Osvaldo CAMBIASO
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Nació en Soldini, sur de Santa Fe, en una familia de agricultores. Cursó el colegio primario en el mismo pueblo y el secundario en el Colegio Cristo Rey de la ciudad de Rosario. Vino a Santa Fe a estudiar ingeniería química, al poco tiempo se integra al Movimiento Ateneísta.
Al recibirse de ingeniero se desempeñó como docente investigador hasta que fue detenido en el 72, cuando ya era un cuadro de la naciente organización Montoneros. Compañeros de la primera detención de Osvaldo relataron que el viejo tuvo un paro cardíaco en la tortura. Salió en libertad con la amnistía que dictó el gobierno de Cámpora el 25 de mayo de 1973.
En el 75 estaba a cargo de la Región Noroeste, en un viaje cerca de Reconquista, se queda dormido, choca y es llevado al Hospital, al ingreso se da a conocer y pide a los médicos que lo atienden que avisen a su familia. Cuando están realizando la atención médica aparece la patota militar que probablemente dependía de la Base Aérea e intentan llevárselo por la fuerza a lo que los médicos del hospital se oponen y obligan a identificarse al personal que intentaba secuestrarlo, por lo que tuvo que ser reconocido. De inmediato y sin darle la atención médica necesaria, ya que tenía una pierna fracturada y varias costillas lesionadas, lo trasladan a la cárcel de Coronda sin darle ni la más mínima atención. Lo alojan en la enfermería, en un sector aislado, donde lenta e inexplicablemente fue superando su estado, quedando con una renguera visible que le afectaba el caminar. Sin cumplir los deseos de quienes estaban a cargo del penal, que lo trasladaron de un lugar a otro siempre intentando aislarlo y tratando de que su falta de atención permitiera su muerte, superó con entereza la consigna que enunciaba la dirección de la cárcel: que los prisioneros que allí se alojaban debían salir «muertos o locos».
«Lo recordamos como era, un tipo amable, tranquilo, muy firme en sus convicciones, siempre con una sonrisa que rompía el aislamiento al que estaba sometido y que transmitía confianza, aun cuando no podían mediar palabras con la mirada nos alentaba, siendo que él era el que peor estaba de nosotros.» Del otro lado de la mirilla - Obra colectiva testimonial de los ex presos políticos de Coronda
Su prestigio era reconocido también por el enemigo; en una ocasión lo visitó un oficial del ejército (presumiblemente un coronel) fue a conversar con él, entre otras cosas interesado por la operación de Formosa y por lo cual le manifestó su admirativo asombro. Por supuesto el «Viejo» se hizo absolutamente el distraído, ya que no sabía a qué había venido este sujeto y a qué se debía esa conversación. Lo que si demuestra esta visita es el grado de interés de la inteligencia militar en su persona. Finalmente la dictadura lo trasladó a la cárcel de Rawson donde era el compañero de mayor rango en prisión. Por su estado de salud y por la presión de varios gobiernos, entre ellos los de España, Francia, Suecia y Holanda fue liberado. La Cruz Roja Internacional supo de su caso en forma particular, dado su precario estado de salud, insistiendo en el pedido por su libertad.
Fue liberado a fines de 1981. Sin dejar transcurrir mucho tiempo, como buen militante peronista que era, se reintegró a la militancia en el intento de rearmar un espacio del peronismo revolucionario. El respeto que le guardaban los compañeros hizo que se convirtiese en un referente indiscutible y de consulta de todos. Como organizador, aglutinó rápidamente sin cuestionamientos personales a la mayoría de los compañeros que salían de la cárcel, que regresaban del exilio, que habían quedado desconectados o se incorporaban a la militancia que renacía en el retiro de la dictadura, tanto en Entre Ríos, como en toda la provincia de Santa Fe. Con otros compañeros funda la «Agrupación Peronista por la Liberación», y más tarde se incorporan a Intransigencia y Movilización Peronista (IMP). Su hermana Ethel recuerda un diálogo con él cuando ella se preocupaba por su vida: «¿Crees que no le temo a la muerte? Pero más terrible es la injusticia, hermanita…», contestó Osvaldo.
El 14 de mayo de 1983, pocos meses antes de la llegada de la democracia fue secuestrado en el bar Mágnum de Rosario junto a Eduardo Pereyra Rossi (Carlón) miembro de la Conducción Nacional de Montoneros que había regresado al país. Un clamor popular se levantó por toda la Argentina pidiendo su aparición con vida. Cuatro días después de haber sido secuestrados. Luego de ser torturados en un galpón en el que operaba el Destacamento de Inteligencia 121, los entregaron a una patrulla del Comando Radioeléctrico de Tigre, en la provincia de Buenos Aires, que los ejecutó simulando un falso enfrentamiento. Los cuerpos aparecieron en un camino de tierra de la localidad bonaerense de Lima. La dictadura, ya en retirada, quiso hacerlo pasar por un enfrentamiento. La reacción de los compañeros permitió recuperar sus cadáveres e iniciar la investigación, y que a pesar de las evidencias se tardó 35 años en condenar a los culpables.
Su memoria es recordada en una placa colocada en el Octógono de la Facultad de Ingeniería Química de Santa Fe en 1996
En 2009 el Concejo Municipal de Rosario designó con su nombre una calle en el Distrito Sur de la ciudad.
El 24 de Marzo de 2022, respondiendo a la consigna «Plantamos memoria» (campaña nacional de Madres de Plaza de Mayo) , los familiares y amigos realizaron un homenaje plantando un árbol en el campo donde nació, en la localidad de Soldini.
Cada año, hasta llegar al juicio, la militancia peronista de Rosario realizó actos frente al bar «Magnum», en el cual fue secuestrado.
La Casa de la Memoria de Zárate los recuerda desde 2008 con un monumento en el Sitio-Memorial ubicado en el km 103 de Ruta Panamericana, jurisdicción de Lima, cerca del lugar en el que fueron asesinados por Patti.
En 2019 fue declarado de interés por el Concejo Deliberante de Zárate. Los responsable de su asesinato fueron juzgados y condenados en la causa «Cambiaso – Pereyra Rossi» .