Daniel Jesús CIUFFO
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Según lo conversado con su tío Juan, él mismo se ocupó de buscar a Daniel a partir del momento en que su hermana lo llamó diciéndole que había recibido una llamada telefónica. Corría abril del '77 y mediante esa llamada le informaron anónimamente que su hijo y su nuera habían desaparecido de sus lugares habituales; que habían sido capturados por fuerzas de seguridad.
Entonces él viaja a Buenos Aires, recorre comisarías, se entrevista con autoridades pero no recibe información. Viaja a Monte Grande, donde residía el matrimonio, y al llegar al domicilio una vecina lo llama para informarle lo sucedido: «la pareja había ido al supermercado y al regresar a su casa los estaban esperando fuerzas de seguridad y se los llevaron». Efectivamente, el tío vio al entrar a la casa las bolsas del supermercado tiradas en el pasillo y un desorden total, «todo dado vuelta».
Se dirigió entonces al ejército de Monte Grande y allí le informaron que Daniel y su esposa, junto con otros compañeros, habían sido abatidos en un enfrentamiento quince días antes y habían sido enterrados en un predio del cuartel. Ferrero manifiesta su intención de retirar el cuerpo y cuando llega al lugar donde los habían enterrado vio varias fosas «tapadas con cartones». En una de ellas estaba su sobrino «brutalmente torturado», pero el cuerpo no mostraba signos de descomposición, por lo que al tío le dio la impresión de que la muerte era muy reciente y no de quince días atrás.
Daniel era médico, su esposa Catalina Oviedo había estudiado en la Escuela de Servicio Social de Santa Fe. Daniel había estudiado en Córdoba y, ya recibido, habían residido un tiempo en esa ciudad para luego trasladarse a Monte Grande, provincia de Buenos Aires,
Cuenta Ferrero que: «Cuando íbamos a Córdoba con mi esposa a visitarlos, nos conmovía la austeridad con que vivían, las necesidades que pasaban, no tenían nada: las alacenas y la heladera vacías. Nosotros íbamos a comprar y se las llenábamos porque nos daban lástima.» «Una vez le pregunté si estaba metido en algo raro y él me aseguró, riéndose, que no, que me quedara tranquilo.»
Ferrero dice que después de su muerte se enteró que formaba parte de Montoneros, aunque no hay seguridad acerca de esta identidad militante, ya que las compañeras de estudios de Catalina, afirman que ella se incorpora al OCPO (Organización Comunista Poder Obrero), agrupación a la que pertenecería su compañero. Un dato que corroboraría esta opinión es que Daniel realizó los estudios secundarios en el Colegio de la Inmaculada, Santa Fe, donde fue compañero y amigo de Fernando Florez, amistad que prosiguió en Córdoba. Fernando, también estudió en la universidad cordobesa y fue militante del OCPO.
Su memoria es recordada por el Colectivo de Educación por la Memoria, Verdad y Justicia (CEMVJ) de Esteban Echeverría
Los responsables de su secuestro y asesinato fueron juzgados y condenados en la causa "Vesubio-Puente 12"
En el año 2000, cuando en el país regían las leyes de Obediencia Debida y Punto final, el Segundo Tribunal Criminal de Roma juzgo en ausencia los ex generales Carlos Guillermo Suárez Mason y Santiago Omar Riveros y dicto cadena perpetua porque los encontró culpables del asesinato de siete ciudadanos italo-argentinos, entre ellos Daniel Ciuffo y Laura Carlotto.
“Esta condena que es para pocos militares es para todos los genocidas, y esta justicia que es para pocos familiares es para los 30.000 desaparecidos”, dijo Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas.