Ricardo Miguel BIEGKLER
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
La mirada de Norma Bieckler se suaviza, se dirige hacia un punto en el tiempo y el espacio que no alcanzamos a ver… Sonríe dulcemente recordando su maternidad recién estrenada en el hospital Cullen de la ciudad de Santa Fe.
Ricardo fue su primer hijo, después nacería Julio Cesar hermano-compañero de juegos y de sueños y finalmente con unos años de diferencia, Manina, la niña de la casa. Recién nacido el primer hijo, la familia se traslada a Comodoro Rivadavia siguiendo los pasos de Don Ricardo que trabajaba en YPF y fue destinado allá, así que en esa ciudad dio sus primeros pasos. Familia de trabajadores, donde hubiera una mejora del salario hacia allá se mudaban, aunque fuera solo un pequeño progreso. Así regresan a Santa Fe porque Don Ricardo entra a trabajar en el ferrocarril, lo que significó seguir el peregrinaje recorriendo el riel.
Ricardito empieza su escuela primaria en la Beleno, pero continuaron otras en ese ir y venir de la familia: la Escalante, la Patricio Cullen y finalmente Luján. Hasta que finalmente llegan a Tostado en el Noroeste árido de la Provincia de Santa Fe, donde se establecerían. Aquí, tal vez en esta localidad, Ricardo hijo encontraría su mirada ancha, la vocación de servicio, la iglesia de los pobres… su lugar protagónico en la historia de nuestro país. Empezó el secundario en «el Industrial» pero a fin de año se fue con su familia a vivir al Norte cambiando una vez más de escuela. Es en esta ciudad donde va a desarrollar su vocación de servicio en una institución con la que había tomado contacto en Santa Fe, los Boy Scouts. Esta y otras actividades siempre compartidas con su hermano Julio. Norma, su mamá todavía conserva uniformes y banderines que lucían en aquellos años.
Desde que llegaron a esta ciudad empezaron ambos hermanos a acercarse a la Iglesia de la localidad y desde allí desplegar tareas solidarias. Eran los tiempos de la iglesia atravesada por el Congreso de Medellín, 1967. Norma recuerda las ollas y elementos de cocina que se acumulaban en una galería de la casa en momentos en que Tostado estaba bajo una de las cíclicas inundaciones que asolan el territorio provincial y los hermanos se abocaban a la ayuda de los afectados por la catástrofe, «volvían sucios , llenos de grasa…» ante la desesperación de su madre. «Nosotros éramos pobres también, pero Ricardito nos decía que al menos en casa teníamos un sueldo fijo». Tenía talento artístico, era buen cantor, este era otro aporte que hacía a la Iglesia, además de cantar para los amigos y vecinos. Norma recuerda una ceremonia de casamiento en la que cantó el Ave María para una pareja que, al recordarlo, todavía se emociona al evocar aquel momento.
Algo que le atrajo desde chiquito fue dibujar, Norma recuerda con nostalgia los dibujos que seguramente quedaron en algún lugar de la escuela o la Iglesia donde aparece un rostro que expresaba su naciente convicción: el rostro de Ernesto Guevara, el Che. Y en el comedor familiar todavía luce un cenicero tallado de un tronco que una noche fue la tarea desvelada de Ricardo y la preocupación de Norma por los ruidos cuyo origen no comprendía esa noche, hasta que al amanecer con los primeros mates vio la obra terminada. «Por nosotros no conoció al Che… en casa no sabíamos quién era»… nos cuenta. Y es aquí, en estos años, donde ella ubica los comienzos de la militancia en las agrupaciones de Montoneros de su hijo.
Estela Maldonado fue su compañera y la madre de su hija, la conocería en Santa Fe, compartieron los sueños y las esperanzas de un proyecto de país para todos, hasta el final. «Eran ambulantes» dice de sus hijos. Ricardito trabajó en la estación de ferrocarril de Tostado, en una obra social donde conoció a Estela, y en otros lados donde siempre fue muy apreciado. Finalmente su rastro se perdió en la noche genocida en mayo de 1977, cuando estaba viviendo en San Nicolás y era empleado de SOMISA.
Norma Almendra, madre de Ricardo, fue una de las Madres de Plaza de Mayo de Santa Fe que luchó hasta el último día de su vida por Justicia.
Los responsables del secuestro y desaparición de Ricardo fueron juzgados y condenados en la causa Saint Amant
En 2014 la Municipalidad de Tostado realizó el Acto por el Día de la Memoria la Verdad y la Justicia recordando a Juan Carlos Berastegui, Edi Cravero, Ricardo Miguel Biegkler, Franklin Goizueta, Estela Maldonado, tostadenses víctimas de la represión, presentes en este libro