Raúl Luis COMINOTTO

Nacido en Casilda, estudió en el Colegio Nacional, el “Ex Nacio”, hoy Escuela Nº 417 “Colonia Candelaria”. Al finalizar fue a estudiar Ingeniería Química a Santa Fe.

“Fui compañero de estudios en la FIQ de Raúl Cominotto, el Flaco o “Miseria” le decíamos (en ese tiempo había un personaje de un programa humorístico de TV, muy flaco y narigón apodado ‘Miseria espantosa’). Una gran persona, muy solidario e inteligente , preparamos juntos Matemáticas II, en su casa de Necochea al 3400 que compartía con otros estudiantes, habrá sido por el año 1969 o 1970. En ese tiempo Raúl no militaba.” /Roberto

“Raúl Luis Cominotto era un buen pibe, estimado por todos, peronista independiente. Había perdido a sus padres viejitos, quizás por la situación que vivía su hijo. Sólo le quedaba un pequeño hermano, del que habría quedado como el tutor o sostén, imposible de llevarlo a cabo por la cárcel. Fue estudiante y docente de la Facultad de Ingeniería Química. En el lapso de 40 días lo mandaron sancionado dos veces de 15 días, a los castigos. Era mucho. Los de La Plata eran los más crueles que conocí. Salías verde. Mucha gente alcanzaba a soportarlos sin desfallecer, pero se derrumbaban cuando volvían a la celda. Fue el caso de Cominotto, cuando lo traen del segundo castigo (…) Ya había manifestado signos de descontrol en el castigo anterior (…) Cuando volvió a su celda – Horacio Crea, médico, militante peronista encarcelado - se lo encontró a Cominotto colgado del soporte que sostenía la segunda de las dos cuchetas, que por razones de espacio estaban una sobre otra (…) En verdad, el pobre Cominotto hizo una obra maestra porque en 15 ó 20 minutos, que fue el período de tiempo en que se alejó Crea de la celda para la audiencia, rompió sábanas, las trenzó, las ató a los fierros de la cama, se subió a la más alta, se anudó el lazo y se tiró. ¿Cuánta habrá sido la necesidad de matarse?”.

Tomado del libro “Días de Prisión” de Osvaldo César Gasparini editado en 2010

Cominotto pasó por la cárcel de Coronda y la U9 de La Plata donde encontró la muerte. Ocurrió en agosto de 1980. Su muerte, como las de Schiavoni y Toledo en la cárcel de Caseros, representan algunas de las formas más macabras de hostigamiento que la dictadura ostentó en las cárceles. Eso sostienen muchos de los ex presos, como Hernán Invernizzi: “eran lugares destinados a producir dolor y sufrimiento, confusión y locura, con equipos donde participaban además sacerdotes y médicos psiquiatras; al poder no le importaba, los fusilaban igual, los tiraban vivos al mar".

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