5. Muerte de López, sucesión política y Constitución de 1841
POR JORGE ANDRES FERNANDEZ Y ERIC AMSLER
Elección y caída de Cullen
El 15 de junio de 1838 fallece Estanislao López en la ciudad de Santa Fe. Su enfermedad había sido contraída durante la campaña contra los indios en el Chaco, durante el año 1836. Había mejorado en su estadía en la ciudad de Buenos Aires durante el año 1837, pero luego su salud volvería a empeorar. Sus últimos días habían transcurrido entre las preocupaciones de guerra contra la Confederación Peruano–Boliviana y el bloqueo francés que tanto daño podía provocar a la economía local.
La Sala de Representantes elige, el mismo día de la muerte de López, como gobernador provisorio a Domingo Cullen, quién se encuentra provisoriamente en Buenos Aires negociando con Rosas y con la Armada Francesa una flexibilización al bloqueo. Por ende, José Elías Galisteo, vicepresidente de la Junta de Representantes, es designado para reemplazar a Cullen hasta su regreso. Al regresar de Buenos Aires, Cullen renuncia al cargo de gobernador provisorio pero la Junta no le acepta la renuncia. Al contrario, la Legislatura local lo designa como gobernador propietario el 1° de julio de 1838. Pero sus malas relaciones con Rosas y con Pascual Echagüe le van a complicar el panorama inmediato. Ni Buenos Aires ni Entre Ríos reconocen a Cullen como gobernador propietario. Rosas apoya el nombramiento del hermano de Estanislao López, Juan Pablo López, quién es nombrado finalmente gobernador de la provincia de Santa Fe. Con esta designación, Rosas busca asegurar el tipo de relación que la provincia de Santa Fe había mantenido con su gobierno en la última década. Cullen, mientras tanto, huye a Córdoba, y luego se refugia en Santiago del Estero, donde obtiene asilo político junto a Felipe Ibarra. Pero en junio de 1839 Ibarra cede a las presiones de Rosas y envía a Cullen a Buenos Aires engrillado. Camino a la ex capital virreinal, en la posta de Vergara, es fusilado el 22 de junio de ese año.
Juan Pablo López Gobernador
Juan Pablo López debió asumir el mando provincial en una época de fuertes convulsiones locales y regionales. El vacío dejado por la muerte de su hermano abría profundas diferencias internas entre los sectores que pretendían seguir en buenas relaciones con Rosas y aquellos que intentaban sumarse al bando opositor al caudillo. Por ejemplo, en marzo de 1840 se enfrentan en Cayastá el ex gobernador Mariano Vera y López, resultando derrotado y muerto el primero.
En el plano regional, el gobernador correntino Berón de Astrada realiza su pronunciamiento contra Rosas y prepara un ejército para destituirlo, en alianza con el presidente uruguayo Fructuoso Rivera. Asimismo, el general Lavalle continúa al mando de su ejército que, si bien un tanto diezmado, amenaza a las provincias del litoral. El león de Riobamba llega a destituir a J.P. López y asentarse en Santa Fe por casi dos meses a finales de 1840. Por otro lado, el ex Supremo de la Liga Unitaria, José María Paz también continúa resistiendo el dominio rosista llegando a vencer a Pascual Echagüe en la batalla de Caá Guazú.
En este complicado escenario, Juan Pablo López decide acercarse a los sectores opositores de Rosas sin enfrentar abiertamente al caudillo bonaerense, recibiendo en su ciudad a exiliados políticos y manteniendo buenas relaciones con sectores antirrosistas, usando como intermediario al coronel Ramón Ruiz Moreno.
La Constitución de 1841
La principal gestión de López durante su corto y convulsionado gobierno fue la sanción de la Constitución de 1841. En términos políticos, constituyó una afrenta a Rosas, no sólo porque éste era contrario a los «cuadernitos con nombres de Constitución», sino porque en su elaboración colaboraron muchos hombres ligados al partido unitario.
En términos jurídicos, constituyó un claro avance para la provincia. Por un lado, estableció un conjunto de derechos individuales, naturales e irrenunciables de todos los ciudadanos de inexcusable respeto por parte del Estado, fortaleciendo la construcción de un estado de derecho. Por el otro, elaboró un esquema institucional mucho más moderno y republicano que el establecido por el Estatuto de 1819. A continuación se destacan las introducciones más importantes. En primer lugar, la sección novena de la nueva carta provincial incorpora un extenso articulado, haciendo suyos los principios del liberalismo político roussoniano, introducido ya en el territorio de las provincias unidas por los revolucionarios de mayo y por las constituciones nacionales fallidas de 1819 y 1826.
También expresa que ni el estado ni ningún otro individuo pueden privar a los habitantes del derecho a la vida, honor, libertad, seguridad y propiedad. Que todos los hombres son iguales antes la ley y que «debe favorecer igualmente al poderoso que al miserable para la conservación de sus derechos». Además incorpora los principios fundamentales de legalidad y reserva, estableciendo que ningún habitante de la provincia será obligado a hacer lo que la ley no manda y que sus acciones privadas que no ataquen el orden público ni perjudiquen a un tercero, se encuentran «exentas de la autoridad de los magistrados».
Finalmente, innova en materia del derecho a peticionar ante las autoridades al garantizar que todos los ciudadanos de la provincia pueden «elevar sus quejas y ser oídos hasta de las primeras autoridades».
Por otro lado, respecto al esquema institucional, la Constitución de 1841 es mucho más avanzada y republicana que su antecesora. En su artículo 5 reza que «la administración del Estado se ejercerá en adelante por los tres Poderes, Legislativo, Ejecutivo y Judicial», consolidando el sistema republicano de división de poderes. Esta idea también se verá desarrollada en las atribuciones que otorga a cada uno de los poderes, fortaleciendo tanto al poder legislativo como al poder judicial.
El Legislativo se expedirá mediante la Honorable Junta de Representantes, compuesta por cuatro diputados por la capital, dos por el departamento Rosario y San Jerónimo de Coronda, y uno por el de San José del Rincón. Confirma el principio consuetudinario de ser el órgano elector del ejecutivo provincial.
La Constitución de 1841 estableció un conjunto de derechos individuales, naturales e irrenunciables de todos los ciudadanos fortaleciendo la cons-trucción de un estado de derecho. Y elaboró un esquema institucional mucho más moderno y republicano que el establecido por el Estatuto de 1819.
También le otorga todas las funciones propias del poder legislativo: formar leyes y derogarlas, crear impuestos, pedir y recibir empréstitos, aprobar y controlar el gasto público, entre los principales. Además, elabora el procedimiento para la sanción de leyes y establece los principios de inmunidad de opinión de los diputados en el ejercicio de sus funciones.
El Poder Ejecutivo recae sobre el gobernador, que debe ser natural del territorio de la provincia y «de conocido patriotismo federal, integridad y concepto público». Es novedoso el requisito de naturalidad introducido, ya que antes bastaba con ser ciudadano, y tiene su fuente histórica en el caso de Domingo Cullen, que al asumir su mandato fue fuertemente criticado por haber nacido en España. Otra limitación novedosa es la de permitir la reelección por un solo período, en lo que parece ser una reacción ante las numerosas reelecciones conseguidas en el pasado por Estanislao López. Reduce su mandato a tres años y le quita todas las funciones judiciales, salvo las de los procesos judiciales de carácter militar.
El Poder Judicial es el que menos cambios experimenta, aunque crea el Supremo Tribunal de Justicia, órgano compuesto por tres jueces y un fiscal, elegido por el gobernador con anuencia de la Junta de Representantes.
Luego de la sanción de la Constitución de 1841, Juan Pablo López decide oponerse abiertamente a Rosas suscribiendo, en noviembre de 1841, un tratado de unión defensiva y ofensiva con la provincia de Corrientes. Es por ello que el gobernador bonaerense envía a Manuel Oribe y Pascual Echagüe a destituirlo. Luego de varios combates desarrollados en marzo de 1842, el ejército de López es definitivamente derrotado en Colastiné.
No fue el fin de Juan Pablo López, quien volvería a ser gobernador años después, pero si el fin de su primer gobierno, que dejó, luego de tres años de luchas por la supremacía, un documento de avanzada para la época y de gran importancia jurídica e histórica. Podría decirse que fue la norma de transición constitucional entre el Estatuto de 1819 y la Constitución de 1856, sancionada una vez establecida la Confederación Argentina.
En este contexto, el general Echagüe es electo gobernador provisorio, mientras J.P. López se instala en Corrientes para unirse en la lucha contra Rosas. Finalmente, el 8 de septiembre, la nueva Legislatura, electa en agosto, nombra a Echagüe como gobernador propietario por tres años.
La gobernación de Pascual Echagüe
Echagüe gobernó Santa Fe desde 1842 hasta diciembre de 1851. De una tradicional familia santafesina, había estudiado en la Universidad de Córdoba y se había integrado al ejército de Estanislao López para comenzar su carrera militar. Gobernó la provincia de Entre Ríos desde el año 1832, que se encontraba bajo la influencia de López, aunque sus relaciones se deterioraron desde el año 1836. Echagüe demostró ser un aliado incondicional de Rosas, aunque a diferencia de éste, sostiene Damianovich, fue indulgente con los opositores y declaró una amplia amnistía apenas llegado al poder en Santa Fe. Muchos opositores que habían emigrado pudieron volver bajo las condiciones mencionadas.
A fines del mes de junio de 1845, otra vez J.P. López intentó un ataque contra el gobierno de Santa Fe. Venció primero al coronel Santa Coloma en Campo Andino, y luego avanzó sobre Santa Fe donde se enfrentó con Echagüe, a quién venció y obligó a retirarse hacia el sur provincial. La revancha se produjo en agosto, cuando la caballería de Echagüe derrotó a López en Malabrigo y lo obligó a refugiarse en Corrientes para luego ser exiliado al Brasil como consecuencia de un Consejo de Guerra. De esta manera, Echagüe recuperaba la gobernación perdida y la provincia se mantendría fiel a Rosas hasta 1851.
El bloqueo Anglo–Francés
El bloqueo anglo–francés se origina en el sitio de Montevideo llevado a cabo por Oribe, aliado de Rosas, en 1843 que, unido al bloqueo de dicho puerto por la Confederación, amenaza destruir el equilibrio establecido por Gran Bretaña en el estuario del Río de la Plata. A raíz de esta amenaza, Inglaterra y Francia deciden intervenir, alegando que la intervención es necesaria para pacificar la situación y garantizar el comercio y la libre navegación fluvial. La intrusión militar de las dos potencias se produce el 18 de septiembre de 1845. La flota extranjera captura a la escuadrilla del Almirante Brown y luego toma la isla Martín García. Desde allí intenta por la fuerza abrir la navegación del río Paraná. Las fuerzas de la Confederación, comandadas por Lucio Mansilla, enfrentan a las potencias extranjeras en la Vuelta de Obligado, el 20 de noviembre de 1845. En una batalla desigual, las fuerzas patriotas son derrotadas por ingleses y franceses, que logran abrirse paso río arriba. Sin embargo, en su periplo, son recibidos con hostilidad por las poblaciones litoraleñas, lo que los obliga a regresar y renunciar a nuevas incursiones.
Durante su regreso, en la Vuelta del Quebracho, en la costa de Santa Fe, los esperan baterías y tiradores apostados allí por orden de Rosas. Con Lucio Mansilla al mando, el 4 de junio de 1846, las fuerzas argentinas atacan a la flota extranjera que regresaba por el río Paraná, produciéndoles gran cantidad de bajas.
Ante los costos de la empresa, Inglaterra y Francia deciden negociar por la vía diplomática, firmando los primeros un tratado de paz en 1849 y los segundos, un año después. En ambos tratados, las potencias extranjeras reconocen los derechos argentinos sobre los ríos interiores.
Encendida nota en defensa de Echagüe
Sin que el bloqueo se hubiera levantado, apareció El Voto Santafesino el 27 de marzo de 1847, redactado por el asesor legal del gobierno, Dr. Severo González. Su discurso era beligerante y el centro de sus ataques estaba dirigido a las potencias bloqueadoras y a los unitarios. En el número 23 del periódico de González, bajo el título de «Horrenda bestialidad unitaria», se daba cuenta de una nota publicada por Varela en el Comercio del Plata del 26 de julio, en la que acusaba a Echagüe de planear el crimen de Urquiza. «¡Un Echagüe asesino! ¡Oh bestias unitarias, si supierais lo que habéis dicho! La preciosa existencia de Echagüe es elevada, intacta y pura. Sus virtudes han fijado ha mucho tiempo su nombre entre los grandes padres de la patria».
(El periodismo en Santa Fe. Alejandro Damianovich)
La Administración de Echagüe
Desde una perspectiva educativa y cultural, la administración de Echagüe resultó próspera. Revitalizó varios de los institutos educativos creados por Estanislao López, como el Gimnasio Santafesino. Creó el colegio San Jerónimo en 1849 bajo la dirección de Marcos Sastre, hizo funcionar escuelas públicas en Coronda y Rincón, creó un colegio para niñas en 1850 bajo la dirección de las hermanas Niklison. Organizó la Biblioteca pública del Instituto Literario San Jerónimo, también a cargo de Marcos Sastre. Se publicaron cuatro periódicos en la imprenta del Estado: El Eco Santafesino, en 1845; El Voto Santafesino, en 1847; El Sudamericano, en 1849; y El Álbum Santafesino, en 1850.
Desde un punto de vista económico, su gobernación se destacó por una reactivación productiva en ascenso. En 1847 dictó una Ley de Aduanas para Santa Fe con un claro sentido proteccionista, siguiendo la lógica de la ley que había dictado para Entre Ríos en 1836. Estas medidas apuntaban a proteger, por ejemplo, la industria naviera practicada en los astilleros locales, a fomentar el empleo de trabajadores locales. La actividad comercial también va a repuntar, y los puertos de Santa Fe y Rosario comenzarán a incrementar su actividad.
Caseros
Cuando en 1851 se produce el pronunciamiento de Urquiza y el conflicto militar se dispara, la Junta Representativa de Santa Fe le otorga amplias facultades al gobernador Echagüe para combatir a Urquiza. Sin embargo, varios políticos santafesinos comienzan a conspirar contra Echagüe y Rosas, preparando el terreno para recibir o unirse al ejército de Urquiza. Crespo y De Iriondo formaban parte de ellos. El 23 de diciembre De Iriondo se pronuncia contra Rosas al recibir la señal esperada del ejército urquicista. Dos días después, Domingo Crespo fue elegido gobernador provisorio, mientras Echagüe marchaba hacia Buenos Aires para unirse al ejército rosista. La derrota de Rosas en Caseros a comienzos de 1852, marca el fin de la hegemonía rosista y lo obliga a emigrar a Inglaterra. En el mismo barco se exilia Pascual Echagüe. Pero a diferencia de Rosas, volverá en 1854 para continuar su vida política.
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