Eduardo DANIELIS «el Cura»
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Era un tipo especial, tenía ángel. Alto, flaco, cara y manos angulosas. Muy tierno y tranquilo. El "Flaco" Danielis había nacido en Marcelino Escalada desde donde vino a Esperanza para estudiar en el Seminario del Colegio San José; pero cuando terminó el secundario dejó la carrera eclesiástica y comenzó a estudiar en la Facultad de Esperanza que en ese momento era de los curas del Verbo Divino y después pasó a depender de la Católica de Santa Fe.
Estudiaba y trabajaba haciendo changas por hora en la Facultad: hacía mandados, ayudaba en la administración, limpiaba vidrios. Cuando la Facultad pasa a la UNL (Universidad Nacional del Litoral) se lo incorpora como empleado en la planta permanente. Después, avanzando en la carrera, sería ayudante de cátedra y dicen que como estudiaba veterinaria también atendía a sus compañeros y les ponía las inyecciones cuando estaban enfermos.
Era militante de la JP (Juventud Peronista) e integraba un grupo de discusión y debate orientado por dos queridos profesores de filosofía, Gustavo Pon y Aníbal Fornari, que históricamente se oponía a otro sector, el «chaparrismo», nombre derivado del apellido del profesor que lo orientaba, un grupo de derecha. Es después de mi incorporación al grupo, por invitación de Gustavo, que conozco políticamente a Eduardo, ya que antes éramos sólo compañeros de trabajo. Es a partir de esas discusiones que el grupo se va definiendo por el peronismo como movimiento de liberación nacional. Fue también, desde ese sector, que se gestó todo el movimiento que condujo a la estatización de la Facultad.
Un tiempo después, Eduardo se incorporó a la JP de las Regionales, opción política en la que no coincido aunque nos seguíamos viendo en el trabajo y seguíamos siendo amigos.
A todo esto, como empleado de la Facultad vivía en el edificio universitario, en una especie de departamento (pieza y baño). Más o menos por el 75, los "Montos" ponen algunas bombas en Esperanza. El Decano le informa que el Rector, Dr. Marini, decía que aunque sabían que él no había tenido nada que ver con esos hechos no era conveniente que siguiera viviendo en la Facultad.
En ese momento yo estaba recién casado y con mi mujer habíamos alquilado una casa grande; Al enterarme de su problema de vivienda le dije que se podía venir a vivir con nosotros y así comenzamos a convivir los tres. Fue una gran experiencia, era un tipo buenísimo, muy solidario y buen amigo, participaba en todas las actividades de la casa, fue él quien nos enseñó a hacer puchero.
Había una sola cosa que yo le cuestionaba, por ser una contradicción en su postura solidaria, con nuestra búsqueda del «hombre nuevo», esa conducta inapropiada era su costumbre de cruzar las bocacalles sin disminuir la velocidad de la moto, pero a pesar de todos los reproches, lo siguió haciendo hasta que se dio un gran tortazo. Vivimos juntos en esa casa hasta que el secuestro de mi hermana me obligó a plantearle la necesidad de buscar otro lugar más seguro. Por ese entonces terminó la carrera y se fue. Obtuvo el título de Médico Veterinario, título que nunca alcanzó a retirar. No volví a verlo. Desapareció en ocasión en que viajaba en tren desde Buenos Aires a Rosario, junto a su cuñado Enrique Ramón Cobacho Derotier. Posiblemente el secuestro se produjo en la estación de Campana, el 31 de julio de 1977.
/Benchi
«El Cura»
Era casi cura, había sido seminarista y por eso el apodo. Era un flaco alto, que se lavaba las patas en el lavabo sin dificultad de tan alto que era. Era contemplativo, así como los curas, buen componedor. Vivieron un tiempo juntos con el «petiso» Trípodi, formaban una pareja muy graciosa, el «Lungo» y el «Petiso.»
/ Carlitos
Su memoria es recordada en placas colectivas colocadas en la Plazoleta de la Memoria de Esperanza y una Baldosa de la Memoria en la Estación Constitución del FFCC Mitre