Gilberto Ricardo NADALICH "Gringo"
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
(Textos publicados en “Solo Digo Compañeros”)
Nacido en Barros Pazos, zona rural de Reconquista, el 17 de junio de 1939. Hijo de Agustín Nadalich y Luisa, conformaba una familia de 8 hermanos. Cursó los primeros grados de la escuela primaria en su lugar de origen, en la Escuela N° 454 culminándola en la escuela de La Potasa, donde tendrá como director al veterano político intransigente don Emilio Frei.
Por problemas económicos, su padre apuntaló a otro hermano, no pudo cursar la escuela secundaria, por lo que le quedó la educación a distancia, aprendiendo contabilidad por correo en la Escuela Latinoamericana. Detrás se dedicaría de lleno a la actividad de agricultor, dentro de la cual en muchos amaneceres se lo verá repartiendo leche en Reconquista.
Físicamente delgado y aspecto gringo fue un notorio dirigente del Movimiento Rural Católico, al que se incorpora a principios de los sesenta, después de retomar del servicio militar obligatorio hecho en Goya (Corrientes). Primero en la diócesis de Reconquista, donde ya en 1964 abandona el campo paterno transformándose en extensionista, lo que le permite capacitarse en Europa donde viajó tres veces en años siguiente Alemania, Italia, Suiza, El Vaticano...) y en otros países como lo. Centroamérica, Cuba, Brasil, Chile... vinculándose a corrientes internacionales como el Movimiento Internacional Juventud Agraria Católica (MIJARC). En esos ámbitos se relacionará con el equipo de Freire trabajando el análisis de la problemática de América Latina y la metodología de trabajo.
Pero esa extraordinaria formación no será un vallado para empalme y los afectos con los suyos no los pierda. Precisamente en uno esos viajes, le envió a su familia una tarjeta desde el Perú: “Queridos hermanos. Desde este hermoso lugar serrano, a 3000 metros de altura dome me encuentro muy bien, sólo que extraño un poquito la carne y el vino, les envío mis más afectuosos saludos. Un abrazo a todos. Negro". Ocapa (Perú 7/11/66 )
Ricardo desde el norte santafesino fue enviado entre 1964 y fines de 1965 a Formosa, donde será responsable diocesano del trabajo con el campesinado. Y luego se extenderá caminando el noreste argentino, cuya sede central regional estaba en Corrientes. Fue uno de los pioneros del trabajo de organización campesina.
A partir de esa responsabilidad ingresará al equipo nacional del Movimiento Rural. Desde Formosa irá a Capitán Sarmiento, en la provincia de Buenos Aires. "Cuando volvió (del exterior) tomó la conducción del Movimiento. El nunca ha dejado las bases, él nunca dejó de andar pataconeando el campo, reuniéndose con la gente, no se quedó con que estaba en Buenos Aires, viajaba permanentemente, cuando yo lo conocí viajaba, permanentemente: al norte, al litoral, al sur, a todos lados" recuerda quien fue su esposa.
A todo esto en el seno de la organización se venia dando una discusión sobre el protagonismo y el compromiso que tenían que asumir frente a los cambios en la Iglesia y en la realidad. Hay que sumarle a ello como componente dinamizador, las jornadas de reflexión que tenían con Michel Guilbard, un francés militante del Movimiento rural en su país. Será en un encuentro en Cosquín (Córdoba) donde lo que estaba subterráneo aflora y las aguas se dividen. Muchos desde allí serán los futuros dirigentes de las Ligas Agrarias que irán fundándose para llenar un vacío gremial representativo existente en el sector. Ricardo empujará permanentemente del Movimiento por mayores definiciones.
Tras esta etapa se fue a trabajar al Movimiento rural en Tucumán donde de alguna manera será el responsable de todo el trabajo en esa provincia y en Salta. La década del 70 ya había comenzado. Instala su oficina del Movimiento en el Seminario, dependencia que posteriormente será allanada y desquiciada por el Ejército.
Además de sudar en la organización campesina y comprometerse cada vez más con la militancia revolucionaria también se lo verá plantando pimientos, verduras, alfalfa en una granja que él trabajaba, mientras manejaba un Rastrojero que había comprado. Será el elemento que lo obligará a pasar a la clandestinidad. Además tenía un tractor, que hoy lo tiene usando la policía de La Cocha, que lo llevó desde Reconquista Al utilitario lo prestó para apoyo en un operativo insurgente fallido, cayó en un zanjón y no lo retiran con premura por lo que lo secuestra la policía y con su documentación salto automáticamente la concesionaria vendedora y el nombre del propietario. En ese hecho una perseguida militante rosarina deja su documento falso del que también se apodera la Policía por lo que Ricardo, que no participó en el hecho y se encontraba en La Cocha, ubicada 120 kms de Tucumán queda impedido para reclamar su cuatro ruedas.
Paralelamente el Equipo nacional del Movimiento polemizaba y desconfiaba de todo el accionar del "Flaco" Nadalich, por lo que le envían un observador a la zona para relacionarse, reunir, ver, hablar. No había que ser muy hábil para percibir todo el espíritu insurgente existente en su actividad.
El pase a la clandestinidad es el paso siguiente por lo que hay que levantar la granja. Allí se une a él una joven maestra de Monte Grande, cercano a La Cocha, Blanca Rosa Ruíz, conocida por "Pola":
"Cuando lo conocí a Ricardo yo tenía 18 años y él tenía 28, yo era docente recientemente llegada de un colegio de monjas, que trabajaba con los campesinos, tenía una escuela rancho. Yo lo vi y me dije iéste es mio!. El venía del exterior y sonaba su nombre como responsable nacional... ¡el gringo Nadalich! murmuraban…tenía un carisma muy especial. ¿Sabes lo que tenia?: El podía hablar de los libros más elevados como hablar con un campesino o un analfabeto. Llegaba a éste ultimo como podia sentarse a dirigir una reunión o un movimiento como dirigía él".
Cinco en total serán los que pasan a la clandestinidad: tres varones y dos mujeres. La otra mujer será una chica compañera de un tal Biecho estaba en el Movimiento Rural y la mataron ya en época del general Bussi. Ricardo y Pola se quedan en Tucumán, nadie lo sabrá ni siquiera la familia de ella. Se refugiaran en la zona de Los Gutiérrez y después en Los Porceles, en el Este. Trabajarán duro con un criadero de pollos.
Se casarán recién en 1973, cuando ya en la Navidad de 1972 había nacido el primero de los hijos, Fernando. Nombre puesto en homenaje a Fernando Vaca Narvaja quien había vivido con ellos, además de Susana Lesgart (fusilada en Trelew). En realidad será el segundo pues el primer bebé lo pierden por estar ella oculta mucho tiempo sin gozar de la luz solar. Después vendrá Ricardito a fines del 73.
"En ese tiempo lo conocí a Hugo Medina y su compañera, de cuando hacían las reuniones del Movimiento Rural. Se trabajó mucho con la zafra.com los zafreros, con los obreros, se hicieron jornadas. Allí estaba el cura Cabrera un cura muy especial, de alpargatas, sin sotana, dormía en un catre o en el suelo. Era tercermundista. En el Movimiento había gente que cuando vio que esto se le iba para la izquierda no le gustaba nada, principalmente maestros que lo resistían a Ricardo, el maestro era como que estaba más arriba socialmente. Nosotros trabajamos muchísimo en Monte Grande, teníamos un grupo de jóvenes muy importante y después ellos trabajaron alrededor de toda la zona: El Porvenir, Guasapampa, entonces zona de caña que hoy es tabacalera y sojera"
Pola
La tenacidad de la militancia de Nadalich irá en aumento: en una oportunidad la Policía buscaba a unos cuatreros y se encontraron con un Citroen que notaron raro; Ricardo tuvo que estar huyendo tres días, con dos compañeros, dejando ese auto y esconderse en una zanja entre los naranjales tapado con ramas, para luego caminar del Oeste al Este y aparecer del otro la de los ingenios, cerca de uno de ellos: La Florida. Serán amparados por zafreros colaboradores que en un rancho les darán ropas, alimentos, podrá afeitarse. Los uniformados les habían hecho un cerco pero lograron sortearlo. Pola estaba en un vehículo viendo en un momento cuando ellos pasaron, dele estampidos por parte de la Policía. No sabrá ella en esos días si estaban vivos o heridos. Ricardo pudo enterrar una ametralladora que varios meses después fue con los chicos y la recuperaron.
“Al volver Perón (1973) estábamos en la Banda del Río Sali. Cuando volvían de Ezeiza, fueron a verlo a Perón, lo detienen a Ricardo y el Negro Coronel, un contador que muere posteriormente en Rosario en un enfrentamiento. Venia por la Banda y los meten presos con fotos en los diarios. Pero justo estaba el tema de la amnistia, la Juventud Peronista presionó y presionó y los soltaron. En ese encarcelamiento un conocido represor, Albornoz, lo saca a las 2 de la mañana:
--Yo te tengo unas ganas y no me voy a morir sin tenerte en mis manos. Ahora no puedo tocarte un pelo. Cuando fui a buscarte te saqué algo tuyo que es tu Biblia.
La había traído de El Vaticano.
--Ya que tanto vos lees la Biblia --lo desafia el represor--vamos hacer un contrapunto de quién sabe más de la Biblia.
Y alli estuvieron versículo va, versículo viene. Albornoz quería además que Ricardo le regalara un reloj que había traído de Suiza en uno de sus viajes. No lo consiguió".
Pero no se podían quedar en Tucumán, la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) ya estaba y rondaba. Cuatro hombres armados visitaron el domicilio de Banda del Río Salí. Ricardo no estaba. Se hicieron pasar por inspectores. Con la publicación de las fotos en los diarios no se podían quedar en Tucumán. Por lo que el camino a enfilar fue Orán, Salta y prontamente a la capital provincial. Después partieron a Alemanía, habitando una finca perteneciente a Montoneros, donde cultivarán papas. Tras un prorrogado tiempo de cultivo y militancia su resguardo los lleva hacia la ciudad de Corrientes.
Corrientes final
En la ciudad de Corrientes Nadalich consigue un trabajo de reparto de soda y bebidas. Tenía una camioneta Chevrolet corta, de esas que ahora los jóvenes las ponen con todas las comodidades. Vivía con su familia en un departamento chico esperando una promesa del patrón que en una semana les facilitaba una casa más amplia.
“Corrian los comienzos de los años de plomo y aquí gobernaba Julio Romero, eterno capataz, cuando me encontré con Ricardo por la plaza 25 de Mayo, donde estaba la casa de gobierno. A pesar de que hacía años que no lo veía, lo reconocí enseguida por su figura de gringo flaco, común que no llamaba la atención. Lo reconoci. Sobre todo por un detalle de su dentadura, tenía dos grandes incisivos con él y me eludió diciéndome: ¡usted me confunde señor! Tras ese desencuentro, apareció por casa, una noche hablamos largo sobre su misión política, trajo a su compañera Pola y a sus dos hijos entre 4 y 5 años. Caía generalmente los domingos a pasar el dia, lavar la ropa, comer un asadito, tomar unos vinos y hablar de política"
Pepe Gonzalez, ex integrante del Movimiento Rural Católico
"Yo me reencuentro con el otra vez en 1976, en plena época militar, nosotros estábamos perseguidos, en el monte, nos encontramos, él estaba en Corrientes, estuvo como en dos o tres oportunidades en la zona donde estábamos en el Chaco. Le decíamos Ginebrol. Compartimos en el monte. Era un cuadro, un tipo muy formado, muy comprometido, no había elemento o lugar para hacerle críticas "
Remo Vénica
Los domingos su gusto era ir a comer a una pescadería, y ese domingo de octubre de 1976 se levantaron y mientras Pola se fue a misa Ricardo se quedó lavando la camioneta con Fernando. Después todos fueron a la plaza. Los niños jugaron en la arena con unos autitos de colección que papá les compró que como buen militante se informaba leyendo todos los diarios, sentado en un banco. De allí irían a comer pero como los críos se ensuciaron, vuelta a casa para bañarlos.
Sentada alrededor de una mesa en su actual casa en Tucumán, Pola sigue evocando: "Yo voy y vuelvo hasta que vos bañés y preparés los chicos, me dijo Ricardo. Él se bañó y se cambió. Yo nunca preguntaba adónde iba, estábamos acostumbrados. Era muy responsable. Nosotros teníamos códigos de seguridad muy estrictos, él salía para volver, de lo contrario me lo decia. La noche anterior me dijo que había caído gente conocida de el: ¡esto está cantado, hay contactos cantados!. Cuando se durmieron los chicos me dice: pensar que no los voy a ver crecer".
Cuando fueron las 5 de la tarde y no volvió, Pola ya pasado algo, las cinco era la hora de tolerancia, mientras se ensimisma que fue algún contacto nacional, una cita cantada. Los compañeros caían. Y no volvió.
Se quedó tranquila hasta esa hora porque sabía que él no iba a decir donde estaba ella.
Al no venir se desplaza con sus niños, para no volver a su departamento, a la única dirección que conocía: la casa de Pepe González. Allí obtendría otros contactos más tarde. La reciben los hijos, Pepe estaba de viaje. Se queda a dormir allí y esa misma noche va a buscar el contacto con uno de los chicos de Gonzalez. Se frustró, estaba cantado, se tuvieron que retirar de la zona, había gente que los interrogó sobre qué hacían allí. De las dos citas previstas, las dos fracasaron. Volvieron a la casa de Pepe y como los hijos de aquel estaban muy asustados se fue a un hotel.
"Nosotros teníamos un hotel para alojarnos, el dueño ya nos conocía, nosotros con identidad falsa. Una vez Fernando tuvo un problema de estómago y nos hospedamos allí, siempre aparecíamos cómo que veníamos de Goya para hacer ver a los chicos, nos quedábamos allí, en numerosas oportunidades, hasta tal punto que no nos pedían documentos. Me acordé de ese hotel. No tenía documentos de los chicos, tenía el mío falso. Llego, no piden documentos, me otorgan una habitación grande que siempre ocupábamos con Ricardo, preguntan por él y les digo que no vino porque estaba trabajando".
Esa noche cayó el Ejército al hotel, golpeando todas las puertas, allanando y haciendo salir a la gente, pidiendo documentos. Golpean la puerta de Pola. Ella estaba con los chicos en la cama, ellos mudos adiestrados de tantas peripecias vividas en su corta edad. Su mente fría, los hijos adiestrados el silencio ante el peligro y el buen oficio del hotelero les salvaron.
Con Pepe González van a un lugar donde había un operativo militar sin la certeza de saber si Ricardo estuvo allí, había todo un despliegue era uno de los contactos. Pepe sostendrá hoy que "habían estado reunidos en una capilla en construcción, la de San Pablo, con anuencia del cura. Aquella tarde los rodearon la policía y el Ejército con armas largas, acribillándolos a balazos. A la camioneta yo la vi en la Jefatura, hice una pasada por allí cuando él no vuelve, lo llevaron con camioneta. Tenía impactos de balas. Es muy posible que le hayan disparado, herido, a Ricardo lo iban a querer agarrar vivo, para sacarle cosas"
Se supone que Ricardo fue muerto en ese operativo. Su cadáver nunca apareció.
"La gran aventura de ser cristianos"
"Cuando en los `60 todos empezábamos a escuchar sobre eso del Concilio, de los pobres, de cambiar las cosas... había en este movimiento Rural ya una pequeña historia de campesinos que vieron otra militancia, donde se pensaba un mundo mejor.
Y cuando yo encontré este grupo, cuando conocí a Ricardo Nadalich en medio de ellos, esta pregunta estaba planteándose, sólo que yo necesité hacer mi propio proceso y mi propio tiempo, para tener más claros los porqué de eso que teníamos alrededor de nuestra zona del noreste.
Hacer este proceso no es fácil, cuando una está como yo estaba, en una ciudad y en un trabajo donde la preocupación no eran los pobres, ni la justicia, y menos la igualdad de oportunidades.
Pero unos ojos azules, una presencia confiada, alegre, mostrando hileras de dientes, porque reía, y esperaba a nuestros tiempos... Ricardo Nadalich sí tenía claro que este Movimiento Rural debía transformar esa realidad de opresión, y no sólo mejorar algunas cosas. Que si no Hacíamos algo ese éxodo campesino seguiría destruyendo identidades, que hacía falta atacar esas estructuras de injusticia...
Y la pelea, como pasa siempre, se hace en todos los frentes y el frente interno suele ser el más difícil. Hay que saber que el Movimiento mural donde estuvimos hermanados tantos militantes cristianos de entones, debió darse esa discusión... Esa pequeña guerra entre los que vivían el cristianismo como algo donde el compromiso por lo humano tenía ciertos límites, y lo demás no estaba en nuestras manos, y los que vivían esta nueva lglesia como la gran aventura de ser cristianos, con la necesidad de participar en ese cambio con todo el ser, haciendo lo que hacía falta hacer.
Y uno de los pasos a dar fue la pelea "del igual por el igual", es decir que los campesinos tengan las decisiones de este movimiento campesino, ya que era conducido por la Acción Católica de Buenos Aires...
Y allí lo vimos como una figura muy importante a Ricardo, de hecho fue el presidente, hasta que las presiones fueron tan fuertes, y él ya había hecho una larga lucha, que se fue a otra forma de compromiso, donde lo dio todo, hasta la vida...
A veces conversábamos de nuestros orígenes, ya que los dos habíamos militado de chicos en la Democracia Cristiana, y nos reíamos de nuestros recuerdos en esas campañas: él, haciendo como mi padre, repartía leche y llegando a las casas ponía el chicote en la rueda haciendo ta-ta-ta-ta-ta... le dejaba la leche y también la propaganda del partido...
Y esa costumbre gringa de levantarse a la mañana y desayunar lo que había quedado a la noche, lechuga, fideos, todo era metido a la sartén, mientras los demás tomábamos los desayunos "normales".
Tenemos una deuda con el "Gringo" Ricardo Nadalich.
Decirle cuánto crecimos en su paso por la vida. Cuánto avanzó el Movimiento de campesinos hacia un trabajo de cambio. Decirle qué gran cosa fue conocerlo. Y trabajar aquellos Temas del Año, donde iba tejiéndose un hombre nuevo.
Insensiblemente algo dentro de nosotros era cambiado, y él tenía que ver con eso.
Decirle que en esta lucha que hacemos en los años 2000 está entre nosotros...
y siempre estará..."
/ Norma Morello
A Ricardo Nadalich, mi compañero en al Movimiento Rural de Acción Católica
Buenos Aires, 3 de octubre de 2003