Aldo Büntig, así en la academia como en el barrio

Aldo Büntig, sacerdote y sociólogo santafesino nacido en 1923, fue profesor de la Universidad del Salvador, de la UCA y de la UCSF. Fue fundador y miembro del Equipo coordinador de Investigaciones de Sociedad y Religión (ECOISYR),que reunió a un grupo importante de sociólogos argentinos interesados en el campo de la religión popular; fue el gestor y coordinador de un ambicioso intento de basados en las motivaciones de servicio pastoral y de comprensión de la realidad cultural de nuestro pueblo,

Su tarea en la sociología dejo una serie de publicaciones desde la Editorial Guadalupe, en la llamada "Coleccion Dependencia" donde sumó a jóvenes intelectuales como Carlos Bertone, Roberto Carri y Henry Trevignani, cuyo título más conocido fue “Hechos, doctrinas sociales y liberación”.

Junto a ello, en los años ’60 comienza su labor en Alto Verde: crea la parroquia y realiza una gran acción social secundado por las Hermanas Auxiliares, dos monjas que estaban en la Catedral y se instalan en el barrio (Zulema y Cecilia). Acercó a la gente, promovió la participación y la integración. “El cura, siempre nos hablaba desde la religión, nunca desde la política partidaria, nos abría la mente, nos daba elementos para que apareciera el Hombre Nuevo desde la concepción de Cristo”. (Sonia)

Libro de Aldo Büntig- Colección Dependencia

El cura Büntig, al que los policías le decían “el cura rojo”, hacía su tarea con chicas que trabajaban en el servicio doméstico, se intentaba organizar un sindicato en Santa Fe, como existía en Buenos Aires. También existía una casa para alojar a las chicas del interior que no tenían familia en Santa Fe. Promovido por Büntig, también se creó el primer periódico barrial “En Marcha” (1971).

Impulso la confluencia de las organizaciones del barrio en un Frente de Instituciones. En la parroquia se hacían las asambleas del barrio y en el comedor de la Escuela 95 se reunían los representantes de las diferentes Instituciones. Ejemplos de esta acción vecinal fueron la guardería, la organización del Club de Niños, el Sindicato de Empleadas Domésticas, la gremial de los pescadores, la Parroquia, las Escuelas, el grupo de jóvenes, la cooperadora de la Escuela 95, el dispensario, la unidad básica, Escuela Técnica Particular Incorporada Nº 42 “Jesús Resucitado”. También lograron mediante gestiones ante las autoridades: un nuevo dispensario, el servicio de colectivos, el plan de defensa para inundación que gestionaron ante el gobierno democrático iniciado en 1973.

La intensa actividad social desplegada por el cura, a quien afectuosamente llamábamos “el colorado” –no por su ideología (como los canas) sino por el color de su pelo- hizo que al comenzar los años negros tuviera que irse de Santa Fe. Sólo pudo despedirse de pocos amigos, a algunos los llamó por teléfono y en clave (como teníamos que hacer entonces) les informó que por seguridad mutua no volverían a verse. Büntig murió en circunstancias dudosas en un viaje a Centroamérica, años en los que habían sido asesinados en “accidentes” los obispos Angelelli y Ponce de León.

En alguna oportunidad, se escuchó decir al propio Monseñor Zazpe, “al colorado me lo mataron y no me dejaron abrir el cajón”. Hasta el día de hoy es una muerte tan poco clara como lamentada por todos los que alguna vez tuvimos oportunidad de conocerlo.

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