Historia de Santa Fe
Jorge Hoffmann - Secretario General ATE CDP SANTA FE
La intención que tuvimos en ATE de generar esta obra historiográfica obedece al concepto de que la historia de los pueblos es un proceso de construcción colectiva y que su recuperación o reproducción requiere de expertos, pero también de las manos y las voces de los distintos actores sociales. Y si hay un sector social, obviamente no excluyente, que expresa esa construcción colectiva, es el movimiento obrero, es decir la fuerza del trabajo organizada.
Las sociedades modernas se han vertebrado alrededor del trabajo y el trabajo no es otra cosa que el instrumento con que cuentan los hombres y mujeres para construir y modelar la realidad para la construcción de una mejor sociedad. Alrededor de esto, en gran medida, se da la disputa, a veces sorda, de la vida de los pueblos y las naciones. ¿O acaso no existen fuerzas que en la historia sólo nos han querido ubicar como una región exclusivamente destinada a proveer de recursos naturales al mundo para que, a cambio, nos suministren precisamente productos con alto valor agregado, es decir trabajo extranjero? De la misma manera, aun en el marco de la propia Nación, existen élites que pretenden negar el derecho a la buena vida a los trabajadores, en función de la construcción de una sociedad sustentada en el privilegio de unos pocos.
Entendemos que la historia nos ha tenido como protagonistas destacados, no sólo en la generación de riqueza vista desde lo económico, sino también en la construcción de nuestra cultura, en lo que son nuestros gustos, nuestra forma de vivir, de entender la solidaridad, de cavar trincheras para conquistar nuestros derechos o resistir las dictaduras, pero también de hacer de puente para la construcción democrática y los acuerdos sociales.
Por ello, consideramos legítimo y hasta un compromiso con la sociedad llevar adelante este proyecto, para el que convocamos a numerosos actores que no necesariamente tienen una idéntica visión de la historia pero que cuentan con el compromiso intelectual de brindar una mirada que no se reduzca a la de los sectores tradicionalmente dominantes, sino que refleje al sujeto político pueblo en todas sus dimensiones.
En particular, la trascendencia de reconstruir la memoria y la trayectoria de la provincia de Santa Fe se pone de manifiesto en que esta ha sido un escenario importantísimo en las gestas que nos fueron constituyendo como Nación. En sus tierras se libró la primera batalla y la única en el país comandada por el general San Martín.
Fue parte del primer grito de independencia en 1815 en aquella gesta que lideró Artigas. Jugó un papel decisivo en la defensa del federalismo bajo el liderazgo del brigadier López y bajo su pluma se dictó el primer estatuto constitucional de la Argentina federal. A su vez, fue cuna de la primera Constitución Nacional y provincia señera en la conformación del Estado moderno a fines del siglo XIX. Los santafesinos son parte de los levantamientos populares que fueron construyendo los procesos históricos posteriores, como la irrupción del radicalismo en la Argentina y sus revoluciones que tuvo como uno de sus puntos centrales a nuestra provincia, las movilizaciones obreras de principio de siglo, el grito de Alcorta, entre otros, por lo que podemos decir que casi todos los partidos políticos y movimientos sociales que fueron dándole forma a la Nación tuvieron parte de sus raíces en nuestro territorio.
Ese derrotero fue construyendo una provincia con dimensión de una pequeña nación que contribuyó, en gran medida, a forjar la Patria, pero que, además, desde el inicio de la gesta libertadora tuvo en claro su identidad latinoamericana al proclamar en el artículo 3 del Estatuto de 1819 que «todo americano es ciudadano de la Provincia de Santa Fe».
Parte del territorio de la Provincia de Santa Fe se asienta en las tierras más fértiles del mundo, a lo que se suma para su explotación la tecnología más avanzada; la industria, sin duda factor dinámico e imprescindible para el desarrollo, ocupa un lugar destacado en el contexto nacional; sus puertos la vinculan al mundo y sus rutas enhebran la integración regional. Diversas universidades nacionales y una fuerte presencia de organismos de investigación la convierten en uno de los centros de conocimiento más importantes del país. Organizaciones sindicales arraigadas en el ámbito de la producción de bienes y servicios le dan una impronta en la que los trabajadores han construido instrumentos poderosos para sostener la defensa de los derechos de aquellos que generan la riqueza. Esta pequeña nación se fue construyendo levantando las lanzas, los fusiles y el puño tras las ideas de la independencia y la transformación social. Pero tras cada grito hay ideas, hay pensamiento, y fundamentalmente hay personas anónimas que las empuñan. Pero también hay entramados sociales que van forjando una cultura, un modo de vivir, un modo de producir en común y es ahí, donde estamos nosotros, los hombres y mujeres comunes que, bajo liderazgos de aquellos que encarnan esos ideales, vamos forjando, aún sin darnos cuenta, esta Nación, esta Provincia y las propias instituciones, tanto estatales, como sociales y privadas.
No hay dudas de que lo que hoy somos es producto de nuestra historia. No sólo de los grandes acontecimientos que fueron consagrando el devenir, sino, además, de la vida cotidiana de las y los ciudadanos.
Como constructores de nuestro destino como pueblo, conocer la historia nos ayuda a entender el presente, no sólo a conocer el pasado. En el pasado vemos como sociedad, como pueblo, nuestro propio devenir y nuestra propia vida cuando nos identificamos existencialmente con quienes lo forjaron. Hombres y mujeres como nosotros juraron por primera vez la bandera en Rosario, lucharon en San Lorenzo, gestaron el grito de Alcorta, protagonizaron los levantamientos obreros y populares contra las dictaduras.
Conocer la historia nos permite, como sociedad, construir un pensamiento crítico y autónomo respecto de nuestro pasado y también de nuestro presente, reivindicando el pensamiento conformado colectivamente sin la influencia interesada de los que tratan de justificar y legitimar sus propios intereses. Conocer la historia significa contar con mayores elementos para pensar el futuro.
No disponer de un anclaje desde donde pensar, proyectar, hace imposible diseñar una sociedad. No debe ser sólo el mundo académico el protagonista de esta tarea, tampoco sólo el Estado y en absoluto lo deben ser los poderes fácticos. Para que sea democrática y encaminada a una sociedad más justa, es una tarea del conjunto del pueblo. Es por ello que, más allá de la publicación en papel y su distribución a nuestras afiliadas y afiliados, todos estos materiales serán de libre acceso en la web: tanto los cinco tomos, como los doce episodios audiovisuales que conforman la colección. Con la misma intención, a cada libro lo acompaña una guía de interpretación crítica, que dará lugar a la reflexión y al aporte de cada uno de los actores.
Por último, repasar la historia nos permite, también, revisar nuestro presente, pensar y generar los debates colectivos para no repetir los viejos desencuentros que nos quitaron energías y, particularmente me atrevo a sostener, que nos permite vislumbrar cómo opera el poder de potencias extranjeras, que siempre han logrado cautivar aliados internos y dividirnos en función de sus propios intereses. En síntesis, pasado y presente para construir un futuro provincial que imaginamos integrado a nuestra patria, en el seno de la unidad latinoamericana pero conectado al resto del mundo, sin olvidar nunca que «Santa Fe es el hogar en el que nacimos y Argentina el barrio donde nos desarrollamos». Un futuro que soñamos con democracia, justa distribución de la riqueza, ampliación de derechos, aceptación de las diversidades, y con ustedes, destinatarios de esta obra, como constructores fundamentales de ese futuro, pero también de la recons-trucción de nuestra historia común. ¿Por qué un sindicato promueve esta iniciativa? Por todo lo que acabamos de sostener y porque sin jactancia reivindicamos el trabajo como elemento central del desarrollo de las sociedades y como uno de sus ejes vertebradores. Porque aun entendiendo que en el seno de la sociedad existen pujas permanentes de intereses, luchas por imponer distintos modos de acumulación, de formas de vida, las trabajadoras y los trabajadores, que en definitiva sólo pretendemos vivir una vida que merezca ser vivida, podemos aportar miradas y reflexiones que contribuyan a construir la sociedad del buen vivir que nos contenga a todas y todos.
Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas…
Rodolfo Walsh
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