Oscar Federico WINKELMAN
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Nació el 10 de diciembre de 1950, en San Carlos, fue a la escuela primaria en la localidad de Santo Domingo y la secundaria en la Escuela Normal de Esperanza. Estudiante de abogacía, trabajó en el Comedor Universitario y fue uno de los principales dirigentes de la Juventud Peronista de Santa Fe. Se casó con María Teresa Manzo , también desaparecida. Lo apodaban, Wincho o el Flaco. Muy alto, cerca de 1.90, flaco, de cara aniñada, sonrisa permanente y de un gran buen humor. Lleno de refranes y bromas que usaba constantemente, aún en situaciones que requerían de seriedad por el tema. Reconocido por su perfil público de activo militante de la JP de Santa Fe ("un jetón"). Usaba bigotes desde el 75.
Hay algunas anécdotas que nos revelan cómo era este flaco capaz de hacer bromas hasta en los momentos más serios, desde la reunión en la que dos compañeras aparecen cambiadas y maquilladas, cosa por cierto no común en aquellos años entre las militantes, y menos aún entre las integrantes de una organización armada. Antes de darle tiempo a decir nada, jugando con el doble sentido, les dice: "Así que las compañeras buscan guerra?".
A principios del 75, las cosas estaban poniéndose duras. En una camioneta, suben varios compañeros camino a una reunión o a realizar alguna tarea política que no recordamos. Estaban “El Moco” (Guillermo Perot) y él. Al pasar por una esquina, en pleno Boulevard Gálvez, él saluda a alguien. Los demás lo cagan a pedo. "Tás loco, viste quién era? Nos junó" y él respondió: "Pero si ya somos como amigos, él me la tiene jurada y yo también".Ja já, coronó con una carcajada. Era uno de los represores más temidos de la ciudad, el Comisario Carlos Kauffinann.
Wincho, fue con toda la JP santafesina al acto del 1° de mayo del 74, cuando se produce el retiro de la Plaza -cuenta un compañero- nos habíamos quedado, sin advertirlo, en el centro de uno de los grupos pesados de la derecha sindical, en ese momento, lo escucho gritar: “¡A los troskos, a los troskos ¡!”..lo miro y le digo ¿Qué te pasa? ¿qué decís? ¿estás loco? Y contesta: “¡Gritá y corré que nos matan!!” Y así, salimos de esa plaza que era un infierno de palos... Cuando logramos juntarnos con los compañeros, empezamos a reímos como locos...
El Flaco fue secuestrado en Capital Federal el 6 de agosto de 1977 y fue trasladado a Rosario. Una compañera de esa ciudad que llega detenida a Devoto, luego de ser legalizada, relata a sus compañeras de prisión; que estuvo secuestrada en un "chupadero" donde la torturaron. Allí, se encontró con un compañero que le dió sus datos, nombre y apellido, Oscar Winkelman, le dijo además, que era casado, y tenía una hija llamada Victoria.
Cuando se conocieron, ya estaba muy golpeado y destrozado físicamente por la tortura. Pero su estado anímico permanecía intacto. Le habló durante horas, contándole de su militancia, de sus convicciones, diciéndole que ella debía ser fuerte, porque algún día la victoria llegaría. Que no aflojara. Le detalló las torturas a las que había sido sometido insistiéndole, en que los milicos no podrían vencer.
Los militares le habían dicho que, como regalo del día del montonero, lo matarían. Así que él sabía cuál era su destino. Y aún así la animó durante horas, hasta que al amanecer del día siguiente, lo sacan y lo fusilan. Él y ella sabían que lo matarían. Él estaba sereno.
Fue asesinado el 7 de septiembre de 1977.
Su memoria es recordada en una placa colectiva colocada en la Facultad de Derecho- UNL y en un monumento en la Plaza de la Memoria en Esperanza
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó en 2013 su cuerpo entre los ocho cadáveres hallados en 2009 en una fosa común del Campo Militar San Pedro, propiedad del Ejército situada en cercanías a la localidad de Laguna Paiva.
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en las causas Feced III y IV