Mario Alfredo STIRNEMANN
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Nacido el 13/07/1949 en Malabrigo (Colonia Ella), departamento General Obligado.
Delegado gremial en Loma Negra de Olavarría, militante del PRT-ERP. Fue secuestrado en la vía pública en el barrio de Temperley, trayecto entre Palermo y Avellaneda el 4-11-75. El 18-11-75 aparece en Turdera asesinado en una escena montada como un falso enfrentamiento
En Julio de 1994, María Laura Stinermann, de 25 años de edad, se acercó a las oficinas del EAAF buscando información sobre su padre, quien había sido desaparecido. María Laura había vivido en Francia desde que su madre había tenido que dejar el país durante la dictadura militar.
En el Registro Nacional encontró su certificado de defunción con la fecha 18 de noviembre de 1975. Supuestamente había muerto en un “enfrentamiento" con las fuerzas de seguridad. Luego de esto, María Laura fue al cementerio municipal de Lomas de Zamora, donde encontró el nombre de su padre en los registros. Estaba enterrado en el Sector 37, letra Q, tumba 43.
Como parte de su investigación, María Laura también buscó información sobre el caso de su padre en los registros penales de Lomas de Zamora en la oficina de la justicia federal en La Plata, sin resultados. A fines de julio, la jueza que presidía sobre el caso 47.082, llamado "Stirneman María L. Sobre Disposición" en el juzgado criminal y comercial No. 11 de Lomas de Zamora, llamó a los miembros del EAAF para que actuaran como peritos en la exhumación y análisis de los restos que habían sido descubiertos en esa tumba. El 26 de julio de 1994, dos esqueletos fueron exhumados de la tumba. Fue posible establecer que uno de los esqueletos era el de un feto, llamado por el registro "N. Ledesma". El otro esqueleto era el de Mario Alfredo Stirnemann. Su identidad fue determinada a través de la comparación de sus restos óseos con información sobre sus rasgos físicos, tales como su registro dental. Stirnemann había sufrido lesiones causadas por 5 proyectiles de armas de fuego, de los cuales solamente uno, cercano a la pelvis, fue recobrado. Su cráneo había sido destrozado por el impacto de la bala; esta herida seguramente causó su muerte.
El juez federal Daniel Rafecas procesó a dos militares retirados y a tres ex comisarios de la policía de la provincia de Buenos Aires por delitos de lesa humanidad en el centro clandestino Cuatrerismo-Brigada Güemes que funcionó desde noviembre de 1974 hasta febrero de 1977 en el Camino de Cintura y Riccheri, sede de la División Cuatrerismo La Matanza de la Policía Bonaerense. Se lo conoce también como “Protobanco”, porque allí funcionó luego El Banco y estaba frente a otro centro de detención, El Vesubio. El juez consideró probado que al menos cuatro víctimas fueron trasladadas allí y luego ejecutadas en enfrentamientos fraguados. La modalidad respondería a una lógica diferente a la de las desapariciones que Rafecas busca desentrañar en otro tramo de la investigación mediante el estudio de los expedientes del Consejo de Guerra Especial Estable, organismo que según el juez se encargó de garantizar la impunidad de los crímenes.
Mario Alfredo Stirnemann, militante del PRT, fue secuestrado el 4 de noviembre de 1975 y estuvo en Cuatrerismo alrededor de diez días. Lo sacaron para asesinarlo en Temperley, donde fraguaron un enfrentamiento. Los antropólogos forenses que exhumaron sus restos del cementerio de Lomas de Zamora comprobaron que murió por un tiro en la cabeza de arriba hacia abajo efectuado a menos de un metro de distancia.
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"En 1974 se empezó a preparar el horror de la dictadura" -
Tras 45 años, una sobreviviente de Pozo de Banfield y sus dos hijas pudieron declarar frente a un tribunal. Laura Franchi fue la primera sobreviviente directa que brindó testimonio en la causa por los crímenes de lesa humanidad cometidos en Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y Brigada de Lanús. Nacida en Olavarría, donde conoció a su compañero Mario Alfredo Stirnemann, el padre de sus dos hijas, delegado de Loma Negra y militante del PRT, como ella, fue secuestrada en Quilmes el 23 de noviembre de 1974 con su hija María Laura, de 4 años, un embarazo de tres meses, su cuñado Juan José Stirnemann, y una compañera y su hijito.
“Nos dijeron que estaban buscando a Mario”, contó Laura. Un día y medio después, su hija fue entregada a su familia mientras que ella permaneció cautiva, sin saber nada sobre su cuñado, escuchando los tormentos y los gritos de los detenidos. "En 1974 se empezó a preparar el horror de la dictadura", afirmó. "Estuve una semana en la Comisaría de Quilmes y luego fui trasladada a la Brigada de Banfield. Cuando llegamos, me ponen contra una pared y me hacen un simulacro de fusilamiento. En ese lugar me interrogaban en un sótano con reflectores que no me dejaban ver a nadie. Nos decían subversivos, asesinos, que no pensábamos en nuestros hijos, ejercían una denigración constante", rememoró.
Desde el Consulado argentino en París –donde se exilió en 1981–, Laura Franchi detalló sus padecimientos en ese centro clandestino, donde permaneció 10 días en 1974, hasta que a principios de enero de 1975 fue trasladada a la Cárcel de Olmos. “En una sala sucia, entre ratas”, en el penal de mujeres de Melchor Romero, el 27 de abril dio a luz a su hija Silvina. La amamantó allí y también a la beba de otra detenida que “se encontraba extremadamente débil”. En 1976, ya “blanqueada” como presa política, fue llevada a Devoto. Y liberada años después, aún en plena dictadura, pudo reencontrarse con sus hijas en Francia.
Su hija María Laura Stirnemann –actual referente de la Red por la Identidad en Francia– también declaró ante el Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata. "Fui recuperando poco a poco la memoria. Tuve amnesia postraumática y crisis de nervios constantes. Recibí un tratamiento y el psiquiatra me llevaba a andar a caballo a un cuartel, para que yo no tenga tanto miedo a los uniformes. Y me fui a vivir con mi abuela materna", recordó en su desgarrador testimonio en el que narró cómo le fueron apareciendo flashes de la tortura que sufrieron ella, su madre y su tío cuando estuvieron cautivos. Y contó sobre su regreso a la Argentina para encontrar a su padre. "Papá murió en Puente 12. Cayó el 4 de noviembre del 1975, sufrió 14 días de tortura y fue asesinado. Ese juicio se dilató tanto que los imputados fallecieron y no hubo forma de hacer justicia. Esta sería la primera vez que se hace algo de justicia sobre lo sucedido a mi familia", subrayó.
Luego fue el turno de Silvina Stirnemann, nacida durante el cautiverio de su madre, quien evocó su niñez en Francia, “sin un marco” para expresar el horror que había soportado. "A los 9 años entendí que los viejos allá habían vivido la guerra en Europa y empecé a preguntar a cada uno qué hacían en la guerra. Eso me dio comprensión de lo que habíamos vivido. Para los 20 años del golpe creamos HIJOS París con mi hermana y otros compañeros. Y esa fue mi reincorporación a mi propia historia, sentí que la distancia del exilio se acortaba. Estudié Sociología Política e hice mi maestría sobre Perdón y Justicia en Argentina", remarcó y concluyó: "La justicia es lo que te hace parte de una comunidad, de una historia compartida. Por eso, por mi madre Laura Franchi, por mi tío Juan José Stirnemann, por mi viejo Mario Stirnemann y por toda mi familia, necesito que se haga justicia, que ustedes dicten una condena justa".
/ Fuente: Abuelas
María Laura Stirnemann: “Nosotras nos quedamos sin país, sin padre y sin justicia”
El 23 de noviembre de 1974, cuando volvían de un paseo en familia, Laura Franchi fue detenida en Quilmes por la Policía Bonaerense junto a su hija de 4 años, María Laura Stirnemann, su cuñado Juan José Stirnemann, una amiga y su hijo de 3 años.
Esa detención duró 7 años, en los que fue trasladada al Pozo de Banfield, al penal de Olmos y al de Devoto, donde recuperó su libertad en abril de 1982 y se exilió a Francia. El encierro en la cocina de la Comisaría dejó en la niña secuelas psicológicas que duraron hasta su adultez.
Durante su infancia le costaba comunicarse porque todo lo que vivió durante esas 48 horas de cautiverio quedó en algún lugar de su mente, bloqueado por su inconsciente para sobrevivir. Exiliada en Francia junto a su madre y hermana, durante su adolescencia María Laura tuvo una relación en la que sufrió violencia de género. Su novio como “prueba de amor” le pidió jugar a la ruleta rusa y al ponerse el arma en la cabeza los recuerdos de su cautiverio volvieron. Recordó cómo un policía le apuntaba con un arma en la frente mientras otros dos golpeaban a su tío para que hable.
Cuando tuvo a su primera hija no soportaba oírla llorar porque le recordaba los llantos de los detenidos que eran torturados. Todo ese dolor lo reconvirtió en lucha cuando volvió a la Argentina en 1994 y logró identificar el cuerpo de su padre desaparecido, Mario Alfredo Stirnemann, junto al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
En su regreso a Francia, creó una sede de la agrupación H.I.J.O.S (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) para continuar con su lucha por los derechos humanos y ayudar a otros hijos de desaparecidos a recuperar su identidad.
*Entrevista realizada en el marco de la cátedra Taller de Periodismo Gráfico.Publicada en Locales, Noticias, Sociedad | Etiquetada como H.I.J.O.S, María Laura Stirnemann, Pozo de Banfield. Publicada el 13/12/2021por Ana Laura Escurra en AUNO
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la causa Protobanco