Silvia CORIA

Hugo César Coria y Lidia Mercedes Procks se casaron en la Iglesia de La Salette, la misma en la que años después su hija Silvia se casaría con Alfredo Fontana. Silvia fue la hija mayor, nació en Santa Fe, el 17 de febrero de 1954, su hermana Nancy –que nos relata su historia- nació ocho años después.

Éste es su relato: durante la infancia por cuestiones del trabajo de nuestro padre que era ferroviario, vivimos en Coronda, pero como nuestra abuela vivía en Santa Fe Silvia, hizo la escuela primaria en el Colegio del Huerto, venía a clases en colectivo. El secundario sí lo hizo en la Escuela Normal de Coronda, siempre tanto en la primaria como en la secundaria, fue una excelente alumna, terminó en el Cuadro de Honor. Lo que ponía muy orgullosos a nuestros padres, sobre todo a papá.

Cuando finalizó el colegio y tenía que venir a estudiar en la Universidad, empezó a estudiar Ingeniería Hidráulica, papá pidió traslado y toda la familia se instaló en Santa Fe. Vivimos en la casa de la abuela, por calle Avellaneda. Era alta, elegante, muy inteligente, muy buena persona, todos los que la conocían la querían mucho, era íntegra, de buen carácter, le encantaba ayudar a los demás. Trabajaba en los barrios ayudando a la gente que lo necesitaba, siempre participaba de todas las actividades que tuvieran fines sociales. Tenía muchos amigos y también enamorados, pero ella se enamoró de Alfredo, a quien conoció en la Facultad, hacían una hermosa pareja. Los dos militaban en la J P, a veces hacían reuniones en casa, a las que concurrían dos o tres compañeros. Papá sabía de su militancia. Lamentablemente yo era muy chica y a mí no me participaban y por otra parte, en ese momento tampoco me interesaba demasiado saber de que se trataba, así que es muy poco, o mejor nada, lo que puedo aportar sobre este tema.

Cuando me hice mayor nunca le quise preguntar nada a mi padre para no renovar su dolor. Nueve meses después de su casamiento, el 7 de octubre de 1976 como a las cinco de la tarde, su casa de Pedro Ferré fue atacada por el Ejército, la casa y ellos fueron acribillados, fueron a matar, los vecinos contaron que no hubo resistencia. Esa tarde temprano, a la siesta, estuvo en casa y le pidió a mamá que le cuidara un rato el perro, un ovejero, porque tenía que hacer unos trámites, no la vimos más, mi papá adoraba a ese animal, era lo único que quedó de su hija.

Por la noche, camiones del Ejército se llevaron todo, muebles, enseres de cocina, todo no dejaron ni la ropa, ni fotos, nada, por eso son muy pocos los recuerdos que tengo de mi hermana, solo unas pocas fotos que tenía mamá. Mi padre pudo recuperar los cuerpos, los velamos en casa de la abuela, fueron pocos los que se animaron a asistir, el miedo dominaba, después…. recuerdo que los padres de muchas de mis amiguitas del colegio, teníamos 14 años, no las dejaron juntarse conmigo, una actitud muy cruel para con una niña que acababa de perder a su hermana. Pero así eran aquellos tiempos, el miedo y los prejuicios, a veces, podían más.

/ Su hermana Nancy

Los responsables de sus asesinatos fueron juzgados y condenados en la Causa Acumulada Santa Fe

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