Orlando Raúl BASTARRICA
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Orlando había nacido en un pequeño pueblo, Naré, en departamento San Justo, Santa Fe, el 28 de junio de 1945. Vivía en Buenos Aires en la zona de Burzaco.
A la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes de Burzaco había llegado desde Italia a fines de los ’60, el padre Rafael Boi, quien dió a la parroquia una orientación abierta hacia los vecinos con gran protagonismo de la juventud que en los ’70 desplegaba actividades tan variadas como la enseñanza del catecismo y la alfabetización, siguiendo las ideas de Paulo Freire. Chicas y muchachos de una barriada humilde, cuyo compromiso pastoral fue creciendo hacia lo social y luego lo político. Para algunos, el peronismo era un descubrimiento que los enamoró, para otros muchos algo aprendido o mamado desde la cuna. Entre ellos destacaba Bastarrica, “El Loco” o para otros “Alejandro”, peronista del barrio El Trébol, de amplia experiencia política y muchos años de militancia en la Iglesia y colaborador del Cotolengo donde trabajaba su mujer, Graciela. Diácono y gran amigo del cura Boi, era un cuadro referencial para los jóvenes.
A mediados de 1972, con la apertura política por las elecciones, la parroquia inició estrecha relación con la Unidad Básica “22 de agosto”. Los encuentros y discusiones políticas de “la 22” muchas veces tenían continuidad en un viejo vagón de tranvía que en los jardines del templo oficiaba de sala de reuniones. La actividad política se extendía por toda la zona, en conjunto en el espacio de unas 15 manzanas se contaban seis centros de acción política. Entre otras actividades organizadas para mejorar las condiciones de vida se señala la planificación y ejecución de obras para obtener agua potable. Mientras gestionaban la obtención de tubos en la Municipalidad, también se encargaban de cavar las zanjas dónde colocarlos.
Ya para 1953, la mayoría de ellos estaban encuadrados en Montoneros. Cuando se produce el regreso de Perón, desde la Parroquia partieron varios colectivos hacia Ezeiza, uno de ellos conducido por el cura. Pero a partir de ese momento en la Iglesia empezaron a verse personas ajenas al barrio que observaban o hacían preguntas. En una ocasión, a comienzos del ’74, un grupo detuvo al cura que salía en bicicleta del Cotolengo, después de preguntar si conocía al cura Boi, cosa que negó le mostraron una lista de muchachos del barrio, entre ellos Bastarrica, de los que afirmaban debían cuidarse “porque eran Tupamaros.” Poco tiempo después se produjo el secuestro y asesinato de 7 compañeros.
Orlando Bastarrica logra sobrevivir hasta el 2 de marzo de 1977, cuando es fusilado al intentar escapar de la patota que invadió su casa. Fue sepultado en Rafael Calzada como NN. La familia fue informada, en secreto, por un empleado de la funeraria que retiró su cuerpo de la comisaría de Claypole, del lugar exacto de la inhumación lo que les permitió recuperar sus restos después de la llegada de la democracia.
/Extractado de: Juan Ranieri, “Aquella roja raíz”
Sus restos fueron identificados en el cementerio de Rafael Calzada, dónde habían sido inhumados como NN.