La lucha de los pueblos del Norte santafesino

En los años '60, en los pueblos del nordeste santafesino, allí donde «La Forestal» sólo había dejado miseria y el recuerdo de las luchas y feroz represión de los años 20, las políticas de la dictadura de Onganía y su ministro Krieger Vasena, hacían sentir nuevamente el fantasma del hambre.

La economía regional basada en la explotación de caña de azúcar, se complementaba con el algodón, la producción de los obrajes madereros y las actividades vinculadas al transporte,

fundamentalmente ferroviario, estaba en peligro. La dictadura, no encontraba otra solución a la sobreproducción azucarera que el cierre de los Ingenios tucumanos y santafesinos, en beneficio de los de Salta y Jujuy.

En marzo de 1968 «El Heraldo» de Vera informaba que los desocupados por despidos en las industrias y el ferrocarril sumandos a los producidos por la reducción de los cultivos de caña y algodón eran unos 800. En abril, cerró el ingenio en Tacuarendí. En noviembre, ante las amenazas de cierre, son ocupados por los trabajadores preocupados por sus fuentes de trabajo el ingenio Arno, la Papelera y los talleres ferroviarios de Villa Guillermina y La Gallareta.

En Villa Ocampo se organiza la Marcha del Hambre, que partiría, a pie, desde cada uno de los pueblos para unirse en la ruta 11 y llegar a Santa Fe.

«La convocatoria fue asumida por amplios sectores de la vida norteña: sindicatos, políticos, estudiantes, parroquias, grupos cristianos, comerciantes… se suman: La Gallareta, Tacuarendí, Tartagal, Fortín Olmos, Villa Guillermina, Las Toscas, Reconquista, Villa Ana».

La Comisión de Movilización del Norte era presidida por un radical, Raúl Carussi, participan numerosos curas, como Rafael Yacuzzi, que recorre toda la zona explicando y concientizando. Suman su apoyo sindicatos de Santa Fe y Rosario y el movimiento estudiantil. Raimundo Ongaro, Secretario General de la CGT de los Argentinos, compromete su presencia.

La marcha se programa para el 11 de abril, el gobierno la prohíbe, Ongaro llega sorteando los retenes dispuestos para impedirlo. Varios dirigentes sindicales son detenidos, pero cuando las campanas de las Iglesias y la sirena de la fábrica llaman, la población sale a las calles decidida a marchar; Ongaro y Yacuzzi van al frente. Al llegar a la Ruta 11, la tremenda fuerza represiva de la guardia rural «Los Pumas», las policías locales y la que llega de Santa Fe con el apoyo de la Brigada Aérea de Reconquista, les impedirá continuar.

Esas escenas de violencia se repiten en todos los pueblos de la zona, muchos fueron detenidos, la lista de buscados era encabezada por el cura Yacuzzi y Ongaro, la gente refugiaba en sus casas a los perseguidos o los sacaba clandestinamente de la zona.

En ciudad de Santa Fe, la Marcha solidaria que había partido de los barrios del oeste de la ciudad, donde encontraban refugio los numerosos pobladores desplazados de la cuña boscosa por la falta de trabajo, también fue detenida y represaliada en López y Planes y Fray Cayetano Rodríguez.

Datos tomados de «La Rebelión, aquella marcha del Norte» de Raúl Borsatti.

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