Raúl VEGA "el Flaco"
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Es difícil hacer la historia de un compañero que ya no está y hacerlo del modo que aporte a la memoria, desvinculándolo, del vínculo del compañero y de los afectos y los lazos que nos ligaban, pero digamos, para que sirva a la historia, los compañeros de aquellos años '70, éramos personas comunes y corrientes con las particularidades que tenían las personas comunes y corrientes de los años 70.
Breve cronología
Nacido en Santa Fe, hijo de un inmigrante asturiano y una ama de casa, vivió desde siempre en la casa de barrio Candioti, donde también había vivido su familia materna.
Su infancia se desarrolló en el barrio, concurrió a escuelas del barrio y desarrolló su vida social dentro de ese mundo de “vecinos casi familia”. Hasta tercer año del secundario concurrió a la Escuela de Comercio y terminó cuarto y quinto año en el Colegio Nacional Simón de Iriondo.
Desde chico la plástica: el dibujo y la pintura, fueron una cualidad, incentivada por su madre, no obstante haber comenzado la carrera de Veterinaria en la Facultad de Esperanza, y haberla abandonado, fundamentalmente por razones económicas familiares.
Fue la plástica su manera de expresarse y una virtud y aptitud que quedó relegada por la militancia política.
Es por eso que, su familia y algunos amigos conservamos algunos trabajos, artesanías, bocetos que dan cuenta de una creatividad y una capacidad que seguramente hubiesen adquirido desarrollo , si su vida no hubiera sido cruzada por los “años de fuego”.
Acuñaba una frase de García Lorca sobre los artistas y la hizo suya...
Nos casamos en septiembre de 1970, ya estábamos militando y ambos estudiábamos, continuó en la Escuela de Bellas Artes hasta 1972. A fines del año '74 nos fuimos a vivir a San Nicolás donde entró a trabajar en una fábrica y es allí donde su dedicación a la plástica fue muy escasa, salvo ilustraciones en volantes o revistas de la agrupación sindical en la que militaba.
Cuando fui detenida, en junio de 1976, pasa a la clandestinidad, en el lapso que medió entre este hecho y su asesinato, marzo del '77, cuenta su madre, que había retomado el estudio de las culturas pre-colombinas y hacía juguetes. Sus hijos conservan algunos dibujos en las pocas cartas y cuentos que pudo enviarles durante ese período.
Hablar del rastro de las personas es mirarlas a través de los que lo conocieron y los creadores además, tienen el privilegio de sobrevivir a través de lo creado.
Entonces vaya el Flaco, a través de sus hijos, un retrato visto por su compañera y un grabado suyo que da cuenta de esta biografía.
/ Marta Rodríguez
“...hoy hace treinta años que asesinaron a mi viejo junto a otros 6 compañeros en la ciudad de Córdoba. Si bien los homenajes individuales nunca me cerraron demasiado, creo que en tanto no es esto un acto público (y, además no hablo en nombre de ningún organismo), puedo darme el permiso de compartir con mis amigos esta pequeña conmemoración. Sinceramente me molestaba bastante dejar pasar la fecha sin más.
La idea no es compartir la tristeza, ni el vacío de su ausencia, aunque eso también está y no puedo evitar que se note. Lo que fundamentalmente quisiera socializar con todos ustedes es su existencia y la de sus asesinos; porque si bien prefiero utilizar esta fecha para contar, para dejar registro de su paso por el mundo, de sus opciones de vida, de su lucha, no puedo dejar de nombrar a los verdugos, de exponerlos y de escracharlos, aunque sólo sea en un ámbito casi privado.
Recordar lo que decía, mostrar algo de lo que hizo me parece una forma de burlar el olvido y por qué no engañar - aunque más no sea por un rato-la muerte y la derrota de aquel proyecto en el qué tantos dejaron todo.
Eras la mariposa y el grito y las azucenas de Federico
Te venía de lejos, …
/ Natalia Vega Rodríguez - 2007
El Castillo de la buena memoria