Eduardo GONZÁLEZ PAZ

Infancia y adolescencia: Salta, Jujuy, Córdoba y Santa Fe

Papá nació en Salta el 1° de Agosto de 1946. Hijo de Rosenda Paz y de Roberto González. Fue el menor de cuatro hermanos: la más grande Chiquita, después Mario, Chicha y por último él: Pinky (como lo llaman ellos) Por motivos familiares quedó al cuidado de su abuela paterna, que vivía en Jujuy con las Tías Negrita y Yola. Allí transcurrió toda su infancia, lejos de sus padres y sus hermanos. Su abuela Dominga y sus tías lo criaron lleno de mimos y cuidados. Veraneaba todos los años en Humahuaca, donde se encontraba con sus tíos y sus primos y de donde siempre traía buenos recuerdos. Era famoso, en su niñez por sus habilidades para el zapateo. Cuentan que el Tío José lo llevaba a los bodegones, a los cinco o seis años para que compitiera zapateando; ¡y le iba bien! Empezó el primario en Salta en el colegio Santa Rosa, pero finalmente lo hizo en Jujuy, donde al terminar fue abanderado y recibió, de manos del gobernador, un premio al mejor alumno y mejor compañero.

Se fue a vivir a Córdoba para hacer su secundario, dónde vivía su hermano Mario que estaba estudiando medicina. Cursó sus estudios en el Liceo Militar Gral. Paz. Allí el cura Rojas fue un gran amigo y consejero. En el año '62, se vino a vivir a Santa Fe para estudiar Ingeniería Química. Vivió en el Colegio Mayor Universitario, en la casa de calle Rivadavia. Allí lo conocían como el Negro González o el Jujeño. En esos tiempos desplegaba sus habilidades de cantor y guitarrero en las peñas y bailes de estudiante... empezaba con “el payador perseguido” de Cafrune, para seguir con Los Chalchaleros, Los Fronterizos, los Carnavales de Humahuaca, los de Cerrillos... En estos tiempos se sintió muy acompañado por el cura Rosso, que lo orientaba en sus búsquedas intelectuales y lo apoyaba en una vida tan lejos de la familia.

/ Paula González

Militancia, pareja y familia: Santa Fe, Salta y Tucumán

Las preguntas de “cuál es la misión del universitario en la sociedad” lo fueron acercando al Ateneo Universitario. Allí se hizo de amigos entrañables. Cumpas algunos, con los que siguieron debatiendo hasta el final de sus días. Criado en una familia tradicional y muy religiosa, es recién en Santa Fe donde se pregunta por la fe y la asocia a lo social, a partir de la convocatoria a todos los sectores de la Iglesia, en el Colegio San José de Varoncitos, para trabajar en grupo, documentos del Concilio. Allí nos conocemos. Este encuentro del Movimiento de Cristianos del Tercer Mundo le generó un profundo deseo de ir a colaborar en el trabajo comunitario con el Padre Catena. Cuando nos pusimos de novio, prefirió seguir mis pasos, que ya estaba trabajando en Alto Verde... Íbamos compartiendo nuevos conceptos de la fe desde una Iglesia Misionera.

Las monjas, auxiliares parroquiales de la catedral, los muchachos que venían del Colegio Inmaculada, las alumnas de la Escuela de Asistentes Sociales, luego el Padre Buntig, nos planteábamos frente a la injusticia y la pobreza, el compromiso con la gente concreta en tarea de Promoción Humana y Comunitaria y vivíamos el descubrir de las posibilidades de vivir un mundo diferente, compartiendo con la gente del barrio.

Rápidamente congeniaron con la hermana Zulema, la superiora, porque tanto Eduardo como ella eran muy dinámicos y tenían la capacidad de dar forma organizativa a lo que la gente proponía y estaba dispuesta a hacer y sostener.

Época de vínculos entrañables con amigos y con gente concreta que desde el carácter de vecino, nos comprometíamos con el bien común...

Años de largos debates en casa de amigos y de movilizaciones relámpago en la calle.

Cuando Eduardo se instaló en Alto Verde, ya trabajaba en la farmacia del Hospital lturraspe. Dejar ingeniería cuando ya tenía rendida la mitad de la carrera, a todos nos parecía una locura; pero dejó y empezó enfermería y filosofía. Estaba bien decidido: enfermería porque pensaba que era algo concreto y necesario en el trabajo comunitario y filosofía porque siempre le había gustado pensar por sí mismo y fundamentarse.

Como vivir en Alto Verde era una cuestión “de pareja”, el casamiento se produjo el día de la familia y de los casamientos, en la capilla parroquial. Concelebrada por los padres Catena, Rosso y Büntig, con la presencia de numerosos vecinos.

Eduardo tuvo mucho que ver con la creación del “Club de Niños” en La Boca . Este espacio se pudo sostener a través del tiempo fortaleciendo puentes entre las necesidades y los recursos humanos y materiales de los vecinos de las diferentes zonas de Alto Verde y a su vez con amigos de la otra vera del rio. Un concepto de “pueblo” que construía el “nosotros”.

Conocimos a don Demetrio Gómez, pionero de la acción vecinal y trabajamos en las distintas tareas, que en ese momento eran tareas de gestión comunitaria, para mejorar las condiciones del barrio.

En una opción muy sencilla y muy libre, decidió ser uno más junto al pueblo. Una resolución de su vida que fue uniendo con el tiempo, la Promoción Humana y Comunitaria con el Peronismo, en ese inolvidable compartir en secreto, la prohibida identidad peronista de los vecinos.

En el ‘72, el nacimiento del hijo tan esperado: Lucas, inauguró un papá tierno y responsable; y una nueva etapa familiar ya que nos mudamos a casa de Roberto y Rosenda en Salta.

Allí disfrutamos mucho de compartir la vida cotidiana con ellos y con sus hermanos. Y también la apertura política. Nunca olvidaría las comunidades aborígenes bailando la marchita para festejar el triunfo del Tío Cámpora.

En Salta, Eduardo se incorpora a la JP, se vincula a los barrios de trabajadores, colabora con militantes históricos de la Resistencia Peronista, con el gobierno municipal del Ing. Bavio y con el provincial del Dr. Ragone.

Cuando intervienen la provincia, entra a trabajar en una tabacalera del interior: nos mudamos. Entonces milita en la JTP junto a trabajadores rurales. El silbato era una referencia en el pueblo. Cuando salía de su turno, Lucas salía en triciclo a esperarlo.

En el ‘75, cuando recuperar la esperanza era toda una tarea, viene a la familia la alegría: Paula. Nos mudamos a un pueblo azucarero, “más tranquilo” que otros lugares y pusimos una verdulería. La camioneta con la que buscaba la verdura fresca, al alba, también servía los fines de semana para ira a pasear al dique o tomar sol en el parque...

Cuando se da el golpe del ‘76, Eduardo sigue militando... Sus familiares de Bolivia podrían haberlo recibido, pero él no creía ético abandonar a los compañeros...

El 20 de mayo de ese año, el ejército cerca la casa donde estaban reunidos en San Miguel de Tucumán. Eran tres compañeros y una compañera, y los matan a todos.

De manera indiscriminada entregan algunos cuerpos y otros no. Mario, su hermano, el Negro Simón, y Jorge Zenzano, sus cuñados, pudieron reconocer su cuerpo, lo que les costó sufrir crueles torturas. Nunca nos entregaron sus restos, nunca pudimos enterrarlo y llorar en ese rito su muerte, todavía lo velamos...

/ Noríta Spagni, su compañera

Familia y Amigos: pongamos simbólicamente sobre la tumba de Eduardo la bandera argentina y la bandera roja y negra del sueño emancipatorio. Pongamos el Himno Nacional y la Marcha del Hombre Nuevo, pongamos la Marcha de los muchachos peronistas...Pongamos unos cerros, “para que el paisaje no sea tan aburrido”, como él decía y la costa del río para “ver el cielo y pensar viendo pasar los patos”. Pongamos su guitarra, un disco de Cafrune y otro de los Beatles. Pongamos todos los colores de Humahuaca. Pongamos una buena picada, anchi y una copa de vino... Necesitamos de ustedes para que algún día le demos lugar al ritual cristiano de sepultura y para que en nosotros, descanse en paz...

El relato de una amiga.

Rescato de Eduardo su amplitud, su paciencia para bancar mi gorilaje, el respeto, el poner la oreja y conducirme pacientemente a la reflexión, sin imponer, pero con firmeza. Entre sus predilecciones literarias, que considero lo marcaron y trasmitió, fue Rodolfo Walsh. “Quien mató a Rosendo” y “Operación Masacre”, recuerdo que cuando ya no tenía palabras para hacerme comprender el peronismo me entregó en préstamo estos libros que yo a escondidas los devoré y pude comprender el fenómeno peronista, aunque por mucho tiempo con profundas contradicciones, más de una vez cuando me pongo sectaria, excluyente, lo recuerdo amplio e incluyendo, por esto y mucho más...Eduardo VIVE EN MI.

/ Ale

Canto a mi papá

Habrá paz lo prometo aquí en la tierra

descansarás como un santo yo lo sé

tendremos jornadas y desvelos

y tu nombre alzaré con alta voz.

Diste la vida por nosotros

no se callan los tambores ni el atril

los juglares todos en parte dicen estarás con nosotros en memoria duelo y corazón

pero yo te extraño como nadie

y a Dios, y a Dios yo le pido que me acompañes

acaso desde donde estés.

Un muerto sin entierro ocurre poco

pero en ti se repiten dolor, recuerdo y presencia.

No es lo mismo sentirlo que decirlo

ni mucho menos cuando perdimos mucho en ti,

perdimos casa, trabajo, abrigo, padre, guitarra y comunión.

Pero se sobrepone solo quien se anima a enfrentarse a toda desilusión

y en un verbo con cariño de familia

una flor dejaré en algún lugar.

Para mi no hay razón que nos condene aunque perderte es perder parte de mi.

Ya sabrá la historia compensarlo

si es que los pueblos aprenden de sus errores.

Por eso tata querido yo no te olvido.

Por eso tata querido yo no te olvido.

Con dictadura o con democracia yo te sabré en una estrella brillante, lúcida, de revolución,

y en la memoria de mi herencia tu sangre y tu fe combativa lucirá en el rostro una sonrisa de más criteriosa inteligencia

porque yo tata querido

yo no te olvido

porque yo tata querido

yo no olvido

porque yo tata querido

yo no te olvido

ahora te dejo descansar donde duermen los héroes

los próceres, los buenos

y a la patria yo le exijo el honor y el respeto de tu muerte

porque yo tata querido

yo no te olvido

porque yo tata querido

yo no te olvido

Lucas González - 22 de agosto de 2005

Su memoria es recordada en una placa colectiva colocada en la UCSF

Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en las causas Romero Niklison y Manlio Martínez – Tucumán

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