Juan Francisco BELAUSTEGUI “Pata loca”

“Lo feo de la guerra es que en cualquier momento te encontrás con un plomo que viene de punta”, así solía decir Juan Francisco Belaústegui , Oficial Mayor Montonero, integrante de la Conducción Nacional y a cargo de la Regional Nordeste de la organización, que cubría el norte de Santa Fe, Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones. Más conocido entre nosotros como “Pata Loca”. La bala mortal lo alcanzó en Corrientes el 8 de octubre de 1975 junto a otro querido compañero, el cordobés Miguel Ángel Bustos. Llevaba ya 15 años de militancia, desde que en la década del ’60 empezó a trabajar en las villas de Buenos Aires con un grupo de cristianos . En esa época era un obrero textil.

Hacia 1963 resolvió dejar Buenos Aires e ir hacia el interior del país, muchas veces se preguntaba por qué los pobladores de las provincias abandonaban sus lugares de origen para ir a vivir en las villas porteñas. Necesitaba saber qué condiciones de vida empujaban a la gran ciudad a esos miles de campesinos, hacheros, pescadores, artesanos. Juan se instaló con otros compañeros cristianos en Fortín Olmos, un mísero poblado a 80 km de Reconquista, cerca de Tostado. Compartió la vida de los hacheros, vivía en un rancho y hachaba en el monte.

Siempre sostuvo que el mejor conocimiento está asentado en la práctica directa, le gustaba aprender haciendo las cosas, escuchando o leyendo a aquellos que ya lo habían llevado a la práctica. Le molestaban los que hablaban de lo que nunca habían hecho.

Después de medio siglo de saquear la tierra argentina, de explotar a sus obreros, de poner y sacar ministros a voluntad, el monopolio inglés “La Forestal”, encontró un negocio más rendidor en África. En 1963 abandonó el quebracho del norte santafesino dejando a cientos de personas abandonadas a su suerte. Allí, Juan, conoció el andamiaje del sistema de explotación y hambre para la gente. Ni siquiera había lugar para experiencias reformistas. Entonces comprendió porque los hacheros se iban a la villa miseria de Buenos Aires, simplemente porque allí vivían mejor.

En 1968 esa experiencia de Fortín Olmos quedó agotada y Juan volvió a Buenos Aires retomando contacto con un grupo peronista que desde Villa Jardín, en Lanús, trabajaba en fábricas.

Su premisa era: peronismo, socialismo, lucha armada, por lo que encontró lo que buscaba en Montoneros. En 1971 se instaló en Tucumán con su compañera, con el fin de ayudar al desarrollo de la organización en esa zona. En un operativo recibió un tiro en una rodilla que nunca curó del todo. A veces se salía de su lugar y la pierna “se le iba”, por eso los compañeros empezaron a llamarlo “Pata Loca”.

Trasladado a Santa Fe en 1971, debió reorganizar la militancia en la zona muy debilitada por las numerosas caídas; para ello se instaló con su esposa y dos hijos en una casa pre-fabricada.

Luego pasó a la Regional IV ( Nordeste). Cayó cuando fueron a rescatar armas y papeles en la casa de un compañero, Jorge Livieres Banks, muerto en Formosa. Los esperaba la policía (dicen que también el ejército) y luego de una persecución y tiroteo se quedó plantado en el lugar por su voluntad de cubrir a dos compañeros en su repliegue, allí perdió la vida.

Se supo luego que a Belaústegui aquella vez solamente le cabía la responsabilidad de supervisar al grupo que iba a llevar adelante la operación, pero como se quedó dormido y llegó tarde a la cita, como un acto disciplinario autoimpuesto, decide ir él personalmente a la casa de Pocho Livieres y trasladar las pertenencias a un lugar seguro.

Destino trágico. Reconocimiento eterno. Según un testigo sus restos mortales (y los de Bustos) fueron enterrados subrepticiamente en el cementerio de Laguna Brava envueltos en sábanas, enterrados juntos en un hoyo, sin cajón. Nunca fueron encontrados pese al trabajo del Equipo de Antropología Forense y la permanente búsqueda de sus hijos. Tenía 39 años.

En 2018 en Tigre compañeros sobrevivientes homenajearon a Juan Francisco Belaustegui y otros compañeros militantes desaparecidos de la zona.

Última actualización

Logo

Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente