Norberto Hugo MONGES

Nació el 9 de junio de 1958 en Gregoria Perez de Denis, departamento 9 de Julio. Su familia, como muchas del norte provincial, emigró al conurbano bonaerense.

El 19 de abril de 1977 Norberto salió muy temprano de su casa en José C. Paz para ir a presentarse en la Compañía Comando 601, donde cumplía los meses finales de su servicio militar.

Durante la cena de la noche anterior había contado a su madre que desde ese día comenzaría a tener francos diarios. Pero como pasó más de una semana y Norberto no regresó al hogar, su hermana fue a solicitar noticias en el cuartel.

En la Compañía Comando 601 la atendió un teniente que dijo apellidarse Nieto y le informó que el hermano había salido franco la semana anterior, que no había regresado y que estaba siendo buscado por desertor. La muchacha, asombrada, explicó al oficial que el soldado había estado en la casa por última vez el 19 de abril y que había salido de allí a las cinco y media de la mañana para presentarse en la Compañía. El oficial se mostró sorprendido y aclaró que Norberto era muy buen soldado y que estaba entre los próximos a salir de baja porque, además, se había considerado su situación de sostén de la familia -el padre estaba impedido para trabajar-. El teniente Nieto, o como se llamara, después de dar muestras de gran conocimiento sobre la familia Monges, interrogó a la muchacha acerca de las ideas políticas y las amistades del "desertor". Al final de la conversación el oficial expresó su deseo de que el soldado estuviese detenido y aconsejó a la hermana recorrer las dependencias policiales para encontrarlo.

La hermana de Norberto Hugo recorrió todas las comisarías de la zona sin resultado. Si el muchacho era desertor, todas las comisarías del país debían tener el pedido de captura, pero la solicitud no estaba y tampoco había noticias de su hermano.

Cinco meses después de la desaparición de Norberto, una mañana llegaron al barrio de la familia MongesS unos camiones militares cargados con hombres armados y en uniforme de combate que descendieron y rodearon la manzana. Revisaron casa por casa sin decir qué o a quién buscaban y se retiraron con la advertencia de un pronto retorno.

Tres meses después de aquel allanamiento intimidatorio -Norberto Hugo continuaba como desertor sin que autoridad policial o militar alguna lo buscara- apareció un nuevo vecino en el barrio. Dijo llamarse José Figueroa y ser suboficial principal de la Escuela para los Servicios de Apoyo de Combate, unidad militar responsable del Área 470, la que correspondía a ese domicilio. Semanas más tarde se ofreció a averiguar lo ocurrido con Norberto. Pocos días le bastaron para "averiguar" que el soldado había sido detenido y enviado a Bahía Blanca "porque era testigo de Jehová", y que de allí lo habían cambiado de lugar hasta terminar en el penal militar de Magdalena.

La hermana del desaparecido viajó al penal militar y todo lo que pudo saber fue que el joven jamás había estado allí. Norberto, además, no era testigo de Jehová. Por otra parte, los miembros de esa religión se negaban a manejar armas desde el primer día de incorporados y no al final del servicio militar -como era el caso de Norberto Hugo-. Preferían ser penados con tres años de prisión antes que vulnerar sus convicciones.

Nada más se supo del conscripto desaparecido. Mientras él ingresaba al escuadrón perdido su familia se aferraba a la esperanza de datos falsos en una búsqueda hasta hoy infructuosa.

/ El Escuadrón Perdido, por José Luis D'Andrea Mohr.

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