Alberto José MUNARRIZ “Capi”
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Nació en Santiago del Estero en enero de 1946. Al poco tiempo toda la familia se mudó a Buenos Aires donde cursó sus estudios primarios e ingresando posteriormente a la Escuela Naval en Río Santiago terminando allí sus estudios secundarios. Es durante ese tiempo que empieza en su interior a enfrentar las contradicciones del sistema, a sentir las diferencias y a rebelarse ante el significado de “esa” educación militar. Al terminar el Liceo regresa a la vida familiar, a trabajar primero en el Banco Nación y luego en la fábrica de Coca Cola. Pero ya en esa época siente que su vida comienza a tener otro sentido y se vuelca a la militancia política entrando a formar parte del PRT y de la creación del incipiente ERP juntamente con su cuñado Jorge Elías Adem, también desaparecido en marzo de 1975. Ya en ese entonces su vida estaba totalmente dedicada a la militancia.
Alberto cae detenido en un enfrentamiento en julio de 1970. Fué internado en el Hospital Pirovano y luego llevado a diferentes Penales: Devoto, Resistencia y, posterior a la Masacre de Trelew, al de Rawson. Es el 25 de Mayo de 1973 que sale con la Amnistía e inmediatamente ya en la clandestinidad se reincorpora a la militancia.
El Partido lo destina junto a su compañera a la Regional de Santa Fe como responsable Militar y de Logística. Al poco tiempo debe regresar a la Regional Buenos Aires para integrar el Estado Mayor del ERP como Responsable de Logística. Incansable en su entrega, ayuda a la formación de innumerables compañeros viajando a los diferentes frentes del interior así como ayuda al abastecimiento de la Compañía de Monte en Tucumán.
Fue secuestrado el 14 de noviembre de 1974 en un bar de Capital Federal. Su caída se debió a la entrega de un infiltrado en la Organización, constatado posteriormente y que respondía al Servicio de Inteligencia de Batallón 601. El mismo día fueron secuestrados en Santa Fe Marta Zamaro, NIlsa Urquía y César Zerbatto.
A pesar de los Habeas Corpus presentados, recorridas por comisarias etc. jamás los familiares pudieron saber nada de su paradero.
Un compañero lo recuerda : Apenas comenzado el accionar del PRT comenzó a notarse la necesidad de contar con servicios capaces de proveer recursos y medios para realizar las tareas. Al principio mínimas, que a medida que se incrementaban las acciones fueron aumentando en complejidad y cantidad. Logistica Nacional del ERP comenzó a construirse en forma planificada y sistemática bajo la dirección del "Capi" Munarriz. El Capi se encontró, al asumir la tarea, con un grupo de lo que podía denominarse embriones del futuro Estado Mayor de Logística. Algunos compañeros ya habían hecho alguna actividad en alguna tarea particular y por lo tanto habían demostrado inventiva y capacidad de organización. En otros casos se buscó a quien tuviera experiencia en el tema y así se fueron formando los distintos departamentos de logística. Las secciones eran Comunicaciones, Aprovisionamiento, Construcciones, Transportes, Armamento, Automotores, Finanzas.
El Capi era un revolucionario convencido, que además tenía características especiales para el mando. O mejor dicho, no para el mando sino para la persuación. El Capi no fijaba metas ni tiempos sino que dejaba que fueran los responsables de la actividad los que los fijaran, después de extensas deliberaciones. Las metas y los tiempos son criterios técnicos y políticos. Los objetivos alcanzables dependen de los recursos y de la experiencia existente y es muy riesgozo forzarlos. Especialmente en el trabajo clandestino, donde la experiencia, exitosa o no, es la gran maestra. Parecía que el Capi nunca tuviera prisa. Siempre dispuesto a escuchar y a entender, siempre dispuesto a estimular y entusiasmar. Sumamente eficiente, su eficiencia no se basaba en el mando sino en el acuerdo previo y conjunto.
Su compañera lo recuerda con esta emotiva carta en el periódico Estrella Roja Nº 66:
“Decimos un año de tu desaparición y parece ayer la noche en que no volviste a casa. Fue duro aprender que uno más de nuestros tan queridos compañeros había caído en la justa y dura guerra, pero estábamos y estamos preparados para ello. Me acuerdo cuando recordabas los comienzos de tu militancia en nuestro querido Partido en la regional Buenos Aires, en aquellas épocas donde todo se hacía a ponchazos, con una inmensa voluntad, amor a la revolución y mucha inexperiencia. Cómo aprovechaste el tiempo en la cárcel para estudiar, aprender de todos los compañeros y poder dar lo mejor de ti. Cómo fuiste creciendo dentro del Partido tratando de entregar lo mejor en cada nueva responsabilidad que te daban y nunca era suficiente (según vos todas te quedaban muy grandes, quizás sí, pero en esos momentos era necesario que las asumieras y así lo hiciste). Te hubiéramos necesitado, como a cada uno de los compañeros que han ido quedando por el camino y que ya son muchos. No pudo ser. De ti aprendí muchas cosas, pequeñas, grandes, quizás la más importante es esta expresada en una carta que enviaste a tu padre y que te pinta tal cual eras: . . .
"Vos sos mi padre, el hombre del cual aprendí a ser derecho, a ser digno, el que me dio todo lo bueno y rescatable que puedo tener yo, el que me trazó una norma de vida, el que me enseñó a ser honesto a rajatabla. Sos vos el que me dio los elementos humanos que me condujeron a la revolución. Y yo jamás podré agradecértelo lo suficiente como no sea tratando de concretar con mi-lucha esos principios que me inculcaste desde chico. Y cuando llegó el momento decisivo, el más difícil, vos mi viejo, hiciste una ofrenda que tiene un -valor inmenso y que pocos están preparados para comprender, le diste un hijo a la Revolución. Nunca me cortaste las alas para nada, ni tampoco cortaste mi libertad. Muchas veces no la supe usar. Por eso creo que nunca te hubiera podido reconocer esa libertad que me diste de la mejor manera que lo hice: poniendo/a al servicio de la causa de nuestro pueblo".
/ Alicia Sanguinetti
Alicia fue militante política en los años sesenta y setenta. Fue secuestrada por personal policial el 8 de julio de 1970 y estuvo detenida en distintas cárceles del país hasta el 25 de mayo de 1973. Tras su liberación continuó militando hasta 1977, y luego mantuvo un exilio interno en la costa bonaerense, hasta el retorno de la democracia en 1983. Alicia es fotógrafa y militante del movimiento de Derechos Humanos.
La asociación civil Memoria de Palermo colocó una baldosa por la memoria en su barrio en el año 2013