Alberto SOLÉ

Alberto había nacido en San Javier un 16 de febrero de 1954, era por el lado de su madre Ana María Rivas, miembro de una vieja familia costera, su padre Alberto había venido desde Entre Ríos y se dedicaba al cultivo de arroz. Es decir pertenecía a una de esas familias de clase media que formaban a sus hijos en la idea de que trabajo y educación serían las bases sobre las que podrían cimentar su futuro.

Él y su hermano, apenas un año mayor crecieron juntos, eran unos niños felices y traviesos. Felipe, su compañero de travesuras lo recuerda inteligente, curioso, temerario, audaz, siempre metiéndose en líos, pero con un corazón muy grande.

Cuando llegó a 5to grado los padres mandaron pupilos a los dos hermanos a colegios de Santa Fe. Alberto fue al Jobson y Felipe a Inmaculada, en esa época y como no había en el pueblo escuelas de enseñanza media, las familias enviaban a sus hijos a hacer el secundario como pupilos en los colegios religiosos o al Liceo Militar. Pero, se ríe el hermano, a él hubo también otras causas; lo habían echado del colegio de las monjas... por levantar las polleras de una de ellas para comprobar si tenía piernas como su mamá...

Poco tiempo después, la madre se instala con los tres hijos, los dos varones y Patricia la menor en Santa Fe. Llegado el secundario Alberto ingresa en la Escuela Industrial Superior, donde se recibió de Técnico Constructor. En la ElS comienza a participar del Centro de Estudiantes y forma parte de la UES, al mismo tiempo que era jugador de rugby (wing) en el Club Universitario

Era un tipo muy sociable, lindo, con mucho éxito entre las chicas, le gustaba ir a las confiterías, salir a bailar, etc. Un chico como todos y también como todos los jóvenes, idealista. En su etapa formativa tiene una gran influencia de la izquierda cristiana y del pensamiento de John W Cooke. Pensaba en la política como una herramienta de transformación y estaba convencido de que para lograr una sociedad más justa era necesario enfrentar al sistema capitalista. Por eso adhiere al peronismo por ser esta la opción de las grandes mayorías y por lo tanto el movimiento a partir del cual se podría construir la patria soñada.

En 1973 participa junto con miles de jóvenes, niños, adultos y viejos de la gran movilización que se produjo para esperar el regreso de Perón en Ezeiza, esa fiesta frustrada por la acción de la extrema derecha y que marcó el fin de la ilusión de la “primavera camporista”. El 1° de mayo del 74, lo encuentra entre quienes se retiran de la plaza después de haber gritado hasta desgañitarse “¿Qué pasa General que está lleno de gorilas el gobierno popular?”.

Después todo se desencadena aceleradamente, no había transcurrido un año cuando, ante el secuestro de su hermano, vinculado al movimiento montonero, y que por intervención del entonces gobernador Don Carlos Silvestre Begnis, se transforma rápidamente en detención, debe pasar a la clandestinidad y poco después él también se encuadra en Montoneros.

Alberto sigue trabajando durante un tiempo en su profesión, haciendo planos que firmaban sus amigos, pero la familia ignora dónde vivía. Tuvo algunos contactos con su mamá, el último fue en Córdoba en el año 76 o el 77, le dio una cita y la esperó en la Estación de Colectivos, le dijo que lo siguiera, tomaron otro ómnibus y recién cuando descienden pueden abrazarse y compartir algunos momentos.

Después, durante el 77 posiblemente en octubre, alguien le comunica a una amiga del barrio que “cayó Alberto”, pero esta familia en medio del terror que vivíamos todos en esos años, recién se animó a avisar alrededor de un mes después, desde entonces, nadie pudo saber nada más... tenía solamente 23 años.

Fue secuestrado durante un operativo continuado de inteligencia militar desde el 19 al 21 de agosto de 1977 como sus amigos y compañeros Cherry, Partida, Verdú, Fiocchi y Pepe

Su memoria es recordada en una placa colectiva colocada en la Escuela Industrial Superior

En el club Logaritmo de Ibarlucea, durante la semana de la memoria 2021, se presento´ "Deporte y Memoria", muestra que reúne fotografías, testimonios y particularidades de 40 deportistas santafesinos víctimas del terrorismo de Estado.

Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la causa Acumulada Santa Fe

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