El intendente de los barrios

Noé Adán Campagnolo, hijo de inmigrantes italianos que fueron de las primeras organizaciones del peronismo en Santa Fe, panadero de barrio, solidario con sus clientes los trabajadores, que a veces perdían su trabajo y recuerdan que el pan nunca les faltó, porque se los fiaba hasta que recuperaran un salario.

Durante los 18 años de proscripción de su partido fue un militante reconocido, parte de la estructura partidaria que sufría vaivenes de elecciones condicionadas, partidos disimulados y reuniones encubiertas. Tras el retorno de Perón y la caída inevitable de la dictadura de Lanusse, fue el elegido como candidato a intendente por el FREJULI. Su campaña fue en la calle, en cada barrio hablando en actos improvisados, rodeados de jóvenes, prometiendo que iba a ser “el intendente de los barrios”.

Según la crónica de El Litoral, el flamante intendente fue reclamado por una muchedumbre que lo esperaba en la explanada de la Municipalidad, frente a un palco levantado para escucharlo. Dijo que “’se sentía mejor respirando ese aire libre, junto al pueblo, una vez terminados los trámites protocolares que lo habían retenido arriba’. Afirmó que se sentía orgulloso de que lo llamaran ‘el intendente de los barrios marginados’ y que lucharía por mantener ese título ‘hasta que no haya ningún barrio marginado’, recordando la frase de Perón, de que ‘todo peronista debe estar dispuesto a dar su sangre por la causa del pueblo’”.

Ganó, a pesar de una división electoral en el justicialismo santafesino, y antes de asumir ya la inundación del Salado estaba acorralando a la ciudad. Con acciones rápidas desde el municipio y movilización constante de los jóvenes peronistas y las comunidades barriales se le puso freno en el viejo terraplén.

En su gestión incorporó esa participación mediante la Secretaría de Cultura y Acción Social, en cabeza de Héctor Pizarro y Gustavo Pon y la de Vecinales, que llevaron permanentemente la solidaridad y las actividades culturales a los barrios pobres. Los campamentos infantiles, títeres y cine en los barrios fueron signos de una política en el pueblo.

La Intendencia elaboró un Plan trienal, cuyo punto prioritario eran desagües e inundación, pero en lo inmediato generó un plan de acción entre vecinales, concejales, funcionarios y personal municipal para mejorar los desagües en los barrios, que abandonados desde 1955, habían crecido enormemente.

Poco tiempo más y la gestión quedó inmersa tanto en las tensiones políticas y sociales como en la crisis financiera del momento, las acciones de remodelación del espacio urbano se detuvieron.

“En las primeras horas del 24 de marzo de 1976, golpearon la puerta de Adán Noé Campagnolo. No era habitual que lo buscaran pasada la medianoche, pero como intendente de la ciudad de Santa Fe estaba acostumbrado a recibir pedidos a toda hora. Así que abrió con desconfianza. No imaginó que su vida cambiaría para siempre: un grupo de militares le exigieron que se subiera a un auto para trasladarlo a la municipalidad mientras le informaban que “El ejército tomó el país”. Entró al despacho del intendente que, hasta un par de horas atrás, había ocupado. Estaba colmado de uniformados que le extendieron un acta. Aún descolocado por la situación, le dijo a uno; “Yo no firmo nada, no tengo noción de lo que está pasando”. La respuesta lo sorprendió: “Se puede retirar”. Pero cuando puso un pie fuera del recinto le pegaron un culatazo en la cabeza que lo hizo comprender la realidad. Allí sí rubricó la entrega del poder. El día que le hicieron entregar el mando, Campagnolo volvió a su casa. Lo fueron a visitar representantes de distintas organizaciones vecinales y referentes barriales, preocupados. Ni siquiera pensó en irse de su casa. Ya había entregado el mando. ¿Qué otra cosa iban a querer de él? Pero cuando empezaba a caer la tarde de ese mismo 24 de marzo, un operativo militar irrumpió en su hogar. “Sólo faltaron los tanques de guerra”, recordó en una entrevista con el programa Entre Líneas, emitida el 24 de marzo de 1996, que forma parte de la causa. “Me tirotearon toda la casa y me llevaron. En el auto había un teniente jovencito muy nervioso. Me dijo que me conocía y que yo iba a estar bien”, relató.

Lo llevaron a la Guardia de Infantería Reforzada. Más tarde, encapuchado, a otro lugar cuya ubicación se desconoce. Fue torturado brutalmente: según empleados policiales “le habían roto el ano con un bastón de goma y luego colocado una manguera conectada a una garrafa, abriéndole el gas, luego la cerraron y le pusieron la picana eléctrica, de forma tal que explotó el gas lastimándole los intestinos y Ia vejiga”. Su historia clínica es elocuente: "Setenta hematomas en distintas partes del cuerpo, siete costillas fracturadas, rotura de vejiga e intestinos, ano contranatural por seis meses".

Como su detención había sido “legal”, le permitieron a su yerno que lo visitara y le llevara comida. Campagnolo le dio su saco y su pantalón ensangrentados como prueba de las torturas que había soportado. El caso tomó relevancia pública y el 7 de abril el gobierno militar informó a través de las páginas de El Litoral sobre su estado de salud, que había “experimentado un deterioro” por el cual se decidió internarlo en el Hospital Cullen.

Con la ropa de Campagnolo ensangrentada, que había recibido de manos de sus familiares, monseñor Vicente Zaspe se dirigió a Casa de Gobierno y se entrevistó con el coronel José María González. El militar levantó el teléfono, llamó y preguntó quién era responsable de lo que le había ocurrido a Campagnolo: Zaspe fue a esa dependencia policial y constató las torturas por los relatos de los propios uniformados. Para el ex intendente, aquella actuación de Zaspe fue decisiva para salvarle la vida. Fue trasladado a la cárcel de Coronda. “

/ Nicolás Lovaisa – Infojus Noticias – 26/8/2014

Allí compartió el encierro con Rubén Dunda, presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cuello, vicegobernador (brutalmente torturado), Higinio Veiga, concejal, Marcelo Possi, presidente del Banco Provincial, Amancio Pedraza, secretario del Concejo Municipal, Roberto Rosúa, Secretario de Gobierno, Alberto Bonino, diputado nacional, Juan Luis Lucero, diputado provincial.

Fue liberado recién el 3 de abril de 1978. Murió en 2003 a los 76 años.

La Ordenanza Nº 11.380 de 2006 designó con el nombre “Intendente Noé Adán Campagnolo” a la ciclovía ubicada de forma paralela a la calle Pedro Víttori desde Boulevard Gálvez hasta Salvador del Carril.

En 2014 la Cámara de Diputados realizó un homenaje en el marco del juicio que se había iniciado.

Los responsables de su privación ilegítima de la libertad agravada por haberse cometido con violencias y amenazas y tormentos agravados por haberse cometido contra perseguidos políticos, fueron condenados en la Causa Campagnolo (VER ANEXO)

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