Daniel GOROSITO “Palito”
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Nacido en el seno de una familia de la clase trabajadora, Daniel era el menor de cinco hermanos; su primer contacto con el movimiento obrero y popular lo hace a través de Tacuarita Brandazza, militante del Peronismo de Base de Rosario, donde abraza, siendo muy joven, la lucha por una sociedad más justa y solidaria. Luego integraría el Partido Revolucionario de los Trabajadores. El dieciocho de enero de 1976, mientras espera que sea atendida su mujer embarazada en el Hospital Provincial de Rosario, Daniel Gorosito es secuestrado por personal que se identifica como perteneciente a la Policía Federal. Esa misma mañana un grupo de seis personas portando armas largas había intentado allanar su casa de zona sur.(…)
Recuerdo de sus compañeros en la cárcel:
Una mañana de fines de febrero observamos que entraban al patio del penal (la Redonda) a un joven en muy mal estado, que se tambaleaba. Era evidente que estaba al límite de sus fuerzas, muy débil y delgado, hablaba en forma incoherente. Por su aspecto daba la impresión de que en realidad nunca había estado bien alimentado, que había pasado hambre y necesidades.
Tenía una mirada triste, casi melancólica. De esas personas que tienen la marca de 1000 inviernos, pero que han sobrevivido y están templadas. Esos que no se pervierten con el sufrimiento y están preparados para lo peor, porque ya más cosas no pueden pasarle. Cuando le preguntamos la edad, nos dijo 21 años, pero aparentaba 35 o 40, o más.. Gorosito estaba en un estado confuso, no coordinaba su pensamiento ni sus movimientos, miraba sin poder fijar la vista, tenía marcas de mal trato por todo el cuerpo.
Alcanzó a contar que había sido torturado durante cuarenta días en el sótano de la Jefatura de Policía de Rosario, con golpes y picana. Había recibido electricidad en las zonas más sensibles del cuerpo, genitales y encías. Había perdido el conocimiento innumerable cantidad de veces; había perdido la conciencia, pero nunca se doblegó ni se quebró. Tenía un valor que impresionaba. Era de ese tipo de personas que pueden controlar el dolor porque tienen un ideal que es más fuerte que el sufrimiento.
El 11 de mayo de 1976, lo llevaron a Coronda junto con otros quince compañeros que estaban en la Cárcel de Encausados de Rosario. El 9 de agosto vuelve a Rosario, por requerimiento del propio Feced que desea “interrogarlo” nuevamente y reiterarle “que no va a salir con vida y que lo va a sacar para matarlo”. No obstante, es llevado nuevamente a la Redonda y el nueve de septiembre, en un traslado masivo de esa cárcel, vuelve a Coronda, esta vez al pabellón seis. (…)
En la madrugada del diez de octubre hay un intento de sacarlo sigilosamente de su celda; el atento oído de los compañeros y la correcta interpretación de lo que estaba pasando abortan la maniobra, reclamando a los gritos a las autoridades del penal y golpeando los platos y jarros metálicos.
Y comencé a golpear el jarro y a gritar: “compañeros levántense, lo sacan a Daniel, lo van a matar”. Y todos bajamos la ventanilla y comenzamos a gritar que queríamos hablar con las autoridades, que los hacíamos responsables a ellos(…)
Luego de eso, Kushidonchi (en ese momento subdirector en la Cárcel de Coronda) llama a dos compañeros y les dice que se tranquilicen, que a Gorosito lo llevan al lateral. Al saberse en el pabellón la noticia, cesa el griterío. Al día siguiente el mismo Zirone, director del penal, se apersona ante el compañero de celda de Gorosito; le hace saber que la vida de los presos políticos depende directamente de “cómo se comporten los compañeros afuera”. En cuanto a la vida de Gorosito en particular, él la garantiza mientras esté dentro del penal pero una vez afuera no se hace más responsable, ya que lo había pedido Feced en persona. Todo esto no hacía mas que abonar la sospecha de todos de que la suerte del compañero estaba echada. Más aún, de que la total incomunicación con el mundo exterior imposibilitaba alertar a los familiares de las intenciones de Feced.
Dos días después, el 12 de octubre, es finalmente llevado por última vez a Rosario. Recién hacia fines de año, cuando llega una nueva tanda de compañeros de Rosario volvemos a tener noticias de él. Se habían cruzado con Gorosito en Jefatura y sabían que lo habían matado a patadas. Había intervenido el propio Feced, en persona.(…)
Yo vi que lo sacaban, que salía con su mono. (…) se acerca, camina unos pasos hacia donde yo estaba, los guardias no lo retienen, se acerca y me dice: “si salís de acá decile a mi mujer y a mi vieja que las llevo en mi recuerdo hasta el último momento” y me volvió a saludar sonriendo...
Gorosito fue un representante cabal de lo mejor de la juventud de aquella época.
Cuando secuestraron a Gorosito, de 21 años, la familia había ido al hospital para atender un cuadro gripal de la hija mayor, Paula, que estaba por cumplir tres años y de Elida, embarazada de cuatro meses. "Esa fue la ultima vez que lo vi. El la abrazó a Paulita, que no lo quería soltar, pero él le dijo: 'Quedate con mamá'. Me puso la mano en la panza, me dijo hablales de mí, contales que los quise cuidar, y adelante, siempre adelante", relató ayer Elida. El hijo menor, José Daniel, nació en junio, cuando Gorosito ya estaba preso en Coronda, y a través de una abogada amiga, el joven pudo saber que había sido padre por segunda vez.
Elida Luna, "la Peti" en Rosario 12
El espacio Juicio y Castigo de Rosario organizó en 2010 un homenaje a Daniel Gorosito, militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores, frente al Servicio de Informaciones (hoy Espacio de Memoria) donde Gorosito estuvo detenido. En su memoria hablaron integrantes de Familiares de Detenidos y Desaparecido por Razones Políticas.