Abel Eduardo ARGENTO
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El movimiento estudiantil se articulaba entre las distintas universidades del país. El contacto entre la Católica de Córdoba y la de Santa Fe se había iniciado desde los principios de los 60, posteriormente y sobre todo después del golpe de Onganía y la muerte de Pampillón primero, los asesinatos de Cabral, Bello y Blanco, el Cordobazo y otros «azos», esos contactos se fueron profundizando al tiempo que los estudiantes entendían que sus reclamos no podían quedarse en meras reivindicaciones universitarias y comienzan a conectarse con otros sectores de la sociedad, los gremios, las fábricas y los barrios...
El ambiente del cordobazo hizo que los estudiantes de la Católica de Córdoba que aún no participaban del AES (Agrupación de Estudios Sociales) lo hicieran a partir de 1970, desde esta agrupación, mayoritaria dentro de la Católica cordobesa, se vinculan a la Agrupación Peronista Lealtad y Lucha, luego Peronismo de Base. Abel Eduardo formó parte de esos grupos, se recibió de médico y volvió a su ciudad con una brillante carrera por delante. Participó con el Movimiento Estudiantil de la Universidad Católica (MEUC) en la huelga de hambre de estudiantes y egresados, contra la política llevada adelante por la dictadura de Lanusse. El compromiso político contraído con sus compañeros, entre los que estaba Alberto Molinas también santafesino y estudiante de medicina (con quien son fundadores del movimiento estudiantil y montonero), lo mantuvo firme en todas sus acciones como forma de vida.
Abel era pediatra, sostenía que los niños no debían morir nunca más en nuestro país por hambre o falta de atención, debían ser los privilegiados. Tomando en cuenta no sólo su compromiso político, sino fundamentalmente su calidad de médico altamente capacitado, apreciado por sus colegas y pacientes, tanto por sus cualidades humanas como científicas, Abel Eduardo es designado Jefe de la Sala de Pediatría del Hospital de Niños de Santa Fe. Tarea que desempeñó brillantemente. Encontré a Abel Eduardo exultante - cuenta Dorita- en una manifestación en la época de Cámpora, el médico, era un joven más que gritaba las consignas populares por la calle. Nos abrazamos, en ese momento compartir la revolución era un encuentro para el que no existían las palabras, sólo la alegría de saber que estábamos en lo mismo.
Ese tiempo fue muy corto, no se toleraría el cambio generacional intempestivo, el hospital lleno de jóvenes médicos comprometidos con la vida y la justicia social es un recuerdo imborrable que ojalá sirva de anticipación para otro tiempo no tan lejano. Abel, como muchos compañeros tuvo que irse de Santa Fe, separarse de sus hijos, decisión que sólo quien es padre llega a comprender el sentimiento de dolor de dejar los hijos. De Santa Fe se traslada y es parte de la experiencia de la organización Montoneros en el monte tucumano, una tarde en la que marchaba con otro compañero, tuvo un accidente, cayó en un profundo barranco, por suerte su caída fue detenida por un pequeño arbusto que lo retuvo, desmayado fue rescatado por su amigo y este relata: «lo primero que hizo, aún medio inconsciente fue actuar como médico, ver si no se había golpeado la cabeza y luego empezó a revisar otras partes de su cuerpo, tenía una clavícula rota». Recuperado del accidente es trasladado a Rosario.
Allí militó en la clandestinidad con Guillermo López Torres, Susana Capocetti, Héctor Larrosa. Estaba por salir del país hacia Brasil. Tenía 31 años cuando el 1° de septiembre de 1977 fue secuestrado en Rosario, una compañera que llegó a la cárcel de Devoto dió la noticia, que los familiares de las presas hicieron llegar a sus padres en Santa Fe. Fue visto en el CCD «Quinta de Funes», a partir de ese dato nada se ha podido saber desde entonces; Feced y sus asesinos terminaron con una vida que había dado mucho y todavía tenía mucho para dar.