Tito
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Tito Mufarrege fue un personaje citadino de Santa Fe. Estudiante de ingeniería, habitué de esa facultad y de la de derecho. Se comentaba que por su adicción al estudio había tenido un «surmenage»; se repetía sin que nadie supiera bien ni lo que quería decir está palabra ni la enfermedad que padecía Tito.
Era hijo de libaneses, un fumador empedernido, tanto como tomador de café. Recorría distintos bares de la ciudad, uno de ellos era el Doria, al fondo de la galería San Martín, donde se reunían otros notables. Su afición por los grafitis escritos con tizas fueron leyendas que la militancia política de la década del 60 y 70 recuerda.
Su impronta en las paredes de la ciudad con frases altamente impactantes como ser «Viva el rey Simeón de Bulgaria», «Mestizos a la proletarización» y una de las más recordada «Cortaremos cabezas como racimos de uva en días de vendimia».
Se declaraba enemigo de los trotskistas, a quienes acusaba de burgueses, por eso sus consignas las firmaba como Partido Obrero Stalinista (POS). Estas frases y el nombre del partido llevó a los «servicios» a interesarse por el Tito e internarlo en la Colonia de Oliveros.
Tito no fue un «personaje» como lo quisieron comparar en un periódico, Tito fue un militante de la vida y fue una víctima del encierro sistémico manicomial. Tito fue un luchador de principios en un momento del país donde te encarcelaban por tus ideas, te hacían desaparecer o, como le sucedió a él, lo encerraban en un manicomio.
A algunos nos picaneaban en la jefatura de policía cuando no encarcelaban, a él lo picaneaban con electroshock en un manicomio. Pero jamás le oí decir a Tito algo diferente a su compromiso social, aunque a veces catalogaba el momento histórico de una manera polémica. En una de las tertulias que solía tener cuando a veces tomábamos un café en el bar de San Martín y La Rioja y, luego de recordarme meticulosamente de dónde yo provenía históricamente, solía decirme: «Turco no te muestres tan zurdo porque los burgueses te van a encerrar como a mí». Lucidez ¿no?
Antes de comparar a Tito con cualquier dirigente o emergente neoliberal actual, habría que promover la autocrítica y volver a la esencia de la democracia que es tomar decisiones políticas para el bienestar popular. Muchos dirigentes electos y no electos deberían ser fieles a la memoria popular para no errar en el presente.
Antonio Miguel Yapur Escritor e integrante del Manifiesto Argentino