5. Situación social y conflictos urbanos y rurales
JORGE RAÚL FERNÁNDEZ
Última actualización
JORGE RAÚL FERNÁNDEZ
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En lo referente a la problemática social u obrero–patronal, en los años en que el radicalismo gobernará la provincia se produce un aumento de la conflictividad social y de la movilización obrera por causas diversas, tales como los desacoples que produce la guerra en el modelo económico agrícola–ganadero ligado al mercado externo, la Primera Guerra Mundial y sus consecuencias en el sistema productivo nacional, los límites en la expansión de la frontera agropecuaria, la situación de desprotección del mundo laboral hasta la llegada de Yrigoyen a la presidencia, entre otros. En ese marco, y concomitantes con el orden nacional, los gobiernos provinciales radicales oscilarán entre políticas de mediación e incorporación de moderados pero importantes reconocimientos de derechos laborales y/o beneficios para los trabajadores, por un lado, y acciones represivas y de persecución a las organizaciones y movilizaciones obreras, por el otro.
Entre los principales conflictos sociales que ocurren en la provincia de Santa Fe durante los gobiernos radicales, podemos mencionar los siguientes: el conflicto agrario de 1912 conocido como El Grito de Alcorta (gobernación de Menchaca) (que se analiza más adelante en un artículo especial); en 1913, en el mes de abril, las huelgas que estallan en distintos puntos de la provincia pero sobre todo en la ciudad de Rosario, donde el acatamiento es muy alto y la violencia de los reclamos de barrenderos, tranviarios, empleados de comercio, ferroviarios y estibadores se hace notar; la generalización de la huelga ferroviaria en nuestra provincia a partir de 1917 y medidas similares de los obreros metalúrgicos, panaderos y trabajadores estatales, seguida por un importante paro de la Federación Obrera Marítima, es el inicio de un ciclo de conflictividad creciente por la situación económica generada por la guerra mundial; problemas con los maestros en 1918 por un considerable retraso en el pago de los salarios; una medida de fuerza de más de 5000 agricultores, especialmente en el sur de la provincia, en marzo de 1919, ocasión en que la Federación Agraria dispone «no recoger una espiga ni abrir un surco»; movimientos de solidaridad con los obreros reprimidos en Buenos Aires en la denominada Semana Trágica, con una declaración de huelga general que cuenta con la activa participación de ferroviarios y portuarios en todo el territorio provincial, y que genera el nacimiento del denominado Núcleo Pronacionalidad, expresión local de lo que en el orden nacional fuera la Liga Patriótica, para reprimir a los trabajadores; el comienzo en 1919 del conflicto de La Forestal que dura hasta 1921, y que también analizamos en particular; la represión de las manifestaciones de obreros portuarios en la Plaza San Martín en Rosario en 1920, que causa dos muertos y numerosos heridos, huelga de los trabajadores del Ferrocarril Central, paro de los maestros y huelga agraria, especialmente en el departamento San Martín, todas en el mismo año y durante la gestión del gobernador Mosca, conflictos que comienzan a reducirse a partir de 1922 cuando se produce una recuperación en la economía nacional y provincial, pero que retornan sobre finales de la década, con hechos protagonizados por obreros portuarios, trabajadores textiles, operarios de fábricas de pastas, todos de la ciudad de Rosario.
Pero los hechos principales tienen lugar con motivo de los reclamos de los estibadores del puerto de Rosario en mayo de 1928, extensamente detallados en el artículo de Paulo Menotti. El conflicto se traslada a los trabajadores de los puertos cercanos de Puerto San Martín y Villa Constitución, generando una huelga general en toda la provincia. Los trabajadores portuarios de la ciudad de Santa Fe, adhieren rápidamente a las medidas de fuerza de sus pares rosarinos y tienen enfrentamientos con los obreros que pretenden desobedecer la medida gremial, lo que origina tres muertos y varios heridos. Desde la inauguración del puerto en la capital provincial, la influencia gremial portuaria se traslada de Colastiné a la ciudad de Santa Fe, siendo el grupo o sector más activo del movimiento obrero en los años posteriores, al igual que los trabajadores del ferrocarril.
La conflictividad sindical continúa en ascenso durante todo el año 1928, con epicentro en Rosario y sus trabajadores portuarios, aunque contando con la solidaridad de otros gremios tales como los obreros gráficos, los canillitas, panaderos, conductores de tranvías, albañiles y municipales, entre otros. En esos hechos es notoria la influencia de los grupos anarquistas, así como la escasa participación de los sindicalistas puros, por entonces a cargo de la central obrera más importante de la Argentina, y de los ya menguados grupos socialistas.
Los hechos antedichos y los consiguientes reclamos de los grupos empresarios, terminan convenciendo al presidente Yrigoyen de la necesidad de reestablecer el orden, para lo cual envía fuerzas federales a la ciudad de Rosario el 2 de diciembre de 1928.
Esos movimientos de protesta se trasladan, a fines de 1928, a los trabajadores rurales. Sobre este tema, Oscar Videla señala que «la alta proporción en pueblos de campaña y en las cercanías a grandes centros de población (Rosario, en particular) explica la extensión de las mismas. La sola introducción de la cosechadora y el camión reducían directamente las posibilidades de sobrevivencia de las figuras claves de la clase obrera rural: estibadores, carreros y braceros».
En lo que se refiere a los actos de los gobernadores radicales intentando solucionar los problemas de los trabajadores, podemos citar la actitud del gobernador Menchaca en la cuestión agraria conocida como el Grito de Alcorta o las medidas de apoyo a trabajadores que habían quedado desocupados principalmente en el departamento Vera; la del gobernador Lehmann también en relación a los reclamos de los colonos del sur, subsidiando incluso a los productores en crisis; creación del Departamento Provincial del Trabajo, establecimiento de jornada de ocho horas y ley de accidentes de trabajo para los obreros rurales, prohibición del trabajo nocturno en las panaderías y normativas relacionadas a la higiene laboral, por parte del gobernador Aldao y por iniciativa del legislador Pio Pandolfo, entre otras.
En 1919, el norte de la provincia se vio sacudido por una protesta social de envergadura con la primera gran huelga de los obreros de La Forestal, con epicentro en los departamentos Vera y General Obligado. La Forestal, en realidad denominada La Forestal Argentina S.A. de tierras, maderas y explotaciones comerciales e industriales, era una empresa de capitales británicos, dedicada a la explotación de madera y la producción de tanino, que tenía el monopolio del quebracho y que se había convertido en una especie de estado dentro del Estado provincial, regulando el comercio en sus terrenos, teniendo moneda propia y con un sistema salarial que implicaba una explotación de los trabajadores y los colocaba en situación de servidumbre. Era una empresa con considerables extensiones de bosques que claramente confunde el dominio privado de sus bienes con el orden público, sobre el cual había avanzado durante largo tiempo con complicidad de los gobiernos del orden conservador.
La situación de la compañía, más allá de lo antedicho, se comienza a complicar por situaciones derivadas de la guerra mundial, específicamente por las restricciones del mercado internacional del tanino, problemática que intenta solucionar con políticas de ajustes sobre los trabajadores, tales como reducción del personal y rebajas salariales.
En ese marco dificultoso, los esfuerzos sindicales permiten establecer una organización obrera, con un centro socialista en Villa Guillermina y la constitución de una Federación de Obreros del Tanino.
La Forestal era una empresa de capitales británicos, dedicada a la explotación de madera y la producción de tanino, que tenía el monopolio del quebracho y que se había convertido en una especie de estado dentro del Estado provincial con un sistema salarial que implicaba una explotación de los trabajadores y los colocaba en situación de servidumbre.
Desde comienzos de 1919, y ante una situación que se agrava por la falta de demanda del tanino y un exceso de producción almacenada, los trabajadores pasan de la organización a la protesta, incrementando sus acciones a mediados de año con una huelga que interrumpe prácticamente la actividad de la compañía, dado que, entre otras medidas, los obreros obstaculizan la marcha del ferrocarril e impiden la salida de la producción. La huelga se levanta al llegarse a un acuerdo con la patronal, donde se logra respuesta positiva a parte de las demandas y que es, en cierta medida, garantizado por el gobierno provincial. Sin embargo, el conflicto se reinicia a fines de 1919 y principios de 1920 por el incumplimiento de la empresa de lo pactado, prolongándose durante un tiempo prolongado, con activa participación de grupos de trabajadores organizados en Villa Ocampo, La Gallareta, Villa Guillermina y Villa Ana. Entre diciembre de 1920 y enero de 1921, la situación se agrava y los obreros endurecen nuevamente su posición, ocasión en que La Forestal despide trabajadores y son detenidos dirigentes de las organizaciones sindicales, desatándose un proceso de represión patronal–estatal de características brutales, con la participación de la policía provincial, tropas del ejército y la denominada Gendarmería Volante, fuerza pública financiada por la empresa. Esa represión organizada dura algo más de cuatro meses y termina por quebrar la protesta y la organización obrera.
En la primera parte del conflicto, a mediados de 1919, el gobierno provincial radical ampara tanto la libertad de trabajo como el derecho de huelga, enviando al norte a un comisionado que genera las condiciones para el acuerdo celebrado en aquel momento y luego incumplido por la empresa. Sin embargo, ante la continuidad del conflicto, y siendo gobernador Enrique Mosca, se va a crear una gendarmería volante, con el objetivo de «garantizar la propiedad rural y limpiar de malevos la zona», pero que en la práctica funciona como fuerza de choque al servicio de La Forestal, lo que agrava el problema por los intentos de desalojar de las viviendas que habitaban a los trabajadores despedidos, viviendas que eran propiedad de la empresa. El gobierno provincial, si bien recibe a los trabajadores, no intermedia nuevamente para solucionar el conflicto. El incendio intencional en el Centro Recreativo y de Socorros Mutuos, en el que funcionaba el Sindicato de los trabajadores, agrava el conflicto en 1921. Finalmente, las fuerzas policiales de los departamentos del Norte de la Provincia, manejadas claramente por los directivos de la Forestal, desalojan por la fuerza a los pocos pobladores que aún quedan en las tierras de la compañía en Villa Ana y Villa Guillermina ante la indiferencia del gobierno provincial.