Osvaldo COLOMBO Valdi
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Cuando uno pregunta a los amigos por “el Valdi”, todos responden “era un tipo bueno”, y entonces uno piensa ¿podría ser de otra manera? ¿podría alguien que no fuese esencialmente bueno plantearse dejar todo para luchar por los demás? Por supuesto que no, planteado así, de todos podemos decir que eran “unos tipos buenos”. ¿Qué tenía el Valdi de especial? Quizás su sencillez, su manera de compartir, su buen humor que hacía que nunca se enojara con nadie, todos lo recuerdan además como un tipo alegre, piola, divertido, aunque un poco tímido. Su vida era la militancia, la que lo acompañaba hasta en las bromas, le gustaba juntarse en grupo para charlar, comerse un asado, tomar un vino y disfrutar de la amistad, la vida, la juventud, el compañerismo.
Era rafaelino, había venido a Santa Fe en 1973 para estudiar arquitectura en la Universidad Católica de Santa Fe. Trabajaba como fotógrafo, pero la fotografía era también un hobby que ejercitaba en todo momento, encuentros de amigos, asambleas, actos, manifestaciones. ¿Dónde estarán las fotos del Valdi? ¡Qué magnífico testimonio de una época serían si se lograra encontrarlas!. En la Universidad fue formando su conciencia revolucionaria, y ella fue la guía de su conducta, del trato con la gente, con los compañeros, de todo. Fue miembro de la conducción de la JUP.
Valdi murió peleando, era bueno, pacífico, pero no soportaba la injusticia, el autoritarismo o la prepotencia, era un tipo valiente y enfrentó a sus enemigos hasta la muerte. Fue en Corrientes el 6 de noviembre de 1976.
Osvaldo Isidoro Colombo, “Valdi” para todos, nació el 13 de enero de 1952 en Rafaela, Provincia de Santa Fe. La familia estaba formada por Ángel y Velia y sus cuatro hijos: Osvaldo, Maria Rosa, Mauricio y Maria Alicia (la que relata estas memorias).
Mi madre era una persona muy especial, que nos enseñó a amar la vida a través de la naturaleza y de las cosas simples y cotidianas. Crecimos en un patio enorme, lleno de animales, perros, plantas y árboles. Valdi ya perfilaba su vocación de arquitecto construyendo casas, con todo tipo de materiales y en cualquier lugar del patio. Ya sean de uno o de otro, mi casa siempre estaba llena de amigos.
Yo era la hermana menor y nací ocho años después que Valdi. Como buen hermano mayor, él era mi segundo referente afectivo. Yo lo adoraba, sentía orgullo y admiración por él. Tenía una personalidad sumamente extrovertida, alegre, inquieta, siempre en movimiento. Era muy protector de sus hermanos.
Su inteligencia no tenía límites, Vivía cada día como si se le fuera a terminar la vida al día siguiente, a fondo. Recuerdo verlo hacer las cosas con una pasión inusual: su fotografía, su pequeño laboratorio de revelado instalado en el lavadero de mi madre, en el cual trabajaba con su amigo el “Negrito” Huber.
Nada pasaba por esta vida sin ser registrado por su cámara Kodak, colgada siempre de su cuello (una flor, un amanecer, un bautismo....). Leía, leía mucho y todo lo que llegaba a sus manos. Lo recuerdo en el altillo de mi casa, trabajando en algo, estudiando o leyendo. Por supuesto no me dejaba subir porque me cuidaba y posiblemente yo también molestaba demasiado.
Se pasaba noches enteras leyendo y al día siguiente todos llegábamos tarde a la escuela, porque mi madre no podía despertarlo. Tenía muchas condiciones para las artes plásticas, la pintura, el dibujo, la escultura. El fue para nosotros el “hermano mayor”, el protector, el cuestionador, el que abría caminos para romper con algunas normas rígidas y mandatos sociales de la época, y por supuesto provocar algunos “dolores de cabeza” a mis padres.
Al menos en mí, calaron muy hondo las largas charlas que él mantenía con mi madre, sobre la política, la religión, temas de la vida, la militancia. A veces discutían porque las diferencias generacionales eran muy grandes, pero creo que en el fondo, Valdi era un comunicador innato, estaba siempre dispuesto a la charla y al intercambio de ideas.
Con el tiempo me di cuenta que no solamente yo tenía esta imagen de él. Aún hoy encuentro personas que me lo describen como alguien especial. Sí era muy especial, quizás porque tenía esa ternura a flor de piel, que evidentemente llegaba a la gente, porque así lo recuerdan todos.
Cursó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Católica de los Hermanos Maristas. Inició sus estudios de arquitectura en la Universidad Católica de Córdoba en el año 71. Recuerdo su moto, creo que marca Gilera, con la cual viajaba mucho. Todavía siento la sensación de felicidad que me embargaba cuando escuchaba el ruido del motor, cuando nos visitaba los fines de semana.
En el año 73 se traslada a la ciudad de Santa Fe para continuar los estudios en la Universidad Católica. Allí conoce a su compañera María Rosa Argúello con quien se casa aproximadamente en el año 74. No registro mucha información sobre su militancia, supongo que comenzó desde temprano.
Lo único que sé, es que su vida era una militancia. Sus ideales ocupaban todo su espacio interior y exterior: la idea del "hombre nuevo”, la justicia social. Tenía graves problemas para aceptar las injusticias y las diferencias sociales y esto lo llevaba cada vez más a involucrarse y a comprometerse con el contexto histórico y político que lo rodeaba. Fueron años de cambios vertiginosos, en los que supongo, nadie pudo siquiera imaginar la tragedia que se avecinaba.
No me siento con derecho a cuestionar sus opciones sólo rescato su verdadera esencia, sus ideales, sus proyectos, su entrega por el otro, su amor por la vida, su riqueza interior, su sentido de la justicia.
Su muerte marcó profundamente a mi familia y a mí, que me tomó por sorpresa, a una edad en la cual entendía poco y nada de lo que pasaba. Fue un antes y un después. Fue encontrarme en el vacío total, de pronto la gente que era mi referente de vida, ya no estaba más. Me costó mucho reconstruir mi historia y perdonar a las personas que por dolor o indiferencia eligieron el silencio. Me acostumbré a no preguntar. Uno o dos años antes de su muerte, dejé de ver a mi hermano. Fue una época de muchos silencios, de mucha angustia, de vivir sobresaltados esperando noticias, buenas o malas.
Valdi fallece el 06-11-76, en la ciudad de Corrientes. El diario de esa fecha describe el suceso como un gran enfrentamiento armado. Dos cosas me impactaron, la palabra “sedicioso” y “subversivo” y el hecho de ser tres contra doscientos efectivos policiales y militares.
Fue enterrado en una fosa común. Cuando mi padre rescató el cuerpo tuvo que pagar por una partida de defunción falsa, donde figuraba como NN, para poder retirarlo. Relata mi padre que uno de los militares que le entregó el cuerpo le dijo: “Sr. Colombo, tiene que estar orgulloso porque su hijo murió como un valiente”, que terrible y paradójica esta anécdota no?
Lo recuerdo con su característico gesto de afecto, su mano en el hombro y su mirada luminosa, llena de vida y después de 30 años aún no me resigno a su pérdida. Si me quedó el orgullo de haber sido la hermana de un ser excepcional.
Queridos papis, queridos hermanos, querida Nona:
Como me gustaría estar allí en este día tan especial. En el cual pienso deben estar todos reunidos, incluso los tíos. Digo tan especial porque se reúnen para felicitar a papi en su día. No porque simplemente sea tu día sino que por muchísimo más. Lo saludo y le mando un beso por todo lo que hizo por nosotros. Ahora nos toca a nosotros actuar. Actuar donde estemos, así sea en casa o en el pueblo donde nos encontremos. Por eso le pido a papi y a mami que si en algún momento pareciera que me he alejado y enojado con vosotros, no es así. Si no que será que habré encontrado otros campos de lucha, de trabajo, de sacrificio.
Pero recuerden siempre que los recordaré en cada instante, como la piedra fundamental de mi vida, la chispa de mi lucha en mi existencia. Digo esto porque estoy contento, y quiero transmitirles mi alegría. Estoy contento porque aquí voy descubriendo los hechos bellos y los acontecimientos amargos que conforman una vida. Porque voy descubriendo cosas que me llevan hacia una libertad pura y feliz, hacia Dios. Estas líneas son breves, pero lo importante es que transmiten algo, algo que lleve dicha y alegría a otros lugares.
Valdi (Córdoba 27/07/71)
Queridos papis:
Les mando un fuerte abrazo, así como también a Rosi, Maicho y María Alicia ¡Ah! Y a José, y también un abrazo en especial para la Nona, Les escribo unas líneas para contarles como estoy, como ando, y también para charlar un rato. ¿Cómo están ustedes? Espero que muy bien. Ya me los imagino sentados al calorcito de la “fogarata”. Yo quiero contarles que de los problemas que teníamos en la Facultad hemos logrado llegar a un acuerdo con el Consejo Superior de la Universidad. ¡Hemos logrado que legalicen los planes de estudio no solo de nuestro taller sino el de toda la Facultad! Sí, estamos muy contentos con la victoria. Pero ahora recién empieza el trabajo. De hoy en adelante deberemos ayudar a sentar las bases para el nuevo programa de estudios. Por otro lado estamos trabajando mucho con la regla T y la escuadra. Hemos relevado el aula y ahora estoy relevando mi pieza. Es muy interesante y me gusta mucho. Yo por mi parte trato de leer y preguntar por mi cuenta todo lo que esté al alcance sobre el tema. Para ir aumentando así aún más mis conocimientos. En lo que respecta a mi vida, les quiero decir que me siento crecer. Siento como voy aclarando mi camino. Veo como a cada paso voy liberando en mí esas aptitudes que antes quizá estaban reprimidas por posiciones dadas por una pseudo-iglesia absurda. Veo como a cada instante se solidifica y profundiza la imagen de Cristo. De Dios. Un Dios lleno de vida . Lleno de Amor y sin limitaciones de ningún tipo. Es verdaderamente en la práctica de la vida en donde vamos a encontrar ese Dios. Por eso les digo que abran todas las puertas y salgan afuera. Dialoguen con la gente y practiquen la caridad con sus amigos. Para luego analizar los hechos en conjunto y con profundidad. Esta es la única manera de encontrar el sentido de la vida, el sentido de Dios. No se preocupen por mi estoy muy bien. Quizá un poco corriendo la galga por la veda de carne, pero no es problema. Les deseo buena salud y felicidad.
Valdi (14/12/71)
Querida Rosi:
Tal vez fue mi único amigo, hace tres días que se la verdad, la verdad de su muerte. Ese rumor que hace un mes comenzó a torturarme hoy es realidad. Me parece un sueño, no quiero creerlo, sólo se que hoy puedo escribirte, ya no lloro, es como si hubiera pasado todo o nada. Recordé todo, momento tras momento, su cara, su risa, su voz, su moto, su Nikon, su laboratorio, sus discos, su simpleza, lo que pensaba, revisé detalle por detalle para encontrar algo; sólo volvieron a surgir su fe, su optimismo, su forma de ver las cosas, su explicación a todo. Veía el lado bueno de las cosas, creía en la gente, en la amistad, en un cambio. Era el modelo de joven para una sociedad que no estaba preparada para recibirlo, tal vez allí comenzó todo. Yo viví un corte de su vida: la finalización de su secundaria y el inicio a la Universidad, en aquellos días yo sabía todo de él, lo que pensaba, hacia y sentía. Era un adolescente como todos pero tenía algo diferente: pensaba, era mi amigo, vino la separación, cada uno eligió su camino. Siempre seguí pensando en él.
Rosi, jamás hubiera él aprobado mi flaqueza ante su muerte, pero sé que de la desesperación, surgirán poco a poco las fuerzas para seguir en mi proyecto de vida, sé que nunca lo hubiera admitido para sí pero que me lo habría respetado; él creyó en la opción, en el compromiso y fue fiel a sus principios, tal vez en recordar que fue ese su esquema de vida encuentre algún día la aceptación de su muerte, la aceptación de la muerte de Valdi.
Rosi, sólo puedo hacerte partícipe de mi dolor para que se una al tuyo.
/ Bety
Su memoria es recordada en placas colectivas colocadas en la Universidad Católica de Santa Fe y en la Plaza de la memoria Rafaela
En agosto de 2022 el Espacio de la Memoria Rafaela realizó un mural emplazado en el edificio de la Municipalidad, como parte del programa Memoria en la Pared