Alejandro Gustavo CARRARA "Chueco"
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Estos relatos fueron tomados de la página web organizada con motivo del Homenaje que la Facultad de Ciencias Económicas, rindiera a sus muertos y desaparecidos durante la última dictadura.
Nació un 24 de febrero de 1952, y por eso acostumbraba bromear acerca del legado del "Libertador" que portaba. Creció en el barrio Sur de la ciudad de Santa Fe, sabalero empedernido, "raza pura" sabía emocionarse con los triunfos de su club y entristecerse con las derrotas. Concurrió a la escuela "Colón" (como no podía ser de otra manera), y aún lo recuerdan sus maestras muy emocionadas. ¿Amigos del barrio? Montones. De familia muuuuy antiperonista, aunque con valores sólidos, supo defender a pesar de los afectos entrañables sus decisiones políticas, es probable que los principios de su abuelo Ernesto, radical de convicciones hayan influido.
La secundaria la hizo en el Domingo Silva, lugar en el que empezó a pensar, junto a varios más, entre ellos el Monito Racagni, que algo no estaba funcionando bien, campamentos en el sur del país, mayo francés, cine club, mochila al hombro conociendo el país profundo, cordobazo, etc. etc. Recibido de perito mercantil (carrera que elegíamos aquellos que sabíamos que si queríamos seguir en la universidad debíamos trabajar) ingresó a "teléfonos" (Entel en aquella época) y ahí conoció a otros (al Negro Alcibi, al Pepe Manfredi...), y a la Facultad de Ciencias Económicas, a la que ingresa en 1970.
Ale ¿por qué contador? "Los números no deben dirigir al mundo, deben estar al servicio del pueblo". Tranquilo, sereno, de pocas palabras, representante por Foetra en los campeonatos de ajedrez (yo lo acompañaba, un embole debo decir), la cuestión de los laburantes y el sindicalismo lo cautivó. Luego empezó a trabajar en una metalúrgica, (dos laburos tenía) y la facu iba quedando atrás, fue en la época en que nos casamos y nos fuimos a vivir a la "Lona". Se iba muy temprano porque antes de entrar a la fábrica tomaba mate con la mamá de Raúl, otro amigo entrañable.
Los afectos eran prioritarios, a la semana de casarnos un amigo de la barra, otro Carlitos era operado en Buenos Aires por un tumor cancerígeno, y él y el Mono viajaron para estar allí.
Lo vi llorar frente a una madre que dormía junto a su hijito en un umbral.
Hizo lo imposible para que alguien de la familia buscara formalmente al Pepe Manfredi cuando éste desapareció en el año 75.
“Gringuita, vos podés”, me decía cuando algo me afectaba mucho (cosa que pasaba a menudo). Amó profundamente a su hijo "él va a vivir en otra sociedad" decía, tenemos que luchar por eso. Con profundas convicciones no se quiso ir del país cuando era posible. Las fuerzas del tercer cuerpo del ejército lo interceptaron con otros compañeros en el barrio Maipú de la ciudad de Córdoba a la tardecita del 6 de octubre del 76, herido lo llevaron a la Perla, y en la madrugada del 7 de octubre lo fusilaron. Tres tiros en el pecho y uno "de gracia" reporta su certificado de defunción. Era el 7 de octubre de 1976, tenía 24 años. Está enterrado en el cementerio municipal de Santa Fe, entierro que debió hacerse después de cerrada las puertas del cementerio, los familiares que los acompañaron sufrieron la "vigilancia y controles” del ejército apostado en las adyacencias...
/ La Grínga, esposa y compañera
Chueco
Chueco, callado, aventurero, crítico y servicial. Querendón de los perros, con cintura para el fubol y gran nadador. Militante de las ideas, con afinidad para los números y raza de corazón. En verdad todo esto y más me han contado, ya que mucho no lo pude vivir, pero una cosa es lo que te cuentan y otra es lo que significa para mi, tengo que aclarar que con la primera mas los sentimientos se construye la segunda.
Mi padre es constructor de futuros, dueño de ideal, defensor de pensamientos, y batallador con acciones de la verdad. Un buscador incansable de un bienestar que no le convenía a muchos, pero donde todos iban a estar. Pensante de un cambio necesario para la posteridad en donde se exigía que todos puedan hablar y exista el respeto por sobre toda voluntad. Combatiente de la hipocresía y del abuso descarado de vender todo un país porque solo a algunos se les ha antojado. Comprometido si, con la amistad y con el amor a la gente de verdad.
Dueño de valores por los cuales pelear y siguiendo siempre la coherencia como bandera de verdad. Humano y trabajador. Con personalidad y amor. Con carácter y respeto. Con voluntad de pertenecer. Sin miedo en el alma y con una profunda debilidad al querer. Todo esto que pienso no es difícil de ver, es solo la ausencia de lo que hoy toca vivir. Por eso al pensar que pasó hace veintiocho años atrás solo la realidad me da la verdad. Es solo una persona que respira igual y late como los demás, era solo un joven que quería más.
Hoy nada vale nada, todos contra todos y el más apto siempre sobrevive. La ausencia de muchos ha creado el vacío por donde se filtró la desesperanza y la necesidad de vivir es más fuerte que la de convivir. Si quieren lo podemos discutir, pero lo que pienso no me lo pueden quitar.
/ Rodolfo "Toto" Carrara, hijo de Alejandro, Biólogo
Su memoria es recordada en una placa colectiva colocada en la Facultad de Ciencias Económicas-UNL
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la Mega causa «Menéndez III» (La Perla – Campo de la Ribera – D2)