Alfredo FEUILLET
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Nacido un 30 de agosto de 1957, trabajador ferroviario y militante de la Juventud Peronista (JP). Inició su actividad laboral el 5 de setiembre de 1975, como peón de depósito en la línea General Belgrano de la ciudad de Santa Fe. En virtud de la persecución política a la que era sometido, presentó su renuncia el 19 de mayo de 1977.
Casi nadie sabía de su militancia en el peronismo revolucionario. Militante montonero, soldado de la estructura militar de la Columna Oeste, su nombre de guerra era Pablo. Secuestrado por la dictadura el 3 de diciembre de 1978, a las 17 hs en la vía pública, en el barrio de Congreso, Rivadavia y Callao, esquina confitería El Molino (Capital Federal), mediante un operativo ilegal de detención. Tenía 21 años. Por testimonio de ex detenidos, fue visto en el CCD Olimpo.
Aún si supiera que el mundo se habría de desintegrar, yo igual plantaría mi manzano”. Martin Luther King no sabría que en el año 1978, a la una de la tarde, en la Plaza Constituyentes de Santa Fe, Argentina, un grupo de adolescentes debatía tan apasionadamente sus pensamientos. Reflexionábamos, y no sólo por el gusto de hacerlo, luego supimos que existía una fuerte y urgente necesidad de posicionarse éticamente.
En aquellos tiempos....los amigos, la música y la poesía eran nuestra brújula. Nosotras teníamos 16 y él 20. No conocimos al Alfredo militante, sí al amigo protector, al artesano, al amante de la música y la libertad. Al aventurero.
Si nos quedábamos solas con él no había problema, si salíamos con él nuestros padres no se preocupaban por la vuelta. Sólo si salíamos con Alfredo podíamos ira un recital. Recordamos uno en el anfiteatro del Parque del Sur. Porchetto y Pastoral eran los músicos esa noche. El Alfre, provocador, se puso a armar uno de sus cigarrillos hasta que se acercó la policía y él tuvo el placer de mostrarles que sólo era tabaco. En esa ocasión, o en otra en Luz y Fuerza, tomamos ginebra por primera vez. Fue en Luz y Fuerza y sólo un trago. El primer Long Play de rock nacional que escuchamos era de él... se quedó durante un tiempo en casa de Elina, era Vida, de Sui Generis.
A principios del año 78 Spinetta tocaba en Mar del Plata. Alfredo había llegado a la ciudad en esos días. El papá de Elina se levantó a las 8 de la mañana para ir a buscarlo a la estación. Había llegado luego de un largo viaje hecho en tren. Elina tenía la entrada para el recital y Alfredo había prometido (y comprometido) acompañarla pero no la tenía. Cómo iba a tenerla si nunca tenía un peso..! Se quedó afuera , esperándola, hasta que terminó y aún un tiempo más para poder, aunque sea, darle la mano al flaco.
A las tres de la tarde del sábado llegaba para quedarse...hacíamos cerámica, collares, aros y ceniceros, las figuras más surrealistas (y feas) eran las que él confeccionaba. O cebaba mates con su mano temblorosa y torpe. Nosotras fumábamos escudadas en sus colillas de Particulares verdes.
Muchas noches nos juntábamos a estudiar y él nos acompañaba. Inventamos una forma de escritura grupal que ya estaba inventada pero desconocíamos: comenzaba cualquiera con una frase y el resto continuaba el texto que pretendíamos fuera poético. Original.
No usaba medias, sólo las botitas de gamuza y siempre tenía frío pero aún así, con frío y sin saber, ni querer bailar, nos acompañaba a las matinées de los domingos en Puerto de Palos que organizábamos para juntar fondos para Bariloche.
No mencionamos su risa, ni su mirada pícara, ni sus celos con nuestros eventuales novios, ni su humor siempre delirante, ni los retos que daba a sus hermanos si nos miraban el culo. ¿Cómo hacerlo? Alfredo era un amigo entrañable y su recuerdo se escapa si queremos ponerle palabras, solo accede al relato de alguna situación, algún detalle como los mencionados, mínimos en comparación con su amor hacia nosotras. Creo, y es Patricia la que habla, que Alfredo fue, mucho después de su desaparición, acrecentándose en mi, se agigantó su figura, se convirtió en “mejor amigo” cuando pude valorar la protección y el cuidado que tuvo con nosotras. Con nuestra honesta y legítima inocencia e ingenuidad. Elina me hacer ver que le ofrecíamos un recreo, que éste, ese, también era un Alfredo que se alejaba, se distendía de la furia y del dolor por su hermana presa, su cuñado preso, por su sobrinita a quien miraba crecer, imagino que con dolor y angustia, con miedo. El Alfre, a nuestro lado, reposaba del horror, volvía a tener 20 años. Después del mundial se fue a vivir a Buenos Aires. Llegó un día a visitamos. Faltamos todas a la escuela para poder estar con él. Nos enseñó a caminar como los porteños para evitar chocarse entre sí y esquivar las cagadas de las palomas. Le pedimos su dirección para escribirle pero no la quiso dar. Dijo que no se acordaba y que mejor le diéramos la nuestra. El se comprometía a escribirnos. Le pidió a Alina los discos que tuviera de él, se los había prometido a alguien más. Las explicaciones eran vagas, injustificada su urgencia. Elina lo acompañó a tomar el colectivo....
Fue la última vez que lo vimos.
A casi treinta años de su desaparición, siendo amigas, hermanas de alma con su hermana y hermano, tías de sus sobrinas, la pérdida de Alfredo causa, todavía y siempre, desconsuelo. Porque aquella frase de Martin Luther King sigue vigente, seguimos conversando apasionadamente acerca de las razones para plantar un manzano, creer. Porque los amigos, la música y la literatura siguen siendo nuestra brújula... aunque ya no seamos adolescentes ni inocentes. Ni siquiera un poquito ingenuas.
Y si deseamos algo para nuestros hijos e hijas es que la vida les de un amigo como el Alfre ¿Qué más se necesita?
/ Sus amigos
“Respecto a Feuillet, hemos valorado la denuncia efectuada por su madre, Liliana Antonia Samilliani en su legajo CONADEP nro. 3150 en la que expresó que su hijo se había mudado recientemente a esta ciudad, alojándose temporalmente en la confitería “Los Molinos” donde a su vez trabajaba. Agregó que tomó conocimiento que su hijo fue privado de su libertad en los últimos días de noviembre y principios de diciembre de 1978 a partir del personal de seguridad del lugar.”
Sentencia juicio ABO
Se inició trámite de reparación de su legajo en el marco del Decreto N° 1199/2012 del Poder Ejecutivo Nacional.
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la causa ABO (Atlético-Banco-Olimpo)