Reinaldo HATTEMER “Alemán”

El “Alemán”, como lo llamaban sus amigos, nació en Rafaela el 18 de mayo de 1953. Junto a sus padres, Carlos Hattemer y Elda Boidi, y su hermano Oscar vivieron en calle Balcarce, a pocos metros del frigorífico. Pasados unos años, cuando don Carlos terminó de construir la nueva casa, se mudaron a calle Suipacha, frente a la escuela Mitre.

A los siete años comenzó sus estudios primarios en la escuela Rivadavia, y una vez finalizados cursó un par de años el Comercial hasta que empezó a trabajar. Un breve tiempo estuvo en la fábrica de pianos Brandt de Marino y Virgilio Marcucci, en avenida Luis Fanti y luego unos seis años en la sección de chapa y pintura del taller de Berta, de calle 25 de Mayo.

Cuenta uno de sus amigos de infancia y adolescencia:

“Yo lo conocí desde chico, desde la primaria, es más, la mamá antes de morirse me confundía con él, éramos tan amigos que nos veía siempre juntos, y cuando era ya muy anciana y yo la iba a visitar al geriátrico y me decía: ¡ah! ¡Viniste Reinaldo!

Él y el hermano se llevaban un año de diferencia, el hermano también falleció por un problema de médula a los 50 años, paradójicamente digo falleció porque si hubiera estado vivo el primero le podrían haber hecho un transplante y se hubiera salvado; digamos que lo mataron 2 veces; estaban tan seguiditos en edad, uno atrás del otro, parecían mellizos, todo el mundo los confundía y todos creían que efectivamente eran mellizos.

Vivieron en una época al lado del frigorífico y después fueron a vivir a calle Suipacha que es en donde yo los conozco, los conocí porque soy músico y ellos también lo eran, tenían un grupo: “los criminales del ritmo”, les decíamos nosotros, porque “ejecutaban” la música. Ellos tocaban rock, pelo largo, terribles vagos, eran la referencia de todo el barrio, ahí estaba la banda del chino Benítez y otros, la mayoría de los compañeros nos reuníamos en su casa e íbamos a los bailes juntos.

Éramos muy activos, no veíamos la hora de terminar el horario de clases en la escuela, ya sea en la primaria o en la secundaria, para ir a lo de los Hattemer, eran la referencia de todo el grupo, porque eran muy divertidos y creativos. Al mismo tiempo, siempre muy comprometidos, permanentemente leían, estudiaban o laburaban.”

“En cuanto al ‘Alemán’, comenzó a adherir a las luchas de la izquierda peronista, ya hacía unos años que su experiencia era diferente a la de la mayoría de nosotros. Su trabajo le permitía tener un contacto directo con la problemática de los obreros y un gran entendimiento en lo que respecta al ámbito sindical, tanto que llegó a ser delegado de SMATA”.

/ Juan Gentilini

“Corrían tiempos de gran efervescencia política y social que nos contagiaba de un espíritu solidario y comprometido con el más necesitado. El ‘Alemán’ tenía además un fuerte vínculo con los obreros a través de su desempeño como delegado sindical. Esa era una diferencia importante con el resto de sus amigos, que éramos estudiantes o empleados de comercio”.

/ Graciela Rabellino y Ricardo Díaz

“Reinaldo era una persona excepcional, de las mejores que he conocido, intelectualmente lo podría definir como un marxista con una práctica sindical militante que le permitía entender al peronismo. Identificó claramente que el sujeto que llevaría adelante las transformaciones sociales y políticas era el obrero, mayoritariamente peronista. Los militares detectaron correctamente quiénes eran los que le oponían resistencia al modelo económico que pretendían implementar. Por eso nos secuestraron, nos torturaron, nos desaparecieron y nos asesinaron. A Reinaldo lo desaparecen por ser montonero, no por otra cosa, aún con nuestros aciertos y errores me niego a quitarle identidad política a nuestra historia”.

/ Carlos Borgna

A las once y media de la mañana del martes 25 de enero de 1977, al finalizar la boda entre Oscar Hattemer y Patricia Boggio en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, dos personas armadas y vestidas de civil secuestraron a Reinaldo Hattemer en plena vereda, y lo subieron a un Ford Falcon. Desde ese día nunca más se lo volvió a ver.

La madre de Reinaldo logró ser atendida sólo una vez por Ítalo Falchini, jefe de Policía de Rafaela, quien le dijo que “se quedara tranquila, que su hijo había sido detenido por fuerzas de seguridad y que estaba en Santa Fe”.

Reinaldo era novio de Silvia Suppo, en febrero de 1977, Silvia y Oscar se entrevistaron con Juan Orlando Rolón, por entonces jefe del Área 212 del Ejército. El coronel les dijo que no sabía nada de Hattemer, que posiblemente lo habían secuestrado sus propios compañeros o que tal vez se habría ido al extranjero.

Su memoria es recordada en un mural realizado en Rafaela y en la Plaza de la Memoria de esa ciudad

Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la Megacausa Rafaela

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