Laura Diana GENTILE
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Laurita había nacido el 18 de marzo de 1951 en la ciudad de Santa Fe, realiza sus estudios secundarios en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús, y obtiene título de Maestra Normal Nacional. Empezó a estudiar Historia, pero luego respondiendo a sus inquietudes sociales y políticas decide ingresar a la Escuela de Servicio Social de Santa Fe, en marzo de 1972 tenía 20 años.
Sus amigos, la recuerdan así:
Escribía poesía y sus poemas mostraban un mundo cotidiano transfigurado, hecho de armonía y cierta levedad, un mundo de amores y sopas. Era hija única de un matrimonio que vivía frente al parque Sur, y tenía una relación maravillosa con su papá.
Su sentido del humor era casi infantil. Se reía mucho y cultivaba con todo cuidado un estilo transgresor, de pequeñas audacias como fumar por la calle o ponerse alguna pilcha un poco diferente.
Como todos nosotros, amaba la literatura, el cine, los Beatles y Serrat.
Había en su manera de ser cierto aplomo de barrio Sur, colegio de monjas, pero ninguna arrogancia. Más bien cierta manera suya, muy entrañable, de tomar el mate, de acompañar desdichas, de alegrarse o sufrir por un amor.
Cuando comenzó a interesarse por la militancia fue cambiando. Trabajar en el Hogar Estrada le permitió conocer y probar su capacidad de afecto y cuidado por los chicos, con los que nunca tuvo una actitud condescendiente, sino más bien alegre, parecía despreocupada, pero en realidad no lo era llevaba a los pibes de aquí para allá, a la casa de sus padres, a la nuestra por las tardes, inclusive a dormir, lo cual seguramente le demandaba no poco esfuerzo y bastante tiempo. Uno no lo notaba porque Laura sabía transformar todo en una especie de fiesta.
Cuando se fue a Rosario quizá a estudiar psicología, la vimos un poco menos. Sabemos que fue allí donde se entregó a la militancia. Poco antes de su muerte había estado con nosotras, preocupada por algo que quizás intuía. Como otro testimonio la vi muy pocos días antes de que la mataran. Vino a conocer a mi hijo recién nacido, el primero del grupo, sin importarle que yo tuviera arresto domiciliario. Estaba triste por la caída de su compañero, nos juntamos en el baño, como antes, como siempre, para poder hablar. Nos despedimos con un abrazo estrecho, largo y nos dijimos: “cuidate”.
para Laurita
Pasta de Alfonsina
Tanto te gustaban las poesías
Laurita
que por abrazar tu verso imposible
te acribillaron miserablemente.
Te escapaste de tu casa
y abandonaste el círculo universitario;
Dejaste a un lado los minos
atraídos por tu belleza;
Hasta un romance en serio
de carácter intelectual
rechazaste;
Y sin despedirte de nadie
emprendiste el viaje.
Fue tu amor más intenso
desgraciado
maravilloso y tabicado;
Varias veces definitivamente roto
y otras aún más fuerte, reiniciado;
Amor escrito y discutido
indisciplinado;
Rebelde en la rebeldía
Clásico;
Amor que rima con lucha
pasión, entrega, vida.
Con una prisa blanca
suicida;
Sin dejar notita alguna
o mensaje de memoria;
Con esa pasta de Alfonsina
y tu cuerpito enamorado;
Tu frente en alto
y tu mano extendida,
al poema de tu destino;
En la cita con tu amado
Laurita
te acribillaron miserablemente
Skargeko (Oscar Sergio Pérez) Estocolmo, jul 07
Su memoria es recordada en una placa colectiva colocada en la Escuela de Trabajo Social de la UNL, en el Colegio de Asistentes Sociales y la Escuela Normal
La Facultad de Humanidades y Arte de la Universidad Nacional de Rosario llevó adelante la restitución de legajos de 78 estudiantes, graduados y docentes desaparecidos o asesinados durante la última dictadura.