Marcos Salvador AGUIRRE
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
A Marcos, sus amigos lo llamaban “Cacho”, era el hermano “del Yacaré”. Al igual que él, cuando viene desde Goya (Ctes.) a estudiar ingeniería química en Santa Fe, reside en el Colegio Mayor Universitario y se une a las filas del Ateneo.
Había estado en un Seminario y sus antiguos compañeros le “bancaban” los estudios de ingeniería. Extraordinario estudiante, muy inteligente, asistía a las clases teóricas y luego redactaba unos excelentes apuntes que generosamente brindaba luego a sus compañeros. Toda la facultad estudió con esos textos.
Entre los años 69-70, fue responsable de una de las casas del CMU, la de calle 9 de julio, donde asume el compromiso de la militancia desde la periferia de la organización Montoneros (entre los fundadores de esta organización estaba su hermano Juan Carlos). Entre 1973-75, trabajo en el IPEC de la provincia (Estadística y Censo) en donde conoce a Marita Monasterolo, que también militaba en el Ateneo de Química
Como responsable de la J.P en la zona oeste, se van a vivir a “El Triángulo” (hoy Villa del Parque) donde ambos colaboraban en la obra del cura Catena en las obras que llevaban a la organización de los vecinos, la promoción y mejoramiento de esa barriada.
Buen jugador de fútbol y amante de las guitarreadas donde sobresalía en sus intervenciones tocando y cantando los chamamés.
Debido a la represión generalizada, la pareja se muda al conurbano bonaerense, a una casa quinta en el Partido de Escobar.
“...Marita y Marcos veían que la cosa se ponía fea y decidieron mudarse y llevarse a Ester...” cuenta Nélida. Entonces se mudaron a Escobar. El 29 de marzo de 1976, Ester le avisa a su mamá que Marita y Marcos habían desaparecido, también el pequeño Juan Manuel de apenas dos años. Nélida comienza entonces la búsqueda incansable que protagonizaron miles de madres y abuelas en nuestro país en aquel entonces. Por fin logra recuperar, en una parroquia de Arroyo Seco, a Juan Manuel. De Marita y Marcos nunca se supo más nada, a pesar de todos los esfuerzos de la familia por saber algo de ellos”.
/ Testimonio de Nélida, mamá de Marita
Su memoria es recordada en placas colectivas colocadas en la FIQ-UNL y en Casa de Gobierno