Rafaela, década del 70
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Rafaela, ciudad más importante del centro de la provincia, con permanente crecimiento migratorio y avanzado desarrollo industrial y cultural, no fue ajena a la historia política de la segunda mitad del siglo XX.
Desde la participación en la resistencia a la dictadura de 1955 con un movimiento que tomó la Jefatura de Policía en el que participaron, entre otros, Ybo Zamora, se fue gestando la organización de base, como el Movimiento Nacional de la JP.
Durante la dictadura iniciada en 1966 se desarrollaron distintos espacios de cuestionamiento al poder dominante: en el Instituto del Profesorado con la aplicación del pensamiento de Paulo Freire y la educación popular y liberadora; en la iglesia con la presencia en esos años de Monseñor Vicente Zazpe mediante la influencia del Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín, que llevó a la conformación de grupos juveniles; en el sindicalismo la corriente combativa que protagonizó conflictos en el frigorífico; en la cultura con la formación del Cine Club, centro de encuentro y debate de los acontecimientos nacionales y mundiales; en el peronismo proscripto con la formación de la primera Juventud Peronista del Partido Justicialista.
Entre 1969 y 1971 varios jóvenes de familias rafaelinas influidos por estas corrientes fueron a estudiar a Santa Fe, donde iniciaron la militancia política y transmitieron su experiencia a sus propios amigos y hermanos durante los fines de semana en que regresaban al hogar (Pepe Manfredi, Tita Williner, Raúl Bru, Cecilia Marfortt, Analía Arriola, José Rossi).
Después de los cordobazos y rosariazos, y caído el gobierno de Onganía, se multiplicaron los espacios de militancia social y política en Rafaela.
En la Iglesia asumió el Obispo Brasca, quien junto a curas como Raúl Troncoso, Alcides Suppo, Hugo Colloza, Walter Wenker, Eduardo Meco Barrios y la Hermana María Teresa Dri, impulsaron el Movimiento Rural de Acción Católica en la diócesis y el trabajo social en las barriadas pobres, siendo su centro la Villa Podio.
El estudiantado secundario creó un movimiento de enorme alcance: la Asociación de Estudiantes Secundarios, que cumplió la función virtual de los centros de estudiantes no permitidos por las dictaduras. La revista “Qué Hacer” se hizo masiva y se distribuyó hasta llegar a la cantidad de 800 ejemplares. En su desarrollo se formaron muchos militantes posteriormente perseguidos.
Durante 1972 se organizó en el departamento Castellanos la JP Regional II nucleando a antiguos y nuevos militantes, que tuvieron protagonismo en el regreso de Perón, la salida de Lanusse y las elecciones de 1973 (Pedrito Giovaninni fue concejal por la JP). Desde Rafaela se coordinaba la zona de San Cristóbal y Ceres, estando en relación con la militancia de Esperanza (JP y JUP) y se organizó el movimiento villero con “Veco” Aguirre.
Con origen en jóvenes provenientes del PC y otros de la labor social territorial se organizaron en 1973 la Juventud Guevarista y el FAS, nucleando a militantes de izquierda.
Todos estos espacios desarrollaron actividad política y social con la participación de más de un centenar de militantes organizados durante el gobierno constitucional, que durante 1975 comenzó a tener políticas de control y represión, por las que muchos militantes salieron de la ciudad hacia Santa Fe o Rosario continuando estudios, trabajo y militancia.
Rafaela, “la perla del oeste” para muchos, "la isla” en el imaginario social, no escapó a la realidad argentina, fue su reflejo en medio de la pampa gringa. Persecución, cárcel, exilio, secuestros, asesinatos, surcaron la ciudad del oeste, que tampoco fue “isla” durante la dictadura militar.
(Zamora, Giovaninni, Aguirre, viejos militantes de la juventud, fueron perseguidos, presos de la dictadura en 1976; su salud se deterioró en esos años, les acortó la vida y nos dejaron en los “80 y los 90)