apodaban cariñosamente "el manco".
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la
Era una chica inteligente e inquieta y colaboraba en el periódico “Semana Gráfica”, en el que también colaboraba , y donde los jóvenes del pueblo expresaban sus opiniones políticas.
El clima social tucumano había ido agravándose día a día. Al cierre de numerosos Ingenios y al desempleo consecuente le sucedieron los estallidos o “tucumanazos” 1969 y 1970. En 1972 la extraordinaria suba del combustible y los servicios públicos repercutió en el empobrecido pueblo tucumano. En distintos sitios de la capital de la provincia se produjeron protestas que convergieron en una movilización general. Alicia quedó al frente de la comisión de su barrio y así comenzó una militancia que la acercó al . “EL reconocimiento logrado la llevó a integrarse a la Comisión Permanente de Defensa de la Economía Popular, un organismo donde inició su militancia social y trabó relación con Alba Cosentino, “Coca”, presidenta de la filial tucumana de la Unión de Mujeres Argentinas (UMA) e integrante de la mesa del comité provincial del Partido Comunista”,
“Simultáneamente entró a formar parte del equipo de prensa y difusión del partido, ocupándose de la distribución de el periódico oficial del PC (….) colaborando ocasionalmente con artículos en esa publicación y en Aquí Nosotras, el vocero de la UMA.” Alicia con sólo 25 años, llegará a ser la presidenta de UMA.
Al momento de su secuestro, la escalada de violencia iniciada en los ´60 con la crisis de la industria azucarera, se había incrementado exponencialmente. A partir del decreto de febrero de 1975, que con la excusa de “exterminar a la subversión”, encarnada en la presencia de la guerrilla del ERP en zonas rurales de la provincia, se inicia el . Se trató de una operación militar que bajo el mando del General Acdel Vilas primero, y luego de Antonio Bussi instaló el terror, derrotada la guerrilla persiguieron, secuestraron, torturaron y asesinaron a simpatizantes de la guerrilla y sus familias, a obreros, estudiantes, profesionales, religiosos, docentes. Por su intensidad y metodología, el Operativo Independencia, puede considerarse el prólogo de la represión que se perfecciona e intensifica a partir del golpe de estado de 1976.
> Los textos entre comillas pertenecen al libro “Alicia” que integra la trilogía , de la que también forman parte y (Carlos Bosso y Mari Salinas)
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la
Ya para 1953, la mayoría de ellos estaban encuadrados en . Cuando se produce el regreso de Perón, desde la Parroquia partieron varios colectivos hacia Ezeiza, uno de ellos conducido por el cura. Pero a partir de ese momento en la Iglesia empezaron a verse personas ajenas al barrio que observaban o hacían preguntas. En una ocasión, a comienzos del ’74, un grupo detuvo al cura que salía en bicicleta del Cotolengo, después de preguntar si conocía al cura Boi, cosa que negó le mostraron una lista de muchachos del barrio, entre ellos Bastarrica, de los que afirmaban debían cuidarse “porque eran Tupamaros.” Poco tiempo después se produjo el secuestro y asesinato de 7 compañeros.
El terror que implementó la dictadura de 1976, se fue gestando paulatinamente desde muchos años antes. El huevo de la serpiente anida en la historia argentina, la derecha siempre fue violenta contra quienes cuestionaran sus privilegios. Después de la breve “primavera camporista” los sectores reaccionarios, desde la sombra, inician una escalada de violencia que conduce al terrorismo de Estado, mediante el accionar de las y otros grupos parapoliciales, que amenazaban y asesinaban a opositores políticos, tanto de la izquierda peronista como de otros partidos. En este caso se trató de una acción contra el gobernador cordobés Obregón Cano.
El 23 de enero de 1974, Perón era el Presidente de la Nación y Córdoba era gobernada por Obregón Cano y su vice el sindicalista Atilio López pertenecientes a la tendencia revolucionaria del peronismo. Se vivía la antesala de lo que sería, el levantamiento de la policía cordobesa y la destitución de sus autoridades políticas.
Ambos pertenecían a la(OCPO), esta era una organización que se había formado en diferentes etapas por la confluencia de varias agrupaciones de izquierda a partir de los años 1974-75.
El 2 de noviembre de 1976, fue secuestrado junto a su esposa, Juanita, en Ramos Mejía (BsAs). Ella estaba embarazada, se cree que estuvieron detenidos en Proto Banco y que su hijo pudo haber llegado a nacer. En 2014, los restos de Juanita fueron encontrados en el cementerio de Isidro Casanova e identificado por el EAAF
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la
Precisamente en 1973 donde la apertura democrática abrió posibilidades para el cine social y político, participó junto a un grupo de actores de Reconquista en la filmación de la película "Quebracho" dirigida por Ricardo Wulicher, rodada en parte en Villa Guillermina. Una escena del film, una asamblea obrera, mantiene hoy la figura viva del Cabezón. Fue estrenada en Buenos Aires el 16 de mayo de 1974.
Pero una de sus habilidades más elocuentes fue la de ser dibujante, trabajando en el y en el periódico “Edición 4” editado en Reconquista. "El Cabezón era dibujante del periódico "Inquietudes Estudiantiles" que teníamos en la Escuela de Comercio, lo hacíamos entre muchos compañeros. Una vez nos censuraron y nos quitaron todos los números. Él tenía la página cómica" retrocede en el tiempo su amigo Alberto Wilhelem.
En esa tempestad, quien hasta meses antes del infortunio vivía en su ciudad, decidió tomar como opción de vida la militancia política tras el anhelo de la revolución. Cambiar el mundo, buscar una sociedad más justa. A cualquier precio. Aún al que se llevó su vida. Militaba en el , el brazo político del
En esta cacería represiva fueron asesinados Cattáneo y y resultaron heridos María Inés Gutiérrez, de Reconquista, Eusebio Cabral y Carlos Courault, los dos de Santa Fe.
Los responsables de su asesinato fueron juzgados y condenados en la
“Ingresamos en el mismo año a la carrera de Medicina Veterinaria, en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de Esperanza. Esta Facultad se había iniciado en el ámbito de un colegio religioso católico, luego pasó a formar parte de la y luego, gracias a la lucha de los compañeros se logró que pasara a la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
Creo que fue la lucha por la estatización de la FAVE (Facultad de Agronomía y Veterinaria de Esperanza) la que nos llevó a la militancia política. Me parece que él empezó a militar cuando ya había dejado de estudiar. Me sorprendí enormemente cuando apareció como militante de la Agrupación Evita de Rafaela , acompañado de otro rafaelino, que también comenzó a estudiar en Esperanza, “Corcho” Destéfanis, hoy fallecido. Pienso que éste debe haber sido uno de los compañeros que más influyó en la toma de conciencia y en su formación política, puesto que ya contaba con las características naturales de todo militante. Asumió plenamente el compromiso con el peronismo revolucionario y la preocupación por los demás, sobre todo, los más necesitados.
“Estuve dos o tres meses viviendo en el internado del Colegio San José, allí conocí a Rubén, era un compañero de la , muy enjundioso y muy testarudo. El 23 de mayo de 1977, fue detenido y alojado en la Jefatura de Policía de Rafaela, lo trasladaron a la comisaría 4ta, de Santa Fe y cinco días más tarde apareció ahorcado, argumentando la policía que se había “suicidado”.
Su memoria es recordada en en colocada en la y en en la Plaza de la Memoria de Rafaela
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la
Pelusa visitará asiduamente el Barrio La Cortada, lugar emblemático en esos años si alguien quería caminar con la pobreza. En 1971 participa de un , que se realiza en Salta. Se casa con, en cuya unión nacerá en 1976 su hija Amalia Susana.
Su nombre se agregó a la lista de la , porque estuvo detenida de manera ilegal en la Brigada de Investigaciones de Resistencia y allí fue vista hasta esa fecha. Los registros “oficiales” confirman que un cuerpo de mujer fue reconocido como NN por el médico que firmó las actas de defunción.
En el año 2007 el corrobora la identidad de Emma por medio de las huellas dactilares que habían sido registradas en dicha documentación. Su cuerpo fue exhumado e identificado en 2009 por resolución del Juzgado Federal de Resistencia
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la
Nacido en Reconquista el 15 de agosto de 1948. Hijo del plomero - cloaquista Tomás Cuevas y de Jovita Gamarra. Militante revolucionario peronista, desde muy joven asumió el compromiso de caminar junto a los desposeídos. Compartió muchas horas de militancia en el entonces marginal Barrio La Cortada de Reconquista junto a Juan "Taca" Alderete y otros jóvenes. Allí vivirá por un tiempo.
"Era un muchacho distinto a todos los que conocí. Recuerdo cuando se hablaba de los primeros enamoramientos, él era fiel a sus principios. Trabajábamos en el barrio La Cortada en aquella época y Mario profundizaba su compromiso; vivió en un rancho que construimos todos, trabajaba, se enamoró y llevó sus días por mucho tiempo con la compañía de una muchacha, un amor auténtico. Sara se llamaba. Después se terminó, por una cuestión común cuando ya no coinciden los amantes. Tras esto tuvo un hijo con otra muchacha", comienza a recordar mientras se le enrojece los ojos a Juan Carlos Domínguez, responsable del espacio cultural Tatakua de Reconquista.
"Mejorar las comunicaciones entre los estudiantes"
La educación primaria la recibió en la Escuela Normal N° 3, cursando secundaria en la entonces Escuela Industrial (ENET N° 1) de calle Roca y Mitre, de donde egresó en 1968 como tornero mecánico. Siendo alumno en abril de 1967 fue elegido presidente de lo que entonces se denominaba Club Colegial, nombre reemplazante que la política educativa de los años posteriores al 55 impuso a los centros de estudiantes de las escuelas secundarias. Fue director del periódico escolar "Nosotros", sucesor de otro homónimo publicado en años anteriores. En ese ámbito institucional, ya como ex alumno, hará algunos reemplazos como docente de taller.
Para ilustrar el pensamiento que tenían muchos jóvenes y sus ganas de expresarse y participar, rescato parte de un acta del centro estudiantil donde Mario fue presidente: "En la misma los integrantes de la comisión tratamos como primer punto las actividades próximas a desarrollar. Entre las que se destacaba la publicación de un periódico en la que estuviera representada la juventud estudiosa de Reconquista. El mismo tiene por objetivo mejorar las comunicaciones entre los jóvenes estudiantes de nuestro medio fomentando a la vez las actividades culturales, deportivas y de ofrecer una oportunidad de expresar sus inquietudes a aquellos que lo deseen en lo técnico y lo humanístico..." (Acta Club Colegial N° 14. 27/6/1967)
Domínguez ha sido uno de los compañeros que más conoció la vida de este reconquisteño: “Con Mario Cuevas nos conocimos en la más tierna adolescencia, cuando los dos ensayamos nuestras primeras armas con la regia T y los cálculos matemáticos en la vieja Escuela Industrial. Y desde aquella época ya empezábamos, como todos los jóvenes, a ensayar, a salir, un poco extasiados (éxtasis quiere decir "salirse, largar el alma afuera") y coincidimos con todas esas ideas que tienen todos los jóvenes a través de toda la historia: esa amistad por todo lo solidario, por la humanidad... es decir, una vida cargada de sueños, donde era imposible caminar, ya que no caminábamos, ¡estábamos a 30 cms del suelo como levitando!. Como compañero de escuela siempre fue íntegro, destacado, aplicado, estudiaba con libros prestados hasta que los padres pudieron comprarles para la carrera de técnico mecánico. Era de esos compañeros que era capaz de cortar un lápiz por la mitad o el borrador con una Gillete para compartir con el que no tenía. Teníamos el mismo origen, éramos muchachos de barrio, pobres, y lo digo con mucho orgullo, con hidalguía. Compartimos aventuras, soñábamos con libros, con los grandes de la época. Mario era el prototipo del amigo, la sinceridad llevada al fondo, hasta las últimas consecuencias. Era sencillo, de alpargatas y ropa simple, o cuándo no, la ropa regalada. La camisa planchada con una puntillosidad que solamente una mamá, doña Jovita, podía hacerlo".
El militante
En la mañana y el mediodía del 17 de octubre de 1971 la historia de Mario lo vio participando de una pequeña caravana y actos relámpagos en las esquinas de la ciudad, junto a históricos del peronismo como Miguel Castillo y Manuel Roselli, reivindicando el "Día de la Lealtad". Con otro joven participaba en ese puñado, Jorge "Puchero" Gutiérrez, apretaron el micrófono desafiándose a estrenar discurso político en tiempos prohibidos.
“Tenía unos años menos que yo, pero me asombraba su convicción de ir hasta el final. Fue un muchacho de lo más cabal, íntegro, no desteñía ni destiñó hasta lo último. Entramos a militar, ¿y en qué podíamos militar los muchachos en esa época?: éramos ciudadanos, revolucionarios del mundo pero estábamos en la Argentina. Creíamos que algunas bases de la doctrina justicialista era nuestro camino, y nos metimos en eso. Con todo ese hermoso error que ello significaba. A algunos les tocó ganar, a otros les tocó perder y a otros les tocó sobrevivir, que pienso que es peor. Vivir y durar como el almanaque sin dar testimonio de un compromiso, o de un antiguo compromiso sin dar muestras de que alguna vez, aunque sea en la lejana adolescencia abrazaron una causa por la libertad, la causa popular de la que tanto se habla y que se han olvidado: yo pienso que esos sobreviven.", rememora el paraguayo Domínguez.
En abril de 1972 su nombre aparece como director responsable del periódico “Sapucay”, reemplazando a Carlos Echegoy. Esta responsabilidad se prolongará hasta el ocaso de la publicación, en agosto de 1973. Si bien no era su fuerte la pluma, Cuevas le puso el cuerpo con su nombre a esta herramienta de difusión, en momentos en que la policía y los militares anotaban y la mediocridad de Reconquista señalaba buscando el aislamiento y la soledad de cualquier militancia transgresora.
"Y como para todos los integrantes del Movimiento Peronista en este país lo mejor que tenemos es el pueblo, desde esta trinchera puesta a su servicio denunciamos la explotación a que la someten, en nuestro norte santafesino, los grupos económicos de la zona y los de afuera. Así lo venimos haciendo desde que nació en nosotros este SAPUCAY" afirmó la publicación en su editorial de febrero de 1973.
Trabajó, entre otros oficios, en una pollería propiedad del médico y político desarrollista Guillermo Pietropaolo, ubicada al sur de la ciudad. Después será obrero del frigorífico Friar.
"Con él, cuando yo ejercía como abogado en Reconquista, muchas noches dibujamos con palabras, entre vinos y salames, el perfil exacto de la justicia que anhelábamos construir" certificará en relación al Indio, Roberto Cirilo Perdía en su libro "La otra historia".
El 10 de noviembre de 1972 formará pareja con María del Carmen Cattaneo, siendo testigos del casamiento el poeta Domínguez y una doña del barrio Jacinta Espíndola. De esa unión nacerá en junio de 1974 su hijo Mario Andrés. Laboralmente, al poco tiempo Mario había ingresado como empleado municipal, ocupando la tarea de inspector de calle.
En abril de 1974, en el marco de diferencias internas de la Juventud Peronista - Regional II, es designado para reemplazar el cargo que ocupaba Juan Cancio Alderete en la Comisión Municipal Autárquica de la Vivienda.
El cargo de inspector le durará hasta la primera gran razzia represiva de 1976. llevada a cabo en toda la zona que comprende Reconquista y Avellaneda, el 30 de enero, en la que se escapó por los techos cuando lo fueron a detener. Alli apresarán a su compañera. Clandestinamente irá al Chaco y el interventor municipal de Reconquista, capitán aeronáutico Danilo Sambuelli decreta su cesantía.
En Resistencia vivirá en Villa Prosperidad, en Villa Marín y frente a la cancha de Central Chaco. Con su bajo perfil y muy callado buscaba el camino para insertarse y trabajar políticamente con sectores populares, que era lo que más sabía forjar. Algo que la represión y las constantes caídas de paraderos le impedían. Le pisaban los talones. Era escaso el tiempo desde su venida del norte santafesino.
Comienzo del fin
Será en los campos de La Rubita, lugar en el que existían innumerables ladrillerías, en la periferia de Resistencia, donde en un atardecer a mediados de año (junio-julio) es rodeado por fuerzas conjuntas, cuando nuevamente intentaba huir. Contrariando directivas de que no debía portar armas, Mario tenía encima un revólver calibre 22. Le descerrajaron y un proyectil 9 mm se incrustó en una de sus piernas. Al caer herido fue apresado.
Por esas heridas va directo a la Alcaidía, donde permaneció por unos días pero ello no impedirá estar en la "sala negra" de la Dirección de Investigaciones (Marcelo T. de Alvear 32) y ser sometido a tormentos hasta que lo trasladan al Hospital. Para reconocerlo y confirmar su identidad, ya que tenía documentación falsa, viajaron desde Reconquista un par de hombres de la policía santafesina.
En esa dependencia Cuevas, junto a otros prisioneros, serán advertidos por el coronel Jorge Larrateguy de "que no pasan de fin año"". Información que también manejaban los policías de Reconquista. Por razones de amistad ese registro le pasaron a familiares de Mario para que no dejen de moverse, a pesar de que no tenían contacto con él y el bloqueo era férreo.
En octubre, blanqueada su situación, lo conducen a la Unidad 7 del Servicio Penitenciario Federal, más precisamente en el pabellón 3. Cuando ingresó a la cárcel, según testimonio de Miguel Ludueña, se presentó ante los penitenciarios identificándose con la Organización a la que pertenecía, Montoneros, y el grado que tenía dentro de la misma, que no era alto. Permaneció en la cárcel varios meses, reconocida su detención pero incomunicado con sus familiares. Físicamente nunca se podrá recuperar del balazo en su pierna.
"Lo despedimos cantando la marcha"
“El 12 de diciembre de 1976, en horas de la tarde informan a un detenido del pabellón 3, Mario Cuevas, que va a ser trasladado. Lo que llama la atención era el día del traslado, ya que era un domingo a la tarde. Cuevas se niega a salir del pabellón, situación que observó también el pabellón 4. Viene el oficial Casco y le dice a Cuevas: -- o sale por las buenas o entran (el ejército) a sacarlo por las malas. Cuando el compañero Cuevas se decide a salir, lo despedimos cantando la marcha Los muchachos peronistas...”
(Testimonio del ex detenido Hugo Alberto Didieu- Informe Comisión Derechos Humanos. Cámara de Diputados de la Provincia del Chaco. 1985)
Fue fusilado junto junto a otros compañeros en un camino lateral próximo a Margarita Belén.
"Murió por no doblegarse"
Mario le tocó la parte más dura, la muerte. Murió joven, a los 28 años. Fue un testimonio de las luchas del hombre por las convicciones.. Estaba convencido de que valía la pena pelear por lo que se quería: por la justicia, por la libertad, por el amor. Cuando murió morimos un poco, tal vez para renacer. Fue un modelo para quien quiera vivir con una entrega total. El no declamaba: hacía!. Era inflexible con quienes cometían un error, un desliz porque él no se lo admitía. Yo sé que fue criticado, nosotros mismos a veces hemos criticado cosas, pero de fondo no se le podía decir nada a Mario porque él lo pagaba con su piel, que tenía cicatrices no condecoraciones como los grandes en los campos de batalla.
“Cada vez que paso por Margarita Belén, rindo mi homenaje silencioso a uno de estos grandes héroes, que no aparecen en los libros de historia ni una calle lleve su nombre. Es el homenaje de quienes lo conocimos, su ejemplo va a ser constante como el reflejo de las estrellas que toman el brillo de las pupilas de los que remontaron como ellas, de los que pensaron más allá de la cosa circundante".
/ Juan Carlos Domínguez
Elaborado con textos publicados en “Solo digo compañeros” de Raúl Borsatti, donde se puede contar con más desarrollo de información
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la causa Margarita Belén
El Sindicato de Trabajadores Municipales de Reconquista denominó a su Sala de Conferencias con el nombre “Mario Cuevas”
Nació en Laguna Paiva, provincia de Santa Fe el 3 de enero de 1954. Hijo de una familia ferroviaria pasó su infancia en Laguna Paiva, rodeado de afecto. Cursó estudios primarios en la Escuela N° 1025 del barrio Castro, un barrio totalmente de trabajadores ferroviarios.
Su fuerte fe en Dios lo llevó a ingresar a los 13 años al Seminario Salesiano de la ciudad de Vignaud, provincia de Córdoba, hasta que se retira del mismo y regresa a la ciudad natal donde concluye la escuela secundaria en el Colegio Nacional y comienza a trabajar en el Ferrocarril Belgrano como su padre. Se entregó a una causa la de la justicia social, viendo en la Iglesia Católica impregnada por los principios de los Obispos Latinoamericanos de Medellín, una luz de esperanza.
“Chito”, como le decían, era un joven honesto y comprometido, profundizando en la Juventud Peronista su opción política.
Ante la detención de su madre, producida después del golpe militar de 1976, intervino en el pedido de su liberación junto con Monseñor Ponce de León, al que lo unía una fraternal amistad. Cabe recordar que este Obispo murió años después, en un “dudoso accidente automovilístico” similar al de Monseñor Angeleli. Hacia 1977 por razones políticas, toda la familia debe trasladarse a la provincia de Buenos Aires, instalándose en una casita del Partido de Merlo. En julio de 1977 viaja junto a su cuñado Eduardo Danielis a Santa Fe. Según testigos fueron detenidos en Campana el 31 de julio de 1977, desde aquel día nunca más se supo de ellos pese a la búsqueda incesante de su madre.
SARA COBACHO – SU LUCHA
Sara Derotier de Cobacho, nace y se cría en el seno de una familia de militancia católica y peronista. Su madre había sido una de las primeras dirigentes peronistas en Laguna Paiva, un pueblo ferroviario y obrero de la provincia de Santa Fe donde Sara vivió hasta que fue secuestrada por la última dictadura cívico militar. En su casa se misionaba porque uno de sus hijos era seminarista salesiano, Sara llegó a gestar la primera Capilla del barrio ferroviario.
Fue docente y educadora popular. La detienen el 23 de marzo de 1976 en Santa Fe y la pasean por distintos centros clandestinos de detención hasta que la legalizan en Villa Devoto y le otorgan la libertad. Los años siguientes fueron secuestrados sus hijos Ramón y Enrique.
Para ese entonces la militancia de Sara se aboca de lleno a los derechos humanos, en 1980 crea la “Comisión Peronista de Derechos Humanos”.
Formó parte de Madres de Plaza de Mayo y fue senadora por la provincia de Buenos Aires y durante el período 2007-2012 fue secretaria de la Secretaría de Derechos Humanos en la provincia de Buenos Aires.
Muere ese mismo año a los 81 años de edad, producto de una larga enfermedad.
Hijo mayor de una familia ferroviaria y peronista, nació el 3 de abril de 1950 en Laguna Paiva. Creció en un tradicional barrio obrero del norte de la ciudad, cursó estudios primarios en la Escuela N° 31 “Mariano Moreno”. Luego para el ciclo secundario ingresa al Colegio Nacional, durante este tiempo acompañó a la familia en la resistencia peronista. Cuando concluye la escuela se traslada a Buenos Aires a cumplir su sueño de estudiar derecho.
Es ahí cuando conoce a María Elena Gómez que también estudiaba en la Universidad de Buenos Aires. Contrajeron matrimonio, de esa unión nacieron sus dos hijos, Juan Martín y Leandro Manuel.
Comprometidos por una patria más justa y combatiendo la sangrienta dictadura militar lucharon, como tantos otros, para recuperar para el pueblo sus derechos. Recibido de abogado en la Universidad de Buenos Aires, militante de la organización Montoneros, trabajó en la ex fábrica Textil Castelar de la avenida Hipólito Yrigoyen.
El 1 de diciembre de 1978, Oscar es secuestrado en la estación ferroviaria de Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires. A su compañera, María Elena, la van a buscar a la casa y la secuestran junto a sus dos hijos, quienes son vistos en el Centro Clandestino de Detención “El Olimpo”, Juan Martín y Leandro, fueron entregados a la familia materna. María Elena es trasladada desde “El Olimpo” el 29 de enero de 1979, desconociéndose su destino final.
Oscar fue también visto en “El Olimpo”, y se sabe que lo llevaron muy herido a Campo de Mayo, ahí es custodiado por el gendarme Torres. Desde aquel momento permanecen desaparecidos. Oscar y María Elena hoy tienen dos hermosas nietas de las cuales estarían orgullosos, Benicia y Elena.
“Lo vivo con muchos sentimientos diferentes”, cuenta Juan Martín Cobacho, que tenía tan solo tres años y medio cuando fue testigo de la desaparición de sus padres, Oscar y María. Su relato fue central para recomponer el rompecabezas de la historia familiar. Juan Martín acompañó durante los primeros años de su vida a los últimos días de sus padres.
“Uno tiene tristeza, yo estuve secuestrado junto con mi hermano, teniendo tres años y medio, en el centro clandestino El Olimpo, en Floresta. Son marcas imborrables, que uno las va a tener de por vida y que convive con esas sensaciones”. “Por otro lado, puedo ver que en los últimos años en la Argentina, se ha cumplido con una deuda histórica que es la justicia; el esclarecimiento de muchos casos y la reparación. Es una deuda que la Argentina tenía pendiente"
En 2010 quedó inaugurado en un sector del acceso sur a Laguna Paiva , un monumento que recuerda a los cinco militantes paivenses perseguidos y desaparecidos por la dictadura militar de 1976.
Era un tipo especial, tenía ángel. Alto, flaco, cara y manos angulosas. Muy tierno y tranquilo. El "Flaco" Danielis había nacido en Marcelino Escalada desde donde vino a Esperanza para estudiar en el Seminario del Colegio San José; pero cuando terminó el secundario dejó la carrera eclesiástica y comenzó a estudiar en la Facultad de Esperanza que en ese momento era de los curas del Verbo Divino y después pasó a depender de la Católica de Santa Fe.
Estudiaba y trabajaba haciendo changas por hora en la Facultad: hacía mandados, ayudaba en la administración, limpiaba vidrios. Cuando la Facultad pasa a la UNL (Universidad Nacional del Litoral) se lo incorpora como empleado en la planta permanente. Después, avanzando en la carrera, sería ayudante de cátedra y dicen que como estudiaba veterinaria también atendía a sus compañeros y les ponía las inyecciones cuando estaban enfermos.
Era militante de la JP (Juventud Peronista) e integraba un grupo de discusión y debate orientado por dos queridos profesores de filosofía, Gustavo Pon y Aníbal Fornari, que históricamente se oponía a otro sector, el «chaparrismo», nombre derivado del apellido del profesor que lo orientaba, un grupo de derecha. Es después de mi incorporación al grupo, por invitación de Gustavo, que conozco políticamente a Eduardo, ya que antes éramos sólo compañeros de trabajo. Es a partir de esas discusiones que el grupo se va definiendo por el peronismo como movimiento de liberación nacional. Fue también, desde ese sector, que se gestó todo el movimiento que condujo a la estatización de la Facultad.
Un tiempo después, Eduardo se incorporó a la JP de las Regionales, opción política en la que no coincido aunque nos seguíamos viendo en el trabajo y seguíamos siendo amigos.
A todo esto, como empleado de la Facultad vivía en el edificio universitario, en una especie de departamento (pieza y baño). Más o menos por el 75, los "Montos" ponen algunas bombas en Esperanza. El Decano le informa que el Rector, Dr. Marini, decía que aunque sabían que él no había tenido nada que ver con esos hechos no era conveniente que siguiera viviendo en la Facultad.
En ese momento yo estaba recién casado y con mi mujer habíamos alquilado una casa grande; Al enterarme de su problema de vivienda le dije que se podía venir a vivir con nosotros y así comenzamos a convivir los tres. Fue una gran experiencia, era un tipo buenísimo, muy solidario y buen amigo, participaba en todas las actividades de la casa, fue él quien nos enseñó a hacer puchero.
Había una sola cosa que yo le cuestionaba, por ser una contradicción en su postura solidaria, con nuestra búsqueda del «hombre nuevo», esa conducta inapropiada era su costumbre de cruzar las bocacalles sin disminuir la velocidad de la moto, pero a pesar de todos los reproches, lo siguió haciendo hasta que se dio un gran tortazo. Vivimos juntos en esa casa hasta que el secuestro de mi hermana me obligó a plantearle la necesidad de buscar otro lugar más seguro. Por ese entonces terminó la carrera y se fue. Obtuvo el título de Médico Veterinario, título que nunca alcanzó a retirar. No volví a verlo. Desapareció en ocasión en que viajaba en tren desde Buenos Aires a Rosario, junto a su cuñado Enrique Ramón Cobacho Derotier. Posiblemente el secuestro se produjo en la estación de Campana, el 31 de julio de 1977.
/Benchi
«El Cura»
Era casi cura, había sido seminarista y por eso el apodo. Era un flaco alto, que se lavaba las patas en el lavabo sin dificultad de tan alto que era. Era contemplativo, así como los curas, buen componedor. Vivieron un tiempo juntos con el «petiso» Trípodi, formaban una pareja muy graciosa, el «Lungo» y el «Petiso.»
/ Carlitos
Su memoria es recordada en placas colectivas colocadas en la Plazoleta de la Memoria de Esperanza y una Baldosa de la Memoria en la Estación Constitución del FFCC Mitre
Cuando uno pregunta a los amigos por “el Valdi”, todos responden “era un tipo bueno”, y entonces uno piensa ¿podría ser de otra manera? ¿podría alguien que no fuese esencialmente bueno plantearse dejar todo para luchar por los demás? Por supuesto que no, planteado así, de todos podemos decir que eran “unos tipos buenos”. ¿Qué tenía el Valdi de especial? Quizás su sencillez, su manera de compartir, su buen humor que hacía que nunca se enojara con nadie, todos lo recuerdan además como un tipo alegre, piola, divertido, aunque un poco tímido. Su vida era la militancia, la que lo acompañaba hasta en las bromas, le gustaba juntarse en grupo para charlar, comerse un asado, tomar un vino y disfrutar de la amistad, la vida, la juventud, el compañerismo.
Era rafaelino, había venido a Santa Fe en 1973 para estudiar arquitectura en la Universidad Católica de Santa Fe. Trabajaba como fotógrafo, pero la fotografía era también un hobby que ejercitaba en todo momento, encuentros de amigos, asambleas, actos, manifestaciones. ¿Dónde estarán las fotos del Valdi? ¡Qué magnífico testimonio de una época serían si se lograra encontrarlas!. En la Universidad fue formando su conciencia revolucionaria, y ella fue la guía de su conducta, del trato con la gente, con los compañeros, de todo. Fue miembro de la conducción de la JUP.
Valdi murió peleando, era bueno, pacífico, pero no soportaba la injusticia, el autoritarismo o la prepotencia, era un tipo valiente y enfrentó a sus enemigos hasta la muerte. Fue en Corrientes el 6 de noviembre de 1976.
Osvaldo Isidoro Colombo, “Valdi” para todos, nació el 13 de enero de 1952 en Rafaela, Provincia de Santa Fe. La familia estaba formada por Ángel y Velia y sus cuatro hijos: Osvaldo, Maria Rosa, Mauricio y Maria Alicia (la que relata estas memorias).
Mi madre era una persona muy especial, que nos enseñó a amar la vida a través de la naturaleza y de las cosas simples y cotidianas. Crecimos en un patio enorme, lleno de animales, perros, plantas y árboles. Valdi ya perfilaba su vocación de arquitecto construyendo casas, con todo tipo de materiales y en cualquier lugar del patio. Ya sean de uno o de otro, mi casa siempre estaba llena de amigos.
Yo era la hermana menor y nací ocho años después que Valdi. Como buen hermano mayor, él era mi segundo referente afectivo. Yo lo adoraba, sentía orgullo y admiración por él. Tenía una personalidad sumamente extrovertida, alegre, inquieta, siempre en movimiento. Era muy protector de sus hermanos.
Su inteligencia no tenía límites, Vivía cada día como si se le fuera a terminar la vida al día siguiente, a fondo. Recuerdo verlo hacer las cosas con una pasión inusual: su fotografía, su pequeño laboratorio de revelado instalado en el lavadero de mi madre, en el cual trabajaba con su amigo el “Negrito” Huber.
Nada pasaba por esta vida sin ser registrado por su cámara Kodak, colgada siempre de su cuello (una flor, un amanecer, un bautismo....). Leía, leía mucho y todo lo que llegaba a sus manos. Lo recuerdo en el altillo de mi casa, trabajando en algo, estudiando o leyendo. Por supuesto no me dejaba subir porque me cuidaba y posiblemente yo también molestaba demasiado.
Se pasaba noches enteras leyendo y al día siguiente todos llegábamos tarde a la escuela, porque mi madre no podía despertarlo. Tenía muchas condiciones para las artes plásticas, la pintura, el dibujo, la escultura. El fue para nosotros el “hermano mayor”, el protector, el cuestionador, el que abría caminos para romper con algunas normas rígidas y mandatos sociales de la época, y por supuesto provocar algunos “dolores de cabeza” a mis padres.
Al menos en mí, calaron muy hondo las largas charlas que él mantenía con mi madre, sobre la política, la religión, temas de la vida, la militancia. A veces discutían porque las diferencias generacionales eran muy grandes, pero creo que en el fondo, Valdi era un comunicador innato, estaba siempre dispuesto a la charla y al intercambio de ideas.
Con el tiempo me di cuenta que no solamente yo tenía esta imagen de él. Aún hoy encuentro personas que me lo describen como alguien especial. Sí era muy especial, quizás porque tenía esa ternura a flor de piel, que evidentemente llegaba a la gente, porque así lo recuerdan todos.
Cursó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Católica de los Hermanos Maristas. Inició sus estudios de arquitectura en la Universidad Católica de Córdoba en el año 71. Recuerdo su moto, creo que marca Gilera, con la cual viajaba mucho. Todavía siento la sensación de felicidad que me embargaba cuando escuchaba el ruido del motor, cuando nos visitaba los fines de semana.
En el año 73 se traslada a la ciudad de Santa Fe para continuar los estudios en la Universidad Católica. Allí conoce a su compañera María Rosa Argúello con quien se casa aproximadamente en el año 74. No registro mucha información sobre su militancia, supongo que comenzó desde temprano.
Lo único que sé, es que su vida era una militancia. Sus ideales ocupaban todo su espacio interior y exterior: la idea del "hombre nuevo”, la justicia social. Tenía graves problemas para aceptar las injusticias y las diferencias sociales y esto lo llevaba cada vez más a involucrarse y a comprometerse con el contexto histórico y político que lo rodeaba. Fueron años de cambios vertiginosos, en los que supongo, nadie pudo siquiera imaginar la tragedia que se avecinaba.
No me siento con derecho a cuestionar sus opciones sólo rescato su verdadera esencia, sus ideales, sus proyectos, su entrega por el otro, su amor por la vida, su riqueza interior, su sentido de la justicia.
Su muerte marcó profundamente a mi familia y a mí, que me tomó por sorpresa, a una edad en la cual entendía poco y nada de lo que pasaba. Fue un antes y un después. Fue encontrarme en el vacío total, de pronto la gente que era mi referente de vida, ya no estaba más. Me costó mucho reconstruir mi historia y perdonar a las personas que por dolor o indiferencia eligieron el silencio. Me acostumbré a no preguntar. Uno o dos años antes de su muerte, dejé de ver a mi hermano. Fue una época de muchos silencios, de mucha angustia, de vivir sobresaltados esperando noticias, buenas o malas.
Valdi fallece el 06-11-76, en la ciudad de Corrientes. El diario de esa fecha describe el suceso como un gran enfrentamiento armado. Dos cosas me impactaron, la palabra “sedicioso” y “subversivo” y el hecho de ser tres contra doscientos efectivos policiales y militares.
Fue enterrado en una fosa común. Cuando mi padre rescató el cuerpo tuvo que pagar por una partida de defunción falsa, donde figuraba como NN, para poder retirarlo. Relata mi padre que uno de los militares que le entregó el cuerpo le dijo: “Sr. Colombo, tiene que estar orgulloso porque su hijo murió como un valiente”, que terrible y paradójica esta anécdota no?
Lo recuerdo con su característico gesto de afecto, su mano en el hombro y su mirada luminosa, llena de vida y después de 30 años aún no me resigno a su pérdida. Si me quedó el orgullo de haber sido la hermana de un ser excepcional.
Queridos papis, queridos hermanos, querida Nona:
Como me gustaría estar allí en este día tan especial. En el cual pienso deben estar todos reunidos, incluso los tíos. Digo tan especial porque se reúnen para felicitar a papi en su día. No porque simplemente sea tu día sino que por muchísimo más. Lo saludo y le mando un beso por todo lo que hizo por nosotros. Ahora nos toca a nosotros actuar. Actuar donde estemos, así sea en casa o en el pueblo donde nos encontremos. Por eso le pido a papi y a mami que si en algún momento pareciera que me he alejado y enojado con vosotros, no es así. Si no que será que habré encontrado otros campos de lucha, de trabajo, de sacrificio.
Pero recuerden siempre que los recordaré en cada instante, como la piedra fundamental de mi vida, la chispa de mi lucha en mi existencia. Digo esto porque estoy contento, y quiero transmitirles mi alegría. Estoy contento porque aquí voy descubriendo los hechos bellos y los acontecimientos amargos que conforman una vida. Porque voy descubriendo cosas que me llevan hacia una libertad pura y feliz, hacia Dios. Estas líneas son breves, pero lo importante es que transmiten algo, algo que lleve dicha y alegría a otros lugares.
Valdi (Córdoba 27/07/71)
Queridos papis:
Les mando un fuerte abrazo, así como también a Rosi, Maicho y María Alicia ¡Ah! Y a José, y también un abrazo en especial para la Nona, Les escribo unas líneas para contarles como estoy, como ando, y también para charlar un rato. ¿Cómo están ustedes? Espero que muy bien. Ya me los imagino sentados al calorcito de la “fogarata”. Yo quiero contarles que de los problemas que teníamos en la Facultad hemos logrado llegar a un acuerdo con el Consejo Superior de la Universidad. ¡Hemos logrado que legalicen los planes de estudio no solo de nuestro taller sino el de toda la Facultad! Sí, estamos muy contentos con la victoria. Pero ahora recién empieza el trabajo. De hoy en adelante deberemos ayudar a sentar las bases para el nuevo programa de estudios. Por otro lado estamos trabajando mucho con la regla T y la escuadra. Hemos relevado el aula y ahora estoy relevando mi pieza. Es muy interesante y me gusta mucho. Yo por mi parte trato de leer y preguntar por mi cuenta todo lo que esté al alcance sobre el tema. Para ir aumentando así aún más mis conocimientos. En lo que respecta a mi vida, les quiero decir que me siento crecer. Siento como voy aclarando mi camino. Veo como a cada paso voy liberando en mí esas aptitudes que antes quizá estaban reprimidas por posiciones dadas por una pseudo-iglesia absurda. Veo como a cada instante se solidifica y profundiza la imagen de Cristo. De Dios. Un Dios lleno de vida . Lleno de Amor y sin limitaciones de ningún tipo. Es verdaderamente en la práctica de la vida en donde vamos a encontrar ese Dios. Por eso les digo que abran todas las puertas y salgan afuera. Dialoguen con la gente y practiquen la caridad con sus amigos. Para luego analizar los hechos en conjunto y con profundidad. Esta es la única manera de encontrar el sentido de la vida, el sentido de Dios. No se preocupen por mi estoy muy bien. Quizá un poco corriendo la galga por la veda de carne, pero no es problema. Les deseo buena salud y felicidad.
Valdi (14/12/71)
Querida Rosi:
Tal vez fue mi único amigo, hace tres días que se la verdad, la verdad de su muerte. Ese rumor que hace un mes comenzó a torturarme hoy es realidad. Me parece un sueño, no quiero creerlo, sólo se que hoy puedo escribirte, ya no lloro, es como si hubiera pasado todo o nada. Recordé todo, momento tras momento, su cara, su risa, su voz, su moto, su Nikon, su laboratorio, sus discos, su simpleza, lo que pensaba, revisé detalle por detalle para encontrar algo; sólo volvieron a surgir su fe, su optimismo, su forma de ver las cosas, su explicación a todo. Veía el lado bueno de las cosas, creía en la gente, en la amistad, en un cambio. Era el modelo de joven para una sociedad que no estaba preparada para recibirlo, tal vez allí comenzó todo. Yo viví un corte de su vida: la finalización de su secundaria y el inicio a la Universidad, en aquellos días yo sabía todo de él, lo que pensaba, hacia y sentía. Era un adolescente como todos pero tenía algo diferente: pensaba, era mi amigo, vino la separación, cada uno eligió su camino. Siempre seguí pensando en él.
Rosi, jamás hubiera él aprobado mi flaqueza ante su muerte, pero sé que de la desesperación, surgirán poco a poco las fuerzas para seguir en mi proyecto de vida, sé que nunca lo hubiera admitido para sí pero que me lo habría respetado; él creyó en la opción, en el compromiso y fue fiel a sus principios, tal vez en recordar que fue ese su esquema de vida encuentre algún día la aceptación de su muerte, la aceptación de la muerte de Valdi.
Rosi, sólo puedo hacerte partícipe de mi dolor para que se una al tuyo.
/ Bety
Su memoria es recordada en placas colectivas colocadas en la Universidad Católica de Santa Fe y en la Plaza de la memoria Rafaela
En agosto de 2022 el Espacio de la Memoria Rafaela realizó un mural emplazado en el edificio de la Municipalidad, como parte del programa Memoria en la Pared
Nació en María Juana, provincia de Santa Fe, el 30/01/50. Se trasladó a Córdoba con su familia y cursó el secundario en el colegio “Juana Zorrilla de San Martín”, egresando en 1968 con los títulos de bachiller y perito mercantil. En 1969 se inscribió en Arquitectura que cursó hasta 1973. Esposo de Berta Cuesta Morales, también desaparecida. En 1975 se radicaron en Tucumán militando en el PRT-ERP.
“Mi padre era hijo de Albino Lorenzo Colón y Ema Guardamagna. Era un niño cuando con su familia se traslada desde la provincia de Santa Fe a la ciudad de Córdoba. Aquí, cursó en el Colegio Juana Zorrilla de San Martín y fue abanderado tanto en el ciclo primario como en el secundario. En 1969 empezó la carrera de Arquitectura llegando a inscribirse en el Nivel IV del Taller Total en 1973. Mientras cursaba la facultad, trabajaba en el quiosco de sus padres y también como dibujante. Militó en el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores), donde fue el responsable del sector estudiantil, por ello quizás, como era pelirrojo, le decían “el colorado estudiantil”.
En 1972 se casó con Berta Cuesta Morales, compañera de militancia. Yo nací al año siguiente. En febrero de 1975, nos trasladamos a la ciudad de Tucumán, donde el 12 de junio de ese año a las 2 de la madrugada, mi padre fue llevado de nuestra casa para “averiguación de antecedentes”. Desde entonces, está desaparecido.
Poco menos de dos meses después, el 6 de agosto, mi madre fue secuestrada en la vía pública, yo quedé en la casa de unos compañeros. Los padres de Daniel recorrieron todas las comisarías de Tucumán, presentaron recursos de Hábeas Corpus ante la Justicia y publicaron solicitadas en la prensa, sin obtener nunca una respuesta. En una ocasión en que su madre preguntó por él en una de las comisarías, el policía a cargo le respondió: “¡Pero señora, Colón se murió hace como doscientos años!”. Al dolor de no saber sobre el paradero de su hijo, se sumaba la impunidad reflejada en las burlas y humillaciones con que se manejaban los responsables de las detenciones ilegales.
La reconstrucción de parte de la historia de mi padre fue posible gracias a la permanente memoria, cariño y compromiso de quienes fueron sus compañeros de militancia y también a los organismos de derechos humanos como Familiares (Regionales Tucumán y Córdoba) e H.I.J.O.S. (Córdoba).
Todos lo recuerdan como “el colorado que tenía la sonrisa fácil”. Hoy tiene una nieta, María Cruz.”
/ Natalia, su hija
La Universidad Nacional de Córdoba realizó la publicación “Arquitectos que no fueron”, entre los cuales está la memoria de Daniel.
Nacido en las Petacas, Departamento San Martín, provincia de Santa Fe, el 08/01/53, luego residió en San Francisco y concluyó el secundario en San Guillermo.
Era estudiante de Abogacía en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba, ingresó en 1973 y cursó materias hasta 1975 inclusive, participando en el Centro de Estudiantes.
Militaba en la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO)- Corriente Universitaria para la Revolución y el Socialismo (CURS). "León", como lo conocían sus compañeros, fue secuestrado el 15 de agosto de 1976 cuando se dirigía a las sierras de Córdoba junto a un grupo de amigos. Permaneció cautivo en el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio "La Perla". Tenía 23 años. Aún continúa desaparecido.
Su mamá cuenta que: “Cuando él era niño, se vinieron a vivir a San Francisco. Hizo la primaria en la Escuela Iturraspe. La secundaria la hizo hasta tercer año en la Escuela Superior de Comercio, que funcionaba de noche en la Escuela Núñez. Luego, con tres amigos, se fueron a San Guillermo a terminar la escuela secundaria en el Colegio de las Monjas. Tenía un carácter muy hermoso, cariñoso. En la pensión lo adoraban. Los empleados del campo en Las Petacas lo querían mucho.
Él era un poco rebelde con nosotros, como muchos jóvenes, yo me daba cuenta de que tenía algunas “ideas”. Decía que quería estudiar abogacía para ayudar y defender a los pobres. A mí me enseñaba cómo tratar a la empleada doméstica, que no debía llamarla “sirvienta”, y que lo mejor tenía que ser para ella.
Después se fue a Córdoba a estudiar Abogacía y Ciencias Políticas. Se puso de novio con una chica muy buena, que en la actualidad vive en Buenos Aires. En Córdoba vivía en una casa de nuestra propiedad, en la calle Sol de Mayo al 500, junto a un compañero de Rio IV. Este muchacho es el que llamó por teléfono sobre la desaparición de Jorge Luis a un vecino. Fue en agosto del ’76. Cuando me avisaron, yo estaba colgando la ropa. Nos dijeron que iba en un auto con dos amigos, por San José de la Dormida, y que no sólo los desaparecieron a ellos, sino también el auto.
Con mi marido mandamos cartas a todos los gobiernos, al Ministerio del Interior, pero no obtuvimos ninguna respuesta. Tres veces nos citaron en el Tercer Cuerpo; esperábamos desde la madrugada bajo la helada, nos mostraban listas y nos decían que ahí no estaba. Eso era pura mentira. Yo no sé qué culpa tenemos los padres para que nos oculten información o nos mientan y nos traten así. Yo charlaba mucho con mi hijo y con los amigos de él, ellos querían que esto cambiara; si lo hubieran logrado hoy no estaríamos sufriendo su ausencia. Tenía ideas socialistas o peronistas. No sé, él quería cambiar las cosas.”
“Hace apenas unos años que me enteré de cómo se llamaba, cuando reconocí su foto en el Campo de Concentración La Perla. En los ‘70 lo conocía solo como “el León”. Fue un gran compañero, comprometido con la militancia. No fuimos amigos, pero compartí con él momentos en la militancia; algunas noches tuve que pernotar en su casa por alguna tarea y pasábamos gratos momentos entre charla y mates, siempre amable, de buen carácter y humor.”
/María R.
Para nosotros... LEÓN. Lo conocí apenas llegué a Córdoba... Me lo presentaron amigos comunes. Estoy orgullosa de haber compartido un trecho del camino, pequeño pero a la vez intenso, junto a él. Pura bondad, re-pata como amigo... Sus increíbles ojos claros y su cabello rubio...todo en él irradiaba fragilidad...pero de gran fortaleza militante.
Compartimos actividad política-militante, en infinidad de oportunidades, tanto en el frente universitario como en el fabril...Visité su casa, compartimos largas mateadas contándonos de cada uno, de sus cosas, de nuestros sueños de una sociedad mejor. Siento aún el cariño de un compañero firme, de un gran compañero. Recuerdos sus chistes rápidos y su sonrisa plena, que te dejaba su corazón al descubierto. Responsable y alegre. Cuidadoso e inteligente. Un joven lleno de vida que nos ha dejado una impronta para siempre.
/María Alejandra- en la publicación “Ausencias Presentes”
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la causa Diedrichs- Herrera
En 2017 la Municipalidad de San Francisco designó con su nombre al espacio verde ubicado sobre Bv. Roque Sáenz Peña entre Av. Chile y calle Panamá, del barrio Dos Hermanos.
La Universidad Nacional de Córdoba realizó una publicación: “Ausencias Presentes” con la historia de lxs estudiantes desaparecidos, entre ellos Jorge
Nació en Romang el 12 de septiembre de 1943 en el seno de una familia cuya cabeza estaba conformada por papá Ramón y mamá Elvira Sager, que en total tuvieron 6 hijos: cuatro varones y dos mujeres. Don Ramón Elias, comerciante, sin militancia política, tenía dos socios que adherían políticamente a la Unión Civica Radical, veta ideológica a la que adherirán posteriormente algunos de sus hijos.
Cuando los hermanos eran aún pequeños su padre fallece a la edad de 48 años. Todos estudiarán terciariamente en centros con universidades, alejados de su pueblo que no contaba entonces con escuela secundaria: Córdoba, Rosario, Santa Fe, serán los destinos elegidos para canalizar las vocaciones. Por lo que el mejor y único momento del año para encontrarse todos quebrando la dispersión familiar serán los fines de año.
Raúl hizo el aprendizaje educativo primario en la Escuela Fiscal No 545 de Romang. En el año 1957 ingresó a la Escuela Normal de Reconquista donde cursó los tres primeros años del secundario, para luego pasar en 1960 a la Escuela de Comercio, donde se había creado un anexo, de la que egresará 1961 como bachiller.
A la hora de plantearse : ¿qué seguir? ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Córdoba de la que obtendrá su título de médico despuntado los '70.
Durante los años 60 militaba en la Unión Reformista Franja Morada, que era el movimiento estudiantil radical, siendo secretario de la agrupación y consejero de su Facultad. Rulo tenía un carácter jovial, divertido con un espíritu animado, generoso. Pero su transformación emocional y política será durante el Cordobazo, según testimonio de un hermano: él vivía en el barrio Alberdi, cerca de la cancha del club Belgrano, un lugar de mucha ebullición.
"Moldeando conductas"
"En mis recuerdos más remotos, creo que a Raúl Elías lo conocí en Córdoba allá por 1966. Éramos estudiantes de Medicina y me parece que él estaba más adelantado que yo, que andaba por el segundo año. Lo recuerdo como adherente entonces a la Franja Morada, la corriente universitaria reformista (mayoritaria en Medicina en ese momento) cuya dirigencia predominantemente adhería al radicalismo, aunque había en su seno algunos socialistas y otros sin pertenencia partidaria Ese año 66 fue el del golpe militar del 28 de junio, con el derrocamiento del gobierno radical y la instalación de la dictadura de Onganía. La rebelión estudiantil fue muy importante a partir de la intervención y cierre de las Universidades el 29 de julio. En Córdoba, cuando la Universidad fue reabierta el 18 de agosto, fue baleado mientras volanteaba el estudiante de 20 año de Medicina Alberto Cerda, que pertenecía al Centro de Estudiantes de Medicina, integrante de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC). La respuesta inmediata por parte del estudiantado fue la toma del Hospital de Clínicas, que después fue desalojado con mucha violencia por orden de un juez y por acción de la policía. Recuerdo haberlo visto en esa toma y desalojo a Raúl Elías.
El flaco era muy fácilmente identificable, alto, bastante más alto que el promedio, y medio chueco, cabello bien negro, abundante, cejas muy tupidas. A raíz de esa represión estalló la huelga estudiantil que duró hasta noviembre o diciembre. Fueron luchas callejeras contra las fuerzas represivas en las que asesinan al obrero - estudiante Santiago Pampillon. Allí en ese contexto político y social se iban moldeando nuestras conductas y nuestras ideas.
Al finalizar sin éxito la prolongada huelga universitaria, el movimiento estudiantil sufrió un bajón y la resistencia obrera a la dictadura era débil, destacándose Luz y Fuerza de Agustin Tosco. El año 67 transcurrió sin grandes movilizaciones sociales. Pero cabe destacar que en agosto, en ocasión de una visita del dictador Juan Carlos Onganía, un artefacto explosivo estalló en el chalet de residencia del gobernador interventor, ubicado al lado de la gobernación. Ese chalet colinda con una de las entradas de la Ciudad Universitaria y desde allí, al pasar caminando o desde el Ómnibus, podíamos observar el tremendo boquete que abarcaba media pared del chalet. La bomba explotó una media hora antes de que -según se decía- debía estar Onganía almorzando allí. Con motivo de ese episodio fueron secuestrados (y dias después legalizados) una decena de activistas estudiantiles. Estos hechos, que en apariencia no guardan relación con la vida de Raúl Ellas, si lo tienen. Pero yo no lo sabría hasta años después. Yo no podía salir de mi sorpresa, porque nunca había imaginado que fuese él, aunque teníamos el dato de que la bomba la habían colocado los radicales y por eso, ayudaron a encontrarnos y presionar para que nos liberen. Cuando le pregunté tiempo después, Raúl se rió largo y tendido y al final me contagió a mí. Yo no podía entender cómo diablos habían ido a meter un caño justo dentro del chalet del gobernador, respondió que muy simple: a todo riesgo, saltó por la ligustrina que limita la Ciudad Universitaria con la Casa de Gobierno, burló todas las custodias, se acercó hasta la pared del comedor y la dejó colocada con un mecanismo cronometrado como para que explotase a la hora en que se tenía previsto el almuerzo del general Onganía. La explosión ocurrió media hora antes de lo planeado. El desconcierto se apoderó de la comitiva dictatorial, pero Onganía salvó su vida, aunque la dictadura hizo el ridículo público.
/Abel B. "El tuerto"
Entre diciembre de 1972 y enero del 73 el "Turco" Elías participa de la huelga y movilización de médicos no rentados de la ciudad y parte de la provincia, reclamando los nombramientos, ya que trabajaban gratis.
El Turco en la villa
El barrio Chacras de la Merced surge a partir de una gran inundación ocurrida en Córdoba en 1973 por el desborde del Río Suquía. Los inundados toman tierras altas y comienzan a construir la villa. Una mujer que trabajó mucho en esa experiencia con una solidaridad militante fue la arquitecta Cristina Salvarezza, que en Córdoba hoy recuerda:
"Y empezamos a ver que después que bajaron las aguas comenzaron a haber otros tipos de problemas además de la necesidad de tener una sierra segura: el tema salud. Pedimos ayuda a todo aquel voluntario que quisiera venir a trabajar a la zona para hacer prevención, había casos de diarreas constantes... Y así fue como conocí al querido Turco Elias. Y llegó él. peinadito, grandote, una estructura grande, una cara de bebe, bueno, bueno, ojos negros, pelo ondulado, medio larguito, finito, la raya al costado. Tenía tonada de otra provincia, su voz era pausada, seria por cualquier cosa, un amor y un cariño tan grande, tan grande Y el llamó a otro y a otro y se hizo un equipo de gente que vinieron a trabajar a la villa.
"Yen esto de subir y bajar; y desmontar, ellos también desmontaban, no solo iban a curar a los enfermos, llevaban medicamentos, derivaban, llevaban en sus autos a los que estaban muy mal a internarlos. Yo no sabía que él trabajaba en el Hospital de Urgencias, sabía sí que trabajaba en un hospital porque traía muestras gratis y muchos remedios para los chicos. Y sobre las medidas de prevención de cómo había que hervir el agua... la mayoría eran chagásicos.
"El trabajo político era muy intenso, lo que nosotros queríamos era que ellos se integraran a la Coordinadora de Barrios y Villas, allí entre todos a ver la fuerza que tenían. Pensábamos que solitos y aislados, y con característica de campesinos, acostumbrados a trabajar la tierra estaban muy aislados. Nuestro trabajo era de toma de conciencia, de unidad, de trabajar para formar una cooperativa porque era la única manera de conseguir cosas, porque eran ignorados. Se integraron a la Coordinadora. Eran años en que no había un solo sector que no se moviera: en la universidad, en los gremios, los barrios, en el país.
"Con Elias nos veíamos dos veces por semana, yo luego me quedo a vivir en la villa, y le digo que la casita que iba a ser mi casita va a ser el dispensario Es una que me dan, techamos la mitad, allí dormía yo, y cuando él venía la cama era la camilla y allí tenía todas las gasas desinfectadas, los antibióticos Todos los remedios los dejaba allí, que un poco yo los cuidaba. Yo daba clases en Córdoba y a veces él me traía, tenía una moto. La gente lo adoraba. Aparte había dos compañeros más que iban al barrio, se turnaban. Más recuerdo de él cuando llegaba con su guardapolvos y arriba un piloto largo que tenía porque era grandote".
“Allí comenzó nuestra relación personal que en apenas algo más de un año se hizo muy entrañable y de mucha confianza mutua. Tan fuerte fue ese vínculo que decidimos que además de las tareas prácticas de nuestro frente de Sanidad, estudiaríamos juntos para fortalecer nuestra formación ideológica. Así que empecé a ir regularmente a su casa. El turco vivía en una casita pequeña muy linda en barrio San Martín, muy cerca de los monoblocks y de la Cárcel Penitenciaria. Convivía con su compañera, una chilena adherente al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). El turco era un matero empedernido. A veces, estudiábamos hasta muy tarde y yo me quedaba a dormir en su casa, ya que deliberadamente restringíamos nuestros desplazamientos. En esos momentos la represión se había incrementado, en Córdoba actuaba la Triple A, el activismo se movía con mayor seguridad de día, la durante las noches eran el imperio del terror policial y parapolicial. “
"Las lecturas y los debates políticos eran muy placenteros con Raúl. descubriendo su formación. Coincidíamos muchísimo en nuestros puntos acerca de la actualidad política. Compartíamos la visión acerca que en nuestro país estaba ocurriendo un viraje hacia el inicio de una situación revolucionaria y la necesidad de intensificar la propaganda para una propuesta socialista. La lectura del El Combatiente, Estrella Roja y boletines internos era acompañada con textos del marxismo. Recuerdo como debatíamos acreca del rumbo del socialismo en el mundo cuando leíamos La revolución inconclusa de Isaac Deutscher, un libro balance sobre los primeros 50 años de la Revolución Rusa. También estudiamos una pequeña obra sobre la salud pública en Vietnam de un libro italiano. “
Durante todo 1974 y 1975 Elías realizará tareas sanitarias acompañando el movimiento revolucionario. A fines de ese último año asumió nueva responsabilidad profesional, médico-laboral del Sindicato de Trabajadores de Perkins. No era nada nuevo para él en lo médico y en político: hacía años que estaba vinculado orgánicamente con el movimiento obrero y desde el sector sanitario, participaba en el Movimiento de de Trabajadores de la Salud (MTS), un agrupamiento de orientación socialista integrado por médicos, enfermeros y practicantes.
"Juntos organizamos un asado para toda la militancia simpatizante del PRT en los ámbitos hospitalarios que reunió en noviembre de 1975 a unos 50 simpatizantes. Luego nos tuvimos que su separar por mi traslado a otra ciudad"
"Una semana antes del golpe militar del 24 de marzo de 1976 regresé a Córdoba y fui a su casa. Charlamos media tarde sobre la situación del pais a la que considerábamos muy difícil, muy dura por la oleada represiva, pero mirábamos con optimismo el futuro. Comentamos juntos la disposición y dirección del PRT había dado entre enero y febrero, alertando a toda la militancia a replegarse de los frentes donde pudieran estar identificados. Yo le insistí en que él debía dejar de inmediato sus trabajos y reubicarse en otra ciudad. Raúl dijo que lo había planteado, pero que el responsable regional partidario consideraba que no había necesidad de eso”
/Abel
"Doctor de pobres"
Tal vez como parábola final de lo que significaron los hombres de la generación del 70 vale la pena rescatar un fragmento del testimonio de Petrona Funes, una vecina de Chacras de la Merced, fallecida en 1995, que escribió la memoria de las luchas y sufrimientos, de logros y fracasos del barrio donde caminó y le puso el cuerpo Rulo Elías. Fue publicada por "Con las manos propias", revista de los chicos y chicas trabajadores del Barrio Villa La Merced en el año 2000: "Pero un tiempo después, todo lo que habíamos hecho con la presencia de los voluntarios nos pareció un sueño que se desmoronaba como un castillo de arena: detuvieron a un vecino acusándolo de terrorista, los voluntarios desaparecían sin aviso. Luego el padre Santiago fue sacado de la Argentina acusado por las Fuerzas Armadas de actuar mal. Pero entre nosotros solo hizo el bien y predicó el buen ejemplo como religioso y humano que era. Así también los voluntarios que hicieron algo parecido y que jamás permitieron inmiscuir entre nuestros problemas las ideas políticas que cada uno lleva dentro del corazón. Todo desapareció, quizás se lo llevó la política. Y nosotros quedamos solos. Éramos como un árbol bien verde, sabíamos que cuidándolo crecería y podríamos cosechar sus frutos, pero estábamos desmoralizados".
Fue secuestrado en el Hospital, estaba trabajando en la guardia del mismo cuando llegaron unas personas, se presentaron como miembros del Ejército y se lo llevaron ese día lunes de abril antes de la Semana Santa. Llevaba el guardapolvo blanco puesto. Todo un símbolo de la medicina puesta al servicio del pueblo".
/ Juan Carlos Zanuttini
Los familiares de Rulo recorrerán innumerables veces la Guardia de Infantería de la policía cordobesa, el Comando del III Cuerpo de Ejército y cada una de las dependencias militares y campos clandestinos de detención, la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, Ministerio del Interior y todo organismo que pudiera brindar información sobre su destino final.
El peregrinaje fue infructuoso. Su hermana Mariluz recibirá, cuando visitaba Carlos Paz, mucho consuelo hablando con un hombre ético que tuvo este país: el ya anciano médico Arturo Humberto Illía.
La revista "Humor", en el suplemento "Humor interior" que se producía desde Córdoba, dedicó después de 1983 una nota recordatoria al médico romanense.
Elaborado con textos publicados en “Solo digo compañeros” de Raúl Borsatti, donde se puede contar con más desarrollo de información
El Programa de Derechos Humanos de la Univ Nacional de Córdoba recuperó su historia y la todxs lxs estudiantes que fueron víctimas en el Causa Menéndez III
En 1974 ya estaba organizado en el militando en el Frente Sanidad.
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la
Fredesvinda nació el 26 de junio de 1933 en Laguna Paiva, Santa Fe, hija de Armando Rosalino Ferro y Amalia Felisa Bianchi.
Según consta en el último informe realizado por el Registro Único de la Verdad – CPM CHACO, “Historia de organizaciones políticas en el Chaco” Volumen 1, su compañero Juan Carlos García del Val nació el 22 de septiembre de 1938 en Entre Ríos, se conocen en Presidencia Roque Sáenz Peña y compartieron la militancia en el Partido Revolucionario de los Trabajadores. Tuvieron dos hijos, Mónica Elizabeth y Rudyar Eduardo.
Juan Carlos también colaboró como corresponsal del diario El Territorio en Barranqueras hasta que fue despedido. Posteriormente se desempeñó como secretario de redacción en el diario Norte. Fredesvinda y su esposo aparecen en una lista de los Archivos del Terror como integrantes del PRT-ERP.
Precisamente, la militancia de ambos produjo varias persecuciones a la familia, su domicilio fue allanado dos veces por fuerzas de seguridad. A partir de 1975 Juan Carlos se trasladó a vivir a Buenos Aires sin su familia, se cree que por presiones de la Triple A, y continuó trabajando como periodista.
En 1976 Fredesvinda se trasladó junto con sus hijos a vivir con Juan Carlos. Al parecer, allí funcionó una biblioteca y una imprenta de la organización. Según testimonios de vecinos, el 9/07/1976 en horas del medio día, tanto Juan Carlos como su hijo fueron retirados de su domicilio particular. Varios individuos fuertemente armados que decían pertenecer a Coordinación Federal los envolvieron en sábanas y posteriormente los llevaron en el baúl de un vehículo de dicha repartición. También hay versiones de que previamente al traslado se produjo un enfrentamiento en la vivienda.
El lugar fue posteriormente ocupado por un oficial de la Policía de Buenos Aires, quien dijo obtener el inmueble por intermedio del comisario de la zona. Inmediatamente después Fredesvinda comenzó a realizar denuncias en el Episcopado. Lelis García, hermana de Juan Carlos, se trasladó desde Resistencia a Buenos Aires para ayudar con la búsqueda de Juan Carlos y Rudyar. El 7 de junio de 1977, aproximadamente a las 5:00 de la madrugada, irrumpieron en el domicilio hombres uniformados del Ejército y otros vestidos de civil. Luego de requisar la casa, trasladaron a todas las personas en un camión del ejército con rumbo desconocido. Tanto Fredesvinda, su hija y Lelis, junto con una familia de apellido Fote y la niñera fueron detenidos. La hija menor de los Fote y el hijo de la niñera fueron dejados a cargo de unos vecinos y retirados por la policía al día siguiente. Abuelas de Plaza de Mayo recuperó posteriormente.
Fredesvinda, su hija y cuñada se encuentran desaparecidas.
“Mi nombre es Fredesvinda Zurama Ferro o Negrita como todos me conocen. Quiero contarles que estoy detenida, esto es horrible, por eso estoy muy triste. Aquí todos sufrimos maltratos y torturas y somos interrogados a cada rato, una y otra vez. Nos tienen todo el tiempo encerrados en lugares oscuros, nos pegan, con hambre y frío. No nos dejan ir al baño y además muchas personas son llevadas no sé bien a dónde, pero sí sé que algunas no regresan. Algunas mujeres están embarazadas, con poco tiempo para parir, otras han dado a luz y les sacaron su bebé de los brazos. Lo más horrible es ver a esas madres sufriendo. Esto que estoy relatando es lo poco que puedo escribir en un papel que guardo como documento y para no olvidarme.
El sufrimiento que estamos viviendo es grande, no sé de dónde sacamos fuerzas para seguir, lo único que quiero es volver a ver a mi familia y abrazarlos con el corazón. Yo sé que me están buscando como pueden y no pierdo las esperanzas de que en algún momento me encuentren. Pienso en cada segundo que pasa y espero la libertad.
Se agotan mis fuerzas y ya no resisto. Esto deja grandes marcas en mi corazón. Espero que algún momento termine, espero la justicia para los responsables de tanto dolor.”
Texto elaborado por alumnos de la U.E.G.P. Universidad “Chaco Austral” para el CENTRO ANA FRANK
El Centro Cultural Haroldo Conti (Espacio de Memoria ex ESMA) la recordó en el marco del día del periodista de 2021.
Silvia Mónica Fabris, nació en Rafaela, provincia de Santa Fe. Militante de Juventud Universitaria Peronista (JUP) y Montoneros. Estudiante de Fonoaudiología en la Universidad Nacional de Rosario. Allí conoció a Tito Altamirano con quien compartía militancia, se casaron y vivían en una casa en calle Alvarez Thomas, al norte de Rosario. Allí los encontró la patota, era el cumpleaños de Tito. El Indio Lucero y su esposa “Sara” González, que se encontraban con ellos fueron asesinados en ese momento. Tito y Silvia, secuestrados y desaparecidos, era el 13 de febrero de 1977 . Los asesinaron cuatro días más tarde en la misma ciudad portuaria junto a otros compañeros, en Pasaje Marchena al 500, muy cerca de la Facultad de Medicina. Como siempre, la prensa habló de “enfrentamiento” lo desmintieron los vecinos. Era una noche de lluvia -contaron- llegaron los camiones, los escuchamos gritar: “Corran el que llega a la esquina se salva”. Los muchachos comenzaron a correr, pero enseguida los tiros. La lluvia se llevó la sangre, pero no la memoria. El Juicio demostró la verdad.
En 2021, con presencia de autoridades, en el Pasaje Marchena y San Lorenzo, a metros de la Facultad de Ciencias Médicas, se colocó el cartel “Masacre de la cortada Marchena”, en memoria de Carlos Morel, Roberto Altamirano, Silvia Fabris, Beatriz Aguilera, Ana Valle, Vico Ferrari, Juan Lucero y Claudia Gonzáles, estudiantes de las carreras de Medicina y Fonoaudiología y militantes políticos asesinados 12 y 17 de febrero de 1977. Años antes se había realizado un mural con sus nombres.
Su memoria es recordada por el Espacio de Memoria Rafaela
Había nacido en Reconquista el 10 de enero de 1951, hijo de Florencio y Nélida Ortiz. Criado en el barrio que lo vio nacer, tras cursar la escuela primaria en la Normal Nº 3 "Juan B. Alberdi" y la secundaria en la Nacional de Comercio en Reconquista de donde egresó en 1968. Paralelamente incursionó por el ámbito de la música, como folclorista primero con "Los del río" y como rockero después con los Blue's Kings. Su conjunto, en aquella categoría, fue el ganador del primer Festival Folclórico del Noreste Argentino, en 1967. En 1968 ya estará integrado al mundo del rock con Daniel Prez, Alberto Azulay, Carlitos Portales (batería), entre otros. Después en el año 69 el grupo adoptará el nombre de "Primera Junta", pero Nica ya no estaba, se fue a Córdoba a estudiar.
Serán las luces del Cordobazo las que transmitieron a este reconquisteño las ideas de que otra sociedad era posible. La universidad estaba hiper politizada y no le escapó al bulto.
Enseñando generosidad
"Después fueron cayendo el Pato Wilhelem y Tito Azulay, iban a estudiar Ciencias Económicas. Meses después aparece Nica, que se iba a quedar en Rosario, tenía una tía, que lo bancaba, además de su hermano "El Colorado".
Te voy a contar de Nica, yo aprendi un cosa muy interesante de él, observándolo. Nica era un tipo que siempre estaba seco, no tenía un peso en el bolsillo, ni para el colectivo. Vivía con nosotros, estaba ahí, estudiaba Ciencias Económicas, había venido de Córdoba. A Nica le gustaba guitarrear, usaba unos borcegos pesados, se los sacaba, se cepillaba los pies a la noche, ventilaba los borceguíes en la terraza.
Cuando llegó julio-agosto y había que recolectar para el alquiler, los que vivíamos allí compartíamos el gasto, hacíamos una vaca. Pasando agosto Nica empezó a irse, por ahí no aparecia una noche, luego una semana, hasta que un día no apareció más.
Volvió tres meses después, y nuestra felicidad fue enorme por su retorno, se armó una guitarreada, truco y otras cosas más. Allí le dije: - mirá Nica, si vos tenés problemas para pagar el alquiler quedate igual, vamos a repartir entre nosotros. Pensando que su alejamiento era por eso. Me agradeció, me dijo que estaba en otra cosa:
- Si yo vivo con ustedes los comprometo, ustedes no tienen nada que ver en esto.
Lo miré pensando ¿en qué estará?. Yo me había quedado sin cigarrillos y no tenía plata porque me administraba mal. Él tenía un billete en el bolsillo, serán unos 10 pesos de hoy. Cuando se despidió, sabiendo uno que Nica siempre andaba escaso de recursos, agarra su escaso dinero y me da para los cigarrillos. Me niego a agarrar el billete pero él insiste:
--Gordo algún día me devolvés.
Aprendí observando ese detalle de Nica a ser más generoso. Yo tenía 18 años, uno está aprendiendo en la vida, no podía entender cómo una persona que tiene serios problemas para comer me daba a mí plata para que compre cigarrillos. Fue una enseñanza que me marcó y la última vez que lo vi. Esa noche durmió con nosotros, pero cuando me levanté ya no estaba más. Fue en 1970. “
Testimonio de Edgar Alonso
"Nica contaba anécdotas de que pasaba con la novia por esas calles angostas de barrio de Rosario, con verdulería y cajones por la vereda y furtivamente se llevaba una manzana, el otro otra fruta, alimentándose en momentos de bolsillos flacos. Su novia era una gordita, estudiante de psicología. Irradiaba alegría de vivir, no era una persona que odiaba a alguien, que vos dirías ¡Uhh este tipo está envenenado!. Porque también decían que el guerrillero tenía mucho odio. Disfrutaba una alegría y sencillez, él siempre se reía, era simpático. Era músico, cantaba siempre esa canción llamada "Para ir a buscarte".
Testimonio de Alberto Wilhelem
"Nica" se instaló en Rosario para estudiar en la Universidad pero su tiempo completo irá dedicándole a la militancia revolucionaria. Allí, sería identificado en un control policial tras asaltar un camión con leche y repartirla en un barrio de obreros del frigorífico Swift. Cuando se le pidió documentos, entregó el suyo.
En abril de 1973, al viajar a Reconquista en un ómnibus que venía desde el sur es identificado por la policía. Ésta preparó un operativo al mando del comisario Farolch (padre) en la terminal municipal, pero al llegar el vehículo el buscado no se encontraba. Rápidamente dedujeron que bajó frente al Hospital Central. Nica, acompañado por su padre fue ubicado caminando por calle Pueyrredón en la zona del Club El Porvenir donde fue detenido. No duró mucho su encarcelamiento, ya que la falta de pruebas y la próxima asunción del gobierno democrático de Cámpora, permitió que su situación se saneara. Permanecerá varios días en compañía de su familia. Después irá a Córdoba donde, entre otra militancia, traba una relación con el sacerdote católico Nelio Rougier y de allí a Tucuman.
"Disfrutaba cuando iba a la villa"
Nica, por supuesto siempre con su guitarrita, yo lo conocí en Córdoba, él iba a la villa "Barranca Yaco" a visitarnos, muy seguido, y más que nada a escucharnos. La villa estaba debajo de unas barrancas, arriba estaba la ciudad. Generalmente él se sentaba y escuchaba. Le comentábamos todo lo que hacíamos en la villa. Era un buen compañero, un tipo muy tranquilo. El apreciaba mucho al Padre Nelio Rougier, de los Hermanitos de Foucauld. Para él era encontrar un cura de características no comunes. Hablaban mucho. Disfrutaba cuando iba a la villa, se quedaba un buen tiempo charlando con nosotros y con Nelio. A su papá (Floro) también lo conocí, fue también a la villa. Nicanor también fue detenido en Córdoba; allí en Barranca Yaco había un señor, Montenegro, que era de Reconquista, que me contó que lo iba a visitar a Nica en su lugar de detención"
Testimonio del abogado Felipe González, de la Fraternidad de Foucauld
Nica era integrante del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), en un operativo en el que roban armas y equipo transmisor de la comisaría de Tafí Viejo fue ametrallado por un policía cuando se retiraban y murió días después en un sanatorio de la capital tucumana en mayo de 1974.
Su compañera, su hijo
Nica había formado pareja con Liliana Veloso Ojeda y tenía un hijo, Diego, que reside actualmente en Suecia con su mamá. Diego vivía con sus abuelos paternos mientras su mamá estaba detenida en Villa Devoto desde 1975. En el momento en que las fuerzas de seguridad allanan y secuestran a Floro Fernández, el niño es ocultado previamente debajo una pileta lavadero, mientras revuelven y saquean la vivienda. Cuando los represores se fueron, Diego saltó el tapial y se fue a la casa de unos vecinos. Apareció en la esquina de Francisco González y Moreno, de San Martín (Bs.As). Lo llevaron ante un juez y serían los abuelos maternos y familiares de doña Nélida quienes lo rescatarían.
Nacido el 10 de noviembre de 1908. Hijo de José Cirilo Fernández y de María Fernandez Rudaz, hermano del poeta Evaristo Fernández Rudaz. En Reconquista vivía junto a su familia en la casa de calle San Martín 1565, la cual tras el desmembramiento familiar permanecería durante muchos años deshabitada.
Trabajó en el entonces Departamento Provincial del Trabajo, en calle Iturraspe frente a plaza 25 de Mayo, como encargado de la oficina de accidentes. Era un hombre con perfil de caminar los recovecos populares, en los límites de la periferia, muchas veces con cuchillo en la cintura. El Club Central lo verá muchas noches en su sede de calle Rivadavia y Roca, inclusive cumpliendo labores de bufetero.
Tuvo apegos políticos radicales y cuando el partido se dividió lo fue con la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI). En sus años juveniles acompañó a Evaristo en giras chamameceras por los pueblos forestales y por otras provincias, oficiando como secretario ayudante.
Como un rebusque económico más, en sus ratos libres se dedicaba a los pinceles como pintor letrista de carteles. Así se lo vería pintando tapiales y chapones, no olvidando su labor para el partido radical frondicista en época de campañas electorales.
La muerte de su hijo Nicanor fue un golpe muy duro para la familia, por lo que tomó la decisión de que ese dolor y rencor se liberaran hacia adelante y comenzó a trabajar en el Partido Revolucionario de los Trabajadores.
En julio de 1974 participa con su esposa e hija en el VI Congreso del Frente Antiimperialista y por el Socialismo (FAS) en Rosario, con una delegación de la zona. Allí hablaron Domingo Mena (PRT) y Agustín Tosco (Luz y Fuerza de Códoba).
En 1975 se alejó de Reconquista por información que le brindó Evaristo. Un comisario amigo le confidenció al poeta que había llegado la orden de detención para Florencio.
Ya en otras ciudades las tareas de Floro y su esposa consistían en lo que se llamaba "asegurar la infraestructura". Gente mayor que habitaba legalmente una casa en la cual se hacían actividades clandestinas. En el caso de ellos la mayoría de las veces fueron infraestructuras de escuelas de formación política del Partido, actividad muy peligrosa y de riesgo. Primero se afincarán en Rosario y después a Buenos Aires.
"La última vez que yo lo ví, fue en una escuela a nivel de cuadros del Comité Central. Yo era titular del curso como miembro del Buró Político y los alumnos restantes, creo que ocho en total, eran miembros de direcciones regionales, entre ellos recuerdo a Leandro Fote. Floro no participaba en los cursos, desde luego, pero a su vez tenían funcionamiento celular en la organización de las escuelas. Completaban con múltiples tareas de enlaces y cosas por el estilo. Quiero decir que no eran simplemente habitantes de la casa. Eran militantes con todo. Como nosotros teníamos un tabicamiento sé que Floro era de Santa Fe simplemente porque me enseñó a hacer el locro santafesino, diferente del noroeste, según parece".
Testimonio de Luis Mattini, sobreviviente fundador del PRT
Don Floro tuvo varios destinos, siendo su último domicilio la calle Alsina 325 de Avellaneda, a una cuadra de la cancha de Racing, hasta que el atardecer del 1° de mayo de 1977 el Ejército y la policía rodearon la vivienda e ingresaron violentamente secuestrando a los ocupantes, algunos de ellos miembros de la conducción nacional del Partido. El Ejército dió posteriormente un comunicado diciendo que habían fugado.
Floro tenía 60 años, cuando escuchó los disparos ocultó a su nieto en el lavadero.
Alejada de Reconquista acompañó y permaneció junto a sus padres en todo el itinerario del desafío revolucionario que aquellos encararon tras la muerte de Nicanor.
Su nombre integra la lista de estudiantes de la UBA desaparecidos.
Según integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense, Floro fue visto en el centro clandestino denominado "El Vesubio", ubicado en Puente 12: autopista Richieri y Camino de Cintura, bajo control del general Juan B. Sasiain (Subzona 11). Se estima que su esposa y su hija también fueron llevadas allí.
La memoria de Florencio es recordada en la placa colectiva colocada en la en homenaje a lxs empleados públicxs víctimas del terrorismo de Estado
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la
Hija de y de . Nacida en Reconquista el 19 de septiembre de 1958, era la menor entre cuatro hermanos y cursó la escuela primaria en la Escuela Normal.
Desaparecida el 1 de mayo de 1977 en Avellaneda (Bs As). Tenía 18 años. Militaba en el ámbito estudiantil del Estudiaba Derecho en la Universidad Nacional de Buenos Aires.
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la
Patricia nació un 27 de agosto de 1957 en San Cristóbal, provincia de Santa Fe, dónde hizo los estudios primarios y empezó el secundario en la Escuela Nacional de Comercio. Luego se trasladó con sus padres a Mar del Plata donde vivió junto con su familia. En esa ciudad siguió estudiando en el Colegio Nacional Mariano Moreno, cursando en el Anexo, de la calle Libres del Sur al 1450, (Colonia Alfonsina Storni), recibiéndose a finales de 1975 de Bachiller. Desde pequeña trabajó en el kiosko de su madre, en la entrada de la Galería Sacoa, por la calle Rivadavia.
Al momento de su desaparición, Patricia, “Paty", "Paty la gordita”, tenía 19 años, estaba soltera y vivía en el barrio de La Terminal, cerca de la vieja estación de Micros de larga distancia. Visitaba a su hermano una vez por semana, y el día de su secuestro había estado con él por la mañana. Militaba en el Partido Socialista de los Trabajadores (PST). La secuestraron a principios de noviembre de 1976. Fue vista den el CCD de la Base Naval Mar del Plata.
Recuerda Carlos, el compañero que la acercó a la Juventud Socialista:...... al comenzar la militancia en el Anexo del Nacional una de las primeras compañeras que captamos fue Paty Gaitan y luego Norma Huder. Los tres estábamos en el 2º año división F, teníamos entre 14 o 15 años, éramos muy jóvenes, adolescentes en busca de un futuro mejor, un mundo más justo.
Vestía bien rockera, jeans con guardas coloridas, pulseras tejidas “hippies”, pelo largo y lacio, con flequillo o no de acuerdo a su gusto del día. Fue de las primeras en hacerme escuchar rock, en el departamento materno de la calle La Rioja, Cat Steven, ....... fue un descubrimiento para mí. Cuando la capte fue de lo más fácil, le vendí un periódico (Avanzada Socialista), la invite al Local y se enganchó sola……… Nos reuníamos a estudiar marxismo, en las mesas de responsables de secundario, una juventud en crecimiento, que era parte del fenómeno mundial y nacional. Patricia destacaba por su inteligencia y solidaridad, era muy buena alumna, muy responsable para todo y así tomó la militancia partidaria, y si se hizo Socialista, creo que fue por solidaridad con los oprimidos, para luchar por causas justas. Al poco tiempo militaba más activamente que yo...... como era muy amiga de las compañeras del colegio arrastraba mucho, igual que Norma, a quien no recuerdo quién de nosotros dos acercó al partido.
En el año 1973 ya éramos un grupo de 7/8 compañeros en el anexo (todos cursando en 3º F), por lo que decidí pasarme al año siguiente al Central. Ahí me distancie un poco de ella. Tanto Patricia como Norma eran unas militantes de primera, y dirigían muy bien el equipo del Anexo.
Gracias a los documentos incautados a la sección de inteligencia de Prefectura Naval Mar del Plata, sobre el activismo estudiantil en el Colegio Nacional Mariano Moreno, usados como probatoria en los Juicios de Lesa Humanidad, de la persecución a que fue sometido la JSA y el PST, se supo que el Vice-rector, Francisco Zorrilla, paso información sobre ellas a los servicios de inteligencia, destacando su rol de activistas sociales y políticos. Es aquí en este hecho relatado por Carlos, donde se materializa lo que fue la dictadura cívico-militar. Los militares detentaban y centralizaban el poder, pero a su lado un enorme ejército civil no convencional, con elementos como el Vice-rector Zorrilla, los grupos parapoliciales de la CNU y similares, vecinos que delataban a otros y un largo etc.
Paty y Norma Huder fueron militantes Socialistas, mostraban la mujer emancipada que luchaba codo a codo con el hombre, y muchas veces delante de este en todo tipo de acción.
En el año 1975 se produjeron movilizaciones de estudiantes de secundaria por la reivindicación del boleto escolar, Paty y Norma participaron encabezando, junto al resto del activismo, las del Colegio Nacional. La historia recordará tristemente a la movilización de estudiantes de La Plata, pues en la Dictadura, aquellos jóvenes Platenses fueron las víctimas, de lo que luego se conoció como La noche de los lápices.
A media tarde del 27 de octubre de 1976 Paty tenía una cita con un compañero, Rodolfo González (Fito del correo). Fue secuestrada junto a él, probablemente en la vía pública o en un bar, donde se iban a reunir, en las cercanías del Correo Central. Seguramente la venían siguiendo los grupos de tareas de la Marina Marplatense, que dos semanas antes ya habían secuestrado a Norma Huder y a Ernesto P., dando comienzo a una de las más feroces y letales persecuciones de militantes socialistas y populares en la ciudad llamada “Feliz”. Paty y Fito fueron llevados a la Base Naval esa misma tarde, interrogados según el procedimiento con apremios y tortura, conducidos a un salón de la primera planta en el conjunto de edificios que componían lo que se denominaba Buzos Tácticos, allí sobre las tres de la madrugada fueron escuchados por Julio D. un compañero secuestrado en las primeras horas del 28 y posteriormente sobre las nueve de la mañana por Gabriel.
El tremendo destino hizo que la desaparición nos haya colocado uno junto al otro en el centro de detención de la Base Naval de Mar del Plata. Al poco tiempo de estar lo supe, los milicos habitualmente y varias veces por día nos hacían preguntas, su voz (para mi) era inconfundible. Pude hablar con ella en ese infierno, el diálogo breve quedó tatuado en mí.
-Patty- me animé a decir.
-¿Qué?- me respondió.
-¿Cómo estás?- llegué a decir antes de los golpes. En ese momento entendí porque en los dibujitos, ponen estrellas cuando a alguien le golpean la cabeza.
Siempre me quedé además con que la última voz amiga que ella escuchó fue la mía.
Al poco de recuperar la libertad me fui a vivir a Buenos Aires, más de una vez me he bajado de un colectivo porque la veía en la calle, la seguía pero invariablemente al llegar a su lado la realidad cambiaba y concluía en un espejismo que aumentaba el dolor. Toda mi esperanza era volver a encontrarla.
No sé cuándo dejé de esperar a nuestros compañeros. Fui tan inocente que cuando subió Alfonsín pensé que era el momento de volver a verlos.
Palabras, deseos y recuerdos de Julio
Te recuerdo Patricia Mabel, Paty.
No te puedo decir que esperaba verte,
lejos estaba,
pero deseaba con todo mi corazón que vivieses.
Que alguien alguna vez me dijera que te vio,
a Vos, a Fito,
a David,
a la Flaca y al Flaco,
al Semi-dios, a Javier, a Elena,
Que Julio Burgos se pudo largar a España, de donde eran sus viejos.
Que Papero había podido criar a sus hijas.
Que todo fue un mal sueño.
2011 me devolvió a la realidad, al mar, al horror de las declaraciones de los sobrevivientes, y te convirtió en recuerdo vivo.
Reflejos de la vida de época
” ...compartíamos las guitarreadas en la costa y cantábamos los temas de Sui Generis, León Gieco y otros ... qué época! También recuerdo cuando se organizó un recital, para recaudar fondos en un boliche en la calle Colón cerca de la Plaza Mitre, tocaron Jorge de Bahía y Gabriel DV...... en esa actividad Patri jugó un rol muy importante, acercando a un buen número de pibes. Mis recuerdos están más asociados a la vida social .......... lo pasábamos muy bien, para mí, en tren de confidencias, la militancia era extraordinaria, pero a la vez tenía su densidad, éramos muy jóvenes, de hecho, Patty tenía unos 16 o 17 años cuando comenzó su actividad. En verdad, por mi parte, había temas que no comprendía en absoluto. Los comprendí (algunos) de más grande, con otras lecturas y recorridos…. esto de ser activistas políticos tenía que ver con una profunda convicción de justicia, solidaridad y emancipación más allá de comprender el marxismo en toda su dimensión. A Patty la recuerdo, con su morral, caminando con ese andar cadencioso. Esa carita de luna llena, siempre sonriente y también reservada….
Patricia (L.F.)
“No recuerdo el día en que fui a Mardel a vivir con mi viejo, aunque hay dos datos que pueden dar una idea bastante aproximada, en el viaje fuimos escuchando en la radio un programa en el que unos jóvenes presentaban su primer disco y lo pasaron íntegro, era Sui Generis y el LP “Vida”. En ese viaje también anunciaban un incendio importante en Mardel se quemó la galería Cristal. Creo que fue fines del 72 o principio del 73. Yo comencé a militar en el segundo año de la secundaria en Buenos Aires, militaba en la JSA en el local de Chacarita. Como mi viejo se fue a vivir a Mardel yo me fui con él, y así es que para ese verano, llego al local de la calle Rioja, alguien me dijo que vaya al sótano y cuando bajé allí estaba Patty, no estoy seguro, pero creo que también Norma. A los pocos minutos de presentarnos ella -Patty- me estaba gastando por porteño.
En esos años estuvimos mucho tiempo juntos, compartíamos la pasión por el rock. Ella vivía sobre la galería Sacoa y sus viejos atendían el quiosco de Rivadavia, de la misma galería. Allí hemos compartido muchísimas charlas, horas y anécdotas, siempre nos quedaban las graciosas, como cuando Mabel la mamá, escuchó mal a alguien que le había pedido un peine y le respondió que cocaína vendían solo después de la media noche. O cuando el Papá le dijo a una señora que le llevó cambio que la iba a preñar. Patty estaba enamorada de "Peter Fonda", a partir del Filme “Busco mi destino”. Ella escribía poesías y dibujaba los puntos de las ies como un redondel. Siempre nos reíamos de lo despistados que éramos ambos. A pesar de esas características y de estar padeciendo la adolescencia ella era responsable con las tareas, era reconocida por sus compañeros en el partido y en su escuela. Aún hoy a más de cuarenta años de su desaparición tengo algunos conocidos de su escuela que la recuerdan. Yo adoraba a su familia. Tuvimos que atravesar juntos la muerte del padre justo al borde de su jubilación.
Era mi mejor amiga, ahora puedo confesar que en algunos momentos estuvimos muy cerca de cambiar nuestra relación por otra. Pienso que la vida está llena de casualidades, de hechos que con una leve variación son capaces de cambiar nuestra historia individual. También sé que hay cosas que nunca serán dichas.”
/Gabriel
Tu cuaderno y tu morral, tus poesías y tus dibujos, tu hermosa letra con globitos como puntos de la íes, como recuerda Gabi. Noches de verano del 75 en la costanera, Jorge a la guitarra (Jorge de Bahía fallecido en febrero de 2019), Gabriel también, pibes de Buenos Aires que pasaban por ahí y se sumaban, así hasta el fin del verano. Jóvenes herederos del Mayo del 68.
A principios de ese verano, el partido nos había propuesto fabricar sandalias para vender en la costanera, vos, la gorda Ana, yo y alguno más en el equipo de fabricación, y otros pibes en el de venta. Vos pintabas el cuero con anilinas. Fue todo un éxito, la primera tanda se vendió al completo, pero el local de la calle Luro, no podía garantizar la seguridad, y es así que nos disolvimos. El verano del 76 trajo la misma tónica, volvían los pibes porteños y se nos había sumado a la guitarra Gustavo, aunque los miedos a las bandas fascistas nos obligaba a ser más cautos. El otoño trajo el Golpe y la clandestinidad, octubre el horror.
/Gabi
Extractado de “Homenaje a los militantes Marplatenses secuestrados, desaparecidos y asesinados del Partido Socialista de los Trabajadores y la Juventud Socialista de Avanzada, 1976 - 1982.”
La Asociación de Ex alumnos, la comisión de recordación y homenaje del Colegio Nacional Mariano Moreno de Mar del Plata realizó un acto en conmemoración de los 50 estudiantes víctimas de la dictadura en la década del 70 en el marco del nonagésimo aniversario de la creación, en el que se descubrió una placa con sus nombres.
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la causa Base Naval Mar del Plata
Gustavo nació en la localidad de San Justo, provincia de Santa Fe el 13/09/52. Allí comenzó sus estudios secundarios que ante una mudanza familiar debió terminar en la localidad de Dean Funes, provincia de Córdoba, donde cursó el secundario en el Colegio Nacional “Dean Funes” egresando en 1969 con el título de bachiller.
Convencido que un futuro mejor era posible y que esa justicia e igualdad por la que luchaban estaba por alcanzarse, con Cristina, su compañera de vida y militancia, decidieron coronar ese amor con una hija, así en mayo de 1976 nació Viviana, a quien por protegerla de las persecuciones no pudo darle su apellido. Al tiempo, los tres “escaparon” a Buenos Aires.
En la madrugada del 25 de marzo de 1977 Gustavo fue secuestrado en la estación de trenes de Constitución y aún permanece desaparecido.
Compañeros y amigos ayudaron a que Cristina pudiera salir del país con Viviana de casi 1 añito y poder salvar sus vidas. Con la vuelta a la democracia, Cristina y Viviana regresaron al país. Inmediatamente la hija de ese amor revolucionario, quiso poner las cosas en su lugar y juicio de filiación mediante “ya hace muchos años llevo con gran orgullo su apellido”.
El 26 de octubre de 2009 Viviana viajó desde México para recibir la medalla en nombre de su padre y cuando la Presidenta se las entregó, en medio de un Salón de Actos repleto y la foto de su padre detrás, al lado de su madre Cristina y con los ojos llenos de lágrimas elevó sus brazos casi en actitud victoriosa. “Estoy orgullosa de ser la hija de quien soy y lo seguiré buscando siempre”, nos aseguró.
/ Comisión de Empleados del Banco de la Nación Argentina por la Memoria, la Verdad y la Justicia
La Facultad de Filosofía y Humanidades Universidad Nacional de Córdoba refleja su memoria en la galería donde incorporó las historias de los y las estudiantes desaparecidos.
Nacido en Tartagal (Departamento Vera, Santa Fe) el 13 de agosto de 1949. Era hijo de Silvio Galarza y Juana Marcos. Su padre trabajaba en la Compañía inglesa La Forestal, por lo que se trasladan a La Gallareta donde el "Indio" cursa la escuela primaria. Tras esta etapa, y para que pudiera hacer los estudios secundarios, don Silvio renuncia a su trabajo, vende algunos animales que tenían y la familia se instala en Reconquista, aspirando a que el adolescente pudiera ingresar a la Industrial (ENET N° 1), que era lo que quería. No consiguen lugar, por lo que la alternativa es ingresar a la Escuela Normal N° 3 "Juan B. Alberdi". De allí egresará con el título de maestro normal en 1968. Durante su paso por ese espacio educativo, al Indio se lo recuerda, entre otras cualidades, por sus habilidades físicas llegando a integrar un grupo de gimnastas en el que él cumplía el papel de contorsionista cuasi circense, por el extraordinario manejo de su cuerpo y lo endiablado de sus piernas y brazos.
En 1969 comienza sus estudios universitarios en Rosario, en la carrera de Psicología en la Facultad de Filosofía y Letras. Permanecerá allí ese año, en 1970 y 1971. En una fase de esa etapa en la Universidad se ganará la vida como lustrabotas y albañil. Se había fabricado para tal fin su propio cajoncito
En pleno auge de las movilizaciones estudiantiles, en cuyo ámbito se politizó, Galarza cobra notoriedad cuando su caso apareció en un documento titulado "El libro negro de la Casa Rosada", editado por una organización de Derechos Humanos denominada Cofade, donde relata su detención y tortura por parte de la Policía en los días del Rosariazo.
" El Indio " iba (al departamento), compartió bastante con nosotros Nosotros no estábamos politizados, en el secundario en Reconquista no teníamos ideas políticas. Pero Rosario era distinto, cuando llegamos, en el comedor universitario estaban las agrupaciones estudiantiles políticas, me sorprendían, estábamos comiendo y se paraba uno en una mesa y te bajaban línea con un discurso. Y después otro, y después venía la policía y nos corria y teníamos que salir disparando del comedor. En la Facultad era lo mismo, se armaban unas panfleteadas, volanteadas, estudiantes para todos lados, se juntaban, se concentraban, era como que no entendíamos nada. Era convulsionado, con un activismo muy grande.
/ Testimonio del profesor Alberto Wilhelem
En 1972 trabaja como docente, haciendo reemplazos, en El Rabón. El año 1973 lo encontraría militando en Reconquista y Avellaneda, seno de un grupo de trabajadores aceiteros, ayudando a organizar un movimiento opositor a la conducción del sindicato, que en ese entonces encabezaba Osvaldo Gallo, senador departamental justicialista electo el 11 de marzo de ese año, y Mosquito Rivero. En el ámbito nacional la Federación era controlada por otro burócrata: Estanislao Rosales. Galarza tuvo un protagonismo en la gestación del movimiento.
El diario "Noreste", publica en tapa el 16 de mayo de 1973 un comunicado firmado por el Indio. La nota central titulaba: "Tensa situación en el Sindicato de aceiteros" y el comunicado decía:
"Dirigentes traidores a la clase obrera. “La masa obrera y desmotadora junto al Movimiento Obrero de Recuperación Sindical, corriente democrática, antimonopolista y antidictatorial comunica al pueblo en general que nuestros delegados de masa han agotado todos los esfuerzos legales y pacíficos ante los dirigentes sindicales Rosales, Gallo y Rivero para que convoquen inmediatamente hoy a las 20 horas a una Asamblea General Extraordinaria para tratar los gravísimos problemas de los ficheros de muchos de nuestros compañeros y su relación con los fondos sindicales, como así también para exigir el reintegro inmediato a sus trabajos de los compañeros Massin y Zarza, injustamente despedidos por las patronales Buyatti S.A. y Vicentin S.A., lo que suceda hoy miércoles es responsabilidad de los dirigentes sindicales Rosales, Gallo y Rivero; sólo los dirigentes sindicales traidores a la clase obrera y defensores de los intereses de las patronales monopolistas, injustas, inhumanas y explotadoras niegan las Asambleas Generales a sus afiliados".
Este denominado Movimiento Obrero de Recuperación Sindical (MORS) tomaría después el local gremial, el 31 de mayo, tras una formidable movilización por las calles de la ciudad. Galarza, por desavenencias, ya no estaría en esta instancia.
En 1974 su rumbo lo lleva hacia Los Amores, en el norte del departamento Vera, para dar clases en la escuela primaria. Sus compañeros de trabajo lo recuerdan por su perfil bajo en la relación con ellos, silencioso y refugiado en aula, usando siempre un poncho rojo para enfrentar el frío.
Fiel a su estilo, se relaciona con peones de estancia estimulando en ellos de organización. Con dos agrupaciones: "Los Toros Orejanos" y "Los Pueblos Olvidados" (APO) viajarán a Rosario a participar en el VI congreso del Frente Antiimperialista y por el Socialismo (FAS) en el Club Tiro Federal de esa ciudad. Allí en un marco festivo de 25 mil personas el Indio ingresará al estadio con su peonada vestida en ropa tradicional.
A finales de aquel año patrones terratenientes y un docente delator impulsan su detención, que se concretará en Los Amores por la Policía Federal. El "Indio" observó una noche en la Terminal de Reconquista, cuando partía hacia su trabajo, muchos efectivos policiales, lo que llamó su atención. Nada ocurrió. Viajó hasta Vera y allí tomó el tren: cuando llegó a su destino lo apresaron. Lo trasladaron hasta Tartagal, después al cuartel de Santa Felicia y de allí a Santa Fe en helicóptero, donde lo mantendrían detenido 10 días. Alfredo Nogueras sería uno de sus abogados defensores.
Ya en libertad tras ese breve encarcelamiento, el Partido lo llevó a Santa Fe. De Santa Fe, en el año 1975 su militancia lo encamina a Tucumán para trabajar políticamente con sectores populares, en el llano zafrero, buscando consolidar la apoyatura que necesitaban los que estaban en los cerros y en la selva: la "Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez" del Ejército Revolucionario del Pueblo. El "Diamantino", como lo conocían en la ilegalidad, tenía una capacidad y formación fascinante para el trabajo de masas. Era un hombre de palabras más que de armas. En la ciudad de San Miguel estará bajo la responsabilidad de Mauro Gómez, un cuadro del Partido, siendo allí una de sus etapas en la que el Indio fue disciplinado respetando a las normas partidaria y sus responsables.
En ese intervalo, además se dará un tiempo para el amor formando pareja con otra insurgente. Con ella retornaria a la santafesina ciudad de Rosario. La Dictadura militar estaba en pleno apogeo. Pero él seguía actuando tras sus objetivos y responsabilidades. Viajaba permanentemente a Buenos Aires, donde mantuvo encuentros con el secretario general, Mario Roberto Santucho, antes de su muerte.
En Reconquista, la Policía con los represores Nickisch y Luque a la cabeza allanaba el domicilio de sus padres. Al mismo tiempo, Galarza trabajaba comunitariamente de albañil en un barrio muy humilde, Saladillo, construyendo viviendas con los pobladores. Allí estrechó relación con un cura católico de la Iglesia de La Merced.
Pero el 22 de mayo de 1977, este militante del PRT fue secuestrado al mediodía en su domicilio de la calle Balcarce al 5200 (Barrio Las Delicias). Estaba por almorzar costeleta con huevos fritos. La comida quedó servida en el plato. Tenía 28 años de edad. Era cuando el general Leopoldo Fortunato Galtieri comandaba el II Cuerpo de Ejército. Tiempo antes, dos semanas, la sorprendió con igual fatalidad a su compañera tucumana, a la que llamaban "Guagua".
"No lo iban a poder doblegar"
"El Indio tenía la convicción de que la revolución era posible, después dividía bien las aguas: cuál era el enemigo y cuál era su aliado. Su padre era obrero, él tenía asumido el tema de la revolución. Era revolucionario de tiempo completo, ninguno lo iba a convencer y dar vuelta; por lo menos en esos años él se sentía responsable de la revolución. A mí muchas veces me dijo: “Mirá, a los policías acá (Reconquista) yo les digo que soy del PRT, ellos saben, yo no les escondo”.
Era muy firme, no lo iban a poder doblegar, por eso está desaparecido. Era una persona atleticamente muy bien, tenía habilidades, con el físico hacía destrezas. Tenía muchos conocimientos, preparación, para un joven de la época; en Psicología, en Filosofía, se cultivaba, leía mucho, no era improvisado, era culto con mucha formación intelectual.
Lo que a él si le calentaba en su época de estudiante era que tenía que trabajar de albañil, de ahí tal vez venga un poco de resentimiento, se metia en unas obras 10 metros bajo suelo para sacar tierra y levantar un edificio. El tenia que trabajar para poder mantenerse, para vivir y estudiar. Era una injusticia para él porque cuando trabajaba no podía estudiar. El tenía asumido pero no era, como se dice hoy, una persona negativa, él sabía lo que quería, trataba convencerte. Era formador".
/Alberto Wilhelem
Elaborado con textos publicados en “Solo digo compañeros” de Raúl Borsatti, donde se puede contar con más desarrollo de información
Su memoria es recordada en una placa colectiva colocada en AMSAFE Provincial
En 2020 Facultad de Humanidades y Artes de la UNR realizó un acto público de restitución de legajos como parte del Programa de Preservación documental “La Facultad de Humanidades: Historia, memoria y política”
Era el año 1969 y en medio de la movilizada sociedad del “cordobazo”, donde los sueños de libertad por un país mejor, se habían plasmado en grandes luchas sociales y populares, Gustavo egresó como bachiller. Ya por entonces, era un dirigente de la Federación de Estudiantes Secundarios, militancia que continuaría en la universidad. En la Facultad de Filosofía cursó entre 1970 y 1972 y luego en la Escuela de Ciencias de la Información (ECI) donde se inscribió en 1972. Militaba en el
Una inesperada enfermedad de su padre, lo llevó a tener que hacerse cargo de la familia: debió abandonar los estudios y buscar urgente trabajo. El peso de esa responsabilidad y la necesidad lo llevó a hacer un pedido desesperado para obtener un trabajo en el Banco Nación. Ingresó en la sucursal Alta Gracia y luego fue trasladado a la sucursal Alta Córdoba donde permaneció hasta marzo de 1975. Para entonces el aparato represivo liderado por la perseguía a los militantes populares y Gustavo presionado, debió renunciar al Banco y comenzó a trabajar como operario en una fábrica de automotores.
Con una personalidad fortalecida por el notable uso de la razón, que combinaba con la energía y lo místico, regresó a Reconquista donde comenzó a difundir clandestinamente los lineamientos del , entre estudiantes y obreros. Aquí se conocerá su identificación política a raíz de un anónimo, firmado por un "Comando MANO" (de derecha) enviado por correo a diversos domicilios y publicado por el periódico local "Crónica", donde denunciaban las actividades, entre otros, de Galarza.
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la
Nació el 09/07/1943 en Carlos Pellegrini, departamento San Martín, tenía 34 años, estaba casado y tenía un hijo.
Julio era militante del PRT-ERP. Cuando trabajaba en el Campamento Central de Plaza Huincul fue dado de baja por “Abandono de Servicio” el 15/06/76. La razón por la debió abandonar su trabajo fue que –luego de enterarse del secuestro de una compañera– logró huir de un operativo represivo, donde las fuerzas conjuntas del Ejercito, la Policía Provincial y la Federal, secuestraron alrededor de una veintena de jóvenes, muchos de ellos miembros del grupo de teatro “Génesis”, estudiantes de la Escuela de Servicio Social de la Universidad Nacional del Comahue y/o trabajadores de YPF. Galarza, después del secuestro, decidió pasar a la clandestinidad.
Según relató su esposa Raquel en el juicio: “Él militaba desde antes de conocernos, yo no militaba en nada, pero sabía y las cosas siempre estuvieron claras, aunque siempre trató de mantenerme al margen y no exponerme, participaba de un grupo con el que se encontraban como si no se conocieran, en determinados lugares y a determinados horarios y un día me dijo ‘nos tenemos que ir porque cayó la compañera Silvia (Arlene Seguel) y el que sigue soy yo’”. Al día siguiente allanaron y destrozaron su casa y sus pertenencias.
Raquel mantuvo contactos esporádicos durante dos años con Julio, algunas cartas recibidas y enviadas por tercerxs y comunicaciones telefónicas entre él y su hermana como interlocutora. Sin embargo, el 1º de diciembre de 1977 no pudo eludir el cerco de la represión, fue detenido en Cutral Có y, desde ese momento, continúa desaparecido.
Tras la audiencia, Berta Peraza dijo a la prensa que “a mi hija le dejaron un hueco, ella misma lo dijo así, y eso me dejó pensando toda la vida: eso es la desaparición, un hueco” y repudió a quienes sostienen la teoría de los dos demonios: “demonios hay unos solos y son ellos”.
“Julio era un muchacho reservado y tranquilo. Ingresó a YPF el 27/09/65 y sus destinos siempre eran Catriel, Rincón o Plaza Huincul. La vida en campamentos le hacía valorar más el ambiente de este hogar, siempre esperado, siempre recibido con sencilla alegría. Y esta familia era particularmente afectuosa y alegre. Siempre estábamos los amigos pasando por allí sin aviso previo, a cualquier hora, y el mate con torta ò el plato en la mesa se servía sin preguntar.
Era compañero de trabajo de Rodolfo Marinoni, también desaparecido, con quien compartía recetas de cocina y el entusiasmo por los temas de politica, por la cual se enzarzaban en vehementes discusiones.
Julio vivió este cambio de vida (el matrimonio) fascinado, a menudo me lo decía. Mi embarazo, las tareas de la casa, las compras en la Proveeduría de YPF que hacíamos juntos los sábados en la mañana. Cuando nació nuestra hija, deseaba que pasara algún amigo, para mostrarles la nena, para presentarnos, con orgullo. Cuando el cerco se estaba estrechando en torno a su grupo de militancia, con varios compañeros secuestrados, yo le pedí que abandonara todo y nos fuésemos a un pueblito de Santa Fe donde él había nacido, y en el cual aún vivía su padre. Me contestó que si hiciera eso, el día de mañana ni yo ni su hija lo íbamos a respetar.
Hace tres años mi hija se hizo el análisis de ADN en Buenos Aires, en el Equipo de Antropología Forense, yo la acompañé, y ahí nos enteramos que existían testimonios de sobrevivientes que habían visto a Julio en el centro clandestino El Vesubio. Es todo lo que sabemos. Los desaparecidos de ese centro tuvieron como destino, en su mayoría, los vuelos de la muerte. Desde que tuve esta información, una imagen muy fuerte y persistente me venía a la mente. Sentí un alivio cuando pude escribir esta especie de homenaje, que por primera vez comparto con alguien.”
/ Raquel Perazzo de Galarza
En 2021 la Municipalidad de Cutral-Có participó del acto por el Día de la Memoria por la verdad y la justicia organizado por las asociación de hijos de desaparecidos, donde se plantaron árboles por los desaparecidos en esa ciudad, entre ellos Julio
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la Causa Escuelita VII - TOF Neuquén
Era Geólogo especializado en petróleo, trabajaba para YPF en Plaza Huincul, donde residía con su familia. Había nacido en San Cristóbal. Fue secuestrado en presencia de su esposa, Ana María Mascías, en la madrugada del 29 de septiembre de 1977 y nunca más se supo nada de él, tenía 30 años. Ese mismo día secuestraron a un compañero de trabajo, también de madrugada y en presencia de la esposa.
“A Horacio Giardello lo conocí a finales de 1969, me dijeron que estaba por rendir Mineralogía II y lo fui a buscar a su pieza de estudiante en la calle Belgrano, a una cuadra de la vieja Facultad de CEFN (Ciencias Exactas Físicas y Naturales), Av.Vélez Sársfield y Duarte Quiróz.
Este buen amigo me ayudó a terminar la carrera de Geólogo, me prometió una golpiza si en el término de un año no me recibía. El “Gordo” nunca me puso una mano encima pero me alentaba siempre, al igual que al “Negro” Sarquis. Generoso en extremo, todos los veranos iba a su pueblo, San Cristóbal, para reemplazar a su padre en el negocio… “para que el viejo se tome unas vacaciones”…nos decía.
Una vez recibido de Geólogo se fue a estudiar a Buenos Aires donde se recibió de Ingeniero en Petróleo con una beca de YPF. Luego, se fue a trabajar en los yacimientos de petróleo de esa empresa. Muchos años después, quizás en 1978, por boca de otro compañero de estudios, supe que lo habían secuestrado. El dolor que esto me produjo me arrancó lágrimas. Y fue en Cutral-Có en la primavera de 1977, cuando se cerró la campaña de terror con el secuestro de los Geólogos de YPF, Rodolfo Marinoni y Horacio Girardello, últimas víctimas de la represión ilegal en el área 522 de la subzona 52.
Ahora que he tenido el coraje de rescatar estas imágenes vuelvo a emocionarme y agradezco seguir siendo el amigo de Horacio Girardello.”
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la causa La Escuelita IV-Neuquén
En la Escuela 411 Juan Bautista Alberdi de San Cristóbal, AMSAFE y Barrios por la Memoria colocaron baldosas y murales por la memoria de Girardello y Jorge Peralta
Su hermana Beatriz relata: Nació en Sunchales el 23 de abril de 1954, hijo de una familia de trabajadores, Francisco Gastaldo y Olinda Adelaida Bertoncello. Su padre trabajaba con camiones. Terminó la secundaria en el Colegio Nacional que funcionaba donde actualmente se encuentra el Jardín Nº 118. Iba a natación en la pileta del Club Libertad donde también jugaba al básquet, era malo, lo ponían los últimos 5 minutos, los deportes no eran su fuerte.
Tenía dos apodos, “Archi” por un cómics de la época donde su personaje central así se llamaba y también como una broma ya que decía archi bueno, archi esto, archi lo otro, como hoy usamos el super o el “re”. Y del archi, le agregaron el duque o archiduque. Los chicos del colegio lo conocían por “Archi” y en Rosario como “Duque”.
Provenía de una familia que no estaba comprometida políticamente. A los 18 años se fue a estudiar a Rosario la carrera de Ingeniería Civil en la UNR, pero como era muy familiero, siempre que volvía a Sunchales visitaba a su familia, a su tía, su abuela. A todos les sorprendió su militancia. Era la época de la dictadura, se empezaron a enterar a través de su pareja de aquel momento que él estaba militando en una Organización, la CURS (Corriente Universitaria Revolucionaria Socialista), movimiento que luego integró el Poder Obrero. En un contexto donde se habían cerrado los comedores universitarios y la gente de la Universidad peleaba por su apertura. En agosto de 1976 él dio a entender que tenía sus convicciones políticas, y que iba a pelear por esas convicciones. Al mes siguiente vino a Sunchales por última vez, al llegar le dijo a su mamá que le envíe un regalo a Estela Cipolatti, su profesora de acordeón, se había recibido de profesor, para darle el gusto a su mamá. Beatriz recuerda que el domingo lo llevaron a Rafaela a tomar el Güemes y esa fue la última vez que lo vieron. Tiempo después se enteraron que estaba desaparecido y ahí empezó la búsqueda.
Viajaron su papá y su tío a quienes les decían que seguramente se había ido con alguna chica, luego volvieron Beatriz, su mamá y su papá y buscaron por dos semanas, hablaron con abogados, nadie se quería involucrar. No les daban información. Lo buscaron, no sabían más dónde ir, si no había una orden desde arriba no les daban datos. Al tiempo se enteraron que había fallecido (5 de Octubre de 1976). Beatriz, su papá y un amigo de su papá viajaron para recuperar el cuerpo. Tenía la cara destrozada por una bala. En medio del dolor por la pérdida, tuvieron un inconveniente ya que una persona de Santa Fe que estaba buscando a su hermano se llevó el cuerpo de Hugo por equivocación y fue enterrado allá. Viajaron a Santa Fe y pudieron traerlo y enterrarlo en el cementerio local. Beatriz aclara que como no les permitieron abrir el cajón, no saben con seguridad si era o no. Como era un momento muy difícil para toda la familia, decidieron cerrar esa parte de la historia.
Beatriz comenta que su hermano Hugo nunca tuvo conflictos, fue muy bueno, muy querido, con un carácter muy especial, por eso todo lo sucedido fue muy duro para su familia. Sus padres se separaron, su mamá de alguna forma no lo perdonó, no llegó a entender su pensamiento, su postura política. Beatriz se fue a vivir a Rosario como un escape en 1983. Al llegar allá hizo la denuncia, presentó el certificado de defunción pero nadie lo vio, nadie estuvo detenido con él y al tiempo cerraron el caso.
/ Roxana Lusso en Hijos del Pueblo - web
En el año 2006, a 30 años del golpe militar, se rindió homenaje en la Escuela Nº 445 “Carlos Steigleder” donde se colocó una baldosa
En el año 2014 en cumplimiento de la Ordenanza municipal 2375/14,se descubrieron tres placas con su nombre y los de Fernando Abasto y Orlando Navarro
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la causa Feced I -Díaz Bessone
Había nacido el 23 de mayo de 1952; estudiaba Agronomía en Esperanza, de él dicen sus compañeros:
“Formó su carácter en la militancia, era un compañero con una calidad humana muy grande, tenía un desapego total y todo lo compartía. Era un tipo muy callado, tranquilo, buenazo, simple. Solía pasar las tardes con amigos tomando mates los días de lluvia, o ir a pasear en bici hasta el río.
Como otros militantes estudiantes de la FAVE vivió en la casa conocida como “Los Alerces”. Tenía una moto Gilera que era usada por todos. Junto a Eduardo Danielis y Jorge Trod , trabajó en el barrio “La Orilla”. Allí, entre otras cosas, colaboraba con la gente en cuestiones de saneamiento ayudando a que las casas tuvieran escusados y retretes. También, daban funciones de cine, atendiendo a las necesidades culturales y de esparcimiento.
Alcides era un chango callado, siempre solícito, siempre atento a las necesidades de cualquier compañero. Era un tipo fantástico, siempre la pasabas bien con él. En esos tiempos, sentía un gran amor por una flaca que lo tenía mal. Era gringo, de tez muy blanca, y cuando le quería hablar se ponía colorado, delatándose solo.
Era el único hijo varón de una familia de buena posición del pueblo de Ramírez (Entre Ríos). Hubiera podido aspirar a un buen estudio de Agronomía y hacer crecer la herencia que iba a recibir, pero fue capaz de dejar todo para irse a trabajar al barrio, con los compañeros de la JP (Juventud Peronista). Como otros compañeros, venía del Peronismo de Base y luego va confluyendo con otros grupos para formar la JP.”
Alcides fue detenido-desaparecido en la zona de Rosario el 6 de agosto de 1976.
El día que hubiese cumplido 59 años - informa Rosario 12 el 26/6/2011- la familia recibió una llamada telefónica informándoles que su cuerpo había sido identificado en el Cementerio de Timbúes, en base a la información aportada por un ex empleado del cementerio y al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense y la investigación de la Fiscal Mabel Colalongo.
Lo recibieron en su pueblo las mujeres más importantes de su vida: su compañera, su hija, sus tres hermanas y la madre de 93 años.
Su memoria es recordada en un monumento en la Plaza de la Memoria en Esperanza
Caído en el asalto al Regimiento 29 de Monte en Formosa, el 5 de octubre de 1975. Murió con dos fotos de su única beba en el bolsillo de la chaqueta que quedaron teñidas en sangre. Por decisión del juez de Primera Instancia Leandro Costas, que atendió en la causa, sus restos no fueron devueltos a sus familiares, sino enterrados con una topadora en una fosa común creada a tal efecto, en el Cementerio Norte de esa localidad litoraleña.
La perversidad de aquel poder judicial llega a su máximo exponente cuando trasciende el siguiente testimonio:
“El día 6 de octubre de 1975 a las 7 horas, en el domicilio de calle Gorriti 928, quince personas de civil, camperas de cuero y fuertemente armados penetran en la casa cuando mi padre intenta abrir la puerta de calle. Venían en dos o tres Falcón verdes. Se dirigen directamente al dormitorio de mi hermano José Daniel. Encierran a mis padres y a mi cuñada en otro dormitorio y se roban todo de la habitación de mi hermano, inclusive anillos de oro de mi cuñada, pulseras de oro, una escopeta Pietro Bereta, calibre 12 de dos caños. El fin del allanamiento era comunicarnos que mi hermano había sido muerto en un enfrentamiento el 5/10/75 en la Compañía de Monte 29 de Formosa, donde murieron 11 personas. Luego le hacen firmar a mi padre una planilla como que el allanamiento daba negativo”.
/Roberto Baschetti - Militantes del Peronismo Revolucionario
El 22/02/07 en Vera Mújica y San Lorenzo se realizó un mural con los nombres de los militantes de la JUP, Beatriz Aguilera, Ana Valle, Roberto Altamirano, Claudia Gonzalez, Silvia Fabris, Juan C. Morel y Juan Lucero.
En 2021, con presencia de autoridades, en el Pasaje Marchena y San Lorenzo, a metros de la Facultad de Ciencias Médicas, se colocó el cartel “Masacre de la cortada Marchena”, en memoria de Carlos Morel, Roberto Altamirano, Silvia Fabris, Beatriz Aguilera, Ana Valle, Vico Ferrari, Juan Lucero y Claudia Gonzáles, estudiantes de las carreras de Medicina y Fonoaudiología y militantes políticos asesinados 12 y 17 de febrero de 1977.
Nacido en Ceres, provincia de Santa Fe un 22 de diciembre de 1948. Empleado de Ferrocarriles Argentinos y militante de la
Su compromiso lo llevó hasta Rosario, sumarse a y participar de la lucha armada. Luego fue trasladado a Corrientes, donde fue responsable de la UBCL de Corrientes con el grado de oficial 1º y Secretario de Prensa, Comunicación y Enlace.
tenía 24 años y “Sara” su esposa, 21, estaban profundamente enamorados y felices por la próxima llegada de un hijo, estudiaban medicina, militaban en la JP. El Indio, responsable del grupo de Medicina, venía de “los Sabinos”. En la tarde del 12 de febrero de 1977 fueron rodeados por las fuerzas represivas en una casa de la calle Álvarez Thomas en Rosario. Resistieron, el Indio había prometido no entregarse vivo, los dos murieron allí. Los dueños de casa, y fueron secuestrados. Este episodio fue el comienzo de una seguidilla de crímenes que culminó con el fusilamiento, en la cortada Marchena, de cinco compañeros: Tito Altamirano, Silvia Fabris, , y Ana Valle, oriundas de Rufino.
Ramón era el menor de la Familia de don Cecilio Girau y Doña Silveria, nació en la laguna «La Palma» en Santiago del Estero. «(...) A la edad de 6 años se traslada a nuestra localidad para cursar sus estudios en la Escuela N* 559, su maestro fue el Sr. Américo Monti. Le gustaba el teatro y su deporte favorito era el fútbol, por lo que integró los primeros equipos de la Asociación Deportiva Juniors Club. A los 12 años comienza a trabajar como cadete de la imprenta del Sr, Héctor Cruz, la que antes de cumplir los 18 años ya le pertenecía con el nombre de «Gráfica Girau».
Desde muy joven lo preocuparon las grandes diferencias sociales y la falta de oportunidades que tenía la gente más carenciada de Suardi. Esto lo motivó a formar parte de la Juventud Peronista, y (...) por su intervención, se logra el alumbrado público del Barrio San Miguel.
Integra también la comisión que impulsa la creación de la Capilla en dicho barrio, donde estrecha relación con los sacerdotes que visitaban nuestro pueblo, seguidores de la Doctrina Tercermundista que se difundía por toda América Latina. Posteriormente (...) integra la comisión de la Secretaría de Acción Social (de la Comuna) donde entre otras actividades, tramita pensiones y jubilaciones. Junto a sus amigos trabajó arduamente para conseguir la instalación en Suardi del Centro Asistencial SAMCO. Realizaron grandes festivales en la Sociedad Cosmopolita para recaudar fondos con los que solventaron los gastos de mejoras del lugar y la compra del equipamiento para el Centro Sanitario que funcionaba en dichas instalaciones. También formó parte de la Secretaría de Cultura donde se emprendieron cursos de alfabetización que se dictaban en la Capilla San Miguel y cursos de costura que se realizaron en la Sociedad Cosmopolita. (...)»
/ Homenaje de la Comuna de su pueblo, Suardi, 24 de Marzo de 2006
Carta a Ramón de Sara, hermana, amiga y compinche
Ramón:
No sé cómo comenzar hablar de Vos, porque a pesar de tantos años de silencio duele mucho recordarte, es que los recuerdos están aquí en mi memoria y en mi corazón, intactos; por ejemplo los de nuestra niñez, cuando solíamos ir a jugar después de llover cerca del canal de la laguna (Laguna «La Palma», límite entre Córdoba y Santiago del Estero), y nos quedábamos extasiados mirando ese cielo tan celeste y esos espacios de tierra que parecían no tener fin, allí no había alambrados, ni tapiales, todo era infinito.
Después cuando el papi nos traía a la escuela, en Suardi, comenzábamos un poco más tarde que los demás chicos, pero eso no te impidió a vos terminar con muy buenas notas a fin de año. Nuestra adolescencia y tu afán de superarte, eras un petiso que nunca se achicaba por nada, hasta pretendiste tocar el saxo cuando carecía totalmente de oído musical y mamá que tanto te amaba decía: «pobre m'hijo no le sale nada», ese amor entre ella y vos era sublime y recíproco. Cuando comenzaste a trabajar de empleado en la imprenta que en poco tiempo llegó a ser tuya, y la llamaste «Gráfica Girau»,
El trabajo fue tu meta y te dedicaste a él con alma y vida. La imprenta te dio la posibilidad de poder ampliar tus horizontes intelectuales y así plasmar en un papel todas tus inquietudes. Empezaste a interiorizarte en las necesidades de los más humildes y tu nombre cambió, dejaste de ser Ramón, el dueño de la imprenta para ser el «Negrito», la voz defensora de su gente, de su barrio...
EL QUE NUNCA VACILÓ EN DAR SU VIDA POR SUS IDEALES.
Palabras a Ramón de su hermana Mercedes
Ramón:
Eras como mi hijito, recuerdo cómo te enseñé a escribir, a unir las letras, estaba siempre pendiente de vos, cuando hacías obras de teatro en la escuela, yo me aprendía la letra para poder enseñártelas, no quería que te equivocaras porque para mí eras tan importante, que pretendía que todo te saliera bien. Tu ausencia me ha dejado un vacío tan grande en mi interior, que aún no lo puedo asumir.
Te amo, tu hermana Mercedes.
¿Cómo describirte Tío Ramón? Muy simple, eras un «tipazo», tan sencillo, tan auténtico y siempre con la palabra justa para responder todas mis inquietudes de adolescente.
Hoy mi mente está poblada de tus recuerdos, cierro mis ojos y te veo pasar en tu bici, llevando siempre ese negro maletín, que tan solo vos sabías lo que había ahí dentro.
Durante años mantuve la certeza de verte llegar con esa sonrisa amplia y poder decirte que sí, que leí el libro de Neruda que con tanto amor me regalaste.
/Marisel, su sobrina
Recordar a Ramón o mejor al querido y entrañable «Negro» hace que vuelvan a mi memoria las largas charlas en la imprenta, Los Quillapayún con su cantata a Santa María de Iquique, sus gestos, su risa ante un chiste pueblerino, su ternura y sus convicciones de luchar por una sociedad más justa y solidaria.
Luchó por tener un lugar, ser respetado y escuchado, no solamente él, sino ser voz de buena parte de la comunidad de Suardi, en especial del Barrio Oeste, siempre relegado, maltratado y humillado por el otro sector, supuestamente educado, que solo entiende de mezquindades, ostentaciones y racismo, salvo honrosas excepciones. Ese fue uno de los motivos de su vida: que nadie se sienta discriminado por el color de su piel, educación o pobreza.
Recuerdo los '70 cuando nos juntamos con amigos solidarios y comenzamos a trabajar en el Barrio abriendo nuevos canales de comunicación para que todos comprendiesen que teníamos la obligación, como creyentes o no, de construir una sociedad más justa y solidaria. Naturalmente, ni la iglesia entendió el mensaje, salvo la honrosa conciencia del padre Miguel, que ante tantas posturas en contrario del párroco García, tuvo que irse.
Nuestros caminos se bifurcaron pero nos seguimos viendo. Una de las últimas veces fue en el bautismo de mi hijo Enrique Agustín, en el '77, ejerciendo de padrino. No podía y no quiso quedarse en Buenos Aires, su compromiso militante y de lucha se lo impedía.
Todo esto y mucho más fue el «Negro», un hombre digno e insobornable, amigo del alma, militante ejemplar, irrenunciable y de corazón abierto hasta sus últimos días.
/ Juan Carlos, su amigo y compadre
Recordar a quien tuviera tanta influencia en mi vida, es una tarea que me genera muchas sensaciones, muchos recuerdos de una etapa de mi vida, que evoco con cariño.
Tratar de ser objetivo será extremadamente difícil, ¿cómo ser objetivo con alguien que tuvo tanto que ver con la formación de mi persona? Sin idolatrar, ni endiosar, trataré de dejar una semblanza de una persona con altos valores morales y una capacidad intelectual envidiable.
No voy a hacer mención, aunque quisiera, de las convicciones ideológicas de Ramón, porque ésa es otra cuestión, aunque esas convicciones, discutibles o no, lo condujeron a ser uno de los tantos desaparecidos en esa época tan oscura de la historia de nuestro querido país, sólo quiero expresarme sobre el ser humano, sobre la persona del «Tío» Ramón.
Apasionado, solidario, luchador, soñador, son algunos de los calificativos que me vienen a la mente; innovador, de una gran personalidad y un carisma tremendo. A mí me encantaba escucharlo discutir y hablar de los temas de la actualidad de su pueblo, de nuestro país, tan tremendamente castigado por las diferentes políticas nefastas que nos han tocado vivir.
Creo poder dar fe de lo que él siempre pregonaba, la solidaridad con los menos pudientes, con los necesitados. A los doce años de edad, siendo todavía un niño alumno de séptimo grado, tengo la desgracia que mi familia se desmembrara, tomando mis hermanos y yo diferentes rumbos, algunos fueron con mi madre, otro con mi padre, en fin, cosas de la vida... Yo ya había empezado a trabajar en la Gráfica Girau, una pequeña imprenta entonces, propiedad de Ramón, él me ofreció vivir en su casa y que siguiera trabajando en la imprenta. Por supuesto que acepté, allí comencé a aprender las artes gráficas, a la par de él, oficio con el cual todavía hoy, más de 35 años después, sostengo a mi familia. También tengo muy presentes los festivales para recaudar fondos la instalación del actual SAMCO. En ese entonces era apenas una sala asistencial.
Puntilloso y exigente en las tareas de la imprenta, aprendí a trabajar con responsabilidad y seriedad, a ser prolijo, a conocer la «galera», el «componedor», el «tipómetro», «cíceros», «picas», «lingotes», «cuadratines»... ¡Cuánto le agradezco!
En el año 1975 trajo la primera impresora offset a Suardi y su zona de influencia, toda una innovación en las artes gráficas, dónde todo se hacía con los tipos móviles, y se imprimía en las minervas o una máquina tipográfica plana, era un gran avance. Llegamos a ser varios compañeros trabajando en el taller.
Con el tiempo, el taller había crecido de tal manera que fue necesario trasladar la imprenta a otros mercados. Bueno, Santa Fe fue el destino, allá fuimos los dos, a tratar de hacer crecer la imprenta, pero era un momento del país muy difícil. En marzo de 1976 llegó a nuestro país una dictadura, la más nefasta de la historia, se hizo cada vez más difícil trabajar, allanamientos, mermas en el flujo de trabajo, una economía que no ayudaba a crecer.
Recuerdo que durante el día trabajábamos a destajo en el taller, por la noche yo iba al colegio secundario, era una imposición por parte de él que agradezco eternamente.
A mediados de 1976 me tuve que volver, la situación política era insostenible, las desapariciones de personas eran moneda corriente, Pensó que era demasiado riesgo que me quedara con él, a partir de allí nunca más supe de él, nunca más lo vi, pero guardo en lo más profundo de mi corazón su recuerdo, sus consejos y recomendaciones para la vida.
En lo personal fui objeto de persecución, presiones y hasta tortura, para confesar lo que sabía de él, dónde se había ido, que pasó con su imprenta. Por supuesto que no lo sabía, y aunque lo supiera, no lo habría confesado.
Ojalá que estas pocas líneas sirvan para dejar aunque más no sea un pequeño homenaje a la persona de Ramón Girau, con quién estaré en eterna deuda, siempre estuvo y estará en mi recuerdo.
Simplemente, gracias tío!!!
/ Oscar, su sobrino del corazón
"Las letras como emisoras... pueden contar muchas historias”
Recuerdo: 9 años tenía cuando recibí mi primer paga por lo que hacía con mis manos, ahí en tu lugar, ese espacio creador con aroma a tintas, solventes... mi trabajo consistía en limpiar con un pincel las tipografías y cuidadosamente colocarlas en su lugar, ordenadas por cuerpos (6,8,10) sin que caigan al piso para que no se arruinen.
En ese mundo de tipografías, interlíneas, cuadrados, orlas, lingotes... sobre el componedor plasmaste tu magia, sueños y sobre todo el compromiso que la «minerva» imprimía sobre el papel y la vida sobre el corazón de quienes te conocimos...
TIO RAMÓN... PRESENTE
/ Javier, su sobrino
A la edad de 31 fue secuestrado-desaparecido en Rosario, en septiembre de 1978. Era peronista y montonero.
En el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia de 2015, la comunidad de Suardi realizó un acto-homenaje a Gervasio Ramón Girau. Familiares y el Presidente Comunal descubrieron una placa que fue colocada donde Girau tenía su imprenta.
En Espacio de la Memoria Suardi realizó un mural como parte del programa Memoria en la Pared
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la causa Guerrieri I
Nació en San Guillermo el 12 de junio de 1948. Era hermana de Ricardo René Haidar y Mirta Malena Haidar y como él, militaba en el peronismo montonero. No lo hizo en nuestra zona por lo que son pocos los datos que tenemos de ellas.
Toma el compromiso de sumarse a la lucha de Montoneros a partir de la “Masacre de Trelew” ejecutada por la Marina de Guerra en 1972, (hecho que daba inicio a la metodología asesina que desataría el golpe militar del 76) y donde su hermano –Ricardo René- queda mal herido, pero sobrevive por el momento.
Adriana se recibe de médica en la Universidad Nacional de Córdoba, después de trabajar un tiempo en el hospital Rawson siendo su especialidad las enfermedades infecciosas. También en el Hospital Central de Mendoza. Luego en zona Sur del Gran Buenos Aires, médica en el Hospital Finochietto y en la Clínica Bernal.
Las dos hermanas se van a vivir a calle Crámer 1271 Don Bosco, partido de Quilmes, en la zona sureste del Gran Buenos Aires. El 27 de febrero de 1977, a las 8.30 llegan varios camiones del ejército y rodean la vivienda donde se encontraban las hermanas Haidar, dándoles la orden de entrega, a lo que Adriana les contesta: «¡Un montonero nunca se rinde!». A partir de ese momento comienza una balacera, luego de un largo intercambio de disparos las retiraron del lugar, tirando de sus cabellos, presuntamente sin vida o mal heridas, y nunca más se supo de ellas. Un vecino que fue testigo de la masacre, les grita «¡Asesinos! ¡Matan mujeres!», lo que motivó que los uniformados lo atraparan, le dieran una feroz paliza y lo dejaran tendido en la calle.
En 1979 -meses antes de realizarse la Revolución sandinista en Nicaragua- el Movimiento Peronista Montonero formó en México una brigada de médicas y enfermeras provenientes principalmente de Argentina que recibió el nombre de Brigada Sanitaria «Adriana Haidar». Prestaron un apoyo asistencial crítico al pueblo nicaragüense en los tramos finales de la lucha sandinista.
Ricardo les escribió como despedida:
“Queridas hermanas, todos estos valores grandes y hermosos que ustedes poseían cuando vivieron quedan conmigo y seguirán viviendo en mí y en todos los compañeros que quedamos, y si muero yo, seguirán en mis hijos. Pero no morirán, es todo un pueblo el que sostiene estos valores de humanidad, de amor, de justicia para los humildes y trabajadores y de repudio por los ricos, holgazanes y explotadores. Queridas hermanas, no tengo vuestros cuerpos, pero tengo y me apropio de vuestros valores y de vuestro espíritu. No sé donde yacen, tampoco me interesa, desde que murieron y resistieron están en mi corazón y en mi mente. Queridas hermanitas mías, descansen en guerra, que hay miles que lloran vuestras muertes y seguirán vuestro ejemplo. Adriana y Mirta: ¡Patria ó Muerte – Venceremos!”.
En 2015, organizado por la Municipalidad de San Guillermo a partir de un proyecto de Nuevo Encuentro, emplazaron una escultura en el predio del Museo Remembranzas evocando a los hermanos Ricardo, Mirta y Adriana Haidar
Nació en San Guillermo el 24 de agosto de 1942 . Era hermanas de Adriana y de Ricardo René Haidar y como él, militaban en el peronismo montonero. No lo hicieron en nuestra zona por lo que son pocos los datos que tenemos de ellas.
Mirta Malena era docente. Trabajó en una fábrica de muebles seguramente proletarizada. Como su hermana, toma el compromiso de sumarse a la lucha de Montoneros a partir de la “Masacre de Trelew” ejecutada por la Marina de Guerra en 1972, (hecho que daba inicio a la metodología asesina que desataría el golpe militar del 76) y donde su hermano –Ricardo René- queda mal herido, pero sobrevive por el momento.
Las dos hermanas se van a vivir a calle Crámer 1271 Don Bosco, partido de Quilmes, en la zona sureste del Gran Buenos Aires. El 27 de febrero de 1977, a las 8.30 llegan varios camiones del ejército y rodean la vivienda donde se encontraban las hermanas Haidar, dándoles la orden de entrega, a lo que Adriana les contesta: «¡Un montonero nunca se rinde!». A partir de ese momento comienza una balacera, luego de un largo intercambio de disparos las retiraron del lugar, tirando de sus cabellos, presuntamente sin vida o mal heridas, y nunca más se supo de ellas. Un vecino que fue testigo de la masacre, les grita «¡Asesinos! ¡Matan mujeres!», lo que motivó que los uniformados lo atraparan, le dieran una feroz paliza y lo dejaran tendido en la calle.
Ricardo, les escribió como despedida:
“Queridas hermanas, todos estos valores grandes y hermosos que ustedes poseían cuando vivieron quedan conmigo y seguirán viviendo en mí y en todos los compañeros que quedamos, y si muero yo, seguirán en mis hijos. Pero no morirán, es todo un pueblo el que sostiene estos valores de humanidad, de amor, de justicia para los humildes y trabajadores y de repudio por los ricos, holgazanes y explotadores. Queridas hermanas, no tengo vuestros cuerpos, pero tengo y me apropio de vuestros valores y de vuestro espíritu. No sé donde yacen, tampoco me interesa, desde que murieron y resistieron están en mi corazón y en mi mente. Queridas hermanitas mías, descansen en guerra, que hay miles que lloran vuestras muertes y seguirán vuestro ejemplo. Adriana y Mirta: ¡Patria ó Muerte – Venceremos!”.
En 2015, organizado por la Municipalidad de San Guillermo a partir de un proyecto de Nuevo Encuentro, emplazaron una escultura en el predio del Museo Remembranzas evocando a los hermanos Ricardo, Mirta y Adriana Haidar
Bicicletas, pelota de fútbol, pistas de autos en las veredas de tierra. Esos son los primeros recuerdos de una infancia vivida en Esperanza, en la familia que formaron Pancho e Hildegardis y que comenzó a ser fecunda en 1951 con sus hijos: Amoldo, Francisco, María Catalina, Luis, yo (Carmen), Eduardo y terminó en el '64 con mis hermanos mellizos Ana y Carlos.
La mesa, grande, de madera cubierta con un hule con flores y frutas nos daba lugar a todos. La casa fue agregando habitaciones a medida que llegábamos nosotros. Los domingos era sagrada la visita a mis abuelos maternos (la oma y el opa, inmigrantes alemanes de principios de siglo) muy católicos que vivían detrás del Colegio San José, allí era común encontrar a curas y monjas en la casa de ellos, donde saboreaban tortas y licores caseros.
Frente a mi casa había un campito que hacía las veces de cancha de fútbol de la barra del barrio, a veces era el terreno donde se instalaban los circos y parques de diversiones que deambulaban por los pueblos.
En las noches de verano mientras los mayores se sentaban a la vereda a tomar fresco era frecuente ver la barra de chicos y entre ellos a mis hermanos, jugando debajo del foco de la esquina. El saldo eran raspones, moretones, picaduras de mosquitos. Hubo un año en el que aparecieron unos bichitos que fueron bautizados “uriburos” que largaban un líquido que producía ampollas. Las madres se dedicaban a pinchar las ampollas con un algodón para que no se extienda el líquido. Fueron épocas donde en las casas era común ver cercos de ligustrines y no rejas.
A la par de sus estudios secundarios jugaba al fútbol en el Club Defensores del Oeste. Era el tiempo de la confitería bailable “Carnaby” y de las pilchas de la “Armada Brancaleone”. Cuando terminó la técnica se inscribió en la UTN para seguir ingeniería mecánica. Mientras viajaba a Santa Fe para cursar trabajaba en un taller mecánico cerca de mi casa. Además se había fabricado un torno para tornear madera donde hacía artesanías (platos, fuentes, alhajeros, etc.) que hoy conservamos de recuerdo.
Mi hermano Luis, cuatro años menor que Panchi, transitó la primaria y la secundaria en el Colegio San José. Durante la primaria formó parte de un grupo del colegio conocido como “Luises” por San Luis Gonzaga donde pasaba largo tiempo organizando actividades deportivas, recreativas, etc. También vistió la camiseta azulgrana del club Defensores del Oeste, pero su corazón estaba en el Club Colón de Santa Fe. También festejaba con fuerza los triunfos de Carlos Monzón. Le gustaba pescar y solía ir con amigos en bicicleta al Cululú o al Salado a probar suerte con la caña.
Fueron tiempos de terror, silencio, desconfianza, soledad. El golpe de estado marcó un antes y un después y no es fácil sobreponerse a todo ello. La dictadura inventó la palabra “desaparecido” y vaya paradoja, lo que logró es hacer más presente las ausencias.
/ Carmen en nombre de nuestra madre y hermanos. Agosto 2006.
Fue secuestrado-desaparecido el 13 de noviembre de 1979. Ocurrió cuando formaba parte del grupo comandpo de la contraofensiva que ultimó al empresario Francisco Soldati, un millonario íntimamente ligado a las decisiones económico-políticas del ministro de Economía de la dictadura, Martínez de Hoz. Aturdido por una explosión, Luis Alberto fue herido por las balas policiales y apresado en el lugar con vida. Nunca más se supo sobre él.
/ Roberto Baschetti. Militantes del peronismo revolucionario
El “Alemán”, como lo llamaban sus amigos, nació en Rafaela el 18 de mayo de 1953. Junto a sus padres, Carlos Hattemer y Elda Boidi, y su hermano Oscar vivieron en calle Balcarce, a pocos metros del frigorífico. Pasados unos años, cuando don Carlos terminó de construir la nueva casa, se mudaron a calle Suipacha, frente a la escuela Mitre.
A los siete años comenzó sus estudios primarios en la escuela Rivadavia, y una vez finalizados cursó un par de años el Comercial hasta que empezó a trabajar. Un breve tiempo estuvo en la fábrica de pianos Brandt de Marino y Virgilio Marcucci, en avenida Luis Fanti y luego unos seis años en la sección de chapa y pintura del taller de Berta, de calle 25 de Mayo.
Cuenta uno de sus amigos de infancia y adolescencia:
“Yo lo conocí desde chico, desde la primaria, es más, la mamá antes de morirse me confundía con él, éramos tan amigos que nos veía siempre juntos, y cuando era ya muy anciana y yo la iba a visitar al geriátrico y me decía: ¡ah! ¡Viniste Reinaldo!
Él y el hermano se llevaban un año de diferencia, el hermano también falleció por un problema de médula a los 50 años, paradójicamente digo falleció porque si hubiera estado vivo el primero le podrían haber hecho un transplante y se hubiera salvado; digamos que lo mataron 2 veces; estaban tan seguiditos en edad, uno atrás del otro, parecían mellizos, todo el mundo los confundía y todos creían que efectivamente eran mellizos.
Vivieron en una época al lado del frigorífico y después fueron a vivir a calle Suipacha que es en donde yo los conozco, los conocí porque soy músico y ellos también lo eran, tenían un grupo: “los criminales del ritmo”, les decíamos nosotros, porque “ejecutaban” la música. Ellos tocaban rock, pelo largo, terribles vagos, eran la referencia de todo el barrio, ahí estaba la banda del chino Benítez y otros, la mayoría de los compañeros nos reuníamos en su casa e íbamos a los bailes juntos.
Éramos muy activos, no veíamos la hora de terminar el horario de clases en la escuela, ya sea en la primaria o en la secundaria, para ir a lo de los Hattemer, eran la referencia de todo el grupo, porque eran muy divertidos y creativos. Al mismo tiempo, siempre muy comprometidos, permanentemente leían, estudiaban o laburaban.”
“En cuanto al ‘Alemán’, comenzó a adherir a las luchas de la izquierda peronista, ya hacía unos años que su experiencia era diferente a la de la mayoría de nosotros. Su trabajo le permitía tener un contacto directo con la problemática de los obreros y un gran entendimiento en lo que respecta al ámbito sindical, tanto que llegó a ser delegado de SMATA”.
/ Juan Gentilini
“Corrían tiempos de gran efervescencia política y social que nos contagiaba de un espíritu solidario y comprometido con el más necesitado. El ‘Alemán’ tenía además un fuerte vínculo con los obreros a través de su desempeño como delegado sindical. Esa era una diferencia importante con el resto de sus amigos, que éramos estudiantes o empleados de comercio”.
/ Graciela Rabellino y Ricardo Díaz
“Reinaldo era una persona excepcional, de las mejores que he conocido, intelectualmente lo podría definir como un marxista con una práctica sindical militante que le permitía entender al peronismo. Identificó claramente que el sujeto que llevaría adelante las transformaciones sociales y políticas era el obrero, mayoritariamente peronista. Los militares detectaron correctamente quiénes eran los que le oponían resistencia al modelo económico que pretendían implementar. Por eso nos secuestraron, nos torturaron, nos desaparecieron y nos asesinaron. A Reinaldo lo desaparecen por ser montonero, no por otra cosa, aún con nuestros aciertos y errores me niego a quitarle identidad política a nuestra historia”.
/ Carlos Borgna
A las once y media de la mañana del martes 25 de enero de 1977, al finalizar la boda entre Oscar Hattemer y Patricia Boggio en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, dos personas armadas y vestidas de civil secuestraron a Reinaldo Hattemer en plena vereda, y lo subieron a un Ford Falcon. Desde ese día nunca más se lo volvió a ver.
La madre de Reinaldo logró ser atendida sólo una vez por Ítalo Falchini, jefe de Policía de Rafaela, quien le dijo que “se quedara tranquila, que su hijo había sido detenido por fuerzas de seguridad y que estaba en Santa Fe”.
Su memoria es recordada en un mural realizado en Rafaela y en la Plaza de la Memoria de esa ciudad
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la Megacausa Rafaela
- OK
Ikonicoff nació en 1941 octubre 25 en Hersilia, un pueblo al noroeste de la Provincia de Santa Fe. Realizó parte de sus estudios de Ciencias Físicas en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y los completó en la Universidad de La Sorbona, París, Francia, donde se graduó con medalla de oro como Doctor Honoris Causa. En 1968, publicó en la editorial Centro Editor de América Latina (CEAL) un libro titulado “La crisis de la ciencia”. Integró también la Comisión Argentina para el Desarrollo de las Ciencias Exactas, representando al país internacionalmente.
Luego de su regreso de Francia pasó a formar parte del Consejo de Dirección de una revista científica que, mezclando la ciencia con las políticas revolucionarias, marcó época en su campo. Nacida en abril 1970, “Ciencia Nueva” fue el lugar de reunión, opinión y trabajo de una buena parte de los científicos comprometidos políticamente, la mayoría de los cuales terminaron desarrollando su militancia en los sectores más combativos del peronismo.
Desde allí, en enero de 1973, le escribió una carta a su abogada Mirta Favris que, al ser recopilada y publicada por María Bedoain y Vicente Zito Lema en la revista Crisis, le dio notoriedad nacional e internacional como “el científico poeta”. En 1973 fue trasladado a la Cárcel de Villa Devoto, Ciudad de Buenos Aires, y en el pabellón de los presos políticos de las organizaciones armadas de menor tamaño conoció a Haroldo Logiurato y Hector Bellingeri. Prontamente pasó a formar parte de los grupos de estudio y formación política encuadrados dentro de la visión del peronismo revolucionario que estos dos militantes organizaban, estableciendo así una amistad -especialmente con Logiurato- que los uniría en su trayectoria política posterior.
A medida que la represión se acentuó sobre las y los militantes de la CADHU y el PROA, el Partido decidió organizar una reunión plenaria para determinar el rumbo a seguir por la CADHU en Argentina y también para organizar la salida del país de sus tres máximos dirigentes todavía en el territorio: Logiurato, Bellingeri e Ikonicoff. El encuentro iba a tener lugar el 12 de junio de 1977 en una casa-quinta que el PROA había comprado en Montesquieu y General Justo José de Urquiza, barrio de La Capilla de Fátima, Marcos Paz, Provincia de Buenos Aires. La casa-quinta, donde ya vivían de manera permanente Bellingeri y temporariamente varios militantes del PROA, se hallaba bajo vigilancia del Ejército y la Policía de Provincia de Buenos Aires. El sábado 11 a la madrugada, la patota cayó en la casa y atacó a quienes estaban allí: Bellingeri, Arias, Ikonikoff y Veinstein, según pudieron reconstruir. La masacre duró todo el fin de semana, con el secuestro de otros integrantes que llegaron esos días a la casa en dos autos: Haroldo Logiurato, su hijo Fabián de 15 años, su hermano Luis y su compañera Galetti en uno; en otro José Voloch. Los hechos ocurridos ese fin de semana se conocieron como la "Masacre de Marcos Paz".
En 1977 julio, desconociendo la recuperación de la hija por parte de la familia paterna y bajo el titulo “Que aparezcan vivos Haroldo Logiurato, Liliana Galletti, Ignacio Ikonicoff, María Bedoian” la CADHU España publicó una extensa denuncia sobre su secuestro y el de su esposa e hija, acompañadola de sus antecedentes y un llamamiento a la comunidad internacional exhortándola a tomar acción urgente bajo la convicción de que todavía era posible salvar sus vidas. A los pocos días de los hechos de Marcos Paz la familia Ikonicoff recibió dos llamadas anónimas exigiendo dinero por su aparición con vida. En marzo de 1979, con casi dos años de retraso, el Ministerio del Interior contestó una carta de la familia solicitando información sobre Ignacio, respondiendo que no había novedades sobre su paradero.
Su memoria es recordada por la Asociación Física Argentina, en su página web oficial
Los responsables de su secuestro y desaparición son juzgados en la causa “Pozo de Banfield-Pozo de Quilmes-El Infierno de Avellaneda”, en curso en 2023
La escuela San Martín fue la primaria de mi hermano y la ENET, conocida en aquella época como la Pajarera, su escuela secundaria. En la “técnica” reconoció su gusto por las actividades ligadas a las ingenierías. También era hábil para el dibujo. En un concurso que hubo en conmemoración a la colonización, su pintura había ganado un premio.
Los inicios de los años 70 fueron imprimiendo nuevos aires. La construcción de una sociedad más justa parecía ser posible. A “Los Beatles”, “Burt Bacharach”, “Elvis Presley” se fueron incorporando Los Quilapayún, Los Olimareños, Víctor Jara. También el Coro del Cristo Obrero de Villa del Parque. Para aquella época formábamos parte de un grupo ligado al Colegio San José donde compartimos reflexiones sobre el evangelio. El llamado a construir el Hombre Nuevo del caló profundo en mis hermanos y en algunos amigos. Muchos pensaron que esta construcción era personal pero también política.
Las condiciones históricas, la Teología de la Liberación, el testimonio del Cura Mujica, propiciaron el acercamiento hacia el peronismo de izquierda, más precisamente en la Juventud Peronista de las regionales. Poco a poco aquellos “aires de libertad” se fueron apagando. Aparecen en escena las con sus rituales de amenazas y muertes y más tarde el golpe de estado: el terror se instala con toda su magnitud.
Luis, hacia mediados de ese maldito 1976, decide dejar Esperanza porque cree que allí corre peligro y porque además asume mayores compromisos con su militancia (para aquella época su amigo había muerto en la cárcel de Coronda y se tenían noticias de compañeros que estaban presos, los habían matado o estaban desaparecidos). Él trataba de mandarnos noticias en forma continua o nos encontrábamos en algún lugar determinado. Sus convicciones por la justicia y la liberación de los pueblos parecía no flaquear y su compromiso fue total.
Mi hermano Luis se entera de la desaparición de su hermano a las semanas y sospecha lo peor. Nos encontramos con él para la época del Mundial de Fútbol y nos dijo que todo era una gran fachada para tapar lo que pasaba en el país. Dejamos de tener noticias de él y luego nos enteramos de su desaparición ocurrida el 13 de noviembre de 1979 en Capital Federal.
Su memoria es recordada en un monumento en la
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la
Reinaldo era novio de , en febrero de 1977, Silvia y Oscar se entrevistaron con Juan Orlando Rolón, por entonces jefe del Área 212 del Ejército. El coronel les dijo que no sabía nada de Hattemer, que posiblemente lo habían secuestrado sus propios compañeros o que tal vez se habría ido al extranjero.
Entre las amistades que Ikonicoff forjó en el mundo del periodismo, destacó el vínculo con Rafael Perrota, dueño del diario El Cronista Comercial y posteriormente víctima de secuestro y desaparición forzada en 1977. Hacia 1971, cuando ya había dejado de militar en el , que fue el lugar de su formación política e intelectual, Ikonicoff conoció a quien sería su esposa y compañera de militancia, la periodista María Bedoian. Ambos se suman a la organización de origen marxista-guevarista
En 1972 Ikonicoff militaba también en el Comité de Lucha de Prensa y la Lista Marrón del gremio de Prensa, en el Foro Buenos Aires por los Derechos Humanos y en el Movimiento Nacional contra la Represión y la Tortura (MNRT), una organización dedicada a la defensa de los presos políticos ligada al Partido Revolucionario de los Trabajadores- (PRT-ERP). En marzo de ese año fue arrestado bajo falsos cargos de portación de armas de fuego, vehículo robado y “material de propaganda política”. Durante su detención fue sometido a torturas que luego denunció penalmente y que fueron hechas de conocimiento público a través de una nota aparecida en la revista Primera Plana. Representantes de la dictadura militar le ofrecieron levantarle la causa si se retractaba de las acusaciones de torturas que figuraban en su testimonio. Ante su negativa, fue condenado a tres años de prisión por un tribunal militar y enviado al Penal de alta seguridad de Rawson, Chubut.
El 16 de mayo de 1973 fue liberado, pero por voluntad propia decidió regresar a la cárcel argumentando que “salimos todos o no sale nadie”, cosa que sucedió días después, el 25 de mayo con la
Entre 1973 y 1974 los CPL debatieron el acercamiento con el peronismo revolucionario y su incorporación a Montoneros, organización con la cual una buena parte de los miembros de los CPL Buenos Aires se terminaría fusionando. Ikonicoff y Bedoain se sumaron brevemente a esta iniciativa. En ese momento, Ikonicoff pasó a colaborar con el diario Noticias, vinculado a la estructura de prensa de .
Hacia fines de 1974 o principios de 1975, Ikonicoff se sumó junto a Bedoain al proyecto del Partido Revolucionario de los Obreros Argentinos (PROA). Pronto asumió responsabilidades en la conducción y, a mediados de 1975, junto a Eduardo L. Duhalde, mantuvo reuniones con altos cuadros de otras organizaciones armadas para sumarlos al proyecto PROA, tal es el caso del Ejército de Liberación 22 de Agosto, ex ERP 22 de Agosto. Después del Golpe de Estado de 1976 marzo 24, por un acuerdo entre PROA, PRT-ERP, Montoneros y el , se creó la Comisión Argentina de Derechos Humanos (CADHU), a la cual se sumaron también Ikonicoff y Bedoain. El PROA delegó en Ikonicoff -que por entonces era ya dirigente de la Coordinadora de Prensa en la Resistencia- la responsabilidad de la CADHU en la Argentina, centralizando la información recibida del PRT-ERP y Montoneros a través de sus respectivos nexos. Su familia paterna le ofreció los contactos necesarios para marchar al exilio, ofrecimiento éste que fue rechazado.
45 años después de la matanza, los propietarios de la casa donde tuvo lugar la la cedieron a hijos e hijas de aquellos militantes, quienes se preparan para convertirla en un “espacio que resguarde y mantenga viva la memoria”.
Mi familia estaba compuesta por mi papá Rodolfo Lucero (oriundo de Cruz del Eje, Córdoba) y mi mamá, Elena Mendoza nacida en Añatuya (Santiago del Estero). La pareja se formó gracias al ferrocarril, ya que mi abuelo y mi padre vinieron a trabajar en esta empresa. Juan Rodolfo es el primer hijo que tuvieron, el 15 de enero de 1953 y luego, en el año 1959 nací yo, su hermano Carlos Alberto, quien junto a sus hijos y compañera escribe este relato.
Mi familia era como la mayoría de todas las familias de ese entonces: laburante. Mi mamá trabajó en la empresa de Teléfonos del Estado y mi viejo en la estación de trenes de nuestra ciudad. Toda mi familia, como la mayoría de la gente en ese entonces, militaba en el Partido Justicialista (PJ). Nuestra ciudad está atravesada por los talleres del Ferrocarril General Belgrano, en donde trabajaba gran parte del pueblo.
Nuestra infancia la vivimos en San Cristóbal hasta que Juan terminó la secundaria y se fue a estudiar Medicina a la ciudad de Rosario. Él fue un tipo tranquilo y estudioso, cursó la primaria en la Escuela Manuel Belgrano 409 y la secundaria en el Colegio Nacional Mixto Mariano Moreno. Le gustaba jugar al fútbol en los campitos y era fanático de los clásicos comics de ese momento, El Tony, Dartagnan y revistas por el estilo; le gustaba leer también algunos libros que conseguía en la biblioteca San Martín, pero no recuerdo bien por la diferencia de edad, sí que le gustaba algo más elaborado literariamente. Era hincha de Independiente de Avellaneda, le gustaba la caza y era más aplicado a las ciencias naturales, supongo que por eso terminó estudiando medicina, también le gustaba el cine. Tenía 16 años cuando se fue.
De su vida solo sé de su militancia y lo que fui reconstruyendo a partir de los relatos que me contaron sus compañeros. De nuestros encuentros recuerdo las largas charlas sobre el regreso de Perón, de la campaña «Luche y vuelve», del ascenso de Cámpora a la presidencia, después del conflicto con el PJ de derecha y su pase de la lucha estudiantil a Montoneros. Me acuerdo también de la llegada de Claudia González, su mujer y compañera, con la cual cayó muerto ese sábado 12 de Febrero de 1977 en la Casa de Álvarez Thomas de Rosario.
Aunque toda mi vida milité junto a distintos compañeros con los cuales él había militado, fue recién en 1985 cuando comienzo a descubrir que muchos de mis amigos eran sus amigos sin saberlo, ni yo ni ellos. Me resultó fácil reconstruir su vida de militante desde ese momento. Siempre encontré alguien que contara algo sobre mi hermano y lo que le pasó; de su férreo compromiso con la construcción de un nuevo mundo y de sus aciertos y errores, de sus amigos de la vida y de la militancia fui armando ese cuadro que estoy seguro que es una mirada propia y no la real, siento que siempre me falta algo por saber.
Tuvimos el «privilegio», luego de pagar por su cadáver, de poder enterrarlo y de más o menos saber cómo murieron él y su compañera Claudia, que no llegó a dar a luz a su hijo, también de la suerte que corrieron sus más cercanos compañeros de la columna Sabino Navarro a la cual pertenecía. También supe que murió tirando como a él le hubiera gustado morir, junto a Claudia, y que es una cuestión que a toda la familia que hoy tengo nos llena de orgullo y tristeza al mismo tiempo. Pero sabemos que nada es en vano, todo forma parte de la vida de esta humanidad que seguirá su lucha por un mundo más justo para todos, que ese recuerdo nos fortalece y nos da fuerzas para pasar el desierto, y que siempre habrá gente que retome la posta.
Hoy nuestra Latinoamérica se levanta de nuevo cuando nadie creía que esto podríamos verlo los derrotados, y sin embargo aquí nos tienen de nuevo diciendo y haciendo lo mejor que se pueda, ese legado es de toda aquella generación que dejó todo en la cancha, los que no están y los que quedaron para contar lo que pasó, todos se merecen nuestro mayor cariño y recuerdo militante.
/ Carlos Alberto, «Cacho», Periodista
Su amigo Luis Mejía, recuerda: “Yo también era de la JUP, pero de Derecho, y por la actividad militante lo conocí al Indio, que era un compañero totalmente jugado por un ideal. Para la fecha que esto ocurrió muchos militantes habíamos asumido que éramos un blanco móvil, porque la Universidad estaba tomada por los servicios y todo aquel que había militado en algo estaba marcado”
“Hoy que ya pasamos los 50, nos damos cuenta de la pérdida que ha sido para la sociedad y para el pueblo, porque todos estos compañeros se jugaban y hacían política sin ninguna otra intención, cosa que hoy es casi imposible de ver. Por eso intentamos rescatar la memoria de tipos como ellos que hacían política en función del bienestar del pueblo.”
/ Rosario 12,26/02/07
CLAUDIA NORA GONZÁLEZ, «La Sara»
Juan, “El Indio”, tenía 24 años y “Sara” su esposa, 21, estaban profundamente enamorados y felices por la próxima llegada de un hijo, estudiaban medicina, militaban en la JP. El Indio, responsable del grupo de Medicina, venía de “los Sabinos”. En la tarde del 12 de febrero de 1977 fueron rodeados por las fuerzas represivas en una casa de la calle Alvarez Thomas en Rosario. Resistieron, el Indio había prometido no entregarse vivo, los dos murieron allí. Los dueños de casa, Tito Altamirano y Silvia Fabris fueron secuestrados. Este episodio fue el comienzo de una seguidilla de crímenes que culminó con el fusilamiento, en la cortada Marchena, de cinco compañeros: Tito Altamirano, Silvia Fabris, Caco Morel, Beatriz Aguilera y Ana Valle, oriundas de Rufino.
El 22/02/07 en Vera Mújica y San Lorenzo se realizó un mural con los nombres de los militantes de la JUP, Beatriz Aguilera, Ana Valle, Roberto Altamirano, Claudia Gonzalez, Silvia Fabris, Juan C. Morel y Juan Lucero.
En 2021, con presencia de autoridades, en el Pasaje Marchena y San Lorenzo, a metros de la Facultad de Ciencias Médicas, se colocó el cartel “Masacre de la cortada Marchena”, en memoria de Carlos Morel, Roberto Altamirano, Silvia Fabris, Beatriz Aguilera, Ana Valle, Vico Ferrari, Juan Lucero y Claudia Gonzáles, estudiantes de las carreras de Medicina y Fonoaudiología y militantes políticos asesinados 12 y 17 de febrero de 1977.
AMSAFE y Barrios por la Memoria colocaron en la Escuela Nacional de San Cristóbal una baldosa por la memoria de Juan Rodolfo Lucero
Rubén nació en una familia de profundos principios cristianos el 18 de marzo de 1956. Siguiendo los distintos destinos laborales de su padre, que era empleado de Correos, vivió alternadamente en San Javier, San Justo y Laguna Paiva, lugares donde cursó su escuela primaria. Los estudios secundarios los realizó en la «Escuela Fábrica», hoy Escuela de Enseñanza Técnica, de Paiva, de la que egresa como Técnico. Allí comenzó su militancia en la Juventud Peronista, siendo común verlo cruzar de la escuela al local partidario.
En esta militancia se fue comprometiendo cada vez más, apoyado en ideales que abrazó por siempre. Fue desde jovencito una persona con firmes principios «leal con lo que pensaba, muy buen compañero y amigo extraordinario» así lo recuerdan quienes lo conocieron. Se destacaba por su buen humor. Jamás se enojaba. Le gustaba la caza, la pesca, el tenis que practicaba en el Club Juventud, Era común verlo con sus amigos en charlas interminables en alguna esquina de su barrio, de pueblo ferroviario, tranquilo y amigable como él. Termina sus estudios secundarios como técnico electricista.
En el año 1977 se traslada a vivir en la Capital Federal, donde trabajaba como electricista en la Confitería «El Molino», allí todos lo reconocían como una persona con una responsabilidad incuestionable. Continúa con su compromiso militante en la Juventud Peronista, con su compromiso con la vida. Y desde allí colabora con los amigos que llegaban hasta ese lugar. La última visita a su familia y al querido pueblo, la realizó en septiembre de 1978.
Fue secuestrado en su domicilio, en Capital Federal, en presencia de su madre el 4 de diciembre de 1978, y visto detenido en «El Olimpo»" y también en el Hospital Militar de Campo de Mayo. Permanece desaparecido.
En 2010 quedó inaugurado en un sector del acceso sur a Laguna Paiva , un monumento que recuerda a los cinco militantes paivenses perseguidos y desaparecidos por la dictadura militar de 1976.
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la Causa ABO (Atlético-Banco-Olimpo)
Nació en Suardi en el año 1948. Al tiempo toda la familia se traslada a Rafaela donde reside hasta que decide estudiar Ingeniería Química en Santa Fe. Sus padres eran dueños de una conocida farmacia rafaelina. Era delgado, alto, usaba anteojos permanentes, sencillo en la vestimenta y en el modo de ser. Tenía aspecto de intelectual. Tranquilo, de hablar pausado, y de escuchar mucho. Se lo conocía con los apodos de Pepe o Paco.
Era apasionado en la discusión de temas o hechos políticos-ideológicos: posturas, definiciones, análisis. Casado, con hijos a los que amaba profundamente, se refería a ellos con mucho afecto, pero sin dar demasiados detalles.
"Fue un amor a primera vista, tuvimos dos hijos. Vivíamos en Santa Fe, en el Pasaje Quiroga. Esa tarde yo estaba en la vereda y enfrente vivía una chica cuyo padre era un alto jefe de la Policía. Varios autos cierran la calle y ella creyó que era un grupo guerrillero que venía a secuestrar a su padre pero en realidad era un grupo de tareas que venía a llevarse a mi marido. Él no estaba, revisan toda la casa y yo al día siguiente me voy a Rafaela. Esa noche, me entero de que habían puesto una bomba en nuestra casa en Santa Fe. El 9 de diciembre lo secuestran en pleno microcentro de la ciudad. El último dato que tengo sobre Pepe es que él llamó por teléfono a mi oficina y la chica que estaba en el conmutador me dice "Lina, tenés una llamada" y yo lo único que alcanzo a escuchar son tiros.”
´ / Lina
Su memoria es recordada en la Plaza de la Memoria en Rafaela, un mural realizado en Surdi por el programa Memoria en la pared y una baldosa de la memoria colocada en su casa familiar
Provenía de un sector de clase media acomodada y sin embargo tenía una profunda convicción peronista. Manifestó un fuerte compromiso social participando en distintos espacios, la universidad y el gremio; enfrentó a la dictadura de Onganía desde la universidad (fue detenido tres veces), participó en la campaña del que logró el retorno de Perón al país, y tuvo sus contradicciones con él como en el 1º de mayo de 1974.
Cuando empezó a trabajar en ENTEL, se integra al gremio de los telefónicos (FOETRA), participó en la formación y conducción de la Juventud Trabajadora Peronista y luego se integró a . Tras la muerte de Perón participó en la formación del , alineado con Montoneros, como respuesta al dominio de la derecha sobre el Partido Justicialista.
De fuerte militancia montonera, muy cuidadoso de los compañeros y compañeras, después de los inicios de la represión por lay de los militares, insistía mucho con respetar las cuestiones de seguridad de todos. Muy crítico del militarismo y otras cuestiones, decía: "parece que tenemos un militómetro en el c... carajo" .
Meses antes del golpe militar, cuando ya había empezado a operar el Batallón de Inteligencia en Santa Fe, es secuestrado en la calle el 9 de diciembre de 1975, el mismo día que . Ambos compartían el ámbito de militancia.
En el secuestro de Marini actuó la Inteligencia del Ejército y fue condenado por ello el
Tenía 18 años. Militaba en la Juventud Peronista y en Montoneros. Parapoliciales y paramilitares la secuestraron el 27 de febrero de 1976 en la ciudad de Santa Fe con su esposo y compañero de militancia Mario Luis Totterau, quien estudiaba en la FAVE de Esperanza con su hermano Omar René Mattioli.
Junto a ella desaparecieron en un término de 48 horas, tres compañeras más (Gladys Gómez, Olga Teresita Sánchez y Graciela Siryi. Casi un mes después del secuestro, el 19 de marzo, en un paraje conocido como “Camino de las Moras”, en la ruta 64, distrito Coronda, un baqueano llamado Juan Antonio Carignano notó una depresión en el terreno luego de una lluvia. Su perro comenzó a escarbar hasta que asomó una mano. Carignano llamó a la policía local, que terminó la excavación, y encontró cuatro cadáveres “apilados de a dos en forma de cruz, rociados con cal, con los pies y las manos atadas con alambre y los ojos vendados”. Uno de ellos era el de María Cristina Mattioli. El 6 de septiembre de 2007 su cuerpo, enterrado como N.N. en el cementerio municipal de Coronda, fue identificado.
Los responsables de sus secuestro y desapariciones fueron juzgados y condenados en la Causa acumulada
María Inés tenía 16 años. Nació en Tostado el 13 de diciembre de 1959. Su familia vivía en Pozo Borrado, un pueblito cerca de Tostado y del límite con Santiago del Estero y la provincia de Chaco. El pueblo era muy pobre, ni siquiera había luz eléctrica. María Inés tenía 5 hermanos mayores; cuando murió su papá, su madre y alguno de sus hermanos se fueron a Buenos Aires, su madre trabajaba de empleada doméstica. Ines se quedó estudiando en su pueblo, hasta que también se mudó con el resto de su familia
"Era muy chiquita (medía 1.50 m), muy infantil, estudió corte y confección y decía que quería ser maestra". En el barrio conoció a Eduardo Cesar Escobar que militaba en la Juventud Guevarista (era responsable en la zona), enseguida se enamoraron y se casaron el 13-12-74. Inés había cumplido 15 años hacía poco y estaba embarazada. Lamentablemente la hija nació con problemas congénitos y murió a los pocos días.”
Se fueron a vivir al barrio Libertad en Merlo. Integraban la JG en la regional Norte Oeste y a fines de 1975 fueron convocados para integrar la unidad Guillermo Perez del ERP, una de las unidades que intervino en el ataque al cuartel de Monte Chingolo. Ella junto a varios compañeros irrumpieron en la guardia por la parte trasera, donde se produjo un enfrentamiento de gran magnitud donde Ines muere heroicamente, al igual que su compañero Eduardo. Su cuerpo quedó calcinado en los dormitorios de la tropa.
Fue enterrada como NN en el Cementerio Municipal de Avellaneda e identificada en marzo de 2012.
Había nacido en la ciudad de Santa Fe y estudiaba en la facultad de Agronomía de Esperanza, fue asesinado en San Nicolás cuando tenía 24 años.
“Para todos los compañeros fuiste «La Tía», para mí sos el «Gordo». Con él nos criamos juntos en Santa Fe, jugábamos a la pelota en la plaza desde los 8 años, hicimos toda la primaria en la Escuela Escalante, él a la tarde y yo a la mañana.
Tomamos la primera comunión juntos en la Parroquia de Santa Teresita. Después vino el Secundario, él al Comercial Domingo Silva, yo al Nacional Simón de Iriondo, y siempre fue así. Cuando empezó la Facultad de Veterinaria en Esperanza, yo comencé Abogacía en la UNL (Universidad Nacional del Litoral).
Los fines de semana, cuando venía, nos juntábamos y salíamos a los bailes, compartíamos los amigos, el fútbol, las despedidas con barril de chop, las amigas. A veces me quedaba a dormir en su casa y otras veces se quedaba él en casa.
«La Tía»: este sobrenombre se lo pusieron Jorge y la «Chechi (Jorge Trod y Cecilia Marfort «por el enorme cariño que sentía por Mariano, primer hijo de la pareja y único niño del grupo. Almorzábamos donde nos despertábamos. En lo único que nunca nos pusimos de acuerdo era en que él era «Tate» y yo «Raza».(Unión («Tate») y Colón («Raza») son los grandes rivales del Fútbol de Santa Fe, tal como River y Boca)
Y en esto de compartir, también empezamos a compartir los sueños. Comenzamos a plantearnos que sería bueno comenzar a comprometernos por un mundo mejor. Comenzamos a leer a Jauretche, a Scalabrini Ortiz, a John William Cooke; queríamos hacer algo por la gente que lo necesitaba y entendimos que lo teníamos que canalizar por el Peronismo. Así comenzó nuestra militancia en la JUP (Juventud Universitaria Peronista), él en Veterinaria y yo en Abogacía.
Y bueno, después vino la noche: antes de caer el gobierno de Isabel la patota secuestró a Cristina Mattioli y Marito Tottereau (hermana y cuñado del «Gordo»), quienes aún no aparecieron. A mí me llevaron preso a Coronda y al «Gordo» no lo vi más.
Después me enteré que el «Gordo» cayó peleando en San Nicolás. Y desde aquella época cada tanto me visita en sueños, en sueños que lo muestran tal cuál es, que está muy bien, con mucha polenta, que me dice que no falta mucho; y en los mismos sueños en los que siempre le recrimino que no se regale, que se cuide, que no venga de día, que venga de noche para que no lo vean, que tenga cuidado. Siempre le digo lo mismo pero nos reímos mucho cuando nos encontramos.
El lío se me arma cuando me despierto. Me desconcierto, todavía no lo puedo creer, y ya pasaron más de treinta años y al «Gordo» aún lo sigo esperando.
/ Roberto
Un jefe policial de Esperanza de apellido Rista lo tenía muy identificado y lo perseguía. No sólo por su militancia conocida, sino porque en una oportunidad «La Tía», fue autor de algo que los humilló.
Unos policías habían entrado a un bar a jugar al billar, dejaron sus armas colgadas a un costado y se entretenían absolutamente distraídos. El «Gordo» los había visto, entró disimuladamente al bar, dio una vuelta y se llevó las pistolas. Cuando terminaron de jugar vieron que no tenían más las armas. Recordaron que lo habían visto pasar, pero ya no estaban cerca, ni él ni las armas. De allí en más siempre le buscaron la vuelta.
/ Mercedes, compañera de la FAVE
Omar René Mattioli, el "Gordo" Mattioli, mi amigo, ¡qué Compañero!
Tenía mucho empuje, un compañerazo, te hacía sentir contenido, era un compañero que contenía a otros compañeros. Desde que llegué a Esperanza fue mi referente. En el '75 comenzó la represión. Eran momentos difíciles, de confusión y tensión; y allí es donde aparecía «La Tía», el compañero, el amigo, el que daba una mano para afrontar la situación.
/ Carlitos
Era un laburante, hijo de tanos, tipo generoso, no le daba importancia a nada material.
/ Otros compañero
Su memoria es recordada en una placa colectiva en la Escuela de Comercio "Domingo Silva" y en la Plazoleta de la Memoria en Esperanza
Cecilia nació el 11 de mayo de 1950 en Villa Ballester, Provincia de Buenos Aires y se casó con Jorge Trod el 24 de Abril de 1973, un día martes de lluvia en la Iglesia Santa Rosa de Lima al mediodía. Estaban re-enamorados, se hizo un traje de novia y se puso tantos ruleros!!! ( porque le gustaban los rulos) pero ya cuando entró en la Iglesia entre la llovizna y su rebelde cabello lo tenía lacio como siempre. Hicieron la fiesta en la casa de sus papás y después se fueron de luna de miel en una Cross Country a Córdoba.
Luego se fueron a vivir a Esperanza, ya que Jorge seguía con sus estudios; vivían en calle Crespo y la casa estaba llena de amigos, y la Chechi tan habilidosa en costura bordaba y enseñaba manualidades, profesión en la que se había destacado en la Escuela Industrial de Rafaela. Me acuerdo de unos trajes de novias que hizo para dos estudiantes de veterinaria. Aquí empezó su tarea comunitaria, iba a los barrios marginados (Barrio “Las Latas”) a ayudar a la gente carenciada, arreglando techos, zanjas, etc. Y siguió su tarea pedagógica ya que les enseñaba a las mujeres y jovencitas a hacerse y arreglarse la ropa, a tejer y a bordar.
Después lo tuvo a Mariano, para ella era el “Turquito”, luego se fueron a vivir a Santa Fe, ya que en Esperanza habían comenzado enfrentamientos ideológicos con otros sectores; y después a San Nicolás, donde en el 76 quedó embarazada de Carolina.
De ahí en más, todo pasó sin que sepamos demasiado de ella y de su compañero, pero en este tiempo poco tiempo que yo pude estar con ella, la conocí profundamente, conocí su generosidad, el pasar por la vida con buen humor, con alegría, siempre trabajando, para su familia y sus amigos, y para la gente que ella consideraba que necesitaban de su ayuda... También supe de su gran tristeza por no tener a Mariano con ella...las cosas estaban muy peligrosas...
No es que hoy yo estoy recordando a Chechi, la recordé y la recuerdo siempre, la recuerdo cuando hago cosas que ella me enseñó (enhebrar la aguja con lana)...en estos casi 30 años que ella no está físicamente, pero en mi corazón está en un lugar especial; y sobre todo recuerdo su alegría, fuimos amigas y nos llevamos muy bien. A mi me pasaron cosas, no tan buenas a lo largo de estos años, y siempre pensé que distinto hubiese sido todo si yo hubiese tenido a mi gran amiga y cuñada Chechi.
La extrañé mucho y hoy la recuerdo con gran amor”.
/ Testimonio de su cuñada Vilma
Ella era maestra en manualidades y su militancia se concretaba llevando a las mujeres del barrio a la Iglesia, donde les enseñaba a coser y tejer.
Cuando Cecilia quedó embarazada, en un Plenario de la JP de Esperanza, decidieron que el nene se llamaría «Mariano» en recuerdo de Mariano Pujadas.!" «Chechi» fue la primera compañera embarazada y el hijo de ella y Jorge, el primer hijo de todo el grupo. Jorge talló en madera la figura de una mujer embarazada.
Cuando con su compañero Jorge debieron irse a vivir a San Nicolás, él trabajaba tallando muebles. Un día, cuando ellos habían salido, allanan la casa donde, en ese momento, solamente se encontraba un hombre mayor que vivía con ellos, al que le decían Ignacio. A Ignacio lo mataron en la puerta de la casa. Ellos se salvaron gracias a una vecina a la que enseñaban a leer y escribir. Esta mujer, sabiendo que habían montado una encerrona, los espera y al verlos venir les avisa. Así pudieron escapar.
La casa fue saqueada, se llevaron todo lo que encontraron. Ellos tuvieron que ir a vivir a otros lugares, refugiándose donde podían, «Chechi» estaba embarazada nuevamente y en septiembre del '77 nace Carolina. A pesar de todas las adversidades que tenían que afrontar nunca pensaron en dejar la militancia, ni el compromiso asumido por sus convicciones. Sus padres les propusieron en varias oportunidades que abandonaran el país por lo difícil que todo se ponía pero siempre se negaron.
Jorge y la «Chechi» desaparecen en Zárate, Buenos Aires, en enero del '78. Los familiares consiguieron recuperar a la nena. En ese momento Mariano ya estaba con los abuelos.
“Ellos podrían haberse ido del país, económicamente lo hubieran podido hacer. Pero nunca acordaron con eso, por eso se quedaron y por eso los mataron. Sin dudas había una idea de quedarse para luchar por un país mejor, había una motivación muy fuerte. Hicieron que su vida valga la pena, me parece que a la larga lograron algo, el hecho de que todavía estemos hablando de esto lo demuestra"
/ Mariano, hijo de Jorge y Chechi
Su memoria es recordada en un monumento en la Plaza de la Memoria en Esperanza
El Espacio de la Memoria Rafaela realizó un mural como parte del programa Memoria en la Pared
Los responsables de los secuestros y desapariciones de Jorge y Cecilia fueron juzgados y condenados en la Megacausa Campo de Mayo
Nacida el 04/06/1954 en San Jorge, departamento San Martín. Nora Luisa Maurer era estudiante de Psicología, en Rosario. Ahí se integró al PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) junto a su compañero, Carlos Stanley, quien luego cae en el intento de copamiento del Batallón "Domingo Viejobueno" de Monte Chingolo.
Cuando se va a Buenos Aires, Nora continuó militando en el PRT, en el Área de Inteligencia, donde conoció a su compañero, Alberto Manuel Pastor.
Alberto Manuel Pastor era Inspector de Espectáculos Públicos de la Capital Federal. Desde 1973 fue militante del PRT, en el área de Propaganda o Frente de Prensa, y en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), en el área de Propaganda, donde era conocido como 'Campi' por su tonada y hablar campechano, oriundo de Pergamino, provincia de BsAs.
El 28 de marzo de 1976 alrededor de las 15:00 horas Alberto Manuel Pastor, su esposa, María del Carmen Cantaro y Osvaldo Carmelo Mollo fueron secuestrados en el centro de la localidad de Cañuelas y llevados a la Comisaría. Horas más tarde fueron trasladados al Centro Clandestino de Detención (CCD) que funcionó en dependencias de la 'Brigada de Güemes', mencionado por algunos ex detenidos como 'Protobanco'.
Alberto a los tres o cuatro días logró fugarse. Con posterioridad de la fuga, Alberto logró contactarse con la organización a la cual se reintegró aproximadamente en agosto de 1976.
Hacia principios de enero de 1977 Alberto Manuel volvió a formar pareja con Nora Luisa Maurer conocida como 'Picha' o 'Ana'. Ambos se mudaron a una casa ubicada en Lezica Nº 3826 de la localidad de San Justo, Partido de La Matanza.
Nora era conocida como 'Picha' o 'Ana'. Para el mes de febrero de 1977, pasó a integrar el área de Inteligencia Nacional del PRT-ERP. Para el mes de abril Nora se encontraba embarazada de un mes. Ambos fueron secuestrados el 12 de mayo de 1977 y continúan desaparecidos.
Posiblemente, hayan permanecido detenidos en Campo de Mayo. Nora quizás haya pasado por el CCD "Club Atlético". La pareja y el/la niño/a que debió nacer en cautiverio permanecen desaparecidos.
Por Nora, Alberto, por los más de 5000 caídos del PRT-ERP. Por todos nuestros 30000 compañeros sin importar sus banderas. No recordamos su ausencia, recordamos su presencia, lo que fue su vida, sus ideales, su lucha. Sentimos que nos hacen falta, para acompañar el camino de nuestro pueblo, para dar su ejemplo. Para decirles que los queremos, que los extrañamos. Que para nosotros, sus familias, sus compañeros, sus amigos, es más fuerte el ejemplo de su presencia que el dolor de su ausencia. Que no es poco, claro que no.
El mundo que soñaron es posible. Y el día que ese mundo llegue, seguramente habrá un cielo de los revolucionarios donde la alegría será tan grande como la nuestra. Donde Nora, Alberto y sus 30000 compañeros reirán esa alegría inmensa que hoy para nosotros empaña el dolor.
No los olvidamos, los llevamos en nuestro corazón.
No perdonamos a los genocidas responsables de su desaparición.
No nos reconciliamos con los ejecutores, ideólogos ni cómplices del genocidio
¡Seguimos luchando!
/ Héroes Del PRT
Era hija de Eduardo Medina y Sara Flores. Nacida en Malabrigo (Santa Fe) el 5 de noviembre de 1948, había cursado los estudios primarios en la escuela fiscal Rivadavia y secundarios en el Colegio San José, de Reconquista. Susana cursaba la carrera de Docente Guía, algo similar a Psicopedagogía, en el Instituto del Profesorado Básico de la capital provincial.
Susana participaba organizadamente en un grupo allegado a jóvenes del Colegio Mayor de Santa Fe, que era un hospedaje barato para estudiantes creado por la Iglesia Católica en diversos lugares del país con una estructura democrática y participativa. La mayoría de aquellos estudiantes formarán el Ateneo Universitario. El sacerdote Rosso en sus comienzos fue uno de los asesores.
"Era muy alegre, activa, andaba todo el día trotando, nos encontrábamos en el comedor universitario. Iba a las reuniones del Ateneo, yo la vi allí, el Ateneo todas las semanas hacía reuniones, las llamaban peñas. Se leía algo, se discutía políticamente, eran discusiones para proyectar qué podía pasar, qué hacer, no había mucho en concreto, por lo menos así en el nivel superficial, si lo había no te lo decían tampoco. Recuerdo que hicimos un picnic en una isla aquí (Santa Fe), fue Susana, charlábamos cómo iba a venir el enfrentamiento. Decía ella: que nosotros vamos a tener que quedarnos en la ciudad, posiblemente por allí tengamos noticias de Hugo, yo sé que Hugo se va a meter en eso, que me digan que lo hirieron, que está enfermo, yo no lo voy a poder ver...
-¡No hables así Susana! - Y al final ella fue la primera. Fue en un momento del picnic, que fue de alegría y buena joda.
"Con Hugo (su hermano) se llevaban muy bien. Lo conoció al padre Paoli, quien dio una charla cuando hicimos un Campamento Universitario de Trabajo en Reconquista"
"Una vez estuvimos frente a la explanada de la Universidad, en un acto con mucha gente, 60 o 70, hablaron dos o tres chicos, después apareció la Policía y empezamos a correr, yo corría detrás de Susana, ella tenía más conocimiento de la ciudad porque hacía más tiempo que estaba, nos metimos en el jardín de una casita a descansar, la cana corría y daba palazos a cualquiera, chicos y chicas. La visión de Susana era poder cambiar a los compañeros universitarios, hacer una tarea de base, de concientización, en ese ámbito, allí estaba su territorio. No era de ir a los barrios".
"Con Raúl Bracco , si bien no estaba de novia, había una cierta relación, estaban conociéndose. Él iba a visitarla, los veíamos juntos. No habían formalizado nada todavía. Este muchacho, la "Madre" Bracco vivía con Jorge Obeid, estudiaban ingeniería química".
/ Becha Alarcón
Bracco será miembro de Montoneros y morirá por sus convicciones años después.
¿Qué imaginaba Susana? Tal vez el mejor alegato para conocer su pensamiento comprometido lo atrapemos en cartas, una de ellas enviada a su amiga Silvia Sablich, en noviembre de 1967:
"Silvia, el mundo que estamos construyendo nosotros nos exige una respuesta de hombres responsables, una acción, una lucha, no podemos seguir 'presenciando' el espectáculo que pasa ante nosotros, la injusticia que indirectamente estamos cometiendo, el sufrimiento de tantos sin tener más que un poco de lástima o peor, indiferencia.
"El mundo en que vivimos está enfermo, tiene fallas y errores por todos lados, y somos nosotros los quejosos y criticones de siempre, los que estamos llenos de todo, los que tenemos posibilidad de hacer algo, las que tenemos que olvidarnos un poco de nuestros 'grandes problemas' y mirar alrededor, y después de mirar, hacer.
"Es hora de que abramos los ojos, de que digamos sí a las exigencias de este momento.
"Todo esto es difícil, sobre todo cuando estamos tan metidos en nuestra comodidad, en nuestro no pensar, en no saber, porque no sea que al enterarnos nos amarguemos, entonces nos deprimamos, mejor es hablar pavadas, reírnos de cualquier cosa, porque total no podemos hacer nada... y así siempre lo mismo; sí podemos hacer algo, no te parece?. Los grandes cambios surgen de los pequeños, que tal si contribuimos un poco?"
Aquel grupo que integraba Susana no tenía nombre aún, por lo que no firmaban revelando sus actividades y posturas, pero serán muchos de ellos los que convergerían con otras agrupaciones, en un futuro no lejano, en la conformación de Montoneros. Susana tenía 19 años.
"Fueron mis maestros. Yo los escuchaba, pero tenía miedo"
"Mi marido no compartía las ideas de ellos. Yo tampoco porque tenía mucho miedo. Pero Hugo y Susana eran muy confidentes conmigo, me contaban, me escribían: -vos pensás igual que nosotros, es tu miedo el que te hace hablar así -. Le mostraba yo el otro lado de las cosas: -vienen personas a hablarles muy bien, instrucciones, es una quimera, ustedes quieren cambiar el mundo a los 20 años... Les mostraba el peligro que corrían, los ideales estaban muy bien:-Mami, ¡lo peor es que no pase nada!, decían. Fueron mis maestros. Yo los escuchaba. Pero tenía miedo"
/ Sara, su madre
Un mes antes de su muerte, el 21 de agosto, Susana le escribió a su querida mamá una carta reafirmando sus convicciones:
"...vos sabés que esto no es una aventura ni un idealismo absurdo, sino que es algo mucho más grande y por eso mismo es muy doloroso y cuesta y va a costar muchos sufrimientos, va a exigirnos todo lo que podamos dar, las cosas grandes no se hacen con sonrisas y pequeños esfuerzos, esto lo sabrás mejor que yo, hacen falta muchos sacrificios. A pesar de todo esto me da mucho miedo pero que estoy dispuesta a vencer, me siento muy feliz de haber encontrado el sentido de mi vida, no lo encontré en conferencias ni en instructores, lo encontré en un libro viejo (El Evangelio) pero que al leerlo me enfrenta y golpea con lo que soy y lo que tengo que ser, Cristo no nos prometió confort y tranquilidad, no es el Dios cómodo, ni el Dios de la resignación, es el Dios que vino a traernos la cruz, la intranquilidad, la persecución, la lucha: `No creais que he venido a traer la paz sino la espada, quien no tome su cruz y me sigue no es digno de mí`. “
Los diarios hablaron
"El Litoral" de Santa Fe el día 17/9 titula: "Sigue muy grave la estudiante que sufrió ayer múltiples quemaduras. La policía practicó detenciones y secuestró material de tendencia comunista". Una valija que contenía materiales explosivos muy inestables estalló debajo de la cama de Susana, que había guardado los materiales de sus compañeros. Fue la explosión y mucho humo que traslada los elementos químicos que le quemó las vías respiratorias y falleció días después estando internada.
Recordarán la figura de Susana, tras su deceso, "Prensa Gráfica" (Santa Fe) el día 24/9 ("Su mirada hablaba por ella y decía de su alegría joven que a todos brindaba, de su riqueza interior hecha de firmeza y amor sin egoísmos..."); "Crónica" (Reconquista) en su edición del 25/9/68 y "Sapucay" (Reconquista) en su número 1 de la segunda quincena de septiembre de 1969: "No importa si éramos o no amigos. Ni siquiera si la conocimos personalmente o no. Lo que importa es que la sabemos joven, la sabemos nuestra".
"Mártir de un continente injusto"
Con fecha 30 de septiembre de 1968, el sacerdote jesuita José "Macuca" Llorens, impulsor de los Campamentos Universitarios del Trabajo, que se realizaron en la década del 60 en diversos lugares del país (incluido Reconquista y Fortín Olmos) envió una carta desde Buenos Aires a la madre de la joven:
“Hoy he sabido todo: inconmovible valentía de una hija consumida por el dolor de quemaduras fatales; transformación de una hija, que no podía aguantar la injusticia de todo un continente, mientras tantos y tantas llevamos un camino de concientización terriblemente lento... Susana vio y aceptó vivir por los demás. :
Y lo que ella en su intimidad ofreció, el Señor se lo pidió en forma inesperada: niña de 19 años, mártir de un continente injusto.
Así murieron las santas de nuestro calendario cristiano: Santa Lucía, Santa Cecilia, Santa Juana de Arco.
Cuando habló conmigo, lo hizo como tantas chicas y chicos del campamento. Sobre todo con las chicas lo que hago es integrar su ser de mujer para que cada una se responsabilice según su propia conciencia. Sé que a mi no me toca elegir los caminos; más todavía, tengo la intuición de que no seremos responsables de los caminos por los cuales se dé la transformación del Continente, porque la reacción del sufrimiento vendrá como un alud, del cual nadie quizás va a ser responsable; y en esto pienso en los aludes cordilleranos que, cuando se dan, es imposible empezar a pensar en diques y en canales para el aprovechamiento del agua...ya se llega tarde.
Tengo la impresión de que se llega tarde.
A Susana el Señor le pidió la vida... y no sólo la supo dar ella, sino que la han sabido dar también a ustedes.
Sé que en el diario de Susana está mi nombre varias veces: gozo de estarlo, porque eso significa que he colaborado con sus padres en hacerla recta y limpia como la luz....
(...)Mi misa estos días va para ustedes. Hace solo media hora que recibí el impacto de la noticia; por eso recién les escribo.
En Cristo.
José María Llorens S.J.
Estoy llorando.
Elaborado con textos publicados en “Solo digo compañeros” de Raúl Borsatti, donde se puede contar con más desarrollo de información
"Héroes de nuestra patrla"
Pocos años después, en enero de 1974, se realizó en varias localidades del norte provincial el denominado "Operativo de Reconstrucción Nacional Estanislao López", de la Juventud Peronista. Allí, una de las Unidades Básicas que realizó tareas comunitarias en zonas marginales de Reconquista, llevó el nombre de Susana. El epígrafe de una foto publicada por la revista El Descamisado (3/2/74) cita: "Susana murió combatiendo, por liberar a su pueblo. JP alza su nombre en un operativo que además del trabajo voluntario, muestra al pueblo el camino de la organización".
El Operativo se llevó a cabo en Reconquista (barrios y puerto), Vera, Tartagal, Malabrigo, La Gallareta, Villa Ana, Calchaquí y Margarita, consistiendo en zanjeos, corte y construcción de ranchos, señalamiento de calles, limpieza de lugares públicos, construcción de lajas y veredas, arreglos en escuelas, etc.
El principal orador del acto de cierre en Plaza 25 de Mayo fue el delegado de la Regional II de la JP, Jorge Obeid: "Son muchos los hombres y mujeres que cayeron durante 18 años en nuestro país para que podamos vivir este momento, es decir: Perón presidente y el pueblo en la calle y reconstruyendo la Patria. Pero de todos esos compañeros, héroes de nuestra Patria, nosotros hemos querido rescatar en esta noche un nombre por demás significativo, en primer lugar por ser el de una compañera que desde los primeros momentos en que hubo argentinos y peronistas dispuestos a reconquistar el poder para Perón y para el pueblo se empeñaron en esa causa y dieron incluso su vida para que esto fuera posible. Y en segundo lugar porque esa compañera había nacido aquí, en Reconquista. Por eso todo lo que aquí ha hecho Juventud Peronista quiero dedicarlo a un nombre y a un recuerdo, nos referimos a la compañera Susana Medina"
Nació en Malabrigo el 26 de noviembre de 1941, hijo de Eduardo Medina y Sara Flores. Sus padres residían en esa localidad debido a la profesión docente, directora de escuela, de doña Sara. Tras esa etapa toda la familia se radica en Reconquista.
Trajinará la escuela primaria hasta 3er grado en Malabrigo y luego en la Bernardino Rivadavia frente a plaza 25 de Mayo de Reconquista. De la secundaria egresará como maestro en la Escuela Normal No. 3 Juan B. Alberdi.
En 1964 participa del inicio de los Campamentos Universitarios del Trabajo (CUT) en Mendoza, impulsados por el Padre Llorens. En 1965 esos campamentos con universitarios de varias provincias se realizan en Reconquista y en Fortín Olmos, donde Medina es responsable del primero (Barrio La Cortada) y Miguel Giraudo el de Fortín Olmos, con la presencia del padre Llorens hasta el final.
En 1966 se recibe de educador de Historia en el Profesorado de Reconquista. Había comenzado la carrera en Santa Fe pero al abrirse el Instituto retorna a su ciudad. Trabajará como docente en el Instituto Reconquista. Realiza con sus compañeros y con el profesor Dante Ruggeroni un viaje de estudio por el NOA: Santiago del Estero, Catamarca, Tucumán, Salta, Jujuy.
En 1967 se realiza un CUT en Neuquén, bajo la responsabilidad de Medina. Ese año con unos compañeros y el Padre Llorens se van de gira por Sudamérica. Hugo enviará una tarjeta: “Al grupo Reconquista / Algún día, los bienes de la tierra, serán repartidos justamente, para que los hombres sean plenamente hombres / Si ese día, no estamos con los que han luchado por eso, no habremos sido nada / Con el enorme cariño que les tengo, me abrazo y Adelante!. Hugo"
En 1968 el campamento es en Salta. Se pone de novio con quien sería su esposa, la mendocina María Stella Zanocco (Piki), hija de un prestigioso jurista que llegará a la Corte Suprema provincial. Ese año Piki viene de Buenos Aires, donde estudiaba Ciencias Políticas, a Reconquista a visitar a sus suegros. De retorno se detiene en Santa Fe para conocer a su cuñada Susana.
En septiembre muere trágicamente su hermana Susana. En diciembre Hugo y Piki se casan. A pesar del duelo toda la familia participa del casamiento. Los novios viajan a Mina Clavero y retornan a Reconquista. En 1969-70 se radican en Tucumán y trabajan en la Secretaría de Cultura de la Provincia. Vivieron primero en la ciudad capital, luego en Yerba Buena.
Estaba iniciando su militancia en uno de los grupos armados del peronismo que dará luego origen a Montoneros. La temprana caída de Taco Ralo en acuerdo con la conducción de las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas), el grupo pasó a hacerse cargo de la reorganización de esa fuerza en Tucumán y Salta. Hugo se hizo cargo de Tucumán.
En 1971 nace su primogénito Diego. En 1972 Hugo y Picki se radican en Salta continuando con el trabajo político social. En 1973, con el retorno de la democracia y los triunfo del Dr. Héctor Cámpora en la presidencia y de Ragone en la gobernación, es nombrado jefe político de la Policía salteña, al que después renuncia. En ese año nace su segundo hijo Raúl Sabino.
En 1974, el matrimonio Medina se traslada a Córdoba donde Hugo es nombrado Inspector General de la Dirección Nacional de la Educación para Adultos (DINEA) en toda la provincia. Fue el último año en que volvió a Reconquista, con motivo de la muerte de su padre en el mes de septiembre. A pesar del dolor por esa partida, aprovechó la oportunidad para encontrarse con muchos amigos.
Detención y fuga
En noviembre de 1975 Hugo Medina estaba probando una camioneta junto con un compañero en la periferia de la ciudad de Córdoba cuando se encontró con un control de policía. Le dieron la voz de alto, desobedecida, por lo que les dispararon varias ráfagas. Fue herido en el hígado, detenido y hospitalizado. Mientras se reponía tenía una obsesión: huir de alguna forma del Hospital.
Comienza a pedir a quiénes le permitían visitarlo algunos elementos: guardapolvo bordado con el nombre de un médico, pantalón blanco, lentes ahumados, zapatos. Un médico joven le puso una llave en la cama para la puerta de salida de los médicos, siempre llena de profesionales. Hugo había hecho amistad con dos enfermeras, quienes le elevaban la temperatura de la fiebre para que no lo saquen de allí y lo lleven a sala general y de allí al Hospital de Policía. Comienza a probar su estado físico, levantándose para ir al baño, pero se marea. Deja el intento para mejor día. Con el apoyo de sus compañeros y familiares afuera se decidió el momento; Hugo se levantó, se afeitó los bigotes y se vistió. Y pateó el tablero. Avanzando resueltamente como médico salió del hospital, debió ir a distintos lugares hasta ser rescatado, alojado en una “posta sanitaria” siete días, para recuperarlo de una infección importante.
En 1976 se radica en el Gran Buenos Aires, tras estar un breve lapso en Rosario. En Buenos Aires se encontraron con amigos que los ayudaron mucho, primero compartiendo casa y luego buscándole trabajo y para alquilar. Por razones económicas y de trabajo cambiaron varias veces de domicilio. Diego (Pichi) y Raúl (Lali) empezaron a ir al Jardin de acuerdo a su edad.
“El consiguió trabajo y la estaba pasando más o menos bien. En el año 1977 los visité, no recuerdo la fecha, Hugo venia a esperarme en la casa de mi mamá y me llevaba. Tenían una casa amplia, muebles. En enero del 78 supe que tuvieron que cambiarse de casa y lugar y yo me puse muy preocupada" repasa doña Sara, su madre.
El 3 de febrero de 1978 es muerta su compañera Piki. El cadáver de Stella Maris Zanocco será visto en el campo de concentración "El Vesubio". Los restos de esta militante serán ubicados en 1992 en el cementerio de Lomas de Zamora por el Equipo Argentino de Antropología Forense.
Hugo escribe un carta para sus hijos.
“ Queridos Diego y Lali:
11/4/1978. 09.30 hs. Hace un montón de días, más de un mes, que tenía que haber empezado a escribir esto y hoy recién lo empiezo. ¿Pero qué es "esto" que quiero escribirles?. En verdad, no lo sé muy bien. La idea la habíamos concebido con la Petisa, retomando algo que se acostumbraba hace años, allá cuando empezamos; escribir una carta para que sea leída por ustedes para el caso de que nos pase algo a nosotros dos.
A esa idea se nos había ocurrido completarla con algo así como unas “Memorias”, donde aprovechando o siguiendo nuestra "biografia política" hiciéramos un aporte a la historia de Montoneros, cosa que hasta el presente no tengo noticias de que se haya hecho (supongo que la habrán empezado ahora los compañeros en Europa).
Por no saber exactamente cómo encarar, como empezar "esto", fue que no lo empezamos antes. Lástima grande porque de haberlo hecho tendrían ustedes algo escrito por “la mamá” especialmente para ustedes. Pero de todos modos, a no ser por la letra, tengo la seguridad de que todo lo que les escribo, lo hacemos los dos. No tengo otra forma de hacerlo que junto a ella.
Empiezo entonces a escribirles con la idea de contarles todo lo que hemos hecho juntos (Piki, ustedes dos y yo) desde 1964 más o menos. Para que conozcan mejor a la mamá, para que además del recuerdo inolvidable que tendrán siempre de ella, conozcan su entrega de más de 14 años a la revolución, de amar intensamente a sus hermanos, los oprimidos de nuestro país, de luchar con todas sus fuerzas contra la injusticia en el mundo. Vaya entonces todo esto, de homenaje cálido a su querida memoria, hoy a más de dos meses que la Petisa cayó físicamente, para que la Patria viva.
En este acto de comportamiento heroico de la Petisa, que cayó combatiendo, se sintetiza algo así como nuestro legado o herencia para sintetizar todo el amor que les hemos tenido, el ejemplo de vida que hemos querido dejarles, la recompensa por todos los sacrificios que ustedes inconscientemente debieron ir asumiendo durante la guerra. (...) Ustedes se enteraron antes que yo de la ausencia de la mamá y supongo habrán tenido la casi certeza que algo malo le había pasado; yo esa noche estaba en una reunión y recién volví a la mañana siguiente. Ustedes se pasaron la noche solos. Lloraron un poquito al ver que no volvía la mamá. Unos vecinos los acompañaron hasta que se durmieron. Yo llegué el sábado a las 8.30 hs. Lali se había levantado para ir al baño y Diego estaba sentado en su cama, con sus ojitos muy grandes y fijos. Cuando me vio llegar me dijo: “Papá, la mamá no volvió anoche...”
Yo volvía contento, contento por volver, por volver para ustedes y la Petisa (habíamos aprendido en esta dura guerra a valorar cada minuto de estar juntos). Les traía unos chupetines todos pegoteados para ustedes (que iban a saltar de alegría). Cuando escuché lo que dijiste, Diego, tuve en un segundo la certeza total de que lo peor había ocurrido. Aunque ya una vez los dos no habíamos vuelto a casa y después "revivimos”, tuve la certeza de que esta vez no era así. La guerra cambió y ya aquellas cosas casi no ocurren. Pateé la cama con rabia y desesperación. Me senté junto a vos y me empezaron a salir unas lágrimas, vos empezaste a hacer lo mismo. Al ver eso, yo me reprimí y vos también te frenaste. Desde ese momento ni una sola lágrima más derramaste; tampoco lloró nunca Lali. Creo que hubiera sido mejor que los tres pudiéramos desahogar tanto dolor.
Realmente estoy inmensamente orgulloso de ustedes por como se portaron. Como hijos revolucionarios de un pueblo en guerra. Cuando "hablo” con la mamá le cuento de ustedes y nos sentimos tan felices de haber sabido darles todo lo que estuvo a nuestro alcance para que ustedes asumieran así esto. Siempre decía ella un poco en broma, que "lo mejor que nos salió, son los chicos...”.
(Publicado en el libro “Campana de palo” de Roberto Baschetti)
Cada vez que Hugo salía de su último domicilio que habitaba en la calle Yrigoyen 990 de Rafael Calzada (Buenos Aires) dejaba cartas. Tenía el presentimiento de que podía sucederle lo peor.Una de ellas fue escrita Y decía:
“A cualquiera de mis vecinos: Si están ustedes leyendo esta carta, es seguramente porque me ha ocurrido a mí algo grave. Es por eso que les pido que lean detenidamente esta carta y cumplan con lo que aquí les pido.
Soy Montonero. Como ustedes saben luchador, para que algún día en la Argentina exista la justicia social y se acaben el hambre y la explotación.
Si no he vuelto a casa es porque he tenido un enfrentamiento con el Ejército o la policía y me han matado. Lo mismo que pasó con mi querida esposa y compañera, el 3 de febrero.
Les pido que se encarguen de cuidar a nuestros queridos Ale y Pichi hasta que algunos de los abuelos venga a llevárselos. Y para eso también les pido que les avisen urgente a las siguientes direcciones: mi madre: ... mi suegro: ... (...)Esto se los pido no solo como vecinos, sino como parte de este mismo pueblo que forman ustedes. Ellos son nuestros enemigos, mios y de ustedes, porque están al servicio de este gobierno asesino, que hambrea al pueblo y encarcela a quienes protestan y reclaman. Tortura y mata.
El que venga, se hará cargo de retirar los muebles y dejar la casa en condiciones de entregarla.
A ustedes mi agradecimiento, como el de mi querida compañera; hemos sentido desde que llegamos, su amistad y solidaridad. Los sentimos parte de este pueblo, de este heroico pueblo trabajador, peronista, montonero, por el cual orgullosamente hemos dado la vida y 10 años de lucha. Y cuando esta dictadura asesina y mentirosa hable de un montonero, acuérdense de nosotros y habrán visto quién miente. “
El cerco se cerraba. Corría 1978, Hugo trabajaba en una fábrica de pinceles de Avellaneda.
"Le dieron vacaciones escolares a fines de julio y él me dijo porqué no me iba con los chicos a la casa de mi mamá a pasar unos días porque a ellos les gustaba mucho. El domingo 30 de julio nos acompañó a Villa Tesei (Morón), se volvió a la noche y ese fue el último día que nos vimos. Quedó en volver el miércoles o sábado siguiente o domingo, pero no volvió. No dormí. El lunes 7, temprano fui a llamar por teléfono al trabajo en Avellaneda, pregunté por él, fueron a buscarlo y me contestó que desde el martes de esa semana, no había concurrido al trabajo, sin aviso y que tenía haberes que cobrar"
/ Sara, su madre
El 1° de agosto de ese año Hugo fue secuestrado presuntamente cerca de una comisaría de Lanús. Era un cuadro de la organización Montoneros. La conducción le había ofrecido salir del país, oferta que no aceptó tras reflexionar sobre su hermana Susana, su compañera Piki y los miles de compañeros muertos. Se presume que sus restos fueron ocultados en el cementerio de Avellaneda (BsAs), aunque no se los pudo identificar ya que pasado algunos años los habrían depositado en el osario común.
Su vida puede recapitularse en palabras de su compañero de estudios Hugo Nalli: "Fue un insobornable y combativo en la defensa de sus ideas; solidario y humano en sus relaciones con compañeros y amigos. Supo manejarse con astucia en situaciones límites, Con valentía y lealtad apuntó a convicciones. Caminamos juntos la Escuela Normal y el Instituto Superior del Profesorado. Compartí momentos irrepetibles, disfrutamos espacios de Verdad en inacabables discusiones sobre la acción y el pensamiento, la teoría y la práctica. Aprendí mucho con Washington, lo escuchaba y respetaba. Su prédica, su dialéctica, su mensaje se dirigía al rescate de la dignidad humana. La utopía de un mundo mejor vivió en él."
Elaborado con textos publicados en “Solo digo compañeros” de Raúl Borsatti, donde se puede contar con más desarrollo de información
Su memoria es recordada en una placa colectiva colocada en AMSAFE Regional Gral Obligado
Nacido el 7/10/46 en Esperanza, provincia de Santa Fe. Su padre, Raúl Antonio, fue secretario de Asuntos Técnicos de la Nación en el primer gobierno de Perón (1946-1952). María Eva Duarte de Perón, Evita, fue su madrina de bautismo. inició el secundario en la Escuela Superior de Comercio “Manuel Belgrano” de la UNC y lo concluyó en el colegio “Nuestra Señora de Guadalupe” en Buenos Aires, egresando a los 15 años con el título de bachiller. En 1963 ingresó a la carrera de Medicina en la UBA donde cursó hasta 1965 y en 1966 se inscribió en la UCCba, de la que egresó con el título de médico en marzo de 1969. Siendo estudiante fundó dispensario de primeros auxilios en el barrio carenciado de Bella Vista, Córdoba.
En 1971 cae preso y es torturado en Tucumán. Lejos de amilanarse, su espíritu de lucha se acrecentó y solidificó: en la misma cárcel se preocupa por la situación de los familiares de los presos comunes y de los mecanismos de visita de los chicos cuyos padres están detenidos. Lo trasladan sucesivamente a Resistencia, Devoto y Trelew. Es liberado el 25 de mayo de 1973. Y en tal sentido puede verse su estampa y su voz en la T.V. local, en un reporter titulado “Reportaje a presos políticos liberados”, que data del 28-5-73.
“Vamos a estar para que los compañeros villeros tengan las viviendas, vamos a estar para que los compañeros que trabajan en el campo vuelvan a tener la dignidad que todos deben tener; vamos a estar para impedir que el proceso de liberación se corte; vamos a estar desde el Movimiento Peronista para que no lo vacíen cuatro traidores. Nosotros simplemente les vamos a decir a estos señores que se llenan la boca con lo de la ‘Argentina Potencia’, que acá no hay patria sin pueblo; que acá no hay reconstrucción sin nuestra movilización y que acá no hay liberación sin pueblo organizado. ¡Libres o Muertos! ¡Jamás Esclavos! ¡Viva la Patria!”.
"Rafa" como le decían sus compañeros, fue secuestrado el 16 de diciembre de 1976 en la provincia de Buenos Aires. Permaneció cautivo en el Centro de Detención Tortura y Exterminio "Escuela Mecanica de la Armada" (ESMA), donde luego de ser torturado (sin resultado satisfactorio para sus captores), acelera su propia muerte (ganándole la última batalla a sus verdugos) al tomar un vaso de agua que le ocasionó un espasmo cardíaco y su inmediato deceso.
Una segunda versión sobre su muerte, relata que precisamente debido a las torturas padecidas “deliraba, no comía, se quitaba la capucha, lo golpeaban.Pedía ver a su papá. ‘Oficial primero, montonero, médico’, gritaba para identificarse. Un guardia lo pateó hasta matarlo” (“Página 12”. 25-3-2014. pág. 11.). Por resolución interna del 15 de agosto de 1978, la Conducción Nacional del Partido Montonero y del Ejército Montonero lo condecoró post-mortem con la Orden “Al Mártir de la Resistencia Popular” por dejar su vida en defensa de los intereses de la Patria y del Pueblo.
Su hermana Alejandra lo recuerda con inmenso cariño, como un hombre cálido y generoso y se acuerda aún hoy, con una sonrisa en los labios, que cuando lo visitaba en la cárcel de Devoto, allá lejos y hace tiempo, Jorge le presentaba compañeros para que hiciera pareja.
Fue parte de laen 1967. Alumno destacado, se recibió de médico a los 21 años. Fundador del en Córdoba. Luego ingresó a
Se casó con y tuvieron un hijo. Con el gobierno peronista pasa a militar a Zona Sur de provincia de Buenos Aires con el seudónimo de “El Rafa”. En un acto público en Cipolleti, Río Negro, en marzo de 1974, dejo clara su preocupación por el rumbo que tomaba el gobierno peronista:
Rubén nació el 25 de julio de 1954 en San Jorge, donde vivió su infancia y adolescencia. Hizo la escuela primaria en la Esc J.J. de Urquiza Nº 271, recibiendo la “Medalla de oro” del Rotary Club como mejor alumno de 6º grado (eran tiempos en que la primaria terminaba en 6º). Luego estudió en la Escuela Normal Nacional, terminando con el mejor promedio.
Luego partió a Córdoba, donde estudió Filosofía y Letras en la UNC y comenzó su militancia en el ERP. Fue secuestrado y asesinado el 23 de diciembre de 1975 en el Batallón Depósito de Arsenales 601 "Domingo Viejobueno" de Monte Chingolo, en Bernal, provincia de Buenos Aires, tras un intento de toma del Batallón. Tenía 21 años.
Inhumado como N.N. y ocultado por sus asesinos en el Cementerio Municipal de Avellaneda, por resolución de la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata pudo ser identificado en el 2009 por el Equipo Argentino de Antropología Forense a través del cotejo de muestras de ADN del padre y de su hermano, dando resultados positivos. El 16 de abril de 2010, recuperada su identidad fue sepultado en el cementerio de San Jorge.
Cuando tenía 17 años escribió un poemario “Proyecto y sombra de Erick Odén o Archipiélagos y constelaciones”, que fue editado por su familia en 2010 a través de Editorial Ciudad Gótica.
De ese libro elegimos estos poemas:
AL HOMBRE
Sepa el hombre que levanta muros,
que el olor de los naranjos
los atraviesa.
Sepa que el sol se mete por las rejas,
y nos alumbra las ganas de vivir.
Y aún cuando estas cosas no existieran,
sepa que hay un niño dentro nuestro,
y que ese niño se ha puesto a corretear.
Sepa el hombre que custodia los muros,
que a los muros los derriba la verdad.
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Elegí que en el alba me siguieran
las botellas de vidrio tornasol,
un rosario de lágrimas fundidas
y la muerte pausada de la luna,
vine lento, entre un mar de gotas
verdes,
caminando sobre sombras de metal
y de agonía... pude
verme
absolutamente
en el cristal
y emprendí vuelo
y eché a andar.
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La noche en redes álgidas
me troncha los claveles
y embarca
turbiamente -Yo tengo
hilos de violín,
soplos de guitarra,
manos de bandoneón - Estoy
embanderado
en la causa magra
del frío que me arrecia
y traspasa
Rubén Víctor Mensi
La Cámara Federal de La Plata celebró a partir del año 1998 audiencias orales y públicas, para la búsqueda de la verdad y destino final de los desaparecidos durante el último gobierno militar. Desde el mes de mayo de 2002 fueron identificados y entregados a sus familiares los restos de 23 personas desaparecidas, entre ellas Rubén Víctor Mensi.
Nació en Rafaela en 1952. Hizo su escuela primaria y secundaria en el Colegio San José Hermanos Maristas. Era alto, grandote, rubio, tenía el título de Perito Mercantil, cursaba el segundo año de abogacía, . Era un grandote bueno, gran compañero y destacado jugador de rugby en el CRAR y estaba entre sus animadores. Sus amigos lo describen como un hombre "parco, callado, reservado, inclusive su vida familiar era la vida de una familia de trabajadores, tenía una vida reservada, diferente, que al parecer se lo imponía su trabajo en la policía".
"Nico" militaba en la Juventud Peronista en Rafaela y mientras estudiaba, trabajaba en la Jefatura de Policía.
Por colaborar con la lucha popular fue secuestrado el 17 de enero de 1977 a los 25 años. Ese día salió muy temprano de su casa en Rafaela, llegó a Santa Fe y se dirigió a su casa. Nunca más se supo de él, cuando su tía, como habían acordado, le envió dinero, ya no estaba.
Ante la ausencia los familiares se dirigieron a la jefatura donde fueron informados de que “no había venido a trabajar en toda la semana”.
Su memoria es recordada en la Plaza de la Memoria en Rafaela –
El VII Torneo Nacional en Homenaje a los Rugbiers desaparecidos lo recordó junto a los demás santafesinos
Había nacido en Rafaela un 28 de enero de 1957, era el segundo hijo del matrimonio compuesto por Héctor Basilio Morel y Leonilda Argentina Platini. El Sr. Oscar Pautasso, quien fue entrenador de Básquet del Club Independiente, lo recuerda niño de unos 11 años, entusiasta, responsable, medio líder para organizar torneos, haciendo un poco de todo, colaborando en las ventas a beneficio, ayudando como utilero al técnico, trabajando de bañero, pero por sobre todo el empeño y la alegría, era muy carismático para relacionarse con todos.
Estudió en la Escuela de Comercio, donde se comienza a relacionar con los militantes de AES, correlato rafaelino de la UES. Cuando se recibió de Perito Mercantil y decidió irse a Rosario a estudiar medicina, se caracterizaba por su inteligencia, su carácter fuerte y su espíritu emprendedor. Allí comenzó a militar en la Juventud Universitaria Peronista.
Cursaba el segundo año de Medicina, cuando un 13 de febrero de 1977 fue secuestrado, sus padres recibieron un llamado de su compañero de departamento avisándoles que “Caco” no había regresado a dormir, que fueran a buscarlo. Los padres hicieron todo tipo de gestiones y nada. El 17, el Oficial de Personal del Área 211, del Ejército, les comunica por nota que su hijo no se encontraba detenido.
Caco Morel tenía 20 años cuando fue fusilado junto a otros seis compañeros en Pasaje Marchena al 500, Rosario. El diario Rosario 12 recoge el testimonio de un vecino, Horacio Llovet de 75 años quien cuenta “llegaron las fuerzas de seguridad y bajaron a los chicos de varios carros, los encolumnaron frente a la casa de él y los fusilaron. Al otro día salió en los diarios que había habido un enfrentamiento, pero por supuesto no hubo nada de eso.”
Una vez identificado el cadáver de Caco es trasladado a Rafaela, donde se reunieron para su velatorio sus familiares y numerosos amigos, compañeros de escuela y del Club, pero el velatorio fue impedido por la policía aduciendo “órdenes superiores”. Fue otro acto de represión: retiraron el féretro y lo llevaron a un depósito con custodia policial, arrancaron las cintas de las coronas, no lo dejaron pasar por la iglesia ni que lo acompañara nadie más que su familia.
EL AMOR DE SIEMPRE
"Nos conocimos cuando estábamos en la secundaria. Yo tenía 16 años, en el club Independiente. Ibamos a la pileta, veíamos entrenar al equipo de básquet, deporte que Caco practicaba. Un día se acerca y me pide que le tenga un anillo. Fueron pasando cosas, hasta que se armaron las tertulias en Aranjuez. En un domingo de julio, una noche me acerqué y alguien pasó y se le cayó un billete. Con esa plata, fuimos a tomar algo. Al sábado siguiente, nos volvimos a encontrar y así comenzó nuestra relación. Nuestra relación se afianza y el se va a estudiar medicina a Rosario. También comienza su época de militancia. Cuando volvía, nos juntábamos con los amigos. Y con el tiempo ya no salíamos tanto, sino a juntarnos a discutir. Hasta que en junio-julio del 76 comenzó a militar en Montoneros. En febrero de 1977, desaparece una semana y se lo encuentra asesinado junto a otros compañeros. Pero armar la historia fue algo muy complejo. Me fui a vivir a Rosario, creo que en parte para saber qué era lo que había pasado. ".
/ María del Carmen Villarreal
Su memoria es recordada en la Plaza de la Memoria en Rafaela
El 22/02/07 en Vera Mújica y San Lorenzo se realizó un mural con los nombres de los militantes de la JUP, Beatriz Aguilera, Ana Valle, Roberto Altamirano, Claudia Gonzalez, Silvia Fabris, Juan C. Morel y Juan Lucero.
En 2021, con presencia de autoridades, en el Pasaje Marchena y San Lorenzo, a metros de la Facultad de Ciencias Médicas, se colocó el cartel “Masacre de la cortada Marchena”, en memoria de las y los estudiantes de las carreras de Medicina y Fonoaudiología y militantes políticos asesinados
"Compañero Caco" es el primer documental sobre las víctimas rafaelinas del terrorismo de Estado, trabajo de un grupo de chicos de la escuela secundaria Nº 429, "Mario R. Vecchioli", que pese a haber terminado sus clases, continuaron el proyecto hasta verlo finalizado, coordinados por el profesor Sergio Grazioli.
“Marta”, como le llamaban, era ama de casa, había sido empleada de limpieza en las oficinas de Mercedes Benz y cuando su marido consiguió un trabajo para dar de comer a toda su familia, ella se dedicó de lleno a la militancia.
Martiniana es recordada por sus vecinos hasta el día de hoy, es común recorrer las calles del denominado “barrio chino” de La Boca y encontrarse a vecinos que hablan de ella y la describen como una joven madre abnegada, militante y solidaria. Tenía 38 años.
En La Boca se realizó un mural homenaje a Martiniana Olivera de Levy y Daniel Levy, organizado por el Encuentro por la Memoria La Boca Barracas, un espacio que reúne a vecinxs, organizaciones sociales, políticas y estudiantiles de estos barrios del sur porteño. Se realizó una jornada que incluyó la colocación de una chapa conmemorativa, una radio abierta, bandas en vivo y serigrafía.
La Legislatura de la Ciudad realizó una Audiencia Pública que que dio lugar a una posterior ordenanza por la cual denominaron “Martiniana Olivera de Levy y Daniel Levy” a una plazoleta de La Boca en 2016
Nació el 16/7/1937 en Reconquista. Llegó al barrio de La Boca a fines de marzo de 1970, con su marido y sus cinco hijos: Daniel, Alberto, Alejandra y los mellizos Viviana y Marcelo. Marta comenzó a militar en una Unidad Básica ubicada en Melo y Alvarado y luego se pasó a otra, la Unidad Básica de calle Daniel Cerri que dependía de la JP y . Era un local pequeño que compartía el patio con un conventillo. Allí se daban clases de apoyo escolar, de guitarra, cocina, costura.
El 8 de octubre de 1976 a las 2 de la mañana, en Alvarado 942 (Barracas), fue secuestrada-desaparecida junto a su hijo . Fue un operativo militar de alrededor de 100 personas que rodeó la manzana, se apostaron en techos vecinos e ingresaron al domicilio 20 hombres fuertemente armados. Esa madrugada se la llevaron detenida junto a su marido Horacio y a sus hijos Daniel y Alberto. Nueve días después recuperaron la libertad Horacio y Alberto, mientras que Martiniana y Daniel permanecen aún hoy desaparecidos.
Nació el 12 de diciembre de 1948 en Tostado, Santa Fe. Cursó el nivel secundario en Colegio NacionaL “José María Paz” de Resistencia, Chaco. En la UNNE cursó la carrera de Abogacía, pero luego abandonó y se inscribió en la Licenciatura en Economía, donde rindió solamente una materia.
Trabajó como administrativa en el Ferrocarril Belgrano en Olivos y Retiro (Buenos Aires); Fue empleada en diversas empresas (PRADYMAR en Munro, Capitales Extranjeros en Vicente López y Constructora SADE en Capital Federal). Militante en la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) y Montonera en la columna Oeste del Gran Buenos Aires.
Fue detenida por primera vez el 18 de mayo de 1976, permaneciendo en la Brigada Güemes. Quedó en libertad el 22 del mismo mes y año. Finalmente fue detenida en Olivos, Buenos Aires, el 6 de septiembre de 1977 en la vía pública cerca de la estación Florida (Buenos Aires), en un operativo ilegal de detención y posterior desaparición forzada. Tenía 28 años.
Al momento de producirse su detención, se encontraba embarazada de seis meses de gestación. Su pareja fue Mariano Belisario Iturriza, quien fuera asesinado el 1° de marzo de 1977 en la vía pública, en San Justo, partido de La Matanza. Según señalan Abuelas de Plaza de Mayo, el/la niño/a de esta pareja, que debió nacer en cautiverio entre los meses de noviembre y diciembre de 1977, permanece desaparecido/a.
Posiblemente pasó por el CCD Campo de Mayo antes de su asesinato.
Conocí a Rosana Nusbaum cuando estudiabamos abogacía en la Facultad de Derecho de la UNNE en Corrientes. Viajabamos en en el Vaporcito de Antequera a la vecina orilla, antes de la construcción del puente.En 1993 supe que estaba desaparecida.
/ José Perez
Su legajo laboral de Ferrocarriles Argentinos fue reparado en el marco del Decreto n° 1199/2012 del Poder Ejecutivo Nacional, el 3 de octubre de 2022.
Su papá era muy popular ya que su oficio de transportar pasajeros en un coche tirado por caballos lo relacionaba con infinidad de vecinos. Tenía su parada en la plaza 25 de Mayo.
Fue secuestrada en Avellaneda (Bs As) a los 51 años de edad y llevada al campo de concentración El Vesubio.
Las personas que los ven en El Vesubio:
"... también estaba Nelly, que era una señora mayor, que estaba con su marido, eran de Rosario". (Testimonio de Ana Maria Di Salvo, sobreviviente de El Vesubio, ante la Cámara Federal de La Plata - Noviembre de 1998).
Elena Alfaro también nombra a una tal Nelly, que por su descripción podría tratarse de Nélida Ortiz de Fernández (Datos del Equipo Argentino de Antropología Forense)
Nació en Reconquista el 25 de agosto de 1925, en un hogar integrado por ocho hermanos. Hija del cochero de plaza Nicanor Ortiz y de Isabel Díaz. Su escuela primaria fue la General Obligado y cursó parte de la secundaria. Se casó joven, con, el 16 de febrero de 1946.
Su oficio en la ciudad donde vivió la mayor parte de su vida fue el de ama de casa. Al igual que Floro, la militancia y el infausto final de su hijo , influyeron en sus determinaciones de los últimos años.
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la
Había nacido en Franck el 22 de julio de 1951, era hija de Carlos y Delia Zeiter y vivían en San Agustín. No tenemos datos acerca de su vida en el pueblo, de su casamiento, su traslado a Buenos Aires o los orígenes de su militancia. Fue la lectura casual (octubre de 2022) de una ponencia de la investigadora Virginia Pisarello, lo que nos advirtió de su asesinato durante la dictadura, el 13 de enero de 1977.
Quizás nuestro desconocimiento de esos hechos se deba a que, como dice esa autora, en los pueblos de “la pampa gringa” se encuentra invisibilizado el terrorismo de Estado, la pregunta sobre los desaparecidos sigue siendo esquiva “acá no pasó nada”. Al mismo tiempo hay una memoria que estigmatiza, los familiares se sintieron marcados y de alguna manera segregados: eran familias de “terroristas”. Ejemplo de ello es que recién en 2017, una compañera de la escuela secundaria de Stella Hildbrant, se decidió a reivindicarla como estudiante, amiga y abanderada de su escuela durante una reunión de egresados. Hoy Stella y Mirta Panzani, son mencionadas en la sección de Historia Reciente del Museo Histórico de San Agustín. También fue mencionada en el trabajo “Las memorias sobre la vida cotidiana y la represión durante la última dictadura cívico-militar. El caso de San Carlos en la provincia de Santa Fe” (Beltramone, Jorgelina FHUC-UNL. Encuentro de Jóvenes Investigadores – UNL).
Mirta fue asesinada con 7 meses de embarazo, junto a su esposo, Andrés Abitábile, militante de la JTP y un compañero de la misma agrupación Ricardo Svenson, durante un allanamiento a su casa en Munro, Buenos Aires. Después del allanamiento el ejército informó del hallazgo de un equipo de transmisión de Montoneros que tenían en el sótano.
Los restos de Mirta y su bebé nonato fueron encontrados en el Cementerio de Vicente López e identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
"En agosto fue identificado el cuerpo de Mirta Carmen Panzani, embarazada de siete meses, luego de más de 15 años de haber sido inhumada en una fosa común del cementerio municipal de Vicente López. La mujer había sido asesinada en un operativo en enero de 1977."
Página 12 "Fruto de un trabajo científico" - 21/01/2013
Su memoria es recordada en Baldosas por la Memoria, realizada por la Comisión por la Memoria, Verdad y Justicia de la Zona Norte
Pedro era el mayor de ocho hermanos de una familia campesina de la zona rural de Hersilia. Vivíamos de la explotación de un tambo. Fuimos a la escuela primaria en la colonia conocida como la estancia «Los Ponchos».
Nuestro padre, Dionisio, y nuestra madre, Margarita, hijos de inmigrantes italianos habían vivido todas las peripecias de los gobiernos conservadores y llegaron a comprar aquella chacra durante el gobierno de Perón. Esta impronta marcó fuertemente a toda la familia, de modo tal que cuando las sucesivas crisis terminaron obligándonos a vender el campo para pagar las deudas, a principio de los años 60, terminamos en Villa Trinidad montando un taller mecánico.
En 1970 me voy a la ciudad de Rosario y comienzo a estudiar Comunicación Social y ahí me vinculo a la incipiente organización Montoneros y algunos de mis hermanos, entre ellos Pedro, colaboran con la organización. Se vinieron a Rosario e instalamos un taller, donde trabajó hasta su desaparición.
Al producirse la separación de la columna José Sabino Navarro de la organización Montoneros, se empieza a vincular a los trabajos barriales en la zona sur en la unidad básica «Ángel Brandaza» junto a otros militantes de la «Sabino».
Era diez años mayor que yo y uno de los compañeros «más viejos» de aquella generación de jóvenes revolucionarios. Era soltero y vivía en el taller con una hermana y sus dos hijos. Se destacaba por su predisposición solidaria con todos los compañeros que se lo pedían. Cuando caí preso en la huelga de Villa Constitución en el año '75, ya disuelta la columna «Sabino Navarro», se incorporó al PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) donde militó hasta su secuestro el 19 de julio de 1976.
Los compañeros lo recuerdan por su permanente hospitalidad, todos los que pasaban por el taller encontraban un plato de comida o una cama para dormir. Cuando lo secuestraron vivía con él la «Negrita» Ruth Gonzáles Brunet, una compañera que acababa de tener una hija (la «Tanita» Josefina), cuyo compañero había sido secuestrado en una cita pocos meses antes. Él había presenciado la caída de José Tosetto y vivió con ella en su casa hasta la noche en que el ejército y la patota de Feced se los llevaron. Desaparecidos, desde ese momento solo supimos de su paso por la «Calamita», donde fue salvajemente torturado. Mantuvo una conducta ejemplar, según testimonio de un compañero (el «Chino» Hion) que logró salir del campo de concentración, porque él negó en todo momento que lo conocía.
Fue uno de los tantos «hijos de nuestro pueblo» que llegó a la militancia política y al compromiso revolucionario producto del cúmulo de injusticias y dolores sufridos a lo largo de su historia. El hambre no genera conciencia, pero la injusticia y el atropello van generando en la conciencia de las personas bien nacidas la necesidad del compromiso con los demás.
A 35 años de distancia veo todavía su figura sencilla y afable con una sonrisa, esperando ese cambio con el que todos soñábamos.
/ Victorio, su hermano
En el año 1975 decidí ir a vivir a la ciudad de Rosario, dejando atrás mi vida de campesino en mi Ceres natal para adentrarme a la vida de la ciudad y encarar nuevos rumbos. La avalancha social en que se había convertido la militancia política revolucionaria me decidió a ello y «quemando mis naves» emprendí una nueva vida.
Me proletaricé, es decir, me hice obrero metalúrgico (un cambio radical: de chacarero a obrero). El lugar geográfico donde fui a vivir era le casa de mi primo Pedro Elio Paulon, un garage y taller mecánico. Realmente lo pude hacer por la bondad y solidaridad de «Patora» -así le decíamos cariñosamente- que me recibió en su casa como una cosa natural. Era una persona que nunca especulaba con aquello de la propiedad privada o pertenencias propias del capitalismo. Era un socialista empírico, ya que lo ideológico, para él, era simplemente lo que le dictaba el corazón.
Con Pedro, cuando él todavía estaba viviendo en el campo en la Colonia de Ceres, éramos muy «compinches», muy camaradas, salíamos a cazar juntos, íbamos a los bailes, a jugar a las bochas, al futbol. Además de primos éramos muy amigos. De allí que nuestra relación en Rosario siguió siendo la misma.
Cuando se produjo el golpe de estado de la última y sangrienta dictadura militar, la situación en Rosario era de terror, todos los días aparecían cadáveres tirados en la calles de supuestos enfrentamientos de subversivos con las «fuerzas del orden». En realidad eran fusilamientos lisos y llanos de ciudadanos, ejecutados por el Estado terrorista. La verdad, simplemente, fue que tuve mucho miedo y decidí volver a Ceres y continuar mi vida como podía.
Al poco tiempo, 21 de julio de 1976, nos detuvo la policía de Ceres a mí y a toda mi familia. En ese momento me enteré del secuestro y desaparición de Pedro. Nunca más supe de él. Yo y mi familia fuimos puestos en libertad a los ocho días de nuestra detención, pero mi primo pasó a ser uno más de los treinta mil desaparecidos por el estado terrorista y mafioso de la última dictadura militar.
Un recuerdo muy afectuoso a su memoria y la nunca perdida esperanza de encontrar sus huesos para darle como corresponde una cristiana sepultura.
/ Isidro Félix, «Chiro», primo y amigo
Victorio Paulón y Mabel Gabarra testimoniaron por la desaparición de Pedro Paulón. El histórico dirigente gremial estaba preso y se enteró muchos meses después del secuestro de su hermano. En tanto, Gabarra llevó la única foto de Pedro, su cuñado, que rescataron para incorporar a la causa: "Tuvo existencia, vivió".
Pedro Paulón tenía 38 años. Esperaba que liberaran pronto a su hermano, Victorio, que había sido encarcelado el 1º de mayo de 1975, durante la represión a la huelga de 60 días que realizaron los obreros metalúrgicos de Villa Constitución. El 19 de julio de 1976, en la casa de Pedro, en Sánchez de Bustamante 845, vivía también Ruth González -militante del Ejército Revolucionario del Pueblo- con sus dos hijas pequeñas, Mariana y Josefina. Esa madrugada, personal de civil irrumpió en la vivienda y se llevó a los cuatro. Logró escaparse Inés, prima de Pedro, que también vivía ahí. "Pedro fue mi cuñado, hermano de mi marido. Tiene existencia, la tuvo, vivió. Lo secuestraron y lo mataron", dijo ayer Mabel Gabarra en la audiencia por la causa Díaz Bessone. "No teníamos ni siquiera una foto de él, porque en esa época no nos sacábamos fotos. Pudimos encontrar una, del casamiento de un compañero. Y nos permitió decir que por fin está apareciendo, como uno de los 30 mil. Hay una gran deuda de la justicia en este país. Recién ahora, 30 años después, podemos estar frente a un tribunal diciendo que existieron", agregó la testigo, histórica militante feminista de Rosario desde que volvió del exilio. Pidió que esa única foto de Pedro Paulón se incorporara a la causa.
Victorio Paulón, dirigente de la CTA y durante años secretario general de la UOM de Villa Constitución, también dio testimonio frente al Tribunal, contó lo poco que pudo reconstruir del destino de su hermano y dio una lección de historia gremial de la región. "Los que están sentados acá atrás son los mercenarios al servicio de un proyecto político. El empresariado tenía la ilusión de fábricas sin comisiones internas ni delegados, sin reclamos salariales", dijo ayer Paulón.
La última vez que vio a su hermano fue en agosto de 1975. Pedro fue a visitarlo al penal de Coronda. Pensaba que Victorio saldría pronto. "Estuve seis años y medio detenido sin verle la cara un juez", dijo ayer el testigo. Su hermano le contó, en aquella última visita, de sus contactos con el ERP. En octubre de ese año, a Victorio y otros 30 detenidos los trasladaron al penal de Devoto, donde recibieron feroces palizas. El Ejército se había hecho cargo de los presos políticos. Las condiciones de detención se endurecieron, les prohibieron las visitas. Por eso, hasta diciembre de 1976 no supo que su hermano estaba desaparecido.
En agosto de 1980 a Victorio le dieron la libertad condicional, y fue al exilio a reencontrarse con su esposa, Mabel. Recién en 1984, al volver al país, pudo tener algunos datos de su hermano. Dos sobrevivientes, Eduardo Azum y Roberto Hyon, lo vieron en un centro clandestino de detención. Hyon cree que fue en la Calamita, en Granadero Baigorria, pero Azum calculó que no era así, por la distancia que recorrieron los secuestradores hasta el lugar. "Lo torturaron salvajemente", dijo Victorio. A Pedro le preguntaban por Hyon. "El me dijo que si estaba vivo era porque mi hermano nunca se hizo cargo de conocerlo", relató Victorio.
Mientras su marido estaba preso y su cuñado había desaparecido, Mabel estaba aterrorizada. La noche del secuestro de su cuñado, Mabel había dejado a su hija Alejandra en esa casa a pedido de Inés Paulón. A las 6 de la mañana la despertó un tío, y le contó lo ocurrido. "En ese momento me desesperé por encontrar a Alejandra y por avisarle a la familia. De Pedro no se sabía nada. Todas las personas entonces estaban tratando de salvar su vida. Era un clima de terror, cada vez que sonaba una sirena teníamos miedo de que nos vinieran a buscar", recordó Mabel, que el 4 de agosto de 1976 se fue a Uruguay, y empezó el exilio que continuó en Francia, donde participó en las denuncias internacionales sobre el terrorismo de estado. "A mí el exilio me costó tres años de estar lejos de mis hijos, eso es irrecuperable", dijo Gabarra. A la vuelta del exilio, Gabarra inició el trámite por la desaparición forzada de Pedro. A pedido del fiscal Gonzalo Stara, Victorio Paulón trazó ayer un panorama de la represión en el cordón industrial del Gran Rosario. Contó que en 1975 trabajaba en Vilber, en Villa Constitución. Trazó las diferencias entre el sindicalismo combativo, aglutinado en la CGT de los Argentinos durante la dictadura de Onganía y el colaboracionista. Relató el contexto y la historia del Villazo, la movilización popular para obtener las elecciones libres en el sindicato, que finalmente se produjeron en noviembre de 1974. Ganó la oposición a la conducción nacional de Lorenzo Miguel, y comenzó la hostilidad. El 20 de marzo de 1975, las fuerzas de seguridad irrumpieron en la ciudad y se llevaron 120 obreros detenidos. Entonces, los obreros eligieron 2 representantes por fábrica, para formar un comité de lucha. Victorio fue elegido por Vilber. Comenzaron una huelga para pedir el cese de la intervención, y 40 días después del inicio de la medida de fuerza, fue encarcelado. El dirigente sindical contó también que a partir de marzo de 1975, en un sector de Acindar llamado Albergue de Solteros, porque allí vivían los jefes que no tenían familia, se instaló un destacamento de la Policía Federal. Después del golpe militar de 1976, funcionó un centro clandestino de detención. "En Acindar se ve claramente la vinculación entre la etapa previa del golpe y la estrategia de anquilamiento de la organización sindical que se produjo en todo el cordón", afirmó el testigo. Cuando salieron a la vereda de Oroño al 900, Mabel y Victorio recibieron el cálido aplauso y los abrazos del público. Allí estaba Josefina González, la beba de 5 meses secuestrada con su madre, Ruth y Pedro Paulón.
/Página 12
Era “Palito”. Nació en San Jorge, provincia de Santa Fe, el 20 de abril de 1955. Hijo de Rosa y Luis. Hermano de Liliana, Cristina, Silvia y Pablo. El mismo año que nació Palito su familia se mudó a Luján ya que su papá era jefe de correo y fue trasladado a nuestra ciudad. Palito estudió en varias escuelas: en el Colegio de los Hermanos Maristas, en la Escuela Normal y en el Instituto General Martín Rodríguez. Su compañera fue Teresa y con ella tuvo a su hija Mariana.
Comenzó a militar en la Juventud Peronista Regional VIII de Montoneros. Su militancia territorial fue en el Barrio Lanusse. Los vecinos lo recuerdan como un joven generoso, comprometido con las necesidades de los más humildes. Su compañeros de militancia recuerdan su compromiso y su interés por formarse continuamente. Simpático y alegre, quienes lo conocieron recuerdan su permanente sonrisa permanente.
Paralelamente a su militancia, Palito comenzó a estudiar en la Escuela de Arte.
Antes del golpe de estado, la vivienda familiar ubicada en el Correo, fue allanada cinco veces. Después del 24 de marzo, Palito se fue de Luján escapando de la persecución. Pero ningún refugio era seguro en aquellos tiempos. El 16 de septiembre de 1976 fue secuestrado en el departamento donde estaba viviendo en la ciudad de Buenos Aires. Tenía 21 años.
Una vez que su familia supo de su secuestro comenzó a buscarlo incansablemente. Presentaron habeas corpus y denunciaron su desaparición ante la OEA, entre otras acciones. Rosita, viajaba a Capital, se reunía con otros familiares y en aquella búsqueda se encontró con otras Madres de nuestra ciudad y de otras ciudades. Rosita fue una de nuestras Madres de Plaza de Mayo. Su lucha fue incansable hasta que partió en 2019. Nos enseñó, nos marcó el camino, es una de nuestras referentes.
/ Comisión de Familiares y Amigos de Detenidos Desaparecidos – Luján
Nació el 2 de abril de 1936 en San Genaro, departamento de San Jerónimo, Provincia de Santa Fe. Hijo de Antonio Pavich y Dominga Restorich. Estudió Filosofía y militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP). Fue dirigente de la Regional Córdoba y responsable de propaganda a nivel nacional. Participó del V congreso que fundó el ERP.
Tenía 40 años cuando fue secuestrado el 8-7-76 de la Estación “Moreno” del Ferrocarril Sarmiento, Provincia de Buenos Aires. Fue visto en los Centros Clandestinos “Club Atlético”, “Banco” y “Olimpo”. Previamente permaneció secuestrado en “El Campito” (Guarnición Militar de Campo de Mayo) y “La Perla”.
“Fue privado ilegalmente de su libertad el 1° de julio de 1976 y aprisionado clandestinamente en los centros de detención conocidos como “El Club Atlético”, “El Banco” y “El Olimpo”, sin haber recuperado su libertad. Permanece desaparecido”.
/Sentencia Juicio ABO
Lo conocí cuando me secuestran en 1977, él ya hacía un año estaba desparecido, era militante del PRT y tenía el apodo de PASCUAL compartimos celda en centro clandestino Club Atlético de Bs As. En la segunda quincena de agosto 77 hay un reacomodamiento del centro clandestino después de varios fusilamientos Fue detenido en la vía pública en Bs.As estación de trenes, lo llevan a Campo de Mayo y luego a Córdoba a la Perla. Vivíamos encadenados, engrillados. Termina en Club Atlético Olimpo y de allí lo trasladaban diciembre 77 a Centro Banco y desde Olimpo el 6 de diciembre de 1978 lo asesinan en los vuelos de la muerte.
/Miguel Dagostino
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la Causa ABO II (Centros Clandestinos de Detención y Tortura “Club Atlético”, “Banco” y “Olimpo”)
Había nacido el 22 de abril de 1931 en Carlos Casares (Bs.As.). Estudiaba Letras en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP y había estudiado el Doctorado en Química. Junto a su marido militaba en Montoneros. Con Gastón Robles tuvo dos hijos: Raquel y Mariano. Con su primer marido Osvaldo Reig, un científico internacionalmente reconocido, había tenido a Gabriel y Ana. Estaba embarazada, afirman los que la vieron en “El Campito”, quienes también cuentan que tenía fuerzas de ánimo suficientes como para alentar a sus compañeros de cautiverio recitando poesías. Su hijo o hija continúa desaparecido/a.
Raquel Robles, referente de la organización “Hijos» Capital, a la que impulsó desde su creación, ganó el Premio Clarín de Novela, usando el seudónimo "Venecia Pasatir" (apellido de su madre desaparecida). Cuando se devela la identidad de quien resultó premiada, el diario «Clarín» solo dice escuetamente que la escritora «perdió a sus padres cuando tenía 5 años»... Ni una palabra del motivo de esa pérdida ni de la trayectoria militante de Raquel (otra forma de hacer «desaparecer»).
Su memoria es recordada en un monumento en la Plaza de la Memoria en Esperanza
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la Megacausa Campo de Mayo
Nacida en Florencia, provincia de Santa Fe, el 02/06/49, cursó el secundario en el Colegio “Nuestra Señora de Itatí” en Resistencia, Chaco, egresando en 1967 con el título de maestra nacional. En 1968 ingresó a la carrera de Asistencia Social y egresó en 1973 con su tesis "Servicio Social y Psiquiatría".
Durante sus estudios residió en Bº San Vicente (Tarjeta Escuela de Trabajo Social y Britos y Paviolo). Trabajaba en la Dirección de Asistencia y Protección Familiar del Ministerio de Bienestar Social de la Provincia de Córdoba como Auxiliar Técnica de Primera.
Militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores - Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP). Fue secuestrada el 28 de mayo de 1976 en Olivos, partido de Vicente López, provincia de Buenos Aires junto a quien era su pareja Aristóbulo Daniel Moyano, ella embarazada.
Tenía 27 años, ella, su pareja y su hija/o que debió nacer en cautiverio siguen desaparecidos.
"Martha tenía una sensibilidad especial, deseaba un mundo mejor. Creía que era profundo de la sociedad y que se iría formando un hombre nuevo. Acompañó a su compañero en la lucha por estos ideales que la llevaron hasta la muerte. Por su coherencia, su compromiso con sus ideas, su amor, su amistad incondicional y su carácter alegre y vivaz, será recordada por siempre por todos quienes la conocimos y fuimos sus amigos".
/ Susana Echegaray- Del libro "Los dolores que nos quedan son los compañeros que nos faltan"
En el Espacio para la Memoria Campo de la Ribera está presente en la Sala Identidad en homenaje a las embarazadas desaparecidas de Córdoba realizada por Abuelas de Plaza de Mayo (filial Córdoba).
Nació el 17 de diciembre de 1949 en Toulouse (Haute-Garonne-Francia). Cuando tenía dos años su familia se asentó en San Jorge.
En esta ciudad fue profesor de Educación Física en la ENET N°2, Colegio Marista, en la Escuela Media N°4 y en las colonias de Gas del Estado en el año ´70. Fue empleado del Banco Provincia.
Lo secuestraron el 27 de octubre de 1976 en su domicilio de la Av. Independencia al 600 (Mar del Plata). Fue visto en el CCD La Cueva. Tenía 26 años.
Aún te veo
en esa vieja foto
de la Escuela Normal
cuando creabas un universo,
de ideales,
cuando empapelabas
ilusiones y esperanzas
en tu elección docente.
Y fuiste enhebrando sueños
y fuiste escalando la vida
que quedaron cautivos y enmarañados
en el sangriento día decretado
para devorar tu entrega
tus sentires, tu vida.
/ Stella Maris Taboro
El gimnasio de la Escuela Media N°4 de Mar del Plata lleva su nombre, producto de un trabajo realizado por el alumnado
La Embajada Argentina en Francia homenajeó a los “Ciudadanos franceses asesinados o desaparecidos durante el terrorismo de Estado”, en el primer Coloquio Internacional dedicado a la memoria de las víctimas de la última dictadura militar.
En la esquina de 3 de Febrero y Avenida Independencia de Mar del Plata, su nombre está como parte de la señalización de “Esquinas con memoria”, intervenciones callejeras para homenajear a los marplatenses desaparecidos , a partir de las cuales se puede acceder al Memorial de cada persona señalizada en la web del “Faro de la Memoria”.
Se llamaba Gastón Robles, tenía 40 años y había nacido el 21 de septiembre de 1935 en San Miguel de Tucumán, provincia de Tucumán.
Llegó a Esperanza corrido de la Facultad de Agronomía de Córdoba, donde había tenido como ayudante de cátedra a Mariano Pujadas. Era amigo de García Elorrio y otras personalidades destacadas de la izquierda. Su «defecto» era comentarlo, en épocas donde era peligrosa la «portación» de ciertas amistades.
Trabajaba como docente e investigador, a él se debe la introducción en la carrera de la materia Ecología Agraria, algo muy de avanzada a principio de los '70, cuando muchos ni siquiera habíamos escuchado hablar nunca de tal cosa. Llegó a ser Director de la Escuela de Agronomía, las autoridades de la Universidad eran el Rector, Vicerector, y en el caso de la Facultad de Esperanza había un Director de Agronomía y otro de Veterinaria.
Era un tipo muy llano, muy inteligente. Marxista, planteaba críticamente el debate de las ideologías. Su amistad me abrió la mente y la comprensión del panorama político.
Activo integrante de los grupos profesionales del Peronismo, Gastón Robles, fue Secretario de Agricultura (cargo equivalente a Ministro) durante la Presidencia de Cámpora.
Luego vino el golpe. Fue secuestrado, en un operativo ilegal de detención llevado a cabo por el Primer Cuerpo del Ejército, el 5 de abril de 1976, en su domicilio particular. Durante su cautiverio fue visto por ex detenidos del centro clandestino de detención de El Campito (guarnición militar de Campo de Mayo) e incluso fue mencionado por el Teniente 1ro Juan Carlos Solís en la causa conocida como Plan Cóndor y Automotores Orletti.
Nació en Rafaela el 8 de julio de 1955. Cursó la primaria en la Escuela Belgrano, siendo abanderado de su promoción. Desde chico su vida social estuvo muy relacionada a la iglesia, proviniendo de una familia muy católica. Cuando le preguntaban “qué quería ser de grande” su respuesta era contundente: “sacerdote tercermundista”.
Comenzó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional en el 69, curso el 1er año y al siguiente pasó al Colegio Juan XXIIl de Santa Fe, becado por el Arzobispo de Rafaela, Monseñor Antonio Brasca. Allí pudo reflexionar sobre la realidad latinoamericana, construyendo convicciones sobre la revolución social, pensaba que “un revolucionario puede no ser peronista, pero no puede ser antiperonista”.
Por lo que, perseguido por las AAA de Santa Fe, se trasladó a Córdoba, se casó con Cintia Visciglio el 23/03/76 y desapareció un mes después el 27/04/76, al parecer fue secuestrado en la calle, a sus 21 años de edad.
“Era un militante de día completo, muy alegre y sencillo. Estábamos en la JUP, se decía que podía pasar algo grave y que teníamos que retirarnos a Córdoba y teníamos que casarnos. Y lo hicimos, fuimos al registro civil a buscar una fecha de casamiento e irónicamente nos dan el 23 de marzo, un día antes del golpe. Yo ya estaba embarazada y Luis consiguió trabajo en una obra en construcción. Se clavó un clavo en el pie y fue a atenderse a un hospital, de ahí desapareció, nunca más lo ví. Yo me vuelvo a Santa Fe para tener a mi bebé y me detienen en mayo de 1976. Rompo bolsa y me llevan al hospital Cullen, custodiada. Así nació Pablo”
/Cintia Visciglio
“Más allá de todo el dolor de no tenerlo, hoy siento orgullo de ser hijo del Colo Ricciardino”
/Pablo Ricciardino
En 2018 se realizó un mural colectivo en la sede del SEOM (sindicato municipal) de Rafaela
Recuerdo a María:
María, mi hermana mayor era muy compañera de mamá. Los sábados le preguntaba: -¿A qué hora vas a misa mañana? -A las 7 hs. —- decía mamá. -Llamame que voy con vos — ella contestaba
Fue elegida la mejor compañera en 6to grado. En la secundaria no se llevó a rendir ninguna materia, salvo en 5to año, porque quería saber como se rendía. Se recibió de maestra.
Era divertida, trabajadora y serena a la vez. Éramos seis hermanos. Cada uno tenía asignada una tarea en la casa. Había que cumplirlas a rajatablas, ella ante todo.
Era la mimada de su padrino, el Tío Quintín, (hermano sacerdote de papá). Le hacía regalos y la llevaba a veranear a Córdoba. La Nona paterna murió sin saber que su nieta mayor y muy querida se había muerto, pero sí conoció a su bisnieta.
Miguel, nuestro hermano, cuenta que corrían carreras con los otros hermanos y chicos del barrio, trazaban una línea y largábamos; ella siempre ganaba. Era solidaria para ayudarnos en las tareas escolares.
Cuando nació su hija Paula, le dijo a mamá — voy a tener todos los hijos que Dios me mande. Tengo presente en mi mente la sonrisa permanente en su rostro, que hoy veo reflejada en Paula.
/ Marta María Porporato, Agosto de 2007
Para María
Maria, de palabras silenciosas
Y gestos cargados de mensajes;
Te recuerdo con dulzura compradora
Y convicciones que no eran negociables.
Maria, incansable luchadora,
Amante del hombre y de la vida,
Has muerto jugando a la escondida
Pero igual que ayer, vives ahora.
Vives en el ejemplo que nos diste,
En la solidaridad que practicabas,
En el recuerdo de tu muerte triste
Y en la alegría de que no fue vana.
Su primo, Luís Brunas
Nació el 29 de agosto de 1950 en San Cristóbal, era hijo de Sofía Peña y Jorge Peralta, obrero ferroviario. Jorge cursó los estudios primarios en la Escuela Juan Bautista Alberdi N2 411 de barrio José Dho, vivía en la calle Cochabamba 1921. Posteriormente inicia los estudios secundarios en la Escuela Agrotécnica «Lanceros del Sauce». Al finalizar el secundario se traslada a Sa PereIra y Esperanza para estudiar Agronomía durante seis años.
En 1977, a pesar de la terrible represión del '75, continuaban los problemas y la resistencia de los metalúrgicos en Villa Constitución. Junto a un grupo de militantes de la JP apoya con volantes la protesta de los obreros por mejores condiciones de trabajo y contra la amenaza de cesantías. En esas circunstancias, un 17 de julio es cercado por patrulleros policiales y se convierte en uno de los tantos desaparecidos que la dictadura militar acumula en su haber.
Los años '70 se agitaban en las hojas de un almanaque cargado de historias de vida, con profundo compromiso social y un sentimiento de solidaridad, acuñado en las raíces más profundas del verdadero ser nacional. El hombre nuevo es una vertiente inagotable, que se inserta en los jóvenes y los aires de liberación de los pueblos se acrecientan fundamentalmente en los sectores más postergados. La conciencia revolucionaria implicaba un cambio profundo en las formas de conducir las naciones, y especialmente en Latinoamérica era una semilla que crecía día a día.
Ellos convalidaron todo lo que afectaba los intereses del pueblo y en especial de la clase trabajadora... En ese ámbito creció la militancia, donde Jorge Peralta asumió el compromiso con la realidad circundante, de la cual era parte indisoluble. La juventud peronista lo acogió en su seno y allí creció en su compromiso cotidiano, sin especulaciones, convencido de aquellos principios para aportar a la realización personal y colectiva.
Nunca olvidó su San Cristóbal natal, sus juegos de infancia y adolescencia en su barrio de José Dho... las largas carreras pedestres en la manzana de Cochabamba, General Paz, Chacabuco y Ameghino... las tardes de fútbol en la cancha de Talleres, el equipo de la V negra, que albergó su amor por el fútbol en los «babys» veraniegos.
Los años del secundario transcurrieron normalmente, en la escuela Agrotécnica «Lanceros del Sauce» de su ciudad, que tenía ciclo básico; luego pasó a la Agrotécnica de Cantón de Zárate (distrito Esperanza), en la que además de recibirse fue ayudante de cátedra. Luego comenzó a estudiar en la FAVE (Facultad de Agronomía y Veterinaria). Participó de las movilizaciones para la estatización de la facultad.
Sa PereIra y Esperanza acogen la voluntad de conocimientos teóricos y prácticos que ayudarían a su formación y aportarían en la conformación de una tarea mancomunada con sus semejantes. Había que dejar la semilla, acompañando la lucha que los trabajadores, motores de la producción, libraban en cada región del país.
No hay datos precisos sobre su secuestro y posterior desaparición, pero fuentes fidedignas dicen que fue en Villa Constitución: las fuerzas de seguridad le tendieron una emboscada, tras una volanteada en apoyo a las luchas de los obreros metalúrgicos de esa localidad. A partir de allí se convierte en NN en los oscuros designios de muerte de la dictadura militar.
Aquel «Cumpa», permanente en los labios de Jorge es un aire fresco que recorre en su ciudad, azotada por los vendavales de despidos de 900 ferroviarios en los tristes años de la década del "90...
Una luz se avizora en el horizonte, vamos por más…
/Víctor Hugo
Mi amigo Jorge
Él llegaba y decía «¿Qué tal Pascual?». Y así le quedó para siempre el apodo, para todos era «Pascual».
Lo conocí en el preuniversitario del año '72. Ya empezaba a moverse el estudiantado y ese año fue la lucha para estatizar la Facultad. Con «Pascual» nos integramos al Grupo Universitario Esperanza, grupo católico; leíamos historia revisionista (conseguir un libro de José María Rosa era muy difícil). Era un grupo que se tiraba a la derecha; los otros venían de la Línea Estudiantil Nacionalista (Mario, «La Tía» y otros compañeros).
Los dos grupos trabajábamos juntos, pero después empezaron a aparecer algunas diferencias: el nuestro era más nacionalista, se tiraba a la derecha y se daban discusiones. El punto de definición fue el «Operativo General López», gran movilización de trabajo social que la JP hace en el norte santafesino. Allí vamos con Pascual y al volver planteamos nuestra definición y nos sumamos a la JUP (Juventud Universitaria Peronista).
Su novia era de Ñanducita, Pascual iba todos los viernes en el cochemotor porque era hijo de ferroviario y tenía un pasaje más barato. Luego, en una Zanella 125 que tenía se iba a Ñanducita. Se casó con ella en la peor época, cuando ya apretaba la represión.
Era un tipo muy pensante, muy claro, sano como no hay muchos. Decidido como Mario. Muy capaz, pero muy capaz. Por ejemplo, en Veterinaria hay una materia brava: Fisiología, que llevaba 2 0 3 meses para prepararla. A Mario y «Pascual» les llegó la fecha y no la habían estudiado. Se encerraron los dos en una pieza con dos perros, estuvieron estudiando sin parar jueves, viernes, sábado y domingo; y el lunes la rindieron bien. Cuando volvieron los estábamos esperando, hicimos unas torrejas (que era lo más barato que se podía hacer) y cuando terminaron de comer se quedaron dormidos hasta el día siguiente.
A finales de 1975, buscándolo, detienen a su compañera que estaba embarazada. Su hijo Gustavo nació en prisión. Pascual logró escapar y marchó hacia el sur de la provincia, a la zona fabril de Villa Constitución.
La última vez que estuvimos los tres. Estuve en el casamiento de Mario, yo ya estaba fondeado en el campo. Me fui hasta la capilla en Santa Fe a la mañana y tuve que quedarme hasta la noche mirando como jugaban a las bochas. «Pascual» también estaba, escondido porque ya habían detenido a su compañera. Esa fue la última vez que lo vi a Mario: en su noche de bodas, entrando con Cristina al hotel. A la vuelta de su breve luna de miel los secuestran a los dos.
/ Edgardo, “Moncho”
Era un poco más grande que nosotros, callado, serio, observador; con la gente que logró intimar decían que era un tipazo, tenía un corazón de lujo. Marito lo apreciaba muchísimo. Era un tipo muy formal para nosotros que éramos más jóvenes y quilomberos. Estudiaba y trabajaba, tenía un rostro muy duro, rasgos angulosos.
En «Los Alerces» (en realidad no eran alerces sino casuarinas) cada uno hacía su vida. Varios trabajaban, todos estudiaban, pero por allí pasaban todos los compañeros de la JUP. Se armó en los años '73 y '74, época de gran actividad pública. Fue el lugar de encuentro de todo el grupo, compartiendo la militancia con algún que otro asado y una buena guitarreada. Criábamos conejos, muchos perros, comíamos gatos...
/ Carlitos
Jorge Peralta es otro de los olvidados militantes desaparecidos de nuestro San Cristóbal. Sé que su padre también era ferroviario y que vivían en mi barrio. No lo conocí, pero después con el tiempo, por mi trabajo, tuve la oportunidad de hablar con su compañera, María Barbaglia (fallecida hace unos pocos años), quien estuvo detenida, y con su hermana, quienes me contaron que su último destino fue San Nicolás. Recuerdo que estudió en la Escuela Agrotécnica «Lanceros del Sauce» de nuestra ciudad y que luego prosiguió su carrera en Zenón Pereyra; y de allí siguió sus estudios en Esperanza. Su militancia fue en Montoneros, tuvieron un hijo, Gustavo Barbaglia.
/ Cacho
AMSAFE y Barrios por la Memoria colocaron una baldosa por la memoria en la Escuela Nacional de San Cristóbal
Nació en Rafaela el 6 de febrero de 1958. Estudió en el Instituto Ntra Sra de la Misericordia egresando como bachiller pedagógico. Yolanda Ponti era muy joven, vivió apenas 19 años, pero le alcanzaron para ser una gran persona que dejó una huella profunda en todos los que la conocieron, así nos lo dice el relato de sus hermanos, el novio y amigos.
¿Cómo recuerdo a Yolanda ?
Yolanda era la menor de nosotros, 4 hermanos. Una chica de una gran sensibilidad, lo que no le impedía ser muy determinada en sus propias ideas.
Siendo adolescente ya se interesaba mucho por los temas sociales. A partir de esa época (6 años menor que yo) empezamos a tener una muy buena comunicación, compartíamos intereses y creamos una gran complicidad. Me impresionaba su madurez y me preocupaba por que no quemara etapas de su juventud.
La frivolidad le molestaba mucho. Era crítica con respecto a las fiestas de sus compañeras que festejaban los 15 años, porque las consideraba superficiales. Ella ya estaba en otra cosa. Se identificó inmediatamente con la gran efervescencia social que se vivía en el país en los años 72 y 73.
En el 75 fue a Santa Fe a estudiar Servicio Social. Era su manera de dedicarse a fondo y de profesionalizar sus motivaciones. Ya eran tiempos duros por la represión. Al año siguiente traté de que piense en irse de Santa Fe, donde era conocida y estaba muy expuesta. Imposible entonces de convencerla. Para ella irse, equivalía a una traición. Yo sabía de su determinación.
Toda mi influencia de “hermano mayor” era inútil y vivía eso con temor y como un mal augurio. Yolanda tenía esa convicción y una visión determinante, tal vez propia de su juventud. Murió a fines de 76 defendiendo sus ideales. Tenía 19 años.
Junto a los lindos recuerdos que conservo de ella, del cariño mutuo que nos teníamos, además de la tristeza de su pérdida, me queda la interrogación sin respuesta, sino tendría que haber insistido aún para ayudarla a protegerse más.
Pepe, mayo del 2007.
Mi hermana menor
Con Yoli, con la que teníamos poca diferencia de edad, compartimos nuestra infancia, las vacaciones, las tareas de la escuela. Crecidas ya, adolescentes, noté que era muy dueña de sus ideas. Nadie ni nada se las iba a cambiar. Recorría los barrios ayudando a las personas más necesitadas. Era muy hábil en las manualidades. Aprendía a tejer, a cocinar naturalmente, sin ningún esfuerzo. Decidió estudiar asistente social, porque con esa profesión le seria más fácil estar en contacto con los necesitados. Sin embargo en la mitad de su carrera y en el comienzo de su vida como adulta, sus ideales se la llevaron. Nos quedaron muchas cosas en el camino, verla ser madre; algo con lo que soñaba y que me había confiado, tener su hogar y compartir las cosas sencillas de la vida. Nos dejó su recuerdo de una chica sencilla, humilde, sensible, generosa, dispuesta a ayudar. Sus sobrinos, hermanos y cuñados la recordamos siempre. Yoli te amamos.
Tu hermana Mercedes, mayo del 2007
De Daniel, su responsable en el secundario.
Estuve un corto período en contacto con Yoli y el tiempo me robó algunos recuerdos, pero los que quedan son indelebles.
Yo ya estaba terminando la secundaria cuando el frente secundario fue creado. Ella era una de las distribuidoras de la “Que Hacer” y había enviado algunas colaboraciones.
La recuerdo como una persona muy firme en sus convicciones, radical, inclusive, pero con una manera mansa de ser y de expresarse. También me acuerdo de su "positividad", sus ganas de hacer que las cosas funcionen.
Vivía el hecho de estudiar en el colegio de las monjas como un tormento y una opresión. Ansiaba por un espacio de libertad - como el que teníamos los que Íbamos a escuelas públicas, por relativo que fuese esa libertad - para poder soltar su vocación de activista. Las condiciones familiares le impedían dar ese paso, así que "mordía el freno".
Mi único momento de conflicto con ella - que fue el conflicto con todo el grupo que se quedaba en el frente secundario cuando yo me iba - fue con respecto al futuro de la “Que Hacer”. Un poco por cariño de "padre", un poco por centralizador y otro poco por preocupación objetiva en relación al futuro de la revista, quise dejar un pie adentro y quedarme en el comité editorial. ¡Para qué se me fue a ocurrir la idea! ¡Manijero! fue lo menos que me dijeron! ... y claro que no hubo caso.
/ Daniel, mayo del 2007
El Chino, su ex compañero.
“Esta juventud apresurada...” Yolanda, esas fueron las palabras que elegiste para decir yo también te amo. Parafraseando "al General” que por esos tiempos comenzaba a reprender en público a la “juventud maravillosa”. Con “El Descamisado” en la mano y adentro, un ejemplar recién impreso de la revista “Que Hacer” órgano de difusión política de los estudiantes secundarios de Rafaela. El uniforme gris de la escuela de “las monjas”, pollera tableada, suéter azul, uniforme escolar que, con pintas oscuras, delataba varias horas de trabajo a la salida de la escuela imprimiendo, a pura vuelta de mimeógrafo, nuestra revista. Con el “nosotros” siempre en la boca, ese plural con el que te sentías mejor para gritar que eras del “Santa Fe de Aguirre y Braco montoneros de Perón”...
Días felices en los que con mucha militancia, es decir: entrega, solidaridad, convicción, participabas de asambleas estudiantiles, discusiones con docentes que sorprendidas en su histórico antiperonismo, tenían ahora que saber defenderlo con una heredera de Evita en sus aulas. Por las tardecitas-noches en la unidad básica, junto con los más pibes, sumabas horas de corazón peronista a la causa revolucionaria, mezclando alguna anécdota de la resistencia con alguna panfleteada o pintada reciente contra Osinde y Lopez Rega. Los fines de semana a colaborar con algún compañero/a de los barrios de laburantes en alguna tarea de “reconstrucción” mientras se levantaba la sede de la nueva Junta vecinal y allí alfabetizabas a los más viejos o ayudabas a los pibes con la tarea escolar. Parecía como que todo era posible dentro tuyo (nuestro). Cómo no serlo si eras (éramos) portadores del hombre nuevo que, llenos de osadía y trasgresión, iban a hacer un hospital de niños en el Sheraton Hotel.
Todavía no llegaban los secuestros masivos, las desapariciones, los vuelos de la muerte, pero algo en el aire estaba raro. Entre la muerte de Perón, el viaje de fin de la secundaria ese año del 74 pasó más pronto de lo que todos hubiéramos deseado, entonces vinieron los preparativos para irte a estudiar a Santa Fe. Creo que elegiste Trabajo Social como una manera de darle formación profesional a tu compromiso con los más pobres. No hubo dudas, ni hizo falta ningún test vocacional, aunque creo lo hubo en la escuela y el resultado acompañó tu decisión.
Entonces llegaron los verdes y con ellos, cada vez más, la actividad política iba convirtiéndose en una carrera de obstáculos a vencer, para ingresar a la Universidad, para llegar a una cita, para una tarea de propaganda. Había que demostrarles al final de cada día que a pesar de todo la lucha continuaba, aunque todos los días alguien no apareciese a la última cita de control. Había peligro, pero siempre la convicción de continuar fue más fuerte, eras una más de la nueva resistencia peronista y si ya había habido un triunfo, con el regreso de Perón tras 18 años de exilio, éste iba a ser uno nuevo, pero el final, con los compañeros en el poder y vos ibas a ser uno de ellos.
Con todas esas convicciones y la voluntad de darles pelea te subiste ese día al colectivo de la línea 3, ellos como siempre seguros, ya estaban haciendo de las suyas, armando algún nuevo combate, siempre desparejo, donde 10 ó 20 se enfrentarían a uno o dos. Entonces fuiste la chica de los diarios, la de cabellos claros, la que la radio anunció que cayó en un nuevo enfrentamiento de las fuerzas armadas contra el enemigo subversivo. Ellos peleando para que se viera que no iban a tolerar jóvenes con sueños, impertinentes con el poder constituido. Vos, desafiante defensora de la justicia, la patria y el derecho irrenunciable a construir un país sin excluidos...
Yolanda vos fuiste una de todos ellos, viva aún en cada vuelta en que el pueblo, con su historia a cuesta, busca insistente su realización colectiva, con justicia y libertad.
/ Chino, mayo del 2007
Yolanda, mi amiga del secundario.
En estos días sin pensarlo, tuve que darle curso a los viejos y empolvados recuerdos de nuestra etapa anterior, con sus ideales, miedos y las angustias que generó. Todos sufrimos, cada uno a su manera y hubo que tratar de superarlo.
Cuando pienso en Yolanda la imagen que aparece ante mí, es ella caminando apresurada, desgarbada, siempre en actividad, con la mirada brillante y la boca con la sonrisa levemente dibujada. Tenía el pelo castaño lacio, brillante, movía las manos siempre. Era reservada, seria, la vida era un compromiso. No gustaba de las superficialidades propias de la adolescencia, nunca se maquillaba y no gustaba demasiado de los grupos.
Éramos compañeras del curso, nos acercamos a la amistad en tercer año. Yo había perdido a mi madre el año anterior y su mamá ya estaba muy enferma. Ella había sido la partera de la segunda hija de mi madre, Gabriela. Por lo tanto cuando la conocí hablamos mucho con ella. Eso ocurría por las tardes. Yoli le preparaba el té a su mamá e íbamos al dormitorio y manteníamos largas charlas con ella.
Yolanda ya había identificado sus ideales. Creer en un mundo mejor, donde la justicia es posible, trabajar para lograrlo, eran proyectos de vida que se iban gestando en ella.
Así fue que comenzamos a pasar tiempo juntas, a charlar, discutir en la escuela por las cosas que no considerábamos justas. Empezamos a participar de las reuniones estudiantiles el AES (grupo secundario) con gran participación de todas las escuelas.
Paralelamente realizaba trabajos en los barrios carenciados. En esa época, entre esténciles, reuniones y discusiones, empezó su noviazgo con un compañero, el Chino. Una relación especial en la cual tuvo el apoyo que la complementaba y juntos participaban del mismo proyecto de vida. Cuando me entero de Yoli, cómo había sido perseguida y aniquilada tuve sentimientos contradictorios. Por un lado sabía que era su compromiso total con la causa, de la que participó convencida y activamente. Por otro lado pensé, por qué tuvo que morir por ideales tan nobles. Hacen falta personas integras con ideales, son los que hacen grandes a las comunidades.
Sin embargo, seguimos con nuestros recuerdos y nuestras heridas que siempre estarán, aunque duelan menos.
/ Analía, mayo del 2007
En 2019, se realizó un mural colectivo en Avda. Suipacha y Vélez Sarsfield de Rafaela
La Biblioteca del Partido Justicialista de Santa Fe lleva su nombre
La Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNL, a la cual pertenece la carrera de Trabajo Social realizó en 2019 una edición impresa del Homenaje a los Trabajadores Sociales, estudiantes y docentes de la Escuela de Servicio Social desaparecidos y muertos en la década del 70.
"Podemos decir que está apareciendo"
Cursó sus estudios en la Escuela Normal de San Jorge, en Santa Fe, donde se recibió de perito mercantil en 1967. Luego se trasladó a Mar del Plata y comenzó su militancia en la.
Los responsables de su desaparición fueron condenados en la . Octubre de 2012.
Estaba casado con . La primer hija del matrimonio, la dirigente de HIJOS Raquel Robles, nació en Esperanza. Después, por sus ideas, lo echaron de la Facultad y se fue a Tezanos Pintos, donde está la Facultad de Agronomía de Entre Ríos. En Paraná nació su otro hijo, Mariano.
Su compañera Flora estaba embarazada y su hijo/a habría nacido en cautiverio, entre octubre y noviembre de 1976. Al igual que sus padres,
Su memoria es recordada en un monumento en la
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la
Luego del cierre del Colegio volvió a Rafaela para finalizar en 1973, sus estudios en el Colegio Nacional. Fue abanderado en todas las escuelas. Allí participó de las actividades políticos estudiantiles del y de la toma del colegio por reivindicaciones estudiantiles. Además participó del operativo de reconstrucción organizado por la JP, coordinando el trazado del pasillo público en el Barrio Güemes. También trabajó un tiempo en la Municipalidad.
Comenzó estudios Universitarios en la carrera de Profesorado Historia de la UNL en el año 74. Como parte de sus actividades de miembro de la de su Facultad, ocupó el cargo de Secretario General del Centro de Estudiantes y fue miembro de la Conducción de la JUP-UNL. Después de la etapa camporista, en el Instituto del Profesorado se instalan nuevas autoridades que inauguran una política autoritaria y represiva, por lo que va a ser expulsado de la misma en dos oportunidades debido a su pertenencia política y posición contraria al gobierno de Isabel, las
Su memoria es recordada en placas colectivas colocadas en la y en la Plaza de la Memoria de Rafaela.
Hermana mayor de una familia de seis hermanos, estudió Servicio Social en Santa Fe, donde inició su militancia. Casada con tuvieron una hija, Paula. Murió en Rosario con otros dos compañeros cuando transportaban en un coche explosivos de la organización Montoneros, en donde militaban.
Su memoria es recordada en placas colectivas colocadas en la UNL y en el
El 26 de abril de 1975 contrae matrimonio con María del Carmen Barbaglia, con quien tiene un hijo. Vivía en Esperanza y militaba en las filas de la JP (), no perdiendo contacto con sus compañeros de San Cristóbal, con los que se encontraba cada vez que visitaba a la familia en esa localidad.
El «PERÓN CUMPLE, VUELVE A LA ARGENTINA» era un slogan que invitaba al retorno del conductor que había marcado huellas profundas en la transformación política y social de nuestra patria. Perón sería el salvador de una situación caótica, imposible de contener por los gobiernos de facto, a pesar del buen momento que algunos adjudicaban al General Lanusse. Las organizaciones sociales y políticas habían crecido enormemente, y era una herida abierta en el corazón de los jóvenes militantes. Nada sería igual a ese 1955 en que el General Perón dejaba el gobierno, tras el golpe de Estado de la Revolución Libertadora. Mucha agua había corrido en esos puentes con intenciones de retornos frustrados, con dirigentes funcionales a los gobiernos de turno.
Jorge ESTÁ VIVO en cada compañero, como una luz perenne que se perpetúa en la memoria colectiva, al igual que y , otros sancristobalenses a los que debemos revindicar.
Con y «Pascual» vivimos juntos. Con Mario le hicimos de regalo la casa, dejamos la que vivíamos nosotros tres para ellos, la pintamos, la arreglamos y se la dejamos. Era fácil la mudanza, cargábamos una cama y un colchón y nos mudábamos en moto. Fuimos a un altillo que alquilábamos con Mario, que también fue su padrino de casamiento.
En un momento la JTP (Juventud Trabajadores Peronistas) necesitaba ayuda, entonces varios de la JUP nos fuimos a trabajar a FACRO, la fábrica de caños que hacía el acueducto a Rafaela. Allí estaba . Se produjo un conflicto gremial a raíz del cual fuimos todos despedidos. A partir de esa situación fuimos todos marcados y perseguidos. «Pascual» se fue entonces a Santa Fe.
Jorge se va a vivir unos meses a «Los Alerces», en las afueras, donde vivían y el Termina por integrarse a las estructuras de JP.
Su memoria es recordada en un monumento en la
Los responsables de su secuestro y desaparición son juzgados en la
Los fines de semana, cuando yo regresaba de Santa Fe, eran momentos de mateadas con ricas charlas; tenía un buen sentido del humor mezclado con una fina ironía. Era siempre curiosa por saber lo que ocurría en el mundo de la militancia de allá. Al tiempo que me contaba lo que habían hecho en el grupo de los estudiantes secundarios, el AES, la revista con ese nombre increíble de y otras cosas de la ciudad.
También participamos juntos de la formación de la y de algún grupo de estudios donde leíamos a Marta Harnecker y sus "Conceptos Fundamentales del Materialismo Histórico" y discutíamos el revisionismo histórico. Estos grupos de estudios eran nuestra manera de formar militancia y ella acompañaba un grupo con las chicas de las monjas.
Ya en Santa Fe te sumaste a muchos otros compañeros que viniendo de Rafaela de una militancia secundaria engrosaron las filas de la Fuiste delegada de año y la cosa ya comenzaba a ponerse cada vez más pesada así que te mudaste de una pensión a una casa de compañeros. Metiste un par de materias pero la Escuela de Servicio Social como el resto de las facultades y la calle comenzaban a ser un lugar inhóspito razón por la que la militancia fue convirtiéndose en un juego peligroso del gato y el ratón. Citas de control en la que todos los días te informabas de alguna nueva caída. Los cambios de casa por allanamientos y caídas eran el preludio del cambio de gobierno que se avecinaba.
Yolanda fue asesinada tras un operativo de persecución realizado por varios móviles de personal de inteligencia del Ejército a través de la ciudad. El omnibus en el que viajaba fue encerrado y baleado en una esquina céntrica de la ciudad (25 de Mayo y Lisandro de la Torre), causando también la muerte dely un .
Su memoria es recordada en placas colectivas colocadas en la de UNL, el y en la Plaza de la Memoria de Rafaela.
Los responsables de su asesinato fueron juzgados y condenados en la
Nacido el 21/04/1952 en Aldao, departamento Castellanos. A los 17 años fue a vivir a Rosario, donde comienza su militancia en el PRT-ERP.
Fue asesinado en el Barrio Don Bosco de San Miguel de Tucuman el 19-9-75. El operativo represivo se realizó en un domicilio circunstancial. Pascual fue asesinado al resistir su secuestro, ultimado en la vía pública. Sus asesinos y cómplices están impunes
Era militante del PRT y teniente del ERP, donde se caracterizó por sus grandes aptitudes militares. Desde los 17 años en que se trasladó a Rosario se incorporó al PRT, militaba activamente en las villas obreras de la zona sur íntimamente relacionadas con SWIFT. Formó parte de los primeros grupos armados del ERP en Rosario, participa en la toma de la comisaría 24.
Recibió instrucción militar en el exterior y luego es enviado como responsable de una célula de San Nicolás que realizó numerosas acciones; en una de ellas es herido en un brazo. Realiza una activa militancia en los sectores humildes de San Nicolás, la gente cariñosamente le pone el apodo de “Chupamiel”.
Forma parte del Comité militar de la regional y participa de numerosas acciones: repartos, tomas de fábrica etc, siempre demostrando un coraje ilimitado y siempre dirigiendo las acciones con gran talento. Participa de la toma de la Comisaria de Río Tala donde es nuevamente herido y al puesto de gendarmería de la central Atucha de Zarate.
Tenia una hija de nombre Clarisa, era alto, jovial y tenía excelentes aptitudes militares; tal es así que es elegido para formar el primer contingente de la Compañía de Monte, de la que formó parte hasta el final de su vida. En 1974 pasa a Sargento y luego a Teniente, siempre por su destacada actuación militar.
El 17-9-75 las fuerzas represivas realizan un operativo en su casa de Villa Lujan, en Tucuman. Ahi mismo y ante la mirada de los vecinos es fusilado cobardemente junto a 2 compañeros
/ FB Héroes del PRT
Nació en Los Lapachos el 3 de octubre de 1947, era hijo de Luis Amadeo Sartor y Dominga Isidora Ponticelli, en una familia compuesta por 10 hermanos (5 varones y 5 mujeres). La educación primaria la recibió en la entonces Escuela N° 311 de Los Lapachos. Al comienzo de la adolescencia ingresó en el seminario en Villa del Rosario (Córdoba), con los Sacerdotes del Corazón de María (Claretianos). Allí cursó el secundario hasta recibirse en Filosofía. Luego abandonará la carrera sacerdotal e ingresará a la Universidad para empezar una carrera vinculada al trabajo social. La que dejará posteriormente para estudiar ingeniería electrónica.
Sartor trabajó mucho socialmente en barrios de la parroquia de Argüello (Córdoba), aglutinando a un grupo juvenil muy importante. Vivía al lado de un canal de agua, con una familia en la que había varios hijos, quienes lo consideraban un hijo más. Para sustentarse y ayudar en la casa trabajaba en un negocio de electricidad.
En esta etapa su misión en la villa, se lo verá ayudando a construir viviendas. Tocando la guitarra y cantando. Allí se enamorará, se pondrá de novio. Pero su compromiso militante lo llevará a renunciar a la dulzura del amor y seguir viviendo solo.
Militaba en la Juventud Peronista de aquella provincia hasta que en 1973 se trasladó a Buenos Aires, donde comenzó a trabajar en una empresa de transportes, “Correcaminos”, como chofer. Viajaba al interior llevando y trayendo mercaderías. En esa etapa vivió en Lanús, donde era muy querido. Dialogaba mucho con los vecinos y cuando podía trataba de convocarlos a luchar.
Al volver de Córdoba en uno de sus viajes, estuvo en la casa de una de sus hermanas, Olga, en Palermo (Capital). Almorzaron y salió para telefonear e ir al trabajo, dejando el portafolios con sus documentos y papeles. Por la noche la familia empezó a interrogarse y preguntar por su ausencia. Se movilizaron, llamadas telefónicas aquí, allá, viajes a Córdoba para rastrear donde vivió. Él había estado un mes antes allí, en uno de sus viajes con el camión. No volvió. Fue secuestrado el 12 de marzo de 1977.
En el Juicio por la Verdad que se llevó adelante en la ciudad de La Plata (Buenos Aires), y en la que es querellante la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH La Plata) buscando saber qué pasó con los desaparecidos en ese distrito, en diciembre de 2002, su nombre apareció en el dictamen del fiscal federal Félix Crous, en un listado de víctimas vistos en la Comisaría 5ta. de esa ciudad.
Su hermano Eduardo, dirigente del Movimiento Rural Católico y de las Ligas Agrarias Santafesinas fue detenido en enero de 1977 y torturado en la Base Aérea de Reconquista, en el llamado “hangar mecánico", donde estuvo 7 días. Permaneció desaparecido 52 días, hasta que lo "legalizaron" en la cárcel de Coronda. Otro de sus hermanos, Jorge, partió exiliado a Francia, desde donde retornó en 1984. Entre ellos tres, durante los años 60 y 70, maduraron permanentemente en la acción el compromiso cristiano con los pobres y oprimidos.
"Dispuesto a morir como Jesús"
“El estuvo en Plaza de Mayo cuando la juventud abandonó la Plaza (1/5/74). En Córdoba sus amigos de los grupos donde estuvo trabajando le aconsejaron, después del golpe militar, que se exiliara:
“-A todos tus compañeros los agarraron.” “-¿Cómo me voy a ir ahora, dejar la lucha, quiénes van a luchar por los pobres?. ¡Los que tenemos capacidad!” - era su respuesta. Le escribió una carta a papá diciendo que él estaba dispuesto a morir como Jesús, porque Jesús dio la vida por los demás. Y él iba a hacer lo mismo, no iba a escapar de eso. Una carta hermosa”
Testimonio de su hermana Josefina, ex religiosa
Elaborado con textos publicados en “Solo digo compañeros” de Raúl Borsatti, donde se puede contar con más desarrollo de información
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la causa Circuito Camps
Su memoria es recordada en una Placa colocada en la Escuela N° 6311 “Eduardo Sívori” del Paraje Los Lapachos
Nacido en Villa Ocampo, el 17 de julio de 1950, piloto comercial. Junto a otros hermanos conformaron la familia: sus padres fueron Norberto Schlatter y Alcira Calderón siendo los encargados del bar terminal donde por muchos años paraban los ómnibus en esa ciudad. Su mamá fue docente de Historia y directora de la Escuela Yapeyú de la ciudad azucarera.
Cursó el aprendizaje educativo primario en la Escuela Fiscal "Domingo Faustino Sarmiento" y el secundario en el Instituto "General Manuel Obligado", en el que se destacaría por su inteligencia y dedicación, llegando a ser abanderado del mismo.
Miguel tenía pasión por la educación física y en ella las barras y paralelas. De la misma manera que lo entusiasmaba cuando en alguna fecha patria se realizaban carreras de autos en circuitos de tierra. "El papá tenia una heladería y una confitería, entonces todo el mundo pasaba por allí porque era la única heladería del pueblo. Mi viejo venía siempre de la colonia y le traia huevos para la heladería. Don Schlatter era peronista y mi viejo era peronista, entonces después de 1955 con la caída de Perón charlaban e intercambiaban informaciones, saber como estaba la historia". (Testimonio de Carlos Cremona, ex dirigente de las Ligas Agrarias )
Don Norberto durante años mantendrá esa relación y funcionamiento con los históricos del peronismo local, referentes de aquella época: Mónaco Caballero (padre del que llevaba la bandera el día de la Marcha del Norte), Raimundo Sánchez, Goitia (dirigente sindical azucarero)
Sin lugar a dudas, la politización en el seno de su hogar con su padre peronista en tiempos de proscripciones, las luchas acontecidas a fines de los 60 en toda la zona con el tema azucarero y la defensa de las fuentes de trabajo con la Marcha del Hambre (abril de 1969), la política de la dictadura de Onganía, la Iglesia comprometida, los jóvenes involucrándose... fueron moldeando el interés y la personalidad política de Schlatter.
"Era un chango que vivió acá en esta ciudad, compañero de Chichito Vallejos, del Negro Segovia (ex JP y ex concejal), de todos estos que están en la Municipalidad y que jamás se acordaron de Schlatter" (Cremona)
Encarando los estudios terciarios se instala en 1968 en Corrientes para estudiar Veterinaria, carrera que la cursaría en forma irregular, primero con impetu aprobando materias para luego no culminarla. Habitaría en una primera etapa en una pensión con otros estudiantes y luego irá a una barriada.
Los aires conservadores de esa bella urbanidad no serán impedimentos para que este joven ocampense siga madurando en su militancia. Será testigo del mayo de 1969 en que la policía correntina asesina al estudiante Juan Jose Cabral cuando reclamaban por el comedor estudiantil. Y no le escapará el bulto del compromiso estudiantil con la realidad del pueblo que es el que realmente sostiene a través del estado la universidad: cuando se conforma ingresará en la Juventud Universitaria Peronista (JUP).
De la vivienda que ocupaban junto a otros estudiantes Schlatter se vivir a un barrio para trabajar con los marginados. Y no podrá escapar a la condición humana de enamorarse: cuando vivó en Villa Ocampo comenzó un noviazgo por cuatro años. Muchas veces los vieron juntos mientras atendía la heladería de su padre. Aquel noviazgo de juventud quedó trunco pero como la vida continúa, en Corrientes a través de una compañera de estudios en Veterinaria conoce a la hermana de ésta, Tita, la que anuda su vida. Muchacha correntina con la que tendrán una hija.
Aprender a volar
“Miguelo", como lo llamaban sus amigos, siempre fue un seducido de la aviación. Sus padres, temerosos, no aceptaron pagarle el curso de piloto por lo que decide costearse la experiencia por propios medios: vende vinos en una distribuidora, por lo que a partir de ese trabajo sus compañeros lo apodaron "Contardi", en referencia al propietario del comercio mayorista.
En la capital correntina realiza el curso de piloto civil en el Aero Club. De esta manera entra en la profesión, se anota para realizar viajes, suma horas y horas de vuelo porque quiere volar más alto: realizar el curso de piloto comercial, que lo concreta en Buenos Aires.
A partir de esta profesión se relacionaría con distintas personas del poder provincial: ganaderos, comerciantes, funcionarios. Cuando le correspondía el turno en el escalafón existente en la estación aérea, Schlatter los conducía a distintos destinos. Alli trabaría amistad con quien era piloto de uno de los poderosos de Corrientes: Julio Romero, acaudalado ganadero y gobernador entre 1973-76. Ello le permitió acceder y volar para el caudillo correntino y para su esposa, la ministra de Acción Social: Ema Tacta. Al interior provincial, a otras provincias y a países limítrofes
Como lo hizo en la universidad, sigue militando en el peronismo revolucionario. Con sus convicciones y piloteando el avión.
Es secuestrado a los 28 años, un mediodía del 17 de enero de 1977 en su domicilio de calle La Pampa No 1471, barrio Luz y Fuerza de la ciudad de Corrientes. Allí llegaron fuerzas de seguridad, hicieron colocar contra la pared a su esposa y los que allí estaban y se llevaron a Miguelo. Schlatter lista de desaparecidos de origen alemán. Él, en reuniones juveniles y con amigos, bromeaba orgulloso con su apellido germánico. Su abuelo Leo Schlatter era de Muenchen. En marzo de 1987 la Comisión de Familiares de los Desaparecidos Alemanes y de Origen Alemán a través de la Embajada de ese país en Buenos Aires entregó una memoria de sus secuestros y desapariciones al presidente Federal alemán, Richard von Weizscecker.
Elaborado con textos publicados en “Solo digo compañeros” de Raúl Borsatti, donde se puede contar con más desarrollo de información
Nacido en San Cristóbal, provincia de Santa Fe, el 07/09/48. Fue a estudiar Derecho a la Universidad Nacional de Córdoba, mientras trabajaba como dibujante proyectista en la empresa constructora “Ramos Hnos.”
Participó en el Sindicato Luz y Fuerza liderado por Tosco mientras militaba en las Fuerzas Armadas de Liberación 22 de agosto (FAL22) y luego continuó en el PRT-ERP.
También se desempeñó como actor, en teatro popular y junto a su compañera Mirta Brito fueron los fundadores del Centro Cultural Villa El Libertador, que aún permanece en Córdoba.
Fue secuestrado en su domicilio de calle Tafí 926, Bº Parque Atlántica, Córdoba, junto a Mariana Feldman. permaneció en el centro clandestino de detención La Perla
Con su primera compañera, Mirta Graciela Britos, también desaparecida, tuvieron dos hijas que fueron apropiadas y recuperaron su identidad.
Tatiana, la primera nieta recuperada, consideró que la Justicia "apañó" el robo de niños
La primera nieta restituida por Abuelas de Plaza de Mayo, Tatiana Sfiligoy Ruarte Britos Acevedo, consideró que la Justicia "apañó" la apropiación de niños durante la última dictadura cívico militar por ser "parte del andamiaje del Estado", y reclamó por la "dilatación" en la resolución de causas vinculadas a delitos de lesa humanidad, al cumplirse el aniversario 45 de la conformación de ese organismo defensor de los Derechos Humanos.
Entrevistada por Télam, Tatiana señaló que presentó un pedido ante el Poder Judicial para que se investiguen las desapariciones de su madre, Mirta Britos, y de su padre, Oscar Ruarte Pérez, y confió que espera incluir un reclamo por una hermana fallecida en el contexto de persecución de sus padres.
La constitución de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo quedó registrada el 22 de octubre de 1977, a partir de que un grupo de mujeres empezó a notar que dentro del reclamo generalizado por la aparición con vida de sus hijos, compartían la búsqueda de sus nietos. "Yo soy parte de la institución como nieta recuperada. Conozco a Abuelas desde los 6 años. Es parte de mi vida, y tengo una relación muy cercana", afirmó Tatiana, quien hoy en día es psicóloga, profesión que, explicó, eligió para "poder transitar una historia dura".
Sobre los inicios de Abuelas, recordó que "todo empezó muy artesanalmente", y destacó que sus integrantes mientras realizaban acciones para encontrar a sus hijos y nietos, "también eran perseguidas" por la dictadura cívico militar.
Su historia
En marzo de 1980, su caso y el de su hermana, Mara Laura Sfiligoy, constituyeron la primera restitución de Abuelas de Plaza de Mayo.
El 31 de octubre de 1977, en el marco del secuestro de su madre junto a su compañero, Alberto Javier Jotar -padre de Mara-- las hermanas Quedaron abandonadas en una la localidad de Villa Ballester-
"Mi expediente de adopción dice, Tatiana Duarte, porque a mí no me salía la erre, o NIN. Es muy fuerte ver eso, no había manera que la Justicia se implique en una búsqueda de la que era cómplice", enfatizó.
A partir de un dato, Abuelas pudo saber que las hermanas podían llegar a estar en el Juzgado de Menores de San Martín.
"Por suerte había personas dentro del engranaje del sistema judicial que nos ayudaban", recordó y enfatizó en la ayuda de una trabajadora social, que, sospecha, colaboró en el reencuentro con su hermana.
Aparentemente, la asistente social hizo coincidir en el juzgado de San Martín, la fecha en que Tatiana iba a ser dada en adopción a otra familia y un chequeo de salud de su hermana menor.
"Jugó un poco el azar y un poco la cuestión ética", consideró Tatiana al recordar que reconoció a su hermana apenas la vio en el juzgado.
Por su parte, señaló que cuando fueron encontradas por Abuelas, el juez de menores a cargo de la causa determinó "que las partes se arreglen"
De esa manera, se acordó una adopción simple, que según la consideración de Tatiana, fue la "mejor manera de resolverlo", ya que siguió viviendo con su familia adoptiva pero con la obligación de mantener contacto con su familia biológica.
A diferencia de la mayoría de los casos de restitución, en el que los niños fueron apropiados o adoptados de manera ilegal, la adopción de Tatiana y su hermana se dio en un marco de legalidad y con la predisposición del distinguió Tatiana.
Por su parte, su historia fue retratada en el primer capítulo de Televisión por la Identidad, un ciclo producido por Bernarda Llorente -actual presidente de Télam- y Claudio Villarruel en asociación con Abuelas de Plaza de Mayo en 2007.
En esa línea, la nieta afirmó que las producciones culturales resultan "fundamentales a la hora de seguir transmitiendo lo que implica para una sociedad encontrar la identidad de un nieto" y agregó que esas historias "son parte de la sociedad argentina"
"El Poder Judicial dilata las causas para que la gente que hay que juzgar, se muera"
En 2019, Tatiana presentó una actuación judicial para "esclarecer el paradero" de su mamá, presuntamente desaparecida en el centro clandestino de detención "El Campito", que operaba en Campo de Mayo, ubicado en Buenos Aires.
En el 2020, realizó la misma acción por su padre, del que se sospecha estuvo en el centro clandestino de detención La Perla, en Córdoba. En el marco de esas causas, espera incluir a futuro un reclamo por el fallecimiento de su hermana, Florencia, una segunda hija que tuvo Mirta Britos con Oscar Ruarte Pérez.
La niña murió a causa de un cuadro de meningitis que no pudo ser tratado porque sus padres no pudieron llevarla al hospital, ya que estaban siendo perseguidos, en la clandestinidad y, por una cuestión de cuidado, no tenían vínculo con sus familiares.
"Esto también es una cuestión para presentar en la Justicia, hasta dónde nos siguió afectando el terrorismo de Estado y las consecuencias que todavía una no dimensiona", reflexionó.
En la misma línea, lamentó que las presentaciones que realizó "no tengan respuesta" por parte de la Justicia y denunció que ese es "uno de los obstáculos que tenemos hoy en día"
Por último, consideró que existe una "estrategia del Poder Judicial" en la "dilatación" de la resolución de las causas en donde se juzgan delitos de lesa humanidad y afirmó que es "para que la gente que hay que juzgar, se muera".
21-10-2022 |Telam
También se cuenta su historia en la página de ABUELAS
La Asociación Argentina de Actores colocó en 2003 una placa con los nombres de los 21 actores y actrices desaparecidas en dictadura
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la causa Menéndez-La Perla
Evocamos la memoria, para “reconstruir” y perpetuar la existencia del hombre, que en sí mismo y por sí construyó historia. Historia política, social, sindical, universitaria, de Facultad, por esto, como tantos otros miembros de nuestra querida Universidad Católica y de la comunidad santafesina, creemos, merece ser recordado. Nacido el 27 de octubre de 1951 en el seno de una familia de pequeños y trabajadores campesinos de Capibara, que actualmente vive en Rafaela, fue por naturaleza un joven sencillo, solidario, cooperativo, amable y de profundo sentido de la responsabilidad. Su sensibilidad, sentido del humor, firmeza y capacidad para exponer con claridad sus ideas, lo convirtieron en un compañero querido y admirado por quienes lo rodearon. "Sé feliz a toda costa, no te permitas un pensamiento pesimista, o un recuerdo desagradable, o la huella de una bajeza que alguna vez te hizo vivir un mal momento. Piensa que a todas esas cosas las puedes vencer renovando tu compromiso cotidiano con los que más sufren, con los que menos tienen”, fue su reiterado mensaje.
Niño travieso, adolescente sereno y feliz junto a sus amigos, decide emigrar, al finalizar sus estudios secundarios, para estudiar Ciencias Económicas en Santa Fe, en la Universidad Católica. Ya en la escuela secundaria se manifestó comprometido con la problemática social que lo rodeaba, fundamentalmente ligada a los derechos de los campesinos y la distribución de la ganancia en el campo.
Su militancia católica-peronista se inicia en la Universidad, para poco a poco, ser capaz de asumir altos compromisos a favor de los más desfavorecidos de su tiempo y en pos de la paz, lo que marcará su vida.
Para nadie es un secreto que la actividad universitaria de la época, comenzó a estar íntimamente ligada a la dinámica de movimientos sociales y populares que ponían en tela de juicio las políticas estatales. Concibiendo la posibilidad del cambio social desde acciones que construyeran nuevas formas sociales. Estas razones fueron interactuando para dar lugar a ese sentido de lo nacional alcanzado por José en un complejo proceso que se afianzó y cobró nuevos aspectos después durante el año 1970.
A ello contribuyeron también su dedicación a las labores patrióticas con patente desprendimiento de lo material y de lo personal, sus ideas acerca de crear una república de justicia y equidad social: “Con todos, para el bien de todos”, y su manifiesto acercamiento en su acción política a los hombres de trabajo, en particular a los obreros campesinos
En este marco de conciencias y despertares, pudo organizar su proyecto familiar, con su esposa, Stella, y su hija, brindándoles amor, entereza, dedicación y cuidados.
Todo empezó el 9 de febrero de 1976, sobre las 12 p.m., en su casa. Detienen a su esposa y la llevan a un centro de tortura, una familia de policías que participa del procedimiento de detención secuestra a su hija.
Al cabo de unos meses, el 27 de mayo del mismo año, establece una cita con su madre para poder ver y abrazar a su hija, se encuentran en una confitería de la ciudad de Mendoza. De alguna manera la patota tiene esta información, ya que en ese momento es secuestrado por fuerzas militares y nunca más se tiene supo de él.
JOSE: Tantos años transcurridos...
No hubo vacíos, hay ausencias
Sin olvidos, hay memorias.......
La gramática imborrable de tu diccionario
AMOR, CORAJE, COMPROMISO, CONCIENCIA,
CONVICCIÓN, DESCAMISADOS, DESPOSEÍDOS, CALIDEZ,
DAR, ENTREGA, ENTEREZA, EVITA, FELICIDAD,
FIDELIDAD, GRATITUD, HERRAMIENTAS, HONESTIDAD,
INDIGNACIÓN POR LA INJUSTICIA, IGUALDAD, JUVENTUD,
JUSTICIA, LIBERTAD, MOVIMIENTO, NACER, NACIÓN, ORGULLO,
PERONISMO, POBREZA, RAZÓN, RIQUEZA, SABER, TIEMPO, VICTORIA...
Otros tiempos, otros trayectos, nuevas utopías,
Identidades nuevas, renovados andares,
Cotidianeidad apresurada.
Muchas calles, codos y codos, como solías recitar.
Presencias, ausencias, memorias,
Compromisos compartidos, gramática actualizada.
Es soporte, es guía, interpela tu ejemplo.
En el último abrazo apretado a tu hija.
¡Gran paradoja!
Conmemorando tu vida, aún se interroga, sin certezas,
A tu muerte.
Stella, Yanina, Juan, abuela Negra, Martín,
imaginar que de algún modo Luciana, Teo, Juana, los grandes Amigos
Su memoria es recordada en placas colectivas colocadas en la Universidad Católica de Santa Fe y en la Plaza de la Memoria de Rafaela
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la Megacausa Mendoza - IV juicio
Nacido en 1933 en Villa Elisa, una colonia de Entre Ríos, en una familia de 7 hijos integrada por varios religiosos. Estudió en el Seminario de Paraná donde fue ordenado sacerdote y designado director espiritual del Seminario Menor y prefecto de estudios y profesor del seminario mayor de la arquidiócesis, capellán del Leprosario de Diamante.
Fue enviado a crear una comunidad en Córdoba. Mientras busca el lugar vive en la curia, huésped del cardenal Primatesta. Elige una "villa miseria" sin nombre, sin servicios, adonde se traslada ocultando su condición de sacerdote. Levanta su propia casilla, juega al fútbol. Lo llaman el "gringo", por sus ojos y cabellos claros. Va con sus vecinos al "cirujeo" como medio de vida.
A partir de 1971 se le suman laicos para compartir su espiritualidad y compromiso. Nelio celebra su primera misa a la sombra de un árbol. Forman la sociedad de fomento, levantan la sala de primeros auxilios, consiguen agua potable. La comunidad reza, estudia, analiza la realidad. La villa se llama ahora "Barranca Yaco" (lugar histórico, importante para el federalismo).
/Instituto Humanitas Unisinos
Tras la detención de otros miembros de la Fraternidad con los que convivía, tuvo que pasar a la clandestinidad, pero manteniendo la comunicación siempre con Paoli, hasta que se traslada a Tucumán.
Nelio es inteligente, lúcido, organizado. Consecuente con su opción, es consultado por religiosos, políticos, jóvenes. En su anhelo de justicia para los pobres, hace su última opción: viaja a Tucumán en el peor momento.
Había hecho una opción política, él consideraba que era lo que Dios le pedía, de una entrega total en la lucha por los pobres. Y el opta ir a pelear al monte. Allí es secuestrado en marzo de 1975 por el Ejército. Según testimonios, los militares lo crucificaron vivo antes de asesinarlo.
Su hermano sacerdote recorrió mucho esa provincia buscando información. No se supo nada más de él.
/ Raúl Borsatti – Solo digo Compañeros
"Nelio es muy recordado entre sus amigos de militancia y otros amigos de Córdoba Lo recuerdan por su fe profunda y su notable espiritualidad. Inclusive fue el único cristiano entre muchos de ellos y su aporte fue muy importante para que ciertos sectores de la izquierda argentina se cuestionara sobre su propia actitud hacia la fe religiosa".
"Nelio se acordaba de Fortín Olmos, de todo el trabajo que habían hecho con los hacheros, toda la lucha, toda la organización que se dieron allí. Un poco fue lo que él aplicó en Córdoba para llevar a la práctica lo que aprendió en el monte"
/ Felipe González
En 2006 el Canciller Jorge Taiana junto al Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, descubrió, en la Plaza San Martín de Buenos Aires, frente a Cancillería, una placa de mármol que evoca a religiosas y religiosos de diversos credos que resultaron víctimas del terrorismo de Estado, entre los cuales, de acuerdo con evaluaciones realizadas por diversos organismos de derechos humanos, superan el centenar.
Luis Tealdi es recordado en El Trébol, un pueblo del Departamento San Martín, Provincia de Santa Fe, como un destacado deportista que hasta el año 1949, en que deja la práctica del fútbol, se desempeñó como arquero de “El Expreso”.
Pero, mucho más que un deportista, era un activo miembro de esa colectividad y sobre todo un destacado y sólido dirigente gremial. En 1954 fue uno de los fundadores del Sindicato de Obreros Lácteos, antecesor de ATILRA, en el que ocupó el cargo de Secretario General en dos oportunidades.
Había nacido en Susana, Departamento Las Colonias, el 3 de diciembre de 1921. Siendo muy joven se trasladó con su familia a El Trébol, donde trabajaba en la Fábrica De Lorenzi (actualmente Williner).
Esa fábrica fue, hasta mediados del siglo XX, la única del pueblo y la mayor fuente de trabajo. Todavía se recuerda que los desocupados, que eran muchos, aguardaban en la vereda de enfrente esperando que se produjera alguna vacante. Cosa que ocurría seguido porque al menor reclamo, se despedía al disconforme. Bajo esas circunstancias la asociación gremial era utópica. “Con escasas leyes de amparo al obrero y un Estado que dejaba librado al arbitrio patronal la suerte de los trabajadores, la actividad sindical se limitaba a esporádicos brotes reivindicativos por lo general duramente reprimidos como cuando a principios de la década del ´20 una huelga animada por las experiencias que se estaban dando en el norte de la provincia, en el imperio de La Forestal fue en De Lorenzi fue brutalmente sofocada por la intervención del escuadrón de la Policía Montada enviado desde Rosario y constituido mayoritariamente por rudos correntinos que dejaron en el pueblo, por muchos años, la impronta de su rigor.”
La situación cambió radicalmente después de la llegada de Perón a la Secretaría de Trabajo de la Nación. “…lo más determinante fue que el Estado se puso definitivamente del lado de las demandas obreras y alentó la organización gremial como herramienta indispensable para lograr un equilibrio de fuerzas con el poder de los empleadores. En una comunidad pequeña como era entonces El Trébol no tardaron en surgir las agremiaciones y la de los trabajadores de la industria lechera fue la primera: el 6 de junio de 1944 se fundó el Sindicato de Obreros Lácteos y Anexos” con base en los obreros de De Lorenzi, que pronto se extendió a las poblaciones vecinas.
En el ejercicio de su militancia sindical, Luis conoció a Perón, a quien visitó en Buenos Aires con otros dirigentes. Ese contacto breve pero intenso con el fundador del Movimiento Peronista lo impactó de forma que marcaría para siempre su vocación por la justicia social y su dedicación a la lucha a favor de las reivindicaciones de la clase trabajadora.
El conflicto más importante de esos años fue el que se recuerda como “la huelga grande” que inició el 8 de febrero de 1950 y se extendió hasta el 18 de abril, paralizó por más de dos meses la industria láctea de las provincias de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires . “En un vano intento por doblegar a los huelguistas la empresa local había amenazado con traer de nuevo a “los correntinos” del Escuadrón de Caballería.
Pero los tiempos habían cambiado, finalmente el conflicto concluyó con el triunfo obrero, la patronal debió aceptar el fallo arbitral nacional que establecía los salarios que debían pagarse a los obreros del sector de todo el país. Pero el costo fue el alejamiento de numerosos obreros de De Lorenzi, entre ellos Tealdi.
Desocupado, Luis se desempeña en varios oficios, repartidor de lácteos, administrativo en el Hospital, luego comerciante en Mendoza dónde una inundación le obliga a cerrar su negocio y toda la familia se traslada a Campana (Buenos Aires) donde entra a trabajar como obrero en Cometarsa, una fábrica del grupo Dálmine-Siderca de Techint.
“El tío Luis era un tipazo y medio. En Cometarsa, un capo. Peronista a muerte. Movía un dedo y se paraba la fábrica”, relata su sobrino. Luis era delegado de su sección. Eran tareas de riesgo y los reclamos por mejoras en las condiciones laborales una permanente fuente de conflictos. Luis era incondicional en la defensa de sus compañeros. La firmeza y la claridad de sus ideas le brindaron el reconocimiento, respeto y confianza de sus pares. Cuando tomaba la palabra en una asamblea “no volaba una mosca”, dice uno de sus viejos compañeros.
Los sectores reaccionarios, políticos, gremiales y empresarios que apoyaron a la dictadura tenían en su mira lo que llamaban el “Cordón Rojo del Paraná”, es decir toda la zona industrial desde Buenos Aires hasta San Lorenzo y puerto General San Martín, con el objetivo de barrer al sindicalismo más contestatario.
Luego del golpe del 76, con el antecedente de lo ocurrido el año anterior en Villa Constitución y el terror en que se vivía, la familia le sugirió exiliarse en Paraguay donde tenía parientes, pero se negó. Hay indicios de que estuvo ligado a la CGT en Resistencia, organización que el peronismo revolucionario intentaba formar para enfrentar a la dictadura a nivel laboral. A raíz de ese contacto hubo un primer secuestro, del que fue liberado.
En la madrugada del 28 de septiembre de 1977, lo secuestraron cuando salía de su casa hacia el trabajo. No se descarta la complicidad de la patronal en ese secuestro y en el de otro medio centenar de obreros del complejo, dado el público apoyo que dieron al accionar del ejército. Cínicamente a las 48 hs del secuestro, la empresa lo intimó a presentarse al trabajo y luego fue despedido.
En 2012 el Concejo Deliberante de El Trébol dispuso incorporar su nombre junto al de otros militantes del pueblo en la placa colocada en el Lugar de la Memoria.
El libro “Crónicas contra el Olvido, Luis Tealdi” de Rubén Chacho Pron, en el que se basa nuestro relato y al que pertenecen los textos entre comillas, fue escrito en su homenaje.
El 25 de octubre del 2013 los restos de la joven fueron identificados por el EAAF, Isabel Soto de Cian, “Lila”, desaparecida durante la última dictadura militar, fue hallada en el cementerio “La Piedad” de Rosario, Santa Fe, junto a otros cuerpos. Los restos de quien fue asesinada en el año 1976 llegaron a la ciudad que la vio nacer y militar, y su hijo Daniel aún busca conocer dónde está enterrado su padre, Héctor Cian, y saber qué pasó con su hermano, quien tenía ocho meses de gestación cuando su mamá fue capturada.
Nacido el 13/07/1949 en Malabrigo (Colonia Ella), departamento General Obligado.
En el Registro Nacional encontró su certificado de defunción con la fecha 18 de noviembre de 1975. Supuestamente había muerto en un “enfrentamiento" con las fuerzas de seguridad. Luego de esto, María Laura fue al cementerio municipal de Lomas de Zamora, donde encontró el nombre de su padre en los registros. Estaba enterrado en el Sector 37, letra Q, tumba 43.
Como parte de su investigación, María Laura también buscó información sobre el caso de su padre en los registros penales de Lomas de Zamora en la oficina de la justicia federal en La Plata, sin resultados. A fines de julio, la jueza que presidía sobre el caso 47.082, llamado "Stirneman María L. Sobre Disposición" en el juzgado criminal y comercial No. 11 de Lomas de Zamora, llamó a los miembros del EAAF para que actuaran como peritos en la exhumación y análisis de los restos que habían sido descubiertos en esa tumba. El 26 de julio de 1994, dos esqueletos fueron exhumados de la tumba. Fue posible establecer que uno de los esqueletos era el de un feto, llamado por el registro "N. Ledesma". El otro esqueleto era el de Mario Alfredo Stirnemann. Su identidad fue determinada a través de la comparación de sus restos óseos con información sobre sus rasgos físicos, tales como su registro dental. Stirnemann había sufrido lesiones causadas por 5 proyectiles de armas de fuego, de los cuales solamente uno, cercano a la pelvis, fue recobrado. Su cráneo había sido destrozado por el impacto de la bala; esta herida seguramente causó su muerte.
El juez federal Daniel Rafecas procesó a dos militares retirados y a tres ex comisarios de la policía de la provincia de Buenos Aires por delitos de lesa humanidad en el centro clandestino Cuatrerismo-Brigada Güemes que funcionó desde noviembre de 1974 hasta febrero de 1977 en el Camino de Cintura y Riccheri, sede de la División Cuatrerismo La Matanza de la Policía Bonaerense. Se lo conoce también como “Protobanco”, porque allí funcionó luego El Banco y estaba frente a otro centro de detención, El Vesubio. El juez consideró probado que al menos cuatro víctimas fueron trasladadas allí y luego ejecutadas en enfrentamientos fraguados. La modalidad respondería a una lógica diferente a la de las desapariciones que Rafecas busca desentrañar en otro tramo de la investigación mediante el estudio de los expedientes del Consejo de Guerra Especial Estable, organismo que según el juez se encargó de garantizar la impunidad de los crímenes.
Mario Alfredo Stirnemann, militante del PRT, fue secuestrado el 4 de noviembre de 1975 y estuvo en Cuatrerismo alrededor de diez días. Lo sacaron para asesinarlo en Temperley, donde fraguaron un enfrentamiento. Los antropólogos forenses que exhumaron sus restos del cementerio de Lomas de Zamora comprobaron que murió por un tiro en la cabeza de arriba hacia abajo efectuado a menos de un metro de distancia.
/Página 12
"En 1974 se empezó a preparar el horror de la dictadura" -
Tras 45 años, una sobreviviente de Pozo de Banfield y sus dos hijas pudieron declarar frente a un tribunal. Laura Franchi fue la primera sobreviviente directa que brindó testimonio en la causa por los crímenes de lesa humanidad cometidos en Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y Brigada de Lanús. Nacida en Olavarría, donde conoció a su compañero Mario Alfredo Stirnemann, el padre de sus dos hijas, delegado de Loma Negra y militante del PRT, como ella, fue secuestrada en Quilmes el 23 de noviembre de 1974 con su hija María Laura, de 4 años, un embarazo de tres meses, su cuñado Juan José Stirnemann, y una compañera y su hijito.
“Nos dijeron que estaban buscando a Mario”, contó Laura. Un día y medio después, su hija fue entregada a su familia mientras que ella permaneció cautiva, sin saber nada sobre su cuñado, escuchando los tormentos y los gritos de los detenidos. "En 1974 se empezó a preparar el horror de la dictadura", afirmó. "Estuve una semana en la Comisaría de Quilmes y luego fui trasladada a la Brigada de Banfield. Cuando llegamos, me ponen contra una pared y me hacen un simulacro de fusilamiento. En ese lugar me interrogaban en un sótano con reflectores que no me dejaban ver a nadie. Nos decían subversivos, asesinos, que no pensábamos en nuestros hijos, ejercían una denigración constante", rememoró.
Desde el Consulado argentino en París –donde se exilió en 1981–, Laura Franchi detalló sus padecimientos en ese centro clandestino, donde permaneció 10 días en 1974, hasta que a principios de enero de 1975 fue trasladada a la Cárcel de Olmos. “En una sala sucia, entre ratas”, en el penal de mujeres de Melchor Romero, el 27 de abril dio a luz a su hija Silvina. La amamantó allí y también a la beba de otra detenida que “se encontraba extremadamente débil”. En 1976, ya “blanqueada” como presa política, fue llevada a Devoto. Y liberada años después, aún en plena dictadura, pudo reencontrarse con sus hijas en Francia.
Su hija María Laura Stirnemann –actual referente de la Red por la Identidad en Francia– también declaró ante el Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata. "Fui recuperando poco a poco la memoria. Tuve amnesia postraumática y crisis de nervios constantes. Recibí un tratamiento y el psiquiatra me llevaba a andar a caballo a un cuartel, para que yo no tenga tanto miedo a los uniformes. Y me fui a vivir con mi abuela materna", recordó en su desgarrador testimonio en el que narró cómo le fueron apareciendo flashes de la tortura que sufrieron ella, su madre y su tío cuando estuvieron cautivos. Y contó sobre su regreso a la Argentina para encontrar a su padre. "Papá murió en Puente 12. Cayó el 4 de noviembre del 1975, sufrió 14 días de tortura y fue asesinado. Ese juicio se dilató tanto que los imputados fallecieron y no hubo forma de hacer justicia. Esta sería la primera vez que se hace algo de justicia sobre lo sucedido a mi familia", subrayó.
Luego fue el turno de Silvina Stirnemann, nacida durante el cautiverio de su madre, quien evocó su niñez en Francia, “sin un marco” para expresar el horror que había soportado. "A los 9 años entendí que los viejos allá habían vivido la guerra en Europa y empecé a preguntar a cada uno qué hacían en la guerra. Eso me dio comprensión de lo que habíamos vivido. Para los 20 años del golpe creamos HIJOS París con mi hermana y otros compañeros. Y esa fue mi reincorporación a mi propia historia, sentí que la distancia del exilio se acortaba. Estudié Sociología Política e hice mi maestría sobre Perdón y Justicia en Argentina", remarcó y concluyó: "La justicia es lo que te hace parte de una comunidad, de una historia compartida. Por eso, por mi madre Laura Franchi, por mi tío Juan José Stirnemann, por mi viejo Mario Stirnemann y por toda mi familia, necesito que se haga justicia, que ustedes dicten una condena justa".
/ Fuente: Abuelas
María Laura Stirnemann: “Nosotras nos quedamos sin país, sin padre y sin justicia”
El 23 de noviembre de 1974, cuando volvían de un paseo en familia, Laura Franchi fue detenida en Quilmes por la Policía Bonaerense junto a su hija de 4 años, María Laura Stirnemann, su cuñado Juan José Stirnemann, una amiga y su hijo de 3 años.
Esa detención duró 7 años, en los que fue trasladada al Pozo de Banfield, al penal de Olmos y al de Devoto, donde recuperó su libertad en abril de 1982 y se exilió a Francia. El encierro en la cocina de la Comisaría dejó en la niña secuelas psicológicas que duraron hasta su adultez.
Durante su infancia le costaba comunicarse porque todo lo que vivió durante esas 48 horas de cautiverio quedó en algún lugar de su mente, bloqueado por su inconsciente para sobrevivir. Exiliada en Francia junto a su madre y hermana, durante su adolescencia María Laura tuvo una relación en la que sufrió violencia de género. Su novio como “prueba de amor” le pidió jugar a la ruleta rusa y al ponerse el arma en la cabeza los recuerdos de su cautiverio volvieron. Recordó cómo un policía le apuntaba con un arma en la frente mientras otros dos golpeaban a su tío para que hable.
En su regreso a Francia, creó una sede de la agrupación H.I.J.O.S (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) para continuar con su lucha por los derechos humanos y ayudar a otros hijos de desaparecidos a recuperar su identidad.
*Entrevista realizada en el marco de la cátedra Taller de Periodismo Gráfico.Publicada en Locales, Noticias, Sociedad | Etiquetada como H.I.J.O.S, María Laura Stirnemann, Pozo de Banfield. Publicada el 13/12/2021por Ana Laura Escurra en AUNO
Por los años 1967 y 1968 conoció al padre , es así que ingresa a la Congregación de los Hermanos del Evangelio (llamados "hermanitos de Foucuald”). Luego viajó a Francia donde hizo el noviciado y después de ello fue a una Fraternidad en el sur de Italia donde aprendió el oficio de albañil. Posteriormente marchó a Biafra, en los últimos días de la guerra civil en aquel país africano, haciendo trabajos humanitarios. De allí volvió a América Latina, a Venezuela donde trabaja con los indios. A continuación se encamina a la Fraternidad de Fortín Olmos, en la que ejerció junto a los hacheros.
En Fortín Olmos entablará una estrecha relación con , militante revolucionario oriundo de Reconquista. Se convenció que para lograr justicia en Argentina se necesitaba un cambio revolucionario. El único camino hacia esa meta era la vía marxista. Así de directo era Nelio y optó por este camino no peronista que además en Córdoba tenía una fuerte base social. . Cuando ya era perseguido por la , se incorporó al (PRT)
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados en la
Esposa y compañera de , a quien conoció en Corrientes, se casaron en 1972 y en 1974 nació su primer hijo, Daniel Ernesto. También en esa capital de costanera y árboles chivatos la pareja se estructurará en el peronismo revolucionario, intensificando la militancia, ambos militaban en la organización Ya instalada la dictadura se mudan al sur santafesino. Viviendo en Rosario fue secuestrada junto a su esposo en noviembre de 1976.
Delegado gremial en Loma Negra de Olavarría, militante del Fue secuestrado en la vía pública en el barrio de Temperley, trayecto entre Palermo y Avellaneda el 4-11-75. El 18-11-75 aparece en Turdera asesinado en una escena montada como un falso enfrentamiento
En Julio de 1994, María Laura Stinermann, de 25 años de edad, se acercó a las oficinas del buscando información sobre su padre, quien había sido desaparecido. María Laura había vivido en Francia desde que su madre había tenido que dejar el país durante la dictadura militar.
Cuando tuvo a su primera hija no soportaba oírla llorar porque le recordaba los llantos de los detenidos que eran torturados. Todo ese dolor lo reconvirtió en lucha cuando volvió a la Argentina en 1994 y logró identificar el cuerpo de su padre desaparecido, Mario Alfredo Stirnemann, junto al
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la
Nació en 1952 en Rafaela y vivió su infancia y adolescencia en esa ciudad. Varios de sus compañeros de colegio lo recuerdan por su inteligencia y su capacidad intelectual.
Al terminar el secundario se fue a estudiar a Rosario, donde además comenzó a militar en el PRT-ERP (Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo).
“Él militaba en el ERP, yo no estaba de acuerdo, le decía que no se meta con las armas, que teníamos que tener paciencia, que las cosas alguna vez tenían que cambiar. Ese fue mi planteo.” dice su hermano mayor Luis Tettamanti.
Quienes cursaron y militaron con él en Rosario resaltan su moral revolucionaria, su compromiso y entrega por la causa.
El 14 de octubre de 1973, a poco de iniciado el gobierno democrático recuperado en 1973, fue secuestrado, torturado y asesinado por la Triple A el Dr. Constantino Razzetti, un reconocido dirigente peronista, vicepresidente del Banco Municipal.
El 23 de octubre de 1973, mientras Raúl hacía una pintada en Rosario en un operativo de propaganda sobre ese hecho, fue asesinado por la misma Triple A.
Fuente: Revista MURAL - Rafaela
Su memoria es recordada en la Plaza de la Memoria de Rafaela
Daniel Alberto Toninetti nació en la localidad cordobesa de El Fortín el 16 de abril de 1951 y pasó parte de su adolescencia en San Jorge, hasta que en 1971, antes de cumplir 20 años, decidió mudarse a Río Gallegos.
Llegó con el secundario incompleto y por eso decidió terminarlo en el Colegio Comercial Nocturno Manuel Belgrano, donde por su dedicación, empeño y notas fue designado abanderado.
Paralelamente comenzó a trabajar en la Municipalidad y a militar en la Juventud Peronista (JP), organizando actividades sociales en los barrios carenciados que rodean la capital santacruceña. También formó y dirigió el conjunto de danzas folclóricas de la Dirección de Cultura provincial.
En 1976, perseguido por los militares que dieron el golpe de Estado, se mudó a La Plata, provincia de Buenos Aires, buscando la seguridad que ya no podía esperar de Río Gallegos luego del golpe. No fue así, el 17 de abril de 1977 fue secuestrado por la noche en un lugar sin determinar de la ciudad de La Plata en un Operativo Ilegal de Detención a cargo del Primer Cuerpo del Ejército por un grupo de tareas cuando tenía 26 años.
Fue visto en el centro clandestino de detención La Cacha. Estaba casado con Vivina Admetlla, quien junto a Daniel continúan desaparecidos.
Cuando la soledad del dolor
clavó sus espinas
en los días oscurecidos de llanto,
cuando el cristal de tu voz
quebraron en la tortura,
resistía el ideal
de tu nuevo amanecer,
y el viento del coraje
quebró sus alas
y el terror y la crueldad
bebieron tu vida.
/Stella Maris Taboro – San Jorge
El caso está incluido en la causa judicial conocida como «La Cacha» en la que se investigaron, probaron y condenaron delitos de lesa humanidad con sentencia dictada en diciembre de 2014.
La Escuela Permanente de Jóvenes y Adultos Secundaria N°12 Manuel Belgrano y estudiantes de otras escuelas de adultos de la localidad homenajeó a su ex alumno Daniel Toninetti, desaparecido por la dictadura militar
Durante la presidencia de Néstor Kirchner se colocó el nombre de él, Daniel Toninetti, a la Sala de Informática de la Escuela Secundaria N°12
Nació el 16/7/1942 en Esperanza. Trabajaba en el Astillero Agustín Cadenazzi como obrero naval (soldador). Era delegado gremial y junto a sus compañeros habían conseguido muchos derechos para los trabajadores de los Astilleros Astarsa (Astilleros Argentinos Río de la Plata S.A.). Habían conformado la Agrupación Alesia, de la que formaban parte decenas de trabajadores desaparecidos.
Previo al golpe de 1976 hubo secuestros, aprietes, torturas a militantes gremiales. El día del golpe fueron detenidos muchos obreros del astillero, habitantes del mismo barrio.
“¿A quién molestaba Martín Vicente Toledo para que le hicieran lo que le hicieron?”. Martín Toledo, hijo de Vicente, un trabajador del Astillero Agustín Cadenazzi detenido desaparecido el 25 de septiembre de 1976 , en Rincón de Milberg, Tigre, planteó este interrogante al Tribunal Oral Federal en lo Criminal N° 1 de San Martín en la Megacausa Campo de Mayo.
Su esposa relató cómo fue el operativo esa madrugada, cuando las piedras lanzadas por los militares despertaron a la familia, y los gritos buscando a Vicente les inundaron los oídos. Al domicilio de la calle Gutiérrez y Segurola, partido de Tigre, subieron tres personas vestidas de civil. Toledo fue subido al baúl de un Ford Falcon, la casa fue saqueada. Al día de hoy continúa desaparecido. Marta también nombró al “Oficial Plaza”, quien la atendía cuando ella visitaba la Comisaría de Tigre para preguntar por Vicente. “Él me recomendó que me vaya a dormir a lo de algún familiar porque volvían y me llevaban un chico”, dijo.
El hijo y la hija de Vicente y su esposa, relataron al Tribunal las consecuencias que ha tenido en sus vidas la desaparición de su papá y aseguraron que no buscan venganza sino justicia.
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la Megacausa Campo de Mayo
Sus abuelos eran franceses, de allí su sobrenombre de «el Francés», aunque él era santafesino y el padre había nacido en Paraguay, donde la familia estuvo algunos años. De niño Mario fue a la Escuela Moreno, la de su barrio Candioti, y luego hizo el secundario en el Nacional Simón de Iriondo de Santa Fe.
Con toda la familia solía ir a la quinta de La Guardia, era una vida que los hermanos Tottereau disfrutaban mucho. Era como vivir en las afueras de la ciudad. Era un muchacho muy tranquilo, independiente, de estar con la gente del barrio y reunirse con los amigos a comer. Jugaba al fútbol, iba a cazar patos y perdices con ellos en excursiones que partían desde una quintita que tenía la familia. Hincha de Colón, él y su hermano no se perdían ningún partido.
El hermano mayor comenzó a estudiar en la Facultad en Esperanza, luego fue Mario, y aunque el hermano abandonó, él continuó sus estudios de Veterinaria en la FAVE. Con un amigo de los dos, el «Gordo» Mattiolí, comenzó a participar en la JUP. Fue el vocero de la JUP en su facultad.
En esta época, se puso de novio con María Cristina Mattioli, la hermana de Omar. Cuando consiguió trabajo en la empresa de dragado de la Setúbal (como sereno), se casaron en la Iglesia del barrio Escalante. Se fueron unos días a Entre Ríos y al volver quedaron en la casa de los padres de Cristina. Al día siguiente los secuestraron.
Dicen los amigos que cuando Mario llegó a Esperanza, «era el típico 'facherito' de pelo largo, allí fue cambiando su personalidad y moldeó su espíritu de compromiso y de lucha ante las injusticias y la desigualdad».
Su hermano sostiene que es a partir de su participación en el Operativo Estanislao López, cuando se produce su gran cambio. En enero de 1974 escribe a sus padres explicando las nuevas realidades que estaba viendo y viviendo. Son dos cartas llenas de afecto y preocupación por ellos, en las que se muestra impactado por lo que está viviendo y la recepción de la que eran objeto.
«...Villa Ana, te puedo asegurar que es para verlo y no creerlo, una pobreza enorme (...)» «..la gente te charla, te invita a comer, Vos sabes que salimos hoy a la tardecita al centro, que es la plaza, y nos hicimos amigos de cualquier cantidad de gente, una viejita no nos dejaba venir, quería que nos quedemos a comer (...)»
En una segunda carta se preocupa porque «estarán sintiéndose muy solos pues hasta la fecha es la primera vez que nos encontramos tan separados (...)» y luego dice:
«...les puedo explicar que para mí es una experiencia preciosa, quizás nunca puedan llegar a entenderme, quizás todo esto aparentemente sea ridículo, pero creo que toda esa cantidad de pequeñas dudas (...) que ustedes puedan tener o quizás que yo tenga se vean aclaradas cuando un pequeño pueblo te recibe con los brazos abiertos, te brinda todo su apoyo, te acompaña permanentemente e incluso de toda forma trata de agradecerte lo poquito que uno está haciendo por ellos (...) lo que hemos hecho en este lugar es casi ínfimo -ejemplo el pasar películas o algunas otras pequeñas cosas...»
Estuve en el casamiento de Mario, yo ya estaba fondeado en el campo. Me fui hasta la capilla en Santa Fe a la mañana y tuve que quedarme hasta la noche mirando como jugaban a las bochas. «Pascual» también estaba, escondido porque ya habían detenido a su compañera. Esa fue la última vez que lo vi a Mario: en su noche de bodas, entrando con Cristina al hotel. A la vuelta de su breve luna de miel los secuestran a los dos.
/ Edgardo, “Moncho”
Su memoria es recordada en un monumento en la Plaza de la Memoria en Esperanza
Los responsables de sus secuestro y desapariciones fueron juzgados y condenados en la Causa acumulada
Era de una población del sur de la provincia de Santa Fe, Pavón Arriba. Estudiaba en la Facultad de Agronomía y Veterinaria.
Tripodi, quien militaba en Montoneros, fue asesinado entre la noche del 31 de diciembre de 1976 y la madrugada del 1º de enero de 1977 durante un procedimiento que las fuerzas de seguridad realizaron en su domicilio de 24 de Septiembre y España, donde vivía junto a su esposa Miriam Nencioni y sus dos pequeños hijos. La mujer logró escapar del procedimiento ilegal, aunque luego fue capturada y aún permanece desaparecida. Los niños, en tanto, fueron recuperados días después por sus abuelos paternos.
«El Petiso» era un tipo muy comprometido, la militancia le costaba mucho porque estaba casado y tenía que buscar el mango.
Fue de los primeros que se tuvo que ir de Esperanza. Le hicimos la despedida en el verano, con un barril de cerveza y él en cuero. «Sacate el pulóver», le decíamos, porque era muy peludo el petiso.
/ Edgardo
Daniel... eran los '70 y entraste de preceptor a la Escuela Normal de Esperanza. Toda una novedad, siempre eran mujeres las que ocupaban ese cargo. Recuerdo verte sentado en un banco debajo del palo borracho, charlando con el joven Voisard.
Tu vivir tan austero en una casa a la que le faltaba casi todo. Hiciste amigos por fuera de tu grupo político. Con «Minocha», tu compañera en preceptoría, compartiste comidas en familia. Ella cuidó a tu pequeña hija en ciertas ocasiones. Leías, con mi marido, material sobre tu líder que se comunicaba desde España. Al verlo por televisión se te caía alguna lágrima y, entonces, hablabas de la grandeza del «viejo.»
Si cenábamos juntos, la mesa se ampliaba y reinaba la alegría. Me quedan los recuerdos. Chau Daniel.
/ Beatriz
Una tumba con nombre para el Petiso
(...) el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó el cuerpo del militante montonero Daniel Adolfo Trípodi, alias "Petiso", en una tumba del cementerio La Piedad, en el marco de la investigación seguida para identificar los restos de las víctimas del terrorismo de Estado que fueron inhumadas sin identificación.
(...) Desde el año nuevo de 1977, Trípodi estuvo desaparecido, pues su cuerpo había sido inhumado en el cementerio rosarino en una tumba no identificada.
"La desidia burocrática ligada al fenómeno criminal de la desaparición de personas implementada por el terrorismo de Estado adicionaron aún más inconvenientes a su identificación", según informó la Unidad Fiscal de Rosario, que instruye la causa en la que se investigan desde 2011 más de un centenar de tumbas de La Piedad. Trípodi fue sepultado por las propias fuerzas de seguridad en aquél lugar en enero de 1977. En 1979, el padre de la víctima, Hipólito Trípodi, obtuvo el permiso para trasladar los restos al cementerio de la localidad de Pavón Arriba, para inhumarlos en un nicho familiar.
Pero un año después, la justicia provincial ordenó la realización de un estudio de ADN en el marco de una información sumaria iniciada por los hijos de Trípodi para tramitar la declaración de presunción de fallecimiento. El resultado del examen dio negativo y recién se conoció en 2006, pues su realización se fue retrasando porque el Estado no se hacía cargo de los gastos que demandaba el estudio genético.
La hija de Trípodi se presentó luego en la Unidad Fiscal para solicitar que se investigue el homicidio de su padre y la desaparición de su madre, y la posible pertenencia a otro militante de aquellos restos que le fueron entregados en 1979 a la familia.
En 2011, el EAAF determinó que aquel cuerpo trasladado desde La Piedad hasta el cementerio de Pavón Arriba correspondían a otro militante. El hombre había sido asesinado en un procedimiento en Rosario durante los primeros días de enero de 1977. En aquél mes, 26 personas fueron asesinadas y sus cuerpos ingresados en forma irregular al cementerio La Piedad.
La familia de ese militante pasó por el mismo periplo que los Trípodi: en 1979, les entregaron un cuerpo que, en realidad, no era el de su ser querido, y que fue inhumado por ellos en el cementerio de La Plata. El EAAF también analizó esos restos y descartó que correspondieran a Trípodi, pero tampoco ha podido identificarlos.
/Rosario 12
Su memoria es recordada en un monumento en la Plaza de la Memoria en Esperanza
Los responsables de su asesinato fueron juzgados y condenados en la causa Guerrieri
Comenzaron a trabajar socialmente ayudando en el barrio «Las Latas», como se llamaba entonces un barrio de gente muy pobre cercano a su casa. La madre tenía un quiosco; ellos iban y le decían, por ejemplo: «Vieji, necesitamos unos paquetes de caramelos, mañana es el día del niño y hay que festejarlo, ¿vos vas a venir no?»... Se hacía chocolate y se festejaba. Doña «Chuni» los acompañaba y tejía para los que necesitaban ropa.
Relata su madre:
Jorge era muy inteligente y sólo le faltaban dos o tres materias para recibirse cuando dejó la Facultad de Veterinaria. Antes había empezado Medicina en Buenos Aires, donde su examen de ingreso estuvo entre los diez mejores. Trabajaba en el Correo pero, como los horarios no le permitían estudiar, tuvo que dejar.
Cuando Cecilia quedó embarazada, en un Plenario de la JP de Esperanza, decidieron que el nene se llamaría «Mariano» en recuerdo de Mariano Pujadas.!" «Chechi» fue la primera compañera embarazada y el hijo de ella y Jorge, el primer hijo de todo el grupo. Jorge talló en madera la figura de una mujer embarazada.
Pero, en su vida no todo era militancia. Desde la niñez le gustaba el ajedrez, fue profesor de ajedrez en el Club Aaron Castellanos y fue campeón en Esperanza, Rafaela, San Nicolás y Zárate. En la plaza de Esperanza se organizaban partidas simultáneas y él las ganaba todas, también le gustaba el básquet. Jugó en Almagro.
Cuando Jorge y su compañera debieron irse a vivir a San Nicolás, él trabajaba tallando muebles. Un día, cuando ellos habían salido, allanan la casa donde, en ese momento, solamente se encontraba un hombre mayor que vivía con ellos, al que le decían Ignacio. A Ignacio lo mataron en la puerta de la casa. Ellos se salvaron gracias a una vecina a la que enseñaban a leer y escribir. Esta mujer, sabiendo que habían montado una encerrona, los espera y al verlos venir les avisa. Así pudieron escapar.
La casa fue saqueada, se llevaron todo lo que encontraron. Ellos tuvieron que ir a vivir a otros lugares, refugiándose donde podían, «Chechi» estaba embarazada nuevamente y en septiembre del '77 nace Carolina. A pesar de todas las adversidades que tenían que afrontar nunca pensaron en dejar la militancia, ni el compromiso asumido por sus convicciones. Sus padres les propusieron en varias oportunidades que abandonaran el país por lo difícil que todo se ponía pero siempre se negaron.
Jorge y la «Chechi» desaparecen en Zárate, Buenos Aires, en enero del '78. Los familiares consiguieron recuperar a la nena. En ese momento Mariano ya estaba con los abuelos.
“Ellos podrían haberse ido del país, económicamente lo hubieran podido hacer. Pero nunca acordaron con eso, por eso se quedaron y por eso los mataron. Sin dudas había una idea de quedarse para luchar por un país mejor, había una motivación muy fuerte. Hicieron que su vida valga la pena, me parece que a la larga lograron algo, el hecho de que todavía estemos hablando de3 esto lo demuestra"
/ Mariano, hijo de Jorge y Chechi
El Espacio de la Memoria Rafaela realizó un mural como parte del programa Memoria en la Pared
JUICIO: (VER ANEXO)
HOMENAJE:
Comenzaron a trabajar socialmente ayudando en el barrio «Las Latas», como se llamaba entonces un barrio de gente muy pobre cercano a su casa. La madre tenía un quiosco; ellos iban y le decían, por ejemplo: «Vieji, necesitamos unos paquetes de caramelos, mañana es el día del niño y hay que festejarlo, ¿vos vas a venir no?»... Se hacía chocolate y se festejaba. Doña «Chuni» los acompañaba y tejía para los que necesitaban ropa.
Relata su madre:
«Sergio era la bondad personificada, iba al colegio San José, estaba en tercero o cuarto año y como yo tejía él tenía varios pulóveres. Un día vuelve de la escuela y le digo: '¡Sergio te fuiste sin pulóver con el frío que hacel!' 'No vieja, -responde- no te vas a enojar viejita, se lo di al «Negrito», un amigo, estaba cagado de frío".
Con su hermano, en un campo cercano, fabricaron ladrillos huecos que después entregaban a la gente pobre para que construyeran sus casas.
Orlando fue el tercero de cuatro hermanos varones. Orlando era oriundo de Reconquista pero por el trabajo del papá fue trasladado a Santa Fe, entonces allí hicieron su casita en Av. Galicia. La primaria la hizo en una escuela cercana y el secundario lo cursó en la Escuela Almirante Brown donde fue escolta de la bandera y donde conoció a Lupe, su futura esposa.
Era un chico muy bueno, muy responsable, le gustaba mucho dibujar y era un excelente dibujante, recuerdo que muchas veces en que los demás nos dedicábamos a jugar a la pelota, él estaba dibujando.
Cuando terminó el secundario a mí me tocó el servicio militar, por ese entonces yo trabajaba en Zóttico y para que me guardaran el puesto, Orlando ocupó mi lugar. Cuando volví a mi puesto, decidió entrar en la Escuela de Policía, cosa que le permitía tener un trabajo y luego seguir estudiando. La entrada a la policía era fácil porque nuestro padre era miembro de la fuerza. Él necesitaba el trabajo porque la familia, luego de la separación de nuestros padres, tenía dificultades económicas y los hijos debíamos ayudar a mamá.
Orlando estudiaba abogacía, trabajaba en la Policía de Esperanza y vivía allí, en esa época yo estaba trabajando en Santiago del Estero y nos veíamos poco, por eso no se mucho de sus amigos de entonces, aunque a algunos los conocí después.
Cuando desaparece, hacen un simulacro de búsqueda, bloquean caminos, gran aspaviento, pero en realidad no buscaron nada. Orlando nació el 13 de julio de 1952, el mismo día de mi cumpleaños. Después de su desaparición, nunca más volví a festejar esa fecha. Desapareció el 26 de abril del '77.
/ Aldo, su hermano
Orlando era una persona tan especial, tan hermosa. Tenía unos valores tan grandes, era tan buena persona; sus ideales eran grandiosos, él quería realmente un mundo de paz, parece una obra literaria pero realmente era así, él era así. Era una persona muy pausada, muy dulce, muy cariñosa, incapaz de levantar el tono de voz, sumamente comprensiva.
Había sufrido mucho la separación de sus padres, su papá policía los había abandonado, y por eso habían tenido que salir a trabajar desde chicos. Por todo esto él valoraba mucho el trabajo de la madre en su casa.
Era muy buen estudiante, fue escolta de la bandera en el Almirante Brown, cosa que era muy difícil, ya que era una escuela muy buena. Las chicas no me perdonaron que se pusiera de novio conmigo, porque yo no era precisamente tan buena alumna y había muchas chicas que tenían más méritos para ser novia de él.
Físicamente era muy delgado, como muy frágil, pero era guapísimo. Tenía unos ojos celestes hermosos, el cabello corto, con los ojos caídos «como los ojos de poeta» le decía yo, eran unos ojos medio así como de pensante, Una persona muy espiritual, naturalmente intuitiva para todo, quien tenía la palabra justa. Hasta en su rostro era bueno, era bueno en todos los sentidos.
Como ser humano fue muy fuerte en lo que quería, en sus decisiones, en sus aspiraciones. Esa era la personalidad de Orlando y eso era lo que él quería transmitirle a su hijo, lo que quería para nuestra familia. Con ideales que tuvieran que ver con el respeto, con la libertad, con la justicia, con el amor por los demás, ser buen cristiano, todo eso era él.
Por eso digo que no perdí yo sola, perdieron todos los que tuvieron posibilidad de haberlo conocido como lo conocí yo. Así que muchas veces también digo que mas allá de haberlo perdido hay gente que pasa por este mundo sin conocer el amor ni a una persona como él.
Es una injustica que hoy no esté alguien que se jugó por los demás. Toda esa generación merece hoy un gran reconocimiento, debido a los valores que llevaban como bandera.
Yo creo que por un lado tengo la gran satisfacción de poder decir hoy, que tuve la gran dicha de haberlo conocido; y de haber sido nada más ni nada menos que su esposa. De haber compartido íntimamente con él momentos muy especiales, únicos e irrepetibles quizás, que fueron excelentes.
Él se destacaba porque dibujaba como los dioses. Yo trabajaba como maestra y si diez minutos antes de salir le decía: «Hoy tengo que dar una clase y no sé cómo ilustrarla»; él me decía «¡porque no me avisaste antes y yo te lo hubiera hecho...!» Tomaba el lápiz, hacía un esquema... «¡Acá lo tenésl» y ya me daba cosas para que lleve a la escuela. ¡Continuamente yo abusando de su bondad.
Como pareja me acompañaba en todo momento, era muy servicial, era perfecto para mí, lo que realmente quería para terminar de hacer el recorrido de mi vida. Cuando éramos novios nos queríamos muchísimo. Después de tres años y medio nos casamos acá en Santa Fe, en el '74, el 11 de enero. Nuestro hijo Diego nació en abril del '75. Yo había terminado el secundario, había hecho el Profesorado que eran 2 años en ese momento y me recibí de profesora de Jardín de Infantes. Cumplía mis años en febrero, faltaban unos días para que cumpliera los 21 años, entonces mi papá tuvo que ir a firmar; en cambio él ya tenía 22 años.
Mientras yo terminaba de estudiar el profesorado, él hizo en Rosario el curso de oficial de policía. La intención era hacer una carrera corta que nos permitiera casar, terminé yo e inmediatamente nos casamos y nos fuimos a vivir a Esperanza. Cuando terminó el secundario, su gran anhelo era estudiar lo que siempre le gustó: Arquitectura, pero era una carrera larguísima e imposible de costear. Entonces se decidió por Abogacía. Pero era capaz de hacer cualquier carrera porque tenía una capacidad enorme. Orlando en un principio intentó estudiar Abogacía, rindió el ingreso, una primer materia y después nos dimos cuenta que no podíamos. Yo había quedado embarazada de Diego y se nos hizo dificultoso. Decidió estudiar magisterio en Esperanza.
Por toda la situación que se estaba viviendo en el país, las complicaciones que había en su trabajo y por las cosas que a él no le gustaban que pasaban ahí, es que decide hacer Magisterio. Él me decía «Me recibo de maestro y nos vamos los dos a trabajar a alguna escuelita donde podamos ser útiles, donde podamos tener nuestros hijos y donde podamos hacer nuestras vidas sin problemas», ese era el proyecto que teníamos.
En el momento del secuestro, estaba estudiando en el magisterio. En un principio quería ser abogado, para ser abogado de la policía, ser un buen abogado, como decía.
Tenía una idea de la policía y quería que la policía fuera otra cosa. Decía «Yo quiero ser un buen servidor público, Lupe, yo quiero ser ese Policía que esté atento a las necesidades de la gente, que ayuda, que puede colaborar, que puede estar en función de los demás. Si yo logro eso en la policía está bien que este ahí, pero si yo no logro eso me tengo que ir a otro lado a hacer mi función social.»
Éramos muy idealistas. Teníamos ideales muy altruistas, no sé por qué no nos dábamos cuenta que el mundo no nos acompañaba.
Quiero destacar que más allá de todo lo que pasó, siento la dicha de haberlo conocido. Eso es algo que me sirve para toda mi vida y creo que si estoy viva hoy, es por todo lo que recuerdo de él.
Fue un buen marido y un excelente padre, le gustaba jugar con su hijo. Cuando llegaba del trabajo, lo primero que hacía era ir a jugar con Diego; daba vuelta los muebles y la habitación se convertía en un circo, una selva, cualquier cosa que su imaginación le dictara. Su recuerdo me ayudó a salir adelante, a ser una buena docente comprometida, a que cada vez que tengo que hablar de esto con otra persona pueda transmitir que mi marido fue diferente... se puede vivir en libertad, se puede vivir con amor y con responsabilidad.
/ Guadalupe, su esposa
No tuve un lugar donde dejarte esta carta y quiero decirte...
Que todo de vos quedó en nosotros
tus ideales...
tu respeto...
tu entereza...
tu gran capacidad para amar... a todos. ¡A la libertad!
Los que quisieron matarte
se mataron... y perdieron conocerte.
Fuiste un gran ejemplo, amor nuestro.
Sentimos orgullo de haberte conocido
y de formar parte de tu historia...
Sos un ser especial...
tan especial que trasciende la muerte con su esencia.
Quisieron matarte...pero estás vivo.
Te amamos
/ Diego y Lupe
Reconocimiento en Radio Nacional
Su padre era un militante conocido en la ciudad. Los hermanos Trod, Jorge y eran tipos aguerridos, luchadores. Los padres acompañaron y bancaron a sus hijos, a pesar de temer lo que podría pasar.
Por falta de dinero abandonó medicina y decidió estudiar en Esperanza. Allí militó en la JP, en un barrio donde, entre otras tareas, ayudaba a las familias en la construcción de escusados ya que no tenían baño, difundiendo normas de higiene y haciendo tomar conciencia sobre la importancia de vacunar a los chicos. Se casó con . Ella era maestra en manualidades y su militancia se concretaba llevando a las mujeres del barrio a la Iglesia, donde les enseñaba a coser y tejer.
Su memoria es recordada en un monumento en la
Los responsables de los secuestros y desapariciones de Jorge y Cecilia fueron juzgados y condenados en la
Su padre era un militante conocido en la ciudad. Los hermanos Trod, Sergio yeran tipos aguerridos, luchadores. Los padres acompañaron y bancaron a sus hijos, a pesar de temer lo que podría pasar.
Sergio militaba en la de Esperanza. Luego va a estudiar a la UNL (Universidad Nacional del Litoral). En Santa Fe tuvo una novia, Marisa A.; trabajaba pintando casas y continuaba su militancia.
Poco después, cayeron algunos compañeros y ya no pudo volver a Esperanza. Se fue a Córdoba, allí compartía la casa con otros compañeros y una madre con siete chicos a la que habían socorrido. Él fue el padrino del más pequeño y como ya era una costumbre su madre tejía para ayudarlos con la vestimenta de los chicos. Lo mataron en Córdoba, en una casa del Barrio Bustos, junto con él también murió otro muchacho de Santa Fe, el , fue el 2 de noviembre de 1976. Tenía 20 años.
Su memoria es recordada en un monumento en la
Los responsables de su asesinato están siendo procesados en la , actualmente en instrucción
Orlando era colaborador de la de Esperanza, amigo y compañero de los jóvenes militantes. Su trabajo en la policía lo ponía en un riesgo mayor que el común, ya que la represalia sería mayor. Así fue, una mañana de abril de 1977 fue esperado a una cuadra de su casa por dos autos de la patota represiva, oficiales de inteligencia de la policía provincial que lo secuestraron cuando salía para su trabajo. Los vecinos avisaron a la comisaría, ésta a la jefatura regional, que decretó un “operativo cerrojo” hablando de que se trataba de un “operativo subversivo”. A las pocas horas fue levantado sin explicación, denotando la autoría del secuestro.
Su memoria es recordada en una placa colectiva en en homenaje a los empleados públicos desaparecidos.
Su nombre figura en un monumento en la
Había nacido en Margarita, en el norte provincial, el 27 de diciembre de 1947. Era miembro del PRT-ERP, estaba casado y tenía un hijo. Trabajaba como obrero en ACINDAR y era un militante gremial de la Lista Marrón de la UOM Villa Constitución.
En 1973, a partir de la iniciativa de activistas obreros independientes y de diferentes organizaciones de izquierda, se gesta un fuerte movimiento de organización y lucha de los trabajadores metalúrgicos. Ese movimiento protagonizará una prolongada toma de la sede de Acindar en marzo de 1974 y, unos días después, será el motor de los sucesos conocidos con el “villazo”. De esa experiencia surgen la Agrupación 7 de septiembre y luego la Lista Marrón. En septiembre de ese año la Lista Marrón, liderada por Alberto Piccinini, gana las elecciones de la Comisión Interna de Acindar y obtiene por el voto de los afiliados la conducción de la seccional local de la UOM. En marzo de 1975 el gobierno de Isabel Perón denuncia la existencia de un complot subversión en el cordón industrial del Paraná con epicentro en Villa Constitución. A partir del 20 de marzo de ese año son detenidos alrededor de 300 obreros de Acindar y se inicia una escalada represiva que dejará decenas de asesinados, detenidos-desaparecidos y presos políticos.
Otros tantos debieron pasar a la clandestinidad y mudar de ciudades, como Juan Alberto, que fue muerto durante un allanamiento realizado en la ciudad de Rosario, el 2 de agosto de 1976.
“Fue uno de los Cros más claros y entregados del PRT-ERP. Fue delegado. Lo recuerdo obrero, no empleado, muy amplio, muy respetado y combativo. Trabajó en Acindar. Participó de todos los conflictos. Vivía con su compañera y sus padres en Arroyo Seco.”
/ un compañero
Los últimos días del Ejército Revolucionario
El mes de agosto de 1976 fue el momento elegido por las fuerzas represivas para acabar con lo poco que quedaba del PRT-ERP en Rosario: 29 secuestros de militantes y simpatizantes de esa fuerza política, y otras tantas desapariciones en sólo ese mes, entre las que se incluyen cuatro mujeres con embarazos avanzados. En sólo ese mes hubo casi una treintena de detenciones y otras tantas desapariciones de militantes y simpatizantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores y del Ejército Revolucionario del Pueblo en Rosario. Incluso cuatro mujeres embarazadas fueron "chupadas" en esa época.
Los hechos investigados tuvieron lugar en la primera mitad del mes de agosto de 1976, lo que habla de una sucesión, casi contínua, de los secuestros de personas que la mayoría de las víctimas eran militantes de la organización PRT-ERP.
El lunes 2 de agosto de 1976. (Operativo en calle Necochea 2050). En un operativo clandestino llevado adelante por el Destacamento de Inteligencia 121, fueron secuestrados Edgardo Silva, Ricardo Horacio Klotzman y Cecilia Beatriz Barral (embarazada a término) y fue asesinado Juan Alberto Tumbetta. Kloztman y Barral fueron trasladados a la "Quinta Operacional de Fisherton", (Mendoza al 9000) donde fueron vistos por última vez el 11 de agosto de 1976 por Fernando Brarda. El ensañamiento con los militantes del ERP ya había sido anunciado por el General Acdel Vilas, cuando en el año 1975, haciendo referencia a lo que se conoció como "Operativo Independencia" en Tucumán dijo : " De todo lo actuado pude concluir que no tenía sentido combatir a la subversión con un Código de Procedimientos en lo Criminal"; decidí prescindir de la justicia, no sin declarar una guerra a muerte contra los abogados y jueces cómplices con la subversión. Fue entonces cuando di órdenes expresas de clasificar a los prisioneros del ERP según su importancia y peligrosidad, de forma tal que sólo llegaran al juez los inofensivos, vale decir, aquellos que carecían de identidad dentro de los cuadros del enemigo"
Dichos que confirman que aquellos secuestrados ilegales, que según Acdel Vilas no eran inofensivos, que tenían identidad militante, que no fueron ingresados en el sistema judicial, fueron asesinados "aniquilados" por quienes en cada cuerpo de ejército fueron los ejecutores del plan criminal implantado por las Fuerzas Armadas.
/José Maggi-Rosario 12
El juicio
En su alegato en el juicio "Klotzman", los representantes del MPF se enfocaron sobre los hechos del 2 de agosto de 1976 en la calle Necochea 2050 de Rosario, que tuvieron como víctimas a Cecilia Beatriz Barral -que estaba embarazada-, Ricardo Horacio Klotzman, Juan Alberto Tumbetta y Edgardo Silva.
El fiscal Villatte relató que los cuatro militantes del ERP-PRT, que tenían cargos jerárquicos en la organización, estaban juntos aquella madrugada en el domicilio cuando irrumpieron las fuerzas de seguridad en un operativo clandestino de gran envergadura, a cargo del Destacamento 121 de Inteligencia, que contó con el apoyo de la Policía Federal y de la Policía de la provincia de Santa Fe. El fiscal explicó que “en esa madrugada las fuerzas policiales se subieron a las terrazas de las casas vecinas para entrar a la casa de los militantes, en la que se sucedieron los disparos que los vecinos escucharon”.
Según el fiscal, no existió el enfrentamiento publicado en las noticias al día siguiente. Tumbetta murió en el lugar, mientras que Silva fue capturado y, luego de ser torturado, fue asesinado de un disparo. Su cuerpo fue quemado y arrojado en la autopista de Rosario – Santa Fe a la altura de la localidad de Maciel. El fiscal agregó que no se sabe si Silva pasó o no por la “Quinta de Fisherton”, pero indicó que su cadáver fue encontrado un día después y fue enterrado como NN. Así, permaneció 40 años como desaparecido hasta el 2016.
Con respecto a Tumbetta fue probado documentalmente en 2012 el deceso por resolución del Juzgado Federal Nº 4 de Rosario en base a Identificación dactiloscópica y su destino al Cementerio de Alvarez
La Quinta de Fisherton
En 1984 Fernando Brarda, uno de los sobrevivientes, denunció por primera vez ante la Conadep —Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas— la existencia de este centro clandestino y los hechos allí ocurridos, aunque recién fue posible identificar el lugar en 2005. Entre 2006 y 2014 una orden judicial preservó el inmueble como prueba material de la Causa Klotzman, entonces en etapa de instrucción. Pero tras caerse la medida cautelar, el predio fue adquirido por el Colegio San Bartolomé.
En el 2015 otro sobreviviente, que por motivos laborales realizaba tareas de mantenimiento para el colegio, reconoció el lugar en donde había estado secuestrado en 1976 y denunció los hechos ante la Justicia. En el 2016 la institución educativa decidió llevar adelante la ampliación del polideportivo y demolió el inmueble para instalar una cancha de rugby.
AMSAFE Villa Constitución recuerda su memoria en la página “Homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado en Villa Constitución”
En el marco de la campaña “Plantamos Memoria”, impulsada por Abuelas de Plaza de Mayo, la Universidad Nacional de Rosario participó de un homenaje en la ex Quinta Operacional de Fisherton, lugar dónde funcionó uno de los centros clandestinos de detención durante la última dictadura cívico militar, mediante la plantación de treinta y tres árboles por cada una de las víctimas y la instalación de una placa conmemorativa a cargo del Concejo Deliberante
Los responsables de su asesinato fueron juzgados y condenados en la Causa Klotzman
Oriundo de Laguna Paiva, nació el 24 de setiembre de 1955, es uno de los tres hijos de su familia. Su niñez transcurre en el barrio Oeste, allí asiste a la Escuela N9 532 "Juan B. Alberdi".
Cuando la familia decidió dejar Paiva estuvo radicada un corto tiempo en Rosario, donde Roberto, el segundo de los hijos, empezó la escuela. Pero luego se instalaron definitivamente en Santa Fe y entonces asistió a la escuela parroquial «Santa Teresita» y luego a la Escuela Nº 465 "W Escalante".
María Esther, la madre, era ama de casa; el padre era un trabajador del transporte que inició su oficio a sus dos hijos varones. Siguió vinculado a Laguna Paiva, a la que concurría con mucha frecuencia, donde se encontraba con familiares y amigos.
La escuela secundaria la cursa en el Colegio Lasalle Jobson. Aquí toma contacto con el deporte, practica rugby y se convierte en un seguidor de éste especialmente del equipo de su colegio. Era una persona sencilla, muy sensible ante las injusticias y de buen carácter. Apegado a la vida familiar, especialmente con el padre con quien colabora en el taller, donde éste trabajaba. Así se puso a trabajar como transportista con el padre haciendo la ruta Tucumán-Buenos Aires. Cuando quiso independizarse, el padre le compró una camioneta (la que se apropian los milicos) y se fue a Rosario donde trabajaba como repartidor de una fábrica de fideos.
Más tarde se radica en Rosario, donde trabaja y conoce a María de los Ángeles Castillo, con ella y con la hijita de ésta formó una familia.
Se comprometió en la construcción por una sociedad más justa, aún en los difíciles momentos de la dictadura. Fue secuestrado en agosto 1977 junto a su compañera y la pequeña Ángeles, quien a los días es encontrada, previo aviso anónimo en la Plaza de las Banderas de Santa Fe, y entregada a la familia Valetto. Roberto y su compañera permanecen desaparecidos.
Una noche de 1977, Miguel Roberto Valetto recibe un extraño e inquietante mensaje, la camioneta Ford F 100, que él había comprado para que su hijo Roberto trabajara como transportista en Rosario, estaba abandonada en una playa de estacionamiento en Buenos Aires.
Con la lógica desazón y la angustia de no saber qué estaba pasando, viaja y comprueba la verdad de lo anunciado. Pero de su hijo y su compañera María de los Ángeles Castillo no logró saber nada, como tampoco el motivo por el que la camioneta apareció en ese lugar. Se la devuelven, pero poco después, el 21 de septiembre, un grupo que se identifica como de la Federal lo va a buscar a su casa, preguntan por la camioneta y le piden que los acompañe por unos trámites relacionados con el vehículo.
En ese momento el Sr. Valetto es secuestrado, la esposa lo busca desesperada durante 3 meses hasta que logra ubicarlo en la Guardia de Infantería, donde permaneció detenido durante unos dos meses más. Luego lo trasladan a la comisaría 4ta donde enfermó de hepatitis; a pesar de su estado es obligado a trabajar, sin permitirle el reposo que necesitaba ni tampoco proporcionarle los medicamentos necesarios, por lo que posteriormente la enfermedad derivó en cirrosis, causa de su prematura muerte.
Durante la detención fue torturado para que dijera quiénes integraban el grupo de compañeros de su hijo, cosa que ignoraba ya que tampoco conocía que tuviera militancia política. Finalmente, poniendo como condición la «donación» de la camioneta y la firma de un documento en el que «reconocía» que la había adquirido con dinero de la subversión, es liberado.
La camioneta fue vista durante mucho tiempo, en el predio del ex Regimiento 12, sede del Area 212 que comandaba la represión. Su esposa sostiene que es muy poco lo que sabe acerca de lo ocurrido en esos meses, ya que su marido nunca quiso hablar de ello.
«Un día, poco antes del secuestro de mi marido -dice María Esther- llamaron a la puerta, ya eran como las 10 de la noche y hacía mucho frío, él atendió. Cuando entró traía una nena llorosa y muerta de frío y me dice 'Mirá lo que nos dejaron'. Nos abrazamos y nos largamos a llorar. Era María de los Ángeles, la hija de la compañera de Roberto, él había venido a visitarnos varias veces con ellas, las quería mucho y se los veía felices.»
«La nena había sido abandonada en la Plaza de las Banderas junto con otro niño, nieto del Sr. Laluf, este señor los recogió y nos la trajo a casa. La pequeñita, de dos o tres años, tenía puesto un jardinerito con un bolsillo en el que había un papelito dirigido a nosotros. Roberto y su compañera, nos pedían que la cuidásemos hasta que pudieran venir a buscarla.
La nena estuvo mucho tiempo con nosotros hasta que la pidió la familia del padre, ahora es una mujer que sigue viniendo a visitarme y me llama “mamá vieja"... Era un hijo completo, demasiado bueno, estaba en todo, en el trabajo, en la casa, el padre lo adoraba, nunca pudimos superar su ausencia.»
/ Testimonio de su mamá
Roberto «el Negro» no era de medias tintas, tenía una mirada política profunda y militante, de un gran compromiso social, con aptitud para ir a fondo.
Por el año 1973 hizo un curso de orientación vocacional donde ya demostró preocupación por los más desprotegidos, y con la actitud de no quedarse simplemente con el análisis de la situación social que se vivía en los barrios de Santa Fe, comenzó su participación en la Juventud Peronista en el barrio de Alto Verde.
En las reuniones mostraba su carácter hipercrítico, duro, cuestionador, la firmeza del militante que sabe cuál es su rol y cómo debe asumirlo, siempre hacia delante. Esa firmeza y dureza no se trasladaba al plano personal donde era un ser tierno, cariñoso, sabía ser amigo de sus amigo, era un fiel compañero.
Era camionero, tenía esa doble cosa del camionero: el trabajo rudo, la rudeza en el análisis y esa sensibilidad humana fina, sutil, delicada. Ya en Rosario en el año 1975 se conoce con su compañera que ya tenía una niña, por la cual él tenía una locura especial. Él era un morocho de ojos negros y la nena una rubia de ojos claros, le fascinaba poner juntas las dos mejillas y decir «Esta es mi hija». En esos momentos su compromiso era mayor y su situación bastante complicada, ya que para visitarlos había que tomar los recaudos correspondientes. Fuimos a verlo, juntos con Aldo Partida, comentamos que su situación era difícil, después de esa última ocasión, no lo volvimos a ver.
/ Tere
En 2010 quedó inaugurado en un sector del acceso sur a Laguna Paiva , un monumento que recuerda a los cinco militantes paivenses perseguidos y desaparecidos por la dictadura militar de 1976.
También se los recuerda en los Torneos Nacionales de Homenaje a los Rugbiers Desaparecidos
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la causa Guerrieri
Se llamaba Juan Alberto Schudel Cerutti, aunque muchos lo conocían como “suizo” “Juancho” o “cabeza”. Tenía 19 años, nació el 5 de noviembre de 1956 en San Jerónimo Sud, provincia de Santa Fe.
En 1970 ingresó al Liceo Víctor Mercante, proveniente de la Escuela Primaria N° 33 de La Plata, y cursó en la división C de 1° a 5° año.
Militó en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Egresó en 1974, comenzó la carrera de Medicina y fue parte de la Juventud Universitaria Peronista (JUP).
“El suizo” o “Juancho” como lo apodaban sus compañeros y amigos, tenía 19 años cuando fue secuestrado en una vivienda en la esquina de las calles 139 y 62 de Los Hornos, La Plata, junto a sus compañeros Rubén Abel Beratz (apodado Yakaroe, 22 años, estudiante de Derecho), y Carlos Alberto Carpani (el Negro, estudiante de Ciencias Económicas), en la madrugada del 18 agosto de 1976.
No hay testimonios de su paso por algún Centro Clandestino de Detención. Juan Alberto continúa desaparecido y su caso aún espera Justicia.
“Yo estudiaba Bellas Artes y además hacía artesanías por lo que pasaba varias horas abocada a esas actividades. Juancho venía a mi casa y se quedaba mirándome dibujar y pintar. Ponía discos en el tocadiscos, a veces leía, conversaba pausadamente, pero sobre todo, se quedaba allí, entre mis pinturas. Juancho estaba de novio con Andrea, del Liceo. Muchas veces me hablaba de ella, con mucha admiración y enamoramiento. A ella la conocí, cuando militábamos en la UES, era una morocha muy bonita, de mirada profunda. Con el devenir de los años complicados, Juancho espació sus visitas, sin embargo nos seguimos encontrando. Ya sabía de su militancia, y cada vez que nos veíamos en alguna manifestación, en algún acto o en alguna peña, me daba mucha alegría porque sentía que todas esas charlas que habíamos tenido, en las que intercambiábamos nuestras ideas sobre cómo cambiar el país, cómo cambiar la sociedad, intentos de verdaderas transformaciones, las estábamos llevando a cabo, avanzando por caminos similares en la voluntad de compromiso político (…) Cuando Fernando –“El Cura” de Agronomía- en aquel agosto del ’76 me contó que lo habían llevado a Juancho, si bien fue un golpe durísimo, creo que no dimensioné realmente la tragedia. Esto se va haciendo de a pedazos, por tramos, con dolores. No pensé en ese momento que nunca más lo iba a ver, que nunca más iba a poder hablar con él, compartir sus charlas, sus sonrisas, sus sueños. Tantas preguntas sin respuesta, tantas cosas por vivir. No supe mucho cuál había sido su nivel de militancia o cómo era exactamente como militante en aquel período con sus compañeros, pero que militara en la JUP demuestra que seguía firme en sus convicciones (…) Yo siempre digo que me duelen profundamente las ausencias. La de Juancho es una de ellas: no me acostumbro, no me resigno, me duele, lo extraño. Nunca más dibujé, quizás porque me falta Juancho poniendo los discos…”.
/ Emilce Moler, sobreviviente de “La Noche de los Lápices”
Como parte del proyecto "Baldosas por la Memoria", aprobado por el Concejo Deliberante de La Plata, en 2012 se colocó una placa con sus nombres señalando la casa.
Nació el 07/05/1951 en Buenos Aires y luego se trasladó a La Criolla, Departamento San Justo) en la Provincia de Santa Fe.
Esther tomaba muchas medidas de seguridad, razón por la cual su familia no sabía su domicilio en Rosario, solo sabían que estaba en Rosario. En las pascuas de 1977 fue a ver su mamá junto con un compañero; se sentía perseguida, cercada, y lo transmitió al despedirse sin esperanzas de volverlos a ver. Después de esa ocasión no supieron más de ella.
La denuncia de desaparición recién se hizo en 2013, ya que la familia en aquel momento no lo hizo.
H.I.J.O.S. regional Santa Fe colabora en la búsqueda de la verdad transmitiendo “Hoy su hermana y sobrino quieren saber qué fue de Esther. Te agradeceríamos mucho que mires la foto y se la pases a tus compañeros, para ayudar entre todos a la familia Zanutigh.”
Hijo de quien por muchos años fue director de la Escuela Normal N° 3 "Juan B. Alberdi", Amilcar Zapata Soñez y de Rosa Cogno. Nació en Paraná el 16 de mayo de 1941 cursando el ciclo primario en varias escuelas, entre ellas la Centenario y la Normal. En esta última haría el ciclo básico secundario para concurrir luego al Colegio Nacional de la capital entrerriana.
A raíz de su filiación peronista, don Amilcar es cesanteado en 1955 como inspector de escuelas entrerrianas. Luego de hacer otras tareas retomará la docencia concursando en la provincia de Santa Fe, por lo que en 1960 se instala en Reconquista. Reinaldo vendrá en diciembre de aquel año.
De personalidad contradictoria, a fines de los años sesenta trabajó como celador en la Escuela Industrial "José de San Martin". Eran los años de la dictadura de Onganía, con sus códigos de cabellos cortos y de "eso no se habla" en el ámbito educativo.
En 1970 se recibió como profesor de Matemáticas, en Reconquista. En 1973 trabajó como docente en la ciudad de Vera. Y tendría horas cátedras en Reconquista. Paralelamente, a principio de ese mismo año un grupo de alumnos de la Escuelas de Comercio, Industrial y "Yapeyú" conforman en Reconquista la Unión de Estudiantes Secundarios, de la cual Reinaldo se transforma en coordinador de las reuniones.
Vivirán en una vivienda ubicada en calle Ludueña 768. Allí se reunirán muchas veces con sus compañeros, con las ganas, con la audacia, con la improvisación queriendo una sociedad más peronista, pero ese peronismo de la patria socialista.
En noviembre de 1975 la Organización plantea agrupar las fuerzas en algunos puntos del país. La reestructuración significa que esta zona del norte santafesino dependería del Chaco (Zona IV)y no de Santa Fe. Había similitud política y geográfica. A partir de ese momento todo el material para el funcionamiento (cartillas, afiches, propaganda, dinero) se buscaba desde el norte. Además sabían que se avecinaba un golpe de Estado. En ese contexto Zapata, a quien habían elevado en sus responsabilidades, y su compañera Emma Cabral se trasladan a Resistencia (Chaco). Allí Reinaldo será conocido como "El Corto" y cumplirá tareas de enlace con la conducción nacional de Montoneros.
Alquilan una casa en calle Liniers al 300, de la que se salvan, en abril de 1976, por el padre de un compañero que al pasar por el lugar se encuentra que de la misma sale un policía que conocía. Al preguntarle qué hacía allí este confiesa que "en esa vivienda vivían unos subversivos". El hombre mayor disimula alejarse y espera en la esquina, cuando asoma Zapata le da el aviso para que huya.
Luego irán a vivir a un departamento ubicado entre avenida Chaco y Juan B. Justo, en el 1° piso. En ese lugar el 2 de noviembre de 1976 será secuestrado luego de un intenso tiroteo, en el que no estuvo solo.
"El Corto" aparece en la acción de propaganda y confusión sobre los asesinatos de Margarita Belén: su cuerpo nunca fue hallado ya que en una comunicación oficial del Ejército sobre ese hecho, es indicado como uno de los "subversivos" que logra "fugarse". Tenía 29 años de edad.
Su hermano Hugo fue detenido en Reconquista en octubre de aquel año, permaneciendo varias semanas secuestrado en la Base Aérea. Por gestiones de su padre Amílcar ante un alto oficial de la Fuerza Aérea, ex jefe de Base con quien compartió Cursillos de Cristiandad, logrará que los aeronáuticos no lo entreguen a efectivos del Ejército que requirieron su traslado.
Elaborado con textos publicados en “Solo digo compañeros” de Raúl Borsatti, donde se puede contar con más desarrollo de información
Nacida en Laguna Paiva, provincia de Santa Fe, el 27/08/49, cursó los primeros grados de escuela primaria en la Escuela N* 31 , de Laguna Paiva. Por el trabajo de su padre, ferroviario, la familia se trasladó a Córdoba, allí cursó el secundario en la escuela “Dr. Agustín Garzón Agulla”, egresando en 1969 con los títulos de maestra normal y bachiller.
Ingresó a la carrera de Historia de la Universidad Nacional de Córdoba en 1969. Se desempeñó como auxiliar de la docencia por concurso (1974) en la cátedra de Prehistoria y Arqueología de la Escuela de Historia y Preceptora en Escuela Superior de Comercio “José Manuel Estrada”, a lo que renuncia a partir del 29 de agosto de 1975.
“Mi hermana, que nació el 27 de agosto de 1950, como la mayoría de nuestra generación fue una persona profundamente comprometida con la lucha contra la injusticia, con altos ideales de solidaridad igualdad y militante hasta sus últimos días en que le arrebatan la vida en un enfrentamiento -fraguado- en un barrio de Córdoba.
Partimos todos de Laguna Paiva cuando ella tendría 8 años y yo ⅚. Vivimos de allí en más en Córdoba donde estudió llevándose las mejores notas en los tres niveles. Estudiante brillante y de gran inteligencia. Fue aparte de mi única y querida hermana mi compañera de militancia, mi formadora, mis más claro ejemplo y es por eso que aún hoy lloro su muerte como si fuera ayer.
Solo tenia 26 años y unos ojos verdes que quien los conoció no los podría olvidar. Llena de fuerzas, llena de vida ...
Ni 35 años ni el resto de mis días ha podido menguar mi tristeza aparte de la gran pérdida humana que significó para muchos.
Mis padres murieron ya, con todo el dolor en sus almas, asi como mis abuelos sobreviviéndola tristemente.”
/ su hermana Cecilia
Su nombre figura en el Museo de la Memoria de Córdoba , en el Museo de La Perla, tiene una placa en la Univ de Cba, donde se recibió (Facultad de Filosofía y Letras-Historia) y también le hicieron un homenaje en el Colegio Normal Agustín Garzón Agulla donde cursó todo su secundario.
modesta publicación en homenaje a estudiantes y egresados muertos y desaparecidos de la Facultad, en cuya tapa, en una foto grupal aparece Beatriz en el centro
Estudió Enfermería en la ciudad de Santa Fe de 1969 a 1973 y trabajaba en la clínica Finochietto. Luego se fue a Rosario a estudiar a la Facultad de Medicina, junto a su amiga y compañera Raquel Alcaraz, mientras estudiaba trabajó en el hospital "Rosendo García" de la UOM y posiblemente en el Hospital Centenario. Vivió con , compañera delasesinada
Su memoria es recordada en una placa colectiva y un árbol plantado en instalaciones del - Blas Parera y French
En 1974 participó junto a compañeros de la de Reconquista, de la cual era integrante del Concejo de la conducción local, en aquel 1º de mayo, en Buenos Aires, en que el general Perón los expulsó de la Plaza de Mayo. En los enfrentamientos con la derecha sindical, cuando se retiraban, Reinaldo recibe un golpe de picana tacuara, de esa que sostenían los carteles: la denominada Juventud Sindical Peronista, dueña de la Plaza, las había preparado con puntas afiladas. Zapata volvería con vendaje en la cabeza; otros serán golpeados. Después el ómnibus que los traía de retorno, al dormirse el chofer, volcaría en la zona de Franck (Santa Fe), aumentando el número de lesionados.
Al mismo tiempo Zapata, en las cuestiones del amor y militancia, forma pareja y se casa con , el 16 de mayo de 1975. Será en el Registro Civil ubicado entonces en calle Iturraspe, pero por la iglesia católica no podrán hacerlo, ya que el oficiante convocado, el sacerdote , no podrá viajar desde Villa Ana porque la ruta estaba intransitable por lluvias, precipitadas horas antes. Cuando familiares piden reemplazante al párroco local Jeremías Massín la respuesta fue contundente: "¡Imposible, no hicieron el cursillo prematrimonial!".
En cuanto al trabajo político del sector, lo harán en varios barrios como Moreno (aquí iría a trabajar políticamente), La Cortada, Puerto, Chapero... Además se conformaría, siguiendo el orden nacional, la Agrupación Evita (mujeres) y la Juventud Trabajadora Peronista.
A fines de 1974 se produce una reorganización del sector. Los enfrentamientos con otros sectores del peronismo local complica el funcionamiento y la llegada a los barrios. El pase a la clandestinidad de agrava el momento, los desubica a quienes militaban públicamente. Se cierran muchas puertas para crecer.
El ex detenido Carlos Raúl Aranda, militante de la Juventud Universitaria Peronista pudo ver a Zapata en la Dirección de Investigaciones del Chaco, ubicada en calle Marcelo T. de Alvear 32, uno de los principales centros de torturas de Resistencia. Desde allí, en la primera quincena de diciembre será visto en la Alcaidía. Otros testimonios sostienen que algún momento de esos 40 días previos al 13 de diciembre habría sido trasladado a la
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la
El Aula de la Memoria en la Escuela Normal «José María Torres» de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Entre Ríos lleva su nombre y el de , ex alumnos de la Normal
Como muchos de los compañeros y compañeras que integran estas historias militaba en donde se la conocía como “La Perro”, Fue ejecutada por fuerzas represivas en inmediaciones del Instituto Peña, Bº Villa Cabrera, Córdoba, el 14 de abril de 1976.
En 2011 la UNC publicó “Los de Filo”,