Lidia Alicia ZUNINO
Última actualización
Última actualización
Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
También “La Negra” y “Negrita”. Sanjuanina de San Isidro, Pampa del Chañar, Jáchal, nacida el 9 de junio de 1949. Hizo su primaria en la escuela Paula Albarracín de Sarmiento y el secundario en el colegio Santa Rosa de Lima, recibiéndose de maestra en 1965. Ejerció de alfabetizadora. A partir del año 1970 comenzó a trabajar en el Instituto Provincial de la Vivienda.
Militante de Juventud Peronista y montonera, donde fue responsable de Prensa y Propaganda en la Columna Norte del GBA. Acompañó a Raúl Rossini (“Pedro”) en su tiempo de militancia en Santa Fe, tiempo en el que fue gestado su hijo Martín.
Secuestrada a los 27 años el día 10 de diciembre de 1976 a las 12 horas, de su domicilio situado en la localidad de Martínez, provincia de Buenos Aires, por integrantes de la Armada. Durante el procedimiento su vivienda fue ametrallada y resultó gravemente herida, ya que en soledad enfrentó a “la patota” durante varias horas. Fue llevada a la ESMA donde se perdió su rastro, al ser “trasladada” en enero de 1977.
Cuando su madre intentó averiguar y mover influencias, el vicario castrense Emilio Graselli, la segunda vez que se entrevistó con ella, le dijo en tono de advertencia: “Señora, usted tiene otras tres hijas”.
“El contacto que tenía con mi hermana y su marido era muy familiar y afectuoso, pero evidentemente dada la represión, nos veíamos muy de vez en cuando y con mucha discreción”, explicó. La casa donde estuvo “no sé dónde era exactamente, porque por cuidados cerrábamos los ojos antes de llegar”. Supo que estaba sobre la calle Edison, cerca de la Panamericana, y que fue la misma casa desde donde secuestraron a su hermana, en medio de un operativo que describió como impresionante. “Raúl nos hablaba que habían sido los de la Armada. ¡Era la Armada, era la Armada!, nos decía. Aparentemente, mi hermana se defendió con mucha dignidad. Y él nos habló con mucha congoja, porque en ese momento tuvo un dilema muy grande: o entraba a ayudarla y a morir con ella o se iba a buscar a su hijo y salvaba a su hijo, que estaba en una guardería. Optó por lo segundo, sé que se fue con un peso enorme al haber visto lo que estaba pasando con su mujer.”
/Elena, hermana de Lidia
Raúl y Lidia son dos de las 65 personas nacidas en San Juan y asesinadas por la última dictadura militar y como tal, un árbol con su nombre puebla el “Bosque de La Memoria” levantado en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Juan.
Los responsables de sus secuestros y desapariciones fueron juzgados y condenados en la Megacausa Campo de Mayo