La política en los barrios

Largos años de proscripción y persecución hicieron que la resistencia se refugiara en los sectores más humildes, escondidos, anónimos.

Las calles de tierra, las vías, los ranchos, conservaban historias de sueños y de héroes.

Los viejos peronistas de la resistencia transmitían su experiencia a los más jóvenes que ya no se bancaban tanta dictadura. En cada rincón de la ciudad se formaban grupos del Peronismo de Base, del MJP. Muchachos relacionados con los sindicatos, con los grupos tercermundistas, con el primer grupo armado: las FAP.

En 1972 comienzan las luchas y se extienden por toda la ciudad. Las vecinales están llenas de hombres y mujeres que participan, defienden sus derechos, confluyen con las demás formando frentes, se suman a los sindicatos y los estudiantes para enfrentar al gobierno militar por reivindicaciones salariales y la lucha contra la carestía de la vida.

El “Luche y Vuelve” significó la movilización general de todo el pueblo peronista, transformando un sentimiento en lucha organizada para lograr el retorno de su líder exiliado. La organización, casi clandestina, logra esa gran movilización y sale a la luz la Juventud Peronista, con presencia en todos los barrios santafecinos, integrando a miles de jóvenes. A través del trabajo reivindicativo se construía organización, discusión política y participación.

En todos los barrios de la ciudad crecen agrupaciones y pasa a ser el sector político más activo de la ciudad. En 1973 una parte de esa juventud va a formar el Movimiento Villero Peronista, que abarcaba los barrios más postergados, con el liderazgo de Luis Silva, “el Patón”.

La JP participó en algunas áreas del gobierno popular, acá en Santa Fe, sus militantes participaron en la conducción de la Universidad Nacional del Litoral, en la Secretaría de Acción Social y Cultura de la Municipalidad y algunos cargos en la Legislatura Provincial.

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