Alberto Ramón BARONIO
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Alberto Ramón Baronio nació el 2 de julio de 1952 en Elortondo, Provincia. Santa Fe. Vivía en el campo junto con mis padres, mi hermana María Rosa, un tío soltero al que queríamos como a un abuelo, mi primo Miguel, que mas que un primo era un hermano para él, y yo la hermana menor. La primaria la hizo en una escuela de campo y el secundario en Chovet, un pueblo que quedaba muy cerca.
En 1969, cuando termina 5to año, nosotros nos fuimos a vivir a Elortondo, donde actualmente vivo y él se fue a la ciudad de Santa Fe a estudiar ingeniería química. Era una persona muy especial y querida por todos, tenía mucha bondad, era muy callado e inteligente, también algo miedoso. Manejaba desde los 8 años, y en épocas de mucho trabajo, le ayudaba a mi papá junto con mi primo Miguel a trabajar el campo. Como todo joven le gustaba salir de noche entonces invitaban a mi mamá a ir al pueblo, la dejaban en casa de una hermana y después la pasaban a buscar porque como había que bajarse a abrir muchas tranqueras para llegar hasta la casa del campo, tenían miedo y la hacían bajar a ella por eso la llevaban, mi vieja era re-gamba.
Tuvo una infancia con mucha inocencia, como en esa época no había luz eléctrica en el campo, para no aburrirse, hacían una especie de obrita de teatro entre mis primos y mi hermana (yo no, porque era muy chica) donde invitaban a los vecinos a ver la misma, ya que colocaban sillas y encendían faroles para ver, de esa forma se divertían sanamente. No tengo palabras para él, jamás me peleé porque era demasiado bueno, me tenía mucha paciencia, además me llevaba 9 años. EN MI MENTE QUEDAN LOS MEJORES RECUERDOS DE ELLOS Y JAMAS LOS OLVIDARE. Su hermana Beatriz
El cuerpo de hombre quería desmentirle la cara de pendejo con la que el Albertito llegó a la FIQ. No hubiera cabido llamarlo Alberto, tenía que ser el diminutivo. Como se llama al amigo que se quiere. Ni cuando quería ponerse malo le salía cara de grande. Era eso, un pendejo buenazo. Enseguida que llegó se sintió cómodo, discutiendo y participando del trabajo político en el Ateneo de la FIQ. Después aprendió a tocar la guitarra. Una amiga le enseñó el abc. Las ganas y su sentir lo llevaron a largarse en las peñas. Le gustaban las milongas sureñas que hacía el Pepe Larralde. Y las tocaba lindas, mientras chacoteaba con lo que llamaba el «manojo de vergas» de la mano del Pepe. Cuando un tema lo enojaba se le inflaba la vena del cogote. Y ese enojo casi siempre salía comentando los descuelgues de la izquierda teórica. Su paso por fuentes teóricas fue tras haber caminado una práctica revolucionaria diaria en el barrio, en el comedor universitario, en las asambleas. Era una persona simplemente alegre, simplemente feliz, sin vueltas. Comprometido en su tarea cayó con su compañera Mónica Somasco víctima de la represión. Mario
Alberto Ramón Baronio y Mónica Somasco fueron asesinados en Zárate el 21 de abril del 77. La hermana de Alberto, Maria Rosa Baronio fue secuestrada el 4 de mayo de 1977 en San Nicolás al igual que su pareja Eduardo Luis Reale.
Pueblo Regional, periódico digital de la zona reflejó lo sucedido
Su memoria es recordada en una placa colocada en el Octógono de la Facultad de Ingeniería Química de Santa Fe en 1996
Los responsables de su desaparición fueron juzgados y condenados en la Megacausa Campo de Mayo