Florencio FERNANDEZ
Última actualización
Última actualización
Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Nacido el 10 de noviembre de 1908. Hijo de José Cirilo Fernández y de María Fernandez Rudaz, hermano del poeta Evaristo Fernández Rudaz. En Reconquista vivía junto a su familia en la casa de calle San Martín 1565, la cual tras el desmembramiento familiar permanecería durante muchos años deshabitada.
Trabajó en el entonces Departamento Provincial del Trabajo, en calle Iturraspe frente a plaza 25 de Mayo, como encargado de la oficina de accidentes. Era un hombre con perfil de caminar los recovecos populares, en los límites de la periferia, muchas veces con cuchillo en la cintura. El Club Central lo verá muchas noches en su sede de calle Rivadavia y Roca, inclusive cumpliendo labores de bufetero.
Tuvo apegos políticos radicales y cuando el partido se dividió lo fue con la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI). En sus años juveniles acompañó a Evaristo en giras chamameceras por los pueblos forestales y por otras provincias, oficiando como secretario ayudante.
Como un rebusque económico más, en sus ratos libres se dedicaba a los pinceles como pintor letrista de carteles. Así se lo vería pintando tapiales y chapones, no olvidando su labor para el partido radical frondicista en época de campañas electorales.
La muerte de su hijo Nicanor fue un golpe muy duro para la familia, por lo que tomó la decisión de que ese dolor y rencor se liberaran hacia adelante y comenzó a trabajar en el Partido Revolucionario de los Trabajadores.
En julio de 1974 participa con su esposa e hija en el VI Congreso del Frente Antiimperialista y por el Socialismo (FAS) en Rosario, con una delegación de la zona. Allí hablaron Domingo Mena (PRT) y Agustín Tosco (Luz y Fuerza de Códoba).
En 1975 se alejó de Reconquista por información que le brindó Evaristo. Un comisario amigo le confidenció al poeta que había llegado la orden de detención para Florencio.
Ya en otras ciudades las tareas de Floro y su esposa consistían en lo que se llamaba "asegurar la infraestructura". Gente mayor que habitaba legalmente una casa en la cual se hacían actividades clandestinas. En el caso de ellos la mayoría de las veces fueron infraestructuras de escuelas de formación política del Partido, actividad muy peligrosa y de riesgo. Primero se afincarán en Rosario y después a Buenos Aires.
"La última vez que yo lo ví, fue en una escuela a nivel de cuadros del Comité Central. Yo era titular del curso como miembro del Buró Político y los alumnos restantes, creo que ocho en total, eran miembros de direcciones regionales, entre ellos recuerdo a Leandro Fote. Floro no participaba en los cursos, desde luego, pero a su vez tenían funcionamiento celular en la organización de las escuelas. Completaban con múltiples tareas de enlaces y cosas por el estilo. Quiero decir que no eran simplemente habitantes de la casa. Eran militantes con todo. Como nosotros teníamos un tabicamiento sé que Floro era de Santa Fe simplemente porque me enseñó a hacer el locro santafesino, diferente del noroeste, según parece".
Testimonio de Luis Mattini, sobreviviente fundador del PRT
Don Floro tuvo varios destinos, siendo su último domicilio la calle Alsina 325 de Avellaneda, a una cuadra de la cancha de Racing, hasta que el atardecer del 1° de mayo de 1977 el Ejército y la policía rodearon la vivienda e ingresaron violentamente secuestrando a los ocupantes, algunos de ellos miembros de la conducción nacional del Partido. El Ejército dió posteriormente un comunicado diciendo que habían fugado.
Floro tenía 60 años, cuando escuchó los disparos ocultó a su nieto en el lavadero.
Según integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense, Floro fue visto en el centro clandestino denominado "El Vesubio", ubicado en Puente 12: autopista Richieri y Camino de Cintura, bajo control del general Juan B. Sasiain (Subzona 11). Se estima que su esposa Nélida Ortiz y su hija María Elena Fernández también fueron llevadas allí.
La memoria de Florencio es recordada en la placa colectiva colocada en la Casa de Gobierno de Santa Fe en homenaje a lxs empleados públicxs víctimas del terrorismo de Estado
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la causa Vesubio