7. Aspectos económicos 1943 - 1955
ALBERTO PAPINI
El sector agropecuario
Para poder explicar lo acontecido entre 1943 y 1955 en el sector agropecuario de nuestra provincia, en lo estrictamente productivo y en el modo de regulación estatal y sus implicancias socioeconómicas, debemos describir necesariamente los modos de producción y la vinculación de la Argentina y de nuestra provincia, como parte importante de la región pampeana, a nivel global, a partir de mediados del siglo XIX, cuando se generaliza la difusión de una agricultura ligada primordialmente al comercio internacional.
El incremento de la demanda internacional de bienes agropecuarios en la segunda parte del siglo XIX encontraba una restricción principal en la Argentina, que era una reducida oferta de trabajo para satisfacer a esta demanda.
En dicho contexto, el Estado estimuló la inmigración de contingentes europeos, que se incorporaron como arrendatarios, aparceros o por medio de la venta de su fuerza de trabajo, en muchos casos temporaria; incluso parte de esta población hacía tareas temporales y luego regresaba a Europa.
Había escasez de mano de obra y las tierras aptas para la agricultura y ganadería de esa época ya estaban ocupadas por propiedades de grandes extensiones. Por ello, ante la demanda en aumento de productos agropecuarios, el precio de la tierra era elevado y dificultaba el acceso a ella por parte de los nuevos migrantes, con una característica de crecimiento de los arrendamientos, muchos de ellos muy precarios contractualmente.
Ante esta situación, ya desde 1860, se introdujo maquinaria para tratar de ahorrar mano de obra, y los arrendamientos pasaron a conformar una parte muy importante en el total de explotaciones agropecuarias. Gran parte de la superficie estaba dedicada a la ganadería por tener mayor rentabilidad que la agricultura.
Las grandes unidades de producción se dedicaban principalmente a la ganadería y demandaban trabajo asalariado, mientras las unidades de menor escala eran arrendadas por chacareros que se orientaban a la producción de cereales y oleaginosas. Son los chacareros, que ya en 1912 protagonizaran en nuestra provincia el Grito de Alcorta, en demanda de la baja de los altos costos que pagaban por sus arrendamientos, que absorbía la mayor parte de sus ingresos, y tenían que rotar permanentemente de campo en campo con toda su familia, en condiciones muy precarias.
En Santa Fe, en 1914 había una población activa agropecuaria de 118.373 personas; en 1937, de 202.704; en 1947, 230.817, y descendía en 1960, a 119.115 personas activas, en el sector agropecuario provincial.
La gran crisis de los años 1929 y 1930 afectó negativamente los precios internacionales y, especialmente, a los de la agricultura, afectando al sector agropecuario y la balanza de pagos de nuestro país.
Entre 1937 y 1947 se produjo una crisis en el mercado internacional que impactó de maneras diferentes a la ganadería y a la agricultura. La primera experimentó una participación mayor en el PBI agropecuario, y no modificó el desenvolvimiento del factor trabajo, mientras que en la agricultura comenzó un período de expulsión de trabajadores del medio rural.
En la provincia de Santa Fe, el Censo de 1937 nos dice que existían 52.991 explotaciones agropecuarias, de las cuales 17.171 eran explotadas por sus propietarios, y la gran mayoría (33.259) eran explotaciones arrendadas (Cuadro 1).
Cuadro 1. Arrendatarios según situación contractual (Santa Fe)
33.259
16.122
17.137
100%
48%
52%
Por ello, esta situación se tornó constantemente conflictiva entre dueños de la tierra y arrendatarios. Pero, dentro de los arrendatarios que tenían contrato, muchos de ellos eran de corta duración, lo que implicaba un alto grado de inseguridad y de movilidad espacial, modificando constantemente los modos de vida familiares.
Después de la gran crisis internacional de 1929, en 1940, el índice de salarios de ese año todavía era 6 % inferior al vigente en el año anterior a la crisis, 1928 (según Orlando Ferreres). La precaria situación laboral en el sector necesitaba un encuadramiento legal que garantizara los derechos de los trabajadores. Por ello, en 1944, siendo Juan Domingo Perón, secretario de Trabajo y Previsión Social, por Decreto Ley 28.169/44 se sancionaba el Estatuto del Peón Rural, que establecía ajustes periódicos en los ingresos de los trabajadores asalariados, y se realizaban disposiciones legales para protección de los arrendatarios. La nuevas normas sobre arrendamientos impedían su desalojo y, por otra parte, congelaban las cifras a pagar por los arrendamientos, medidas que tuvieron el apoyo de los arrendatarios y de la Federación Agraria Argentina. De alguna manera, se estaban resolviendo las cuestiones pendientes del Grito de Alcorta.
Estas medidas pasaron a tener un mayor control después de 1945, al asumir Perón la presidencia, a lo que se sumaba una mayor presión sindical. Además, el Estatuto de Peón Rural indujo un importante aumento en el salario real de los trabajadores, «casi hasta duplicarse en términos reales» (según lo expresado en El Desarrollo Agropecuario Pampeano, publicación del INDEC–INTA–IICA), al finalizar los gobiernos peronistas por el golpe de Estado de septiembre de 1955.
Los efectos de las normativas sobre arrendamientos en la provincia de Santa Fe pueden apreciarse en el Cuadro 2. Entre 1937 y 1952, las cantidades de explotaciones totales se incrementaron de 52.991 a 58.927. Ahora bien, si analizamos los números de explotaciones según sean explotadas por el propio productor o por chacareros que arrendaban las tierras para producir, vemos que las explotaciones propiedad del productor se incrementaron de 17.171 a 22.562 y las trabajadas por arrendatarios disminuyeron de 33.259 a 21.480, ya que muchos arrendatarios que en años anteriores trabajaban tierras alquiladas lograron acceder a la propiedad.
Cuadro 2. Explotaciones agropecuarias y régimen de tenencia de la tierra
1937
52.991
s/d
17.171
s/d
33.259
s/d
2.561
s/d
1952
58.927
12.075.507
22.562
6.373.300
21.480
2.802.445
14.885
2.899.762
Fuente: Censos Agropecuarios.
Esta situación se produjo dado que la baja de los arrendamientos hizo que algunos propietarios decidieran vender sus propiedades a los antiguos arrendatarios, y además, porque los pequeños productores agropecuarios pudieron acceder a créditos para la compra de tierras, dispuestos por el gobierno nacional. Lógicamente, no todos los arrendatarios pudieron acceder a la propiedad de la tierra por ellos trabajada, pero un buen número de ellos, sí lo pudo hacer en nuestra provincia.
Este proceso iniciado en la década de los cuarenta siguió después de la salida de los gobiernos peronistas, y al comparar los censos de 1947 y 1960 podemos ver que el volumen relativo de los propietarios aumenta de 34,3 % a 52,6 %, mientras que el de los arrendatarios decrece del 44,7 % al 21,6 %.
Un grupo importante de propietarios que antes arrendaban tierras para agricultura decidió volcarse a la ganadería, explotándolas en forma directa con contratación de mano de obra.
En efecto, en la provincia de Santa Fe, los censos de 1937, 1947 y 1952 muestran un crecimiento constante de la cantidad de cabezas de ganado vacuno en porcentajes parecidos al incremento de nivel nacional. Por ello, la participación de Santa Fe en el total de cabezas de ganado vacuno existentes, prácticamente no tiene variaciones entre 1947 y 1952 (Cuadros 3, 4 y 5).
Cuadro 3. Existencia de ganado vacuno (Santa Fe)
1937
3.796.156
1947
5.576.022
177.987
4.7%
1952
6.151.142
115.024
2.1%
Fuente: Censos Agropecuarios.
Cuadro 4. Existencia de ganado vacuno (Nacional)
1947
41.048.162
1952
45.749.720
940.312
2.3%
Fuente: Censos Agropecuarios.
Cuadro 5. Participación de Santa Fe en el total de existencias de ganado vacuno
Censo 1947
13.6%
Censo 1952
13.4%
Fuente: Censos Agropecuarios.
Entre 1945 y 1954, la producción ganadera se había incrementado un 35 %, ello sería producto del mayor incremento del stock ganadero y mayor cantidad de peso por animal.
Por su parte, la agricultura presentaba un estancamiento en este período, puesto que en todo el sector pampeano, donde nuestra provincia es muy importante, podemos apreciar variaciones disímiles para los dos cultivos principales de la época: el maíz y el trigo. Mientras el trigo presentaba una tendencia creciente en su producción en toneladas desde la campaña 1945–1946 hasta la campaña 1954–1955, el maíz mostraba una tendencia decreciente, en general, en este mismo lapso, explicada por dos razones: la mayor participación de la mano de obra en el maíz respecto del trigo hizo que ante los incrementos de salarios rurales, los productores se vuelquen al trigo o a la ganadería por la menor incidencia en los costos laborales respecto al maíz, mientras que en el mercado mundial, la ayuda de Estados Unidos a países europeos condicionaba a los mismos a comprar maíz de Estados Unidos, lo que mermaría la demanda hacia nuestro país. Estas dos cuestiones explican la mayor producción de trigo y menor producción de maíz en nuestra región (Cuadro 6).
Cuadro 6. Producción de cereales (Argentina) (Miles de toneladas).
1945-1946
3.574
3.907
1946-1947
5.815
5.615
1947-1948
5.200
6.500
1948-1949
3.450
5.200
1949-1950
836
5.144
1950-1951
2.670
5.796
1952-1953
3.550
7.634
1953-1954
4.450
6.201
1954-1955
2.546
7.690
Podemos afirmar que el incremento de los salarios, tanto en la ciudad, por el importante incremento de la industrialización en esta época, como en el sector agropecuario especialmente, contribuyó a un incremento de la ganadería y a una mayor especialización en trigo respecto del maíz, pero además produjo un efecto indirecto positivo y muy particular para nuestra provincia, ya que profundizó el proceso de mecanización, y en general, la tendencia a un crecimiento agropecuario con mayor tecnología, con el objetivo de ahorrar costos de mano de obra. Las cifras de cantidad de tractores existentes en las explotaciones agropecuarias de nuestra provincia así lo demuestran: entre 1937 y 1946 la cantidad de tractores se incrementó en un 50,5 %, al pasar de 4.266 tractores a 6.422, y entre 1946 y 1952, el incremento fue de 37,2 % (Cuadro 7).
Cuadro 7. Cantidad de tractores (Provincia de Santa Fe)
1937
4.266
1946
6.422
1952
8.832
La década de 1940 fue abundante en políticas activas dirigidas hacia el agro en el país con distintos objetivos. Algunas medidas tuvieron el apoyo de pequeños productores y otras fueron resistidas. Las transformaciones ocurridas en el sector agropecuario de la época, en un contexto donde la pequeña y mediana producción familiar de la agricultura santafesina sufrió transformaciones importantes, se encontraron, a partir de 1950, con un contexto internacional desfavorable. La reglamentación del trabajo de esta época fue resistida por los pequeños productores agropecuarios, esencialmente, por las dificultades que encontraron al estar condicionada la ocupación de trabajadores asalariados estacionales, a la contratación con acuerdos gremiales. Los pequeños productores recibieron beneficios y apoyaron las medidas que congelaron y rebajaron los alquileres que pagaban, por la suspensión de los desalojos y por las prórrogas de los contratos de arrendamientos por dos años. Estas medidas fueron apoyadas por la Federación Agraria en nuestra provincia.
Asimismo, la disminución del precio de la tierra y las políticas crediticias destinadas a la compra de tierras —que tuvieron, por primera vez, como destinatarios directos a pequeños productores—, se presentaron como aspectos favorables que permitieron el acceso a la propiedad de un gran número de arrendatarios (Lattuada, 1986). Por ello, el cambio más significativo entre las décadas de 1940 y 1960 fue el pasaje que se produjo del predominio de unidades productivas en arriendo al de explotaciones en propiedad. El mayor acceso a la propiedad de la tierra por parte de los pequeños productores rurales fue muy importante en los departamentos del sur santafesino, donde el porcentaje de propietarios se incrementó hasta representar entre el 75 % y el 80 % de las formas de tenencia en el lapso de 30 años (1947–1974).
Distintas fuentes de información confirman el incremento de la mecanización en el sector en nuestra provincia, especialmente, desde 1946, cuando comenzó paralelamente a levantarse un importantísimo sector en la industria de la maquinaria agrícola en nuestra provincia. Es la especialización en producción de cosechadoras e implementos agrícolas que se vio favorecida por las medidas de política económica del gobierno nacional, de protección arancelaria y tipos de cambio especial para el desarrollo de su mercado interno, y en particular, de la industrialización nacional.
Entonces podemos ver en nuestra provincia a partir de 1948, con el impulso dado a la industrialización y al ser declarada de interés nacional la producción de maquinaria agrícola, el surgimiento de la industria de la maquinaria destinada al sector agropecuario, favorecida por el reciente banco de fomento creado, el Banco de Crédito Industrial, que otorgó importantes créditos a la producción de maquinaria agrícola en nuestra provincia, para instalar un complejo industrial vinculado a la producción de insumos agropecuarios en general, y de producción de maquinaria agrícola en particular, que perdura hasta nuestros días.
La historia de la firma Vassalli de la localidad de Firmat, así lo testifica, contribuyendo a satisfacer la demanda de cosechadoras automóviles, que reemplazaron a las antiguas cosechadoras a tracción, con una ventaja sobre las maquinarias importadas en el desarrollo de sus servicios técnicos y mejor adaptabilidad a los campos de nuestro país y de nuestra provincia, en particular (Cuadro 8).
Cuadro 8. Cantidad de cosechadoras automóviles (Provincia de Santa Fe)
1947
844
1952
1938
La industria de Santa Fe entre 1943 y 1955
La crisis internacional de 1929 y 1930, con la baja de los precios y la demanda internacional de nuestras exportaciones agropecuarias produjo importantes cambios en la estructura económica de nuestra provincia, que vio aumentar el desempleo en esos años.
La crisis a nivel internacional ocasionó una disminución en la cantidad de divisas recibidas por las exportaciones y una crisis en la balanza del sector externo. Esta situación provocó la necesidad de un proceso de sustitución de importaciones que se hizo evidente a partir de mediados de los años treinta, cuando los sectores tradicionalmente exportadores, ante la nueva situación internacional comenzaron a realizar una diversificación de sus actividades, ampliando sus inversiones a empresas industriales nacionales.
El crecimiento de la industria a partir de la segunda mitad de los años treinta se consolidó a partir de las políticas que comenzaron a implementarse desde el año 1943, y que se institucionalizaron a partir del 1945 y 1946 con la creación del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI), que tenía por objeto redistribuir parte del excedente económico de nuestro sector más competitivo a nivel internacional, el sector agropecuario, destinando incentivos para sostener y profundizar el proceso de industrialización interno comenzado años atrás.
El estado nacional recuperó a partir de 1945 las facultades sobre el sistema financiero y puso a disposición de los sectores productores, importantes líneas de créditos para la producción nacional, que facilitaron un nuevo proceso industrializador que tuvo un fuerte impacto en nuestra provincia, al comenzar un proceso de industrialización en siderurgia, metalmecánica y textiles, principalmente.
En 1938 se había instalado la destilería petrolera en San Lorenzo, y desde mitad de los años cuarenta se afianzó en el sur de nuestra provincia un importante complejo siderúrgico con base en Villa Constitución, al impulso de las medidas estatales desde 1943, dando un fuerte impulso a la actividad industrial en el sur provincial.
Desde 1946 a 1955, las políticas impositivas y crediticias al sector industrial estaban destinadas a facilitar las inversiones en la producción de insumos básicos y bienes de consumo, especialmente, puesto que el mayor poder adquisitivo salarial y mayor empleo industrial aumentaron la demanda de bienes de consumo en el mercado interno.
Para reflejar lo acontecido en el sector industrial entre los años cuarenta y cincuenta, podemos utilizar la información censal de esos años, ya que no existen otras series continuas anuales de obreros ocupados en la provincia de Santa Fe, sino, solamente, las disponibles por los censos nacionales que publican datos a nivel provincial para años determinados (Cuadro 9).
Cuadro 9. Obreros industriales (Provincia de Santa Fe)
1941
51.248
1953
98.577
Fuente: elaboración del autor en base a Felipe Justo Cervera, y Censos.
Ello expresa un incremento del 91 % entre los años previos a los gobiernos del peronismo en nuestra provincia y el año 1954, anterior a la salida de las gobernaciones peronistas. Estas cifras dan cuenta fehaciente del proceso de industrialización acontecido en ese período.
No obstante, es importante recordar que por la crisis mundial acontecida entre 1929 y 1930, encontramos desde 1936 un primer proceso sustitutivo de bienes industriales, que reemplazan importaciones de bienes industriales de otros países, por fabricación nacional. Este primer proceso de sustitución no fue planeado, fue una necesidad ante la dificultad de importar por falta de divisas, puesto que los precios de nuestras exportaciones habían bajado, especialmente los agrícolas, y también las cantidades demandadas habían disminuido a comienzo de los años treinta, con perjuicio para nuestra balanza de pagos, dificultando las importaciones, lo que indujo la necesidad de reemplazar bienes industriales importados por bienes de producción local.
Cuadro 9. Obreros industriales (Provincia de Santa Fe)
1935
40.270
1941
51.248
10.978
1.830
1953
98.577
47.329
3.944
1960
103.309
4.732
676
Fuente: elaboración del autor en base a Felipe Justo Cervera, Dinámica del crecimiento santafesino.
El Cuadro 10 nos ilustra este proceso: entre 1935 y 1941 vemos un incremento anual promedio de 1.830 obreros industriales por año. Esa cifra se eleva a 3.944 entre 1941 y 1953 (Censo de 1954), para decaer luego de 1953 a 1960 a un crecimiento anual promedio de sólo 676 obreros industriales anuales en nuestra provincia, dado el decaimiento de la actividad industrial entre fines de 1955 y 1959, fechas del gobierno instaurado tras el golpe de Estado que derrocó al general Perón en septiembre de 1955.
La experiencia de los primeros gobiernos peronistas y su relación al desarrollo industrial provincial es ilustrativa en lo expresado por Lattuada, Nogueira, Porstmann y Urcola en su investigación Santa Fe, Territorio y Desarrollo. Estos autores expresan que desde 1946 en Santa Fe, en los aspectos económicos se pueden reconocer las influencias de los planes nacionales y provinciales de la época. En este sentido, explicitan que en el período de gobierno a nivel provincial de Waldino Suárez (1946–1949), el primer gobernador peronista establece un Plan Trienal que en buena parte reproduce partes del Primer Plan Quinquenal de Perón, con una importante participación del Estado.
Los gobiernos peronistas de esa época tuvieron como estrategia estimular el crecimiento industrial con mano de obra intensiva, que, como se señaló, estaban acompañadas por las políticas creadas a nivel nacional e instrumentos específicos, como el IAPI que redireccionó parte de la renta agraria al círculo virtuoso que supuso el crecimiento del empleo, de los salarios y del consumo y la ayuda crediticia del Banco de Crédito Industrial a nivel nacional, que volcará préstamos en todo el territorio nacional.
El cuadro referido a obreros industriales por rama nos muestra la cantidad de obreros ocupados en la industria por rama, y está ordenado de mayor a menor según el incremento de obreros en cada rama entre los dos censos.
Se debe tener en cuenta que solamente se relevan los obreros ocupados en la industria de cada rama y no se incluyen los empleados administrativos y otros tipos de empleos, como dueños de empresas, que elevaría las cifras en aproximadamente un 15 % más de empleos.
Solamente se comparan para este estudio los obreros ocupados en la industria y no los otros empleos industriales como empleados administrativos, dueños y otros, porque en estos casos las metodologías censales no son estrictamente concordantes entre los censos analizados.
Realizadas estas aclaraciones, podemos ver en el cuadro de Distribución de Obreros por Rama (Cuadro 11), que en la provincia de Santa Fe entre los censos de 1946 y 1954, las ramas con mayor incremento del número de empleados son Vehículos y Maquinarias (+ 9.196), Metales (+ 5.628), Textiles (+ 2.677) y Maquinarias y Aparatos Eléctricos (+ 1.031). Estas cuatro ramas fueron las que más aumentaron su planta en número de obreros ocupados, que expresados en porcentajes fueron del 69 %, 74,7 %, 251,6 % y 127,1 % respectivamente.
Cuadro 11. Distribución de obreros industriales según rama (Provincia de Santa Fe)
Caucho
20
211
191
955 %
Textiles
1.064
3.741
2.677
252 %
Maquinaria y aparatos eléctricos
811
1.842
1.031
127 %
Metales (excluye maquinarias)
7.532
13.160
5.628
75 %
Vehículos y maquinaria (excluye eléctricos)
13.320
22.516
9.196
69 %
Derivados del petróleo
272
421
149
55 %
Electricidad y gas
1.654
2.210
556
34 %
Cuero
1.770
2.289
519
29 %
Piedras, vidrio y cerámica
5.425
6.182
757
14 %
Papel y cartón
1.299
1.441
142
11 %
Varios y extractivas
2.702
2.553
-149
-6 %
Tabaco
988
900
-88
-9 %
Productos químicos
4.011
3.440
-571
-14 %
Alimentos y bebidas
24.754
21.054
-3.700
-15 %
Imprenta y publicaciones
2.208
1.850
-358
-16 %
Confecciones
4.563
3.800
-763
-17 %
Madera
14.457
10.967
-3.490
-24 %
Total
86.850
98.577
11.727
14 %
Fuente: elaboración del autor en base a Censos Nacionales.
Las ramas que presentan caídas en el número de obreros ocupados son Alimentos y Bebidas, Confecciones, Productos Químicos e Imprenta y Publicaciones. Si bien presentan disminución, su nivel de producción aumentó en dicho período, puesto que se incorporaron nuevas empresas de mayor tamaño con mayor nivel de incorporación de maquinarias y equipos, aprovechando un mercado en expansión, mostrando una mayor productividad por obrero ocupado.
El caso de la industria de la madera, su menor ocupación se encuentra relacionada a la merma de actividad al emprender la retirada la empresa La Forestal, que explotaba el quebracho en el norte santafesino, lo cual es coincidente con el menor número de ocupados que se pueden observar en los departamentos del norte provincial, que a partir de mitad de los años cincuenta comienzan a ser despoblados con emigración, buscando el trabajo perdido en las industrias relacionadas al quebracho, especialmente en los departamentos General Obligado y 9 de Julio. En los primeros años de los cincuenta comienza en el norte provincial un proceso que desarticulará la organización económica iniciada en las primeras décadas del siglo XX y, que había funcionado como una economía de enclave, que al terminarse el recurso natural explotado dejarían una gran parte de la población sin trabajo y territorios desérticos.
Para poder apreciar lo ocurrido a nivel departamental con los obreros industriales ocupados, contamos con las cifras de los censos de 1954 y de 1946. Las estadísticas censales departamentales ordenadas de mayor a menor crecimiento muestran un crecimiento total del 13,5 %, con incrementos muy importantes en los siguientes departamentos: Constitución (503 %), San Lorenzo (126 %), Iriondo (69 %), San Jerónimo (68 %), Belgrano (62 %) y San Justo (56 %).
Los departamentos General Obligado (-47 %) y 9 de Julio (-72 %) presentan disminución en la cantidad importantes de obreros ocupados entre 1946 y 1954. Llama la atención que son bajas muy pronunciadas contrastando con la evolución del resto de los departamentos, pero ello tiene una explicación de base histórica relacionada con la actividad forestal ocurrida por los designios de la Empresa La Forestal. A principios de los años cincuenta comienza a disminuir sus actividades y con ello la industria de la madera del norte santafesino sufre una mengua. También la caída de producción industrial del tanino que se extraía de los quebrachos afectará a las curtiembres de esa región, que utilizaban este producto para el curtido y teñido de cueros.
Esto se corrobora históricamente por las propias explicaciones vertidas en 1956 por directivos de La Forestal que anuncian el cierre definitivo de cuatro de las seis fábricas de tanino que tenía la empresa en nuestro país, por resultar las mismas antieconómicas, y solamente seguiría por unos años más la actividad en La Gallareta, en el departamento Vera de nuestra provincia, mientras que sólo quedaría después la fábrica de Tirol, en Chaco, que sería la última y única que seguiría existiendo.
Esta información es coincidente con los datos de obreros industriales que nos dicen que el departamento Vera, todavía tenía crecimiento hasta mitad de los cincuenta y principio de los sesenta, mientras los dos departamentos del norte, General Obligado y 9 de Julio presentaban disminuciones en su nivel de empleo de obreros industriales, vinculados a la merma de la actividad taninera y de curtiembres, a mitad de los años cincuenta (Cuadro 12).
Cuadro 12. Obreros industriales por departamento (provincia de Santa Fe)
Belgrano
403
654
251
62,3 %
Caseros
1.172
1.425
253
21,6 %
Castellanos
4.683
5.206
523
11,2 %
Constitución
395
2.382
1.987
503,0 %
Garay
63
27
-36
-57,1 %
General López
2.406
3.274
868
36,1 %
General Obligado
7.340
3.895
-3.445
-46,9 %
Iriondo
1.285
2.173
888
69,1 %
La Capital
9.035
11.267
2.232
24,7 %
Las Colonias
2.930
3.086
156
5,3 %
9 de Julio
626
175
-451
-72,1 %
Rosario
45.603
48.097
2.494
5,5 %
San Cristóbal
1.396
1.554
158
11,3 %
San Javier
156
170
14
9,0 %
San Jerónimo
1.057
1.781
723
68,4 %
San Justo
377
587
210
55,7 %
San Martín
1.389
1.671
282
20,3 %
San Lorenzo
2.711
6.129
3.409
125,7 %
Vera
3.823
5.014
1.191
31,2 %
Total
86.850
98.557
11.707
13,5 %
Fuente: elaboración del autor en base a Felipe Justo Cervera, Dinámica del crecimiento santafesino, y Censos.
Entre los años 1947 y 1952 podemos apreciar en el norte santafesino y especialmente en el departamento General Obligado, un importante crecimiento de las áreas sembradas con algodón, que tenía muy buena fibra para la industria textil en expansión, y aportaba una importante contribución como oleaginosa. En efecto, entre esos años se duplican las áreas sembradas con algodón comenzando a generar una importante actividad en la región. El algodón ocupará estacionalmente parte de la mano de obra desocupada por la disminución de la actividad forestal en la zona (Cuadro 13).
Cuadro 13. Áreas cultivadas con algodón (hectáreas)
Censo 1937
375.460
6.395
2 %
Censo 1947
367.768
14.745
4 %
Censo 1952
634.430
53.651
8 %
Fuente: Censos Agropecuarios.
El sector público provincial
El cuadro de Evolución de los Empleados Provinciales nos dice que desde 1944 a 1954 el empleo público aumentó de 23.369 empleados a 34.949. Resulta interesante seguir la propuesta de Felipe Justo Cervera, que expone las cifras de empleados totales y muestra el porcentaje de empleados relacionados a las obras públicas, que pasan de 2,9 % en 1940 a 5,2 % en 1944 y 6,2 % en 1947. Ello se relaciona con los estudios y la construcción de obras de infraestructura en general, energía, hidráulica, puertos, caminos, arquitectura y pavimentación.
Si bien el porcentaje de empleos en infraestructuras disminuyó en 1954 respecto de 1947, el total de empleados en infraestructura del año 1954 era más del doble al existente en 1940 (555 y 1.223 empleados respectivamente) (Cuadro 14).
Cuadro 14. Evolución de los empleados provinciales.
1940
19.124
2,90 %
12,2
1944
23.369
5,20 %
14,3
1947
24.386
6,20 %
14,3
1954
34.949
3,50 %
19,3
1960
35.229
3,40 %
19,1
1965
37.892
2,80 %
19,4
Nota: infraestructura abarca: energía, hidráulica, puerto, caminos, arquitectura, pavimento.
Fuente: elaboración del autor en base a Felipe Justo Cervera, Dinámica del crecimiento santafesino.
Por su parte, el estudio de Natacha Bacolla, (Política, administración y gestión en el peronismo histórico. Un estudio de caso: Santa Fe. 1946–1955, de la revista Estudios Sociales), al hacer el relevamiento de las partidas presupuestarias de la provincia de Santa Fe, muestra la siguiente evolución de la participación de las partidas destinadas a trabajos públicos, respecto del presupuesto total: descienden del 4,8 % en 1947 al 3,7 % en 1948 y al 2,7 % en 1949, pero desde el año 1949 a 1952 durante el gobierno del ingeniero Juan Hugo Caésar, se incrementan en forma notable las partidas para trabajos públicos del 2,7 % en 1949, al 7,8 % en 1950, y al 21,4 % en los años 1951 y 1952. Durante este gobierno se construyeron importantes trabajos de infraestructura donde se encuentran, entre otras obras, el tendido de 478 kilómetros de obras viales, 238 caminos pavimentados y 14 puentes (Cuadro 15).
Cuadro 15. Gastos en trabajos públicos según ejercicios rendidos (carpetas de archivos Cámara de Senadores de la Provincia de Santa Fe)
1947 - 1949
3.7%
1949 - 1952
13.3%
Fuente: elaboración del autor en base a Natacha Bacolla, Política, administración y gestión en el peronismo histórico.
El período de gobierno de Caésar fue el que tuvo la mayor participación en las partidas de inversiones en trabajos públicos respecto del total del gasto presupuestado. Generalmente, cuando en un año el porcentaje de trabajos públicos e inversiones en equipo superan el 10 % se dice que es una muy buena inversión, y en este caso en dos años de gobierno de Caésar el porcentaje fue del 21,4 % (1951 y 1952).
En este sentido, relacionando el cuadro basado en Dinámica del Crecimiento Santafesino, de Cervera, y los datos expuestos en base al trabajo de Bacolla, las cifras presentan tendencias coincidentes.
Las variables macroeconómicas a nivel nacional nos muestran que el Producto Bruto Interno tuvo un importante crecimiento en los primeros años del peronismo, que sería del 5,1 % en promedio para el período 1946–1950 y de 3,1 % para el período 1951–1955, en valores constantes, según estadísticas de Orlando Ferreres en su publicación Dos siglos de economía argentina, promedios que están por encima del crecimiento promedio previo y posterior a estos dos períodos mencionados (Cuadro 16).
Cuadro 16. Crecimiento del PBI desde 1936 a 1959 (promedios anuales)
1936 - 1940
2.8%
1940 - 1945
2.7%
1946 - 1950
5.1%
1951 - 1955
3.1%
1956 - 1959
1.9%
Fuente: elaboración del autor en base a Ferreres, Dos siglos de economía argentina ($ de 1993).
Podemos decir que el crecimiento total del Producto Bruto Interno desde 1946 a 1955 es bueno pero no es excepcional, y quizás el mayor cambio para la vida de los santafesinos estuvo dado por las conquistas sociales del período y, especialmente, desde lo estrictamente económico por el importante incremento en los salarios reales de los trabajadores, puesto que el nivel de incrementos de los salarios nominales superó ampliamente al incremento del nivel de costo de vida, según podemos ver en los cuadros siguientes. En el Gráfico 1 vemos que mientras el crecimiento de los salarios nominales en base de 100 para el año 1945 llega a un nivel de 882,5 puntos, en 1955 el costo de vida en igual base llega sólo a 565,7 puntos. El Gráfico 2 muestra el incremento del salario real, es decir, el incremento salarial en relación al costo de vida, el cual presenta un incremento del 56 % al pasar de un índice 100 en 1945 a un índice de 156 en 1955.
Gráfico 1. Salarios en la industria y costo de vida (1945=100)
Gráfico 2. Índice de salarios reales industriales (1945=100)
La salud pública y la relación entre el gobierno nacional y los gobiernos provinciales
El 23 de mayo de 1946 se creó la Secretaría de Salud Pública en Argentina. Esta tendría mayores facultades en la administración, respecto de los anteriores entes de la salud. La nueva organización otorgó un protagonismo acentuado a los médicos, que fueron considerados los únicos capacitados para planificar, implementar y dirigir la salud pública nacional. Este proceso se vio acompañado por el interés de otorgar un marco profesional a la administración sanitaria.
En el período 1946–1955 se dio mucha importancia a la educación sanitaria de la población. Las publicaciones oficiales se convirtieron en un medio para difundir tanto las nuevas funciones del organismo, como para posicionar a los profesionales de la salud con mayores facultades para el manejo de la educación sanitaria.
En 1947 se sancionó la ley nº 13.039 de educación sanitaria, que declaró obligatoria la difusión y la enseñanza de los principios de la higiene, en los medios civiles, militares, escolares, industriales y comerciales del país, ya fuera en zonas urbanas o en zonas rurales.
Dentro del marco de la promoción de la salud por parte del gobierno nacional, en nuestra provincia, nació la Escuela Superior de Sanidad en 1946, en el ámbito de la Universidad Nacional del Litoral, y fue la primera de su carácter en el país. Esta escuela estaba dedicada a la preparación de técnicos en materia de medicina preventiva e inició su tarea formadora con un curso ordinario para médicos higienistas y otro para doctores en higiene, dictados en Santa Fe.
La política nacional de este período centralizó las decisiones en términos de políticas sanitarias, pero descentralizó su ejecución a niveles provinciales y municipales. En este sentido, la salud pública se entendía como una responsabilidad del Estado para mejorar la salud de las personas aparentemente sanas, pero que a futuro podían contraer enfermedades.
La prevención de las enfermedades era prioritaria para la política de salud, y sus programas de prevención eran acompañados por importantes obras sanitarias, la construcción de hospitales, el abastecimiento de agua, la inspección de alimentos, el control de enfermedades infectocontagiosas y la asistencia de pobres. Se daba prioridad tanto a la salud física como mental.
En 1949 se elevó el nivel de la Secretaría de Salud a Ministerio de Salud, a nivel nacional. El primer secretario nacional y luego ministro de Salud, el doctor Ramón Carrillo, fue quien diseñó las bases del nuevo sistema de salud argentino, y la centralización para una mejor planificación y coordinación entre la nación y las provincias.
El programa sanitario incluyó reformas sociales, educativas y culturales para combatir el origen de sus problemas. Para ello, se establecieron hospitales generales y centros de salud urbanos y rurales, centros urbanos de asistencia especializada, unidades sanitarias y hospitales obreros, centros de traumatología y accidentes de trabajo; se incluyeron los aspectos de maternidad e infancia, alienación mental, neuropsiquiatría, endocrinología, toxicomanía y crónicos, tuberculosis y lepra, a la vez que se promovía la idea del médico de familia. Se crearon diversos institutos de investigación y tratamiento, y se extendieron áreas como la medicina escolar y laboral.
Las gestiones peronistas en nuestra provincia continuaron fortaleciendo las capacidades de intervención de las agencias provinciales en el área de salud y bienestar social, proceso que ya había sido iniciado con anterioridad desde 1936 en adelante, pero que se profundizaron desde 1943 a 1955.
El sector sanitario también tuvo mayor autonomía financiera y administrativa en Santa Fe, puesto que el Consejo General de Sanidad ganó autonomía dentro de la estructura ministerial, mientras que varias agencias técnicas de su Departamento de Salud Pública pasaron a responder directamente a la jefatura de la cartera: la Oficina Jurídica, la División de Arquitectura e Ingeniería Sanitaria, el Instituto Bromatológico y Departamento Químico.
Se traspasó a la órbita del Departamento de Salud Pública todo lo relativo a sanidad escolar y educación física, reparticiones aún vinculadas a la cartera de Instrucción Pública y su Consejo de Educación. A esto se sumaba la incorporación a las incumbencias de la misma repartición de los servicios de asistencia médico–sanitaria dentro del sistema penitenciario, comenzando su implementación en la cárcel modelo de Coronda.
Se transfirieron a la provincia diversos servicios sanitarios y municipales, a excepción de los correspondientes a la ciudad de Rosario; el inicio del traspaso de algunas entidades privadas —como el Hospital de Caridad de la localidad de Tostado y el Hogar Protomédico Manuel Rodríguez, perteneciente al Patronato de Leprosos de Santa Fe—; y la puesta en marcha de un plan de coordinación entre efectores privados y centros provinciales, ya dispuestos en la ley de 1938 pero que no se había completado.
Los servicios médico–asistenciales rurales y urbanos fueron reestructurados a finales de 1945, a partir del diseño de un plan que, partiendo de un estudio de rendimiento realizado por la División de Estadística General, adaptó la coordinación hospitalaria existente en la provincia a las nomenclaturas, diferenciación de complejidad y funciones, reestructuración resuelta en el I Congreso Nacional de Salud Pública.
La reorganización implicó la incorporación más sistemática de la asistencia social junto a la médico–sanitaria y la extensión de cobertura en zonas rurales.
La estructura se inició con los dispositivos más simples, los puestos sanitarios, los cuales se vincularon con las unidades sanitarias y de acción social de menores, tanto móviles como fijas. Estas últimas ascendieron a un número de 52, distribuidas en toda la provincia, y correspondieron a los anteriores dispensarios y hospitales rurales de poca complejidad.
Los hospitales rurales de mayor dimensión y ubicación estratégica adquirieron el rango de unidades sanitarias y de acción social mayores, ascendiendo a 39 establecimientos, que incorporaron en su estructura la internación clínica, quirúrgica, maternidad, además de servicios de odontología, obstetricia, visitadora de higiene y social.
Este cuadro de asistencia médica integral se completó con las delegaciones de los centros especializados —en tuberculosis, venéreas, anquilostomiasis, lepra, oftalmología, rabia, nutrición etc.—, y finalmente se articulaba con la infraestructura sanitaria de sede urbana.
Se ampliaron los dos hospitales colonias provincializados, el Protomédico Rodríguez y la Colonia Psiquiátrica de Oliveros.
Se sostuvo la consolidación de la Escuela de Servicio Social de Santa Fe, que había comenzado a funcionar en mayo de 1943 y que lograría el reconocimiento nacional de sus títulos. Asimismo, con el objetivo de favorecer la formación y profesionalización de los actores de la salud en nuestra provincia comenzó a funcionar en 1946, la Escuela de Visitadoras de Higiene, instituida por la filial local de la Cruz Roja.
Se impulsó la creación de una Escuela de Sanidad dentro de la Facultad de Medicina, que tendría como objetivo la conformación de un cuerpo de sanitaristas para hacer realidad el fin de tener una Medicina de Estado de carácter integral. Esta brindaría una especialización para graduados, con el curso de Médico Higienista; y durante 1947 sería convertido en Facultad de Higiene y Medicina Preventiva. Entre 1948 y 1949 se incorporaron nuevas terminalidades como: Odontólogo Sanitario, Educador Sanitario, Técnico en Inspección Sanitaria, Técnico en Administración Hospitalaria, y tres años después se abrió el curso de Ingeniero Higienista (1952).
En la gestión del gobernador Waldino Suárez (1946–1949) encontramos las siguientes acciones: la implementación del Estatuto Nacional de los Profesionales del Arte de Curar, la finalización e inauguración en 1947 del Hospital de Niños de Santa Fe y del Centro Antituberculoso en la misma ciudad, y luego la ampliación de la Colonia Psiquiátrica de Oliveros, además del inicio de construcción de algunos centros menores de salud.
El Centro Antituberculoso tuvo una importante función, puesto que para la época la tuberculosis era la tercera causa de muerte en nuestra provincia, solamente superada por las muertes causadas por enfermedades o accidentes cardíacos y las ocurridas por cáncer o tumores diversos, según el Anuario Estadístico provincial del año 1948.
Con el nuevo marco constitucional surgido de la reforma de 1949, el Ministerio de Salud volvió a incorporar el área de Bienestar Social, y entre 1949 y 1952 durante la gobernación de Caésar hubo mayor vinculación con el gobierno nacional, profundizando los mecanismos de planificación y coordinación federal.
En esta gestión se priorizó la política de formación de cuadros técnicos, la carrera de sanidad de Estado, la expansión de la población beneficiaria por medio de la ley de asistencia gratuita, tasas mínimas y un marco regulatorio que promocionó la conformación de mutualidades gremiales (Bacolla, 2016).
Se sostuvo el proceso de provincialización de la infraestructura sanitaria al pasar servicios ofrecidos por sociedades de beneficencia a la órbita estatal, y se impulsó una nueva ley de colegiación que otorgaba autarquía y autonomía a las profesiones del arte de curar.
Durante la gobernación de Luis Cárcamo (1952–1955), esta gestión se vinculó estrechamente con el Segundo Plan Quinquenal, que incluía en el régimen de coordinación nacional a los planes provinciales financiados con recursos propios.
Desde el punto de vista presupuestario, el gasto del área de Salud y Bienestar Social tuvo una participación ascendente en el presupuesto total provincial, del 13 % en 1947 al 15,7 % en 1954. Ello le permitió ya en 1951 contar con una capacidad de atención con 4.148 camas y 186 establecimientos de distintos tamaños y niveles de complejidad.
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