Nilsa URQUÍA
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Nilsa María Urquía había nacido el 10 de noviembre de 1942 en Ordoñez, Provincia de Córdoba. Abogada se había recibido en noviembre de 1971. Era una activa y comprometida defensora de presos políticos, miembro de la Asociación de Abogados. Cuando el Dr Rafael Pérez (el Negro) debe exiliarse a causa de las amenazas recibidas, lo reemplaza en la presidencia de la Comisión de Defensa de presos políticos.
Trabajaba en el Registro General de la Propiedad dependiente de Tribunales, y como tal participaba de la Asociación de Empleados del Poder Judicial de la Provincia. En esos días en conflicto por el proyecto de separar el Registro de los Tribunales, lo que era rechazado por los empleados. Nilsa formaba parte de la Comisión que se formó para impedirlo.
En una carta a su madre, escrita pocos días antes de su muerte, dice: “ando todo el día de un lado para otro, más estos últimos días, porque quieren separar el Registro...lo que significa que nos cambien el régimen de ascenso, sueldos, etc...y yo (como vos decís) tengo que estar en todas y estoy en la Comisión de Lucha... así que estoy prácticamente todos los días en reunión, elaborando documentos, en entrevistas con diputados, senadores, el Gobernador, etc .... estamos logrando resultados bastante positivos... no hay motivos serios para que te preocupes… estoy muy bien y lo que es más, me siento muy bien...”
En ocasión del Homenaje que la Facultad de Derecho de la UNL rindió a sus miembros muertos y desaparecidos por el terrorismo de Estado, un compañero de Marta afirma:
Marta Adelina Zamaro y Nilsa Urquía fueron amigas, ambas abogadas, compartían la casa y ambas militaban en el PRT.
Marta y Nilsa: El crimen impune.
La novela “Los chacales del arroyo” de Carlos María Gómez, publicada en el año 1993, y reeditada en 2007 por Ediciones UNL, aborda el caso de las dos abogadas secuestradas y asesinadas y relata la cruda realidad en tiempos de la Triple A, cuando el caso pareció no adquirir mayor importancia en la sociedad de entonces y principalmente a la justicia. Casi todos miraron para otro lado, en tanto el expediente con la investigación dormía en un cajón el sueño eterno y los responsables quedaban sin castigo. A 30 años del libro, que brindaba más información que lo obrado por la justicia, todo sigue estancado