Viviana Nélida PINEDA "Tucu"
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Viviana fue una compañera que había estudiado en la FAVE, Facultad de Agronomía y Veterinaria de Esperanza y que después de un paso por la izquierda, luego del 73, se incorporó al peronismo. Ingresó al Ministerio de Agricultura en 1974 como contratada en la dirección de Extensión y allí militó en la agrupación Eva Perón de la JTP.
Era una compañera muy solidaria y comprometida, una activa militante que repartía propaganda de la organización directamente en las manos de sus compañeros. A pesar de su corta edad, rápidamente se integró en el frente sindical formando parte de la primera Comisión Interna que se formó a fines del 73 en ese Ministerio. Como subdelegada de la Dirección de Extensión (experiencia impulsada por la JTP, tomando el ejemplo de los trabajadores de sectores de la producción) en el gremio de UPCN. Lo que fue toda una novedad para la época teniendo en cuenta la muy poca experiencia sindical que tenían los trabajadores estatales.
Desde esa experiencia inédita, en esa repartición (que en 1972 no tenía práctica gremial ni afiliación al sindicato) en 1974, tenía la totalidad de los trabajadores afiliados, participando de las asambleas, en las marchas y en todas las reivindicaciones. Viviana, trabajando junto con otros compañeros, logró, entre otras cosas, la instalación de una guardería para los hijos de los trabajadores del Ministerio dentro del predio del mismo. Esa fue una primera experiencia que luego se extendió a otras reparticiones, con la llegada de la dictadura las Guarderías fueron cerradas. Esa Comisión Interna que fue un ejemplo de trabajo sindical democrático estuvo compuesta por militantes como María Monasterolo, José Giménez, el Negrito Cámara, Stella Vallejos, el Bicho Helder, Liliana Molinas, Badano, Cánepa, todos fueron dejados cesantes y muchos de ellos fueron perseguidos por la dictadura, sufrieron cárceles o están desaparecidos.
Viviana, mi vecinita de al lado.
Quizás por mis años no recuerdo cuando la registré. Pero en el Barrio 7 Jefes, cuando regar las calles con un tacho y un palo con agua de las zanjas era costumbre, se armó la barrita. Frente a mi casa de Luciano Torrent al 700 vivía la familia Mac Donald, y al lado hacia la costanera, la familia Pineda. Raúl, el padre, Nelly la mamá, Norberto o Beto, el hermano y Viviana.
La “barrita” formada por Lionel, Pelusa y Patricia Mac Donald, Viviana y Beto, mi hermana Lela y yo éramos inseparables, y el garage de los Mac Donald, las canchitas de fútbol y la laguna Setúbal, entre otros, fueron testigos de nuestras travesuras y diversiones.
Viviana, al lado de Patricia y mi hermana era la “morochita”, con un cabello negro envidiable, delgada, conversadora e inquieta. Cuando por algún motivo los padres le prohibían salir para juntarse con nosotros, Patricia sobre todo, le pasaba papelitos con mensajes por debajo de la puerta de su casa.
Viviana parecía tímida pero no lo era; le gustaba inventar y contar historias en las que siempre incluía princesas que luchaban por amor y personajes heroicos como caballeros y justicieros. Tenía mucha imaginación, y casi siempre era la que proponía y organizaba los juegos. Su casa tenía un tapial, y luego de ver la película “Gerónimo, sangre de apache”, inventó el juego de montar el tapial y hacer que cabalgábamos; en una de las tantas, pasó de largo, se cayó y sólo dijo: “se me movió el caballo”. Esa era su inocencia y lo que la hacía especial entre tantas otras anécdotas.
Crecimos, íbamos terminando el secundario, aires nuevos se respiraban en el país, el Cordobazo había enfrentado a la dictadura de Onganía; entonces comenzó la diáspora, había que optar por una carrera universitaria y me fui a Córdoba. Beto, técnico químico se fue a trabajar a la Esso de Campana. Lionel, Pelusa y Patricia fueron mi norte político. Con Lionel, mi gran amigo solíamos vernos cuando volvía a Santa Fe. Por él me enteré que “la Viv” militaba en la JP, pero nunca más la ví. Cuando los jóvenes de la época nos encontrábamos y recordábamos a los viejos amigos era frecuente preguntarse por dónde se militaba, ¿en el PRT – ERP, FAP, FAL, MONTONEROS, PC ?
Cuando me enteré que Viviana nos acompañaba sentí orgullo, uno más de los de la antigua barrita de la calle Luciano Torrent, se había montado en el “corcel del tapial” para soñar con un país mejor.
Miguel, con el aporte de los recuerdos de Patricia y Lela
Su memoria es recordada en una placa colectiva colocada en la Casa de Gobierno de Santa Fe en homenaje a empleados públicxs desaparecidxs