El Noreste provincial
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
El noreste de la provincia, cuya distancia a los grandes centros era muy pronunciada por las dificultades del transporte y la comunicación, tuvo una rica historia de luchas populares y generación de militancia.
Las luchas obreras de principios de siglo (La Forestal, por ejemplo) se extendieron hasta las décadas de 1960 y 1970 . El movimiento rural fue generador de las Ligas Agrarias , como el Movimiento Rural de Acción Católica, del cual el obispo de Reconquista, Juan José Iriarte, quien expresaba: «Hacemos nuestro el grito de la gente que sufre injusticia», fue uno de sus principales impulsores conformando un semillero de dirigentes.
A finales de los ’60 y comienzos de los ’70 la Iglesia Católica en el NEA, alarmada por el avance de la pobreza estructural y el analfabetismo, resolvió incrementar esfuerzos para revertir los indicadores sociales. Los obispos plantearon que la “principal causa de la pobreza era el analfabetismo que azotaba a la población rural, tanto criollos como indígenas”. En septiembre de 1969 los prelados dieron a conocer una carta titulada “Los obispos del Noreste hablan a su pueblo”, donde expusieron las duras condiciones de vida a las que miles de personas eran condenadas.
En ese contexto se crea el Instituto de Cultura Popular (Incupo). La finalidad era educar a adultos. Es decir, una organización vinculada con la Iglesia pero orgánicamente independiente a esta. Comenzó su misión adaptando el método de alfabetización para adultos del brasileño Paulo Freire y con el paso del tiempo incorporó a su labor la defensa de derechos como el acceso a la tierra. “La organización nació como educadora popular, como medio en función de procesos de participación política, de desarrollo, de búsqueda de buen vivir. En septiembre de 1970 se trasmitió por primera vez el programa radial “Juntos Podemos”, dirigido especialmente a los Centros Radiofónicos de Alfabetización, donde un grupo seguía la trasmisión, en una casa, en el patio, en un salón vecinal o parroquial, con ayuda de cartillas pedagógicas, y orientados por un monitor que guiaba la tarea alfabetizadora.
También surgieron las llamadas Escuelas de la Familia Agrícola (EFA) iniciadas en la ciudad de Rafaela (1969) y en la zona algodonera del pueblo de Mousy (1970), en una adaptación de las experiencias francesas de Les Maisons Familiales y los Centros de Experimentación Tecnológica Agropecuaria (CETA).
La importancia de los religiosos y religiosas en la zona se extendía en quienes integraron el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (hermanos Yacuzzi, Mussin y muchos más) y otras iniciativas de profundo alcance como la de Arturo Paoli, sacerdote italiano de la Congregación de los Pequeños Hermanos de Jesús que se trasladó a Fortín Olmos para vivir entre los hacheros, así organizó una cooperativa para ayudarlos a continuar viviendo en el lugar. Fue uno de los primeros enfrentamientos con la política y la economía local. Fue un centro de formación y referencia para jóvenes de la zona y de la provincia que tomaban conciencia de la injusticia. Paoli fue un referente de una teología comprometida, la teología de la liberación. En ese periodo, publicó su segundo libro: Dilogo della liberazione.
Hasta allí llegaron también los Campamentos Universitarios de Trabajo que orientaba el sacerdote “Macuca” LLorens. En 1966 se hicieron en la Cortada (Reconquista) y Fortín Olmos (trabajando en cosecha de algodón, construcción de ranchos por enchorizado).
El Instituto del Profesorado de Reconquista fue también un centro de debate, formación y pensamiento liberador. Son numerosos los docentes y alumnos que fueron perseguidos, muchos de ellos integran las páginas de este libro.