Omar MATTIOLI «La Tía»
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Había nacido en la ciudad de Santa Fe y estudiaba en la facultad de Agronomía de Esperanza, fue asesinado en San Nicolás cuando tenía 24 años.
“Para todos los compañeros fuiste «La Tía», para mí sos el «Gordo». Con él nos criamos juntos en Santa Fe, jugábamos a la pelota en la plaza desde los 8 años, hicimos toda la primaria en la Escuela Escalante, él a la tarde y yo a la mañana.
Tomamos la primera comunión juntos en la Parroquia de Santa Teresita. Después vino el Secundario, él al Comercial Domingo Silva, yo al Nacional Simón de Iriondo, y siempre fue así. Cuando empezó la Facultad de Veterinaria en Esperanza, yo comencé Abogacía en la UNL (Universidad Nacional del Litoral).
Los fines de semana, cuando venía, nos juntábamos y salíamos a los bailes, compartíamos los amigos, el fútbol, las despedidas con barril de chop, las amigas. A veces me quedaba a dormir en su casa y otras veces se quedaba él en casa.
«La Tía»: este sobrenombre se lo pusieron Jorge y la «Chechi (Jorge Trod y Cecilia Marfort «por el enorme cariño que sentía por Mariano, primer hijo de la pareja y único niño del grupo. Almorzábamos donde nos despertábamos. En lo único que nunca nos pusimos de acuerdo era en que él era «Tate» y yo «Raza».(Unión («Tate») y Colón («Raza») son los grandes rivales del Fútbol de Santa Fe, tal como River y Boca)
Y en esto de compartir, también empezamos a compartir los sueños. Comenzamos a plantearnos que sería bueno comenzar a comprometernos por un mundo mejor. Comenzamos a leer a Jauretche, a Scalabrini Ortiz, a John William Cooke; queríamos hacer algo por la gente que lo necesitaba y entendimos que lo teníamos que canalizar por el Peronismo. Así comenzó nuestra militancia en la JUP (Juventud Universitaria Peronista), él en Veterinaria y yo en Abogacía.
Y bueno, después vino la noche: antes de caer el gobierno de Isabel la patota secuestró a Cristina Mattioli y Marito Tottereau (hermana y cuñado del «Gordo»), quienes aún no aparecieron. A mí me llevaron preso a Coronda y al «Gordo» no lo vi más.
Después me enteré que el «Gordo» cayó peleando en San Nicolás. Y desde aquella época cada tanto me visita en sueños, en sueños que lo muestran tal cuál es, que está muy bien, con mucha polenta, que me dice que no falta mucho; y en los mismos sueños en los que siempre le recrimino que no se regale, que se cuide, que no venga de día, que venga de noche para que no lo vean, que tenga cuidado. Siempre le digo lo mismo pero nos reímos mucho cuando nos encontramos.
El lío se me arma cuando me despierto. Me desconcierto, todavía no lo puedo creer, y ya pasaron más de treinta años y al «Gordo» aún lo sigo esperando.
/ Roberto
Un jefe policial de Esperanza de apellido Rista lo tenía muy identificado y lo perseguía. No sólo por su militancia conocida, sino porque en una oportunidad «La Tía», fue autor de algo que los humilló.
Unos policías habían entrado a un bar a jugar al billar, dejaron sus armas colgadas a un costado y se entretenían absolutamente distraídos. El «Gordo» los había visto, entró disimuladamente al bar, dio una vuelta y se llevó las pistolas. Cuando terminaron de jugar vieron que no tenían más las armas. Recordaron que lo habían visto pasar, pero ya no estaban cerca, ni él ni las armas. De allí en más siempre le buscaron la vuelta.
/ Mercedes, compañera de la FAVE
Omar René Mattioli, el "Gordo" Mattioli, mi amigo, ¡qué Compañero!
Tenía mucho empuje, un compañerazo, te hacía sentir contenido, era un compañero que contenía a otros compañeros. Desde que llegué a Esperanza fue mi referente. En el '75 comenzó la represión. Eran momentos difíciles, de confusión y tensión; y allí es donde aparecía «La Tía», el compañero, el amigo, el que daba una mano para afrontar la situación.
/ Carlitos
Era un laburante, hijo de tanos, tipo generoso, no le daba importancia a nada material.
/ Otros compañero
Su memoria es recordada en una placa colectiva en la Escuela de Comercio "Domingo Silva" y en la Plazoleta de la Memoria en Esperanza