Benjamín ROSSETTI « Coloradito »
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Dice su hermana Viviana: ”Me llevaba siete años, así que la infancia, los juegos y esas cosas no las compartimos, nació el 3 de marzo de 1951 en Santa Fe. Nuestro padre tenía treinta y cinco años cuando falleció quedando nuestra madre viuda con sus dos hijos, Benjamín de once años y yo de cuatro. Siempre mostró una gran responsabilidad hacia todas las cosas que emprendía.
Los estudios secundarios lo realizó en la Escuela Industrial obteniendo el título de Técnico Químico, luego ingresa a la Facultad de Ingeniería Química de la UNL y en cuatro años y medio, demostrando su capacidad y su pasión por la química, inclusive rindiendo materias en condición de “libre”, logra el título de Ingeniero Químico. Con las persecuciones y el allanamiento de mi casa se ve obligado a trasladarse a la ciudad de Buenos Aires, como ingeniero no cree conveniente anotarse en las fábricas como precaución para no ser detectado por los servicios de inteligencia que en esos momentos investigaban a cada uno de los aspirantes a esos puestos. Por intermedio de un amigo de la familia consigue trabajar como empleado de comercio. De esta manera nunca pudo ejercer su profesión de ingeniero químico, por la que tanto se esforzó y a la que amaba.
Ese exilio interno también lo afectó en otra de sus pasiones, el tenis criollo al que comenzó a jugar en los Club Atenas y en Teléfonos. A los veinte años llegó a ser Subcampeón Argentino de este deporte, y en Buenos Aires le costó mucho conseguir un lugar donde practicar su juego preferido. Recién, muy poquito antes de su desaparición encuentra un club donde jugar llenándose de una alegría particular que lo lleva a comprar pantalones y todo lo necesario para practicar ese deporte, objetos que, con lo sucedido hoy es parte de los recuerdos de la familia. Por la diferencia de edad en algunos casos cumplió el rol de papá aunque mi mamá nunca quiso que se confundieran los roles.
Recuerdo que en mi cumpleaños de quince baile el vals con él, y luego contó mi madre que lo encontró en el patio llorando por el recuerdo de nuestro padre que no estaba allí para compartir en ese momento tan lindo para mí, como la fiesta de quince años. Viajó mucho como mochilero, en cierta ocasión, en Asunción del Paraguay, se desencontró con sus compañeros del industrial, con los que viajaba y envía una carta con la preocupación del desencuentro y la falta de plata hasta para poder comer, solucionado el inconveniente, tranquilizó a mi madre, con una carta vía aérea comentando que seguían viaje a Brasil.
Dio clases en la escuela Industrial y compartió responsabilidades con Barber en el período como director desde el 73 al 75. Desapareció a los 27 años el primero de septiembre de 1978 en Capital Federal interceptado en la calle por un auto particular sin identificación junto con otro compañero de Santa Fe también ingeniero, estaba más relajado en la creencia que la cosa estaba más tranquila y después de haberse anotado como postulante para trabajar en una fábrica.
Alcanzó a conocer a mi hijo. Cuando me casé con un compañero, por lo que sucedía y cómo se vivía en Santa Fe, mi mamá quiso e insistió que nos fuéramos, por eso fue como llegó a conocer a su sobrino. Viví con él, pero nunca me acostumbré y extrañaba mucho y regresé, 6 meses antes de su desaparición, de haberme quedado hubiera corrido igual suerte. En esos tiempos, la militancia y la forma de resistencia, consistían en ver como llegar a los compañeros con publicaciones, ejemplo “Evita” que se hacía con mimeógrafos.
Con su secuestro el departamento de calle Rivadavia y Avda. La Plata fue saqueado y se llevaron todo desde los elementos de imprenta hasta los efectos personales de mi hermano. Mi madre, Ella Dina Senn, sufrió mucho la desaparición de mi hermano y nunca lo superó, si bien en los comienzos participó con el grupo de Madres por la recuperación de los desaparecidos, su situación particular la llevó a trastornos sicológicos de por vida. Benjamín, siempre fue muy responsable, desde estudiante lo mismo que como docente, tanto en el Industrial como en la Facultad de Ingeniería.
Para mí, fue como mi papá, recuerdo que en oportunidad de un baile en Villa Dora su novia Raquel me dice si quería que me pintara, cuando me vio no me quiso llevar si no me lavaba la cara. Ya en el baile, cuando me cabeceaban, tenía que mirarlo porque él conocía a los chicos del barrio por haber vivido en Alvear y Martín Zapata cuando esos lugares eran un descampado y no había pavimento. Era un pibe de barrio, le gustaban las salidas, las peñas, el tenis criollo, los estudios, viajar de mochilero y pensar en quienes padecían necesidades y militar en consecuencia, Tiempo para vivir y ser un actor social partícipe de la lucha por una sociedad más justa.
Mi hermano desapareció a los 27 años, el primero de septiembre de 1978, en Capital Federal, fue interceptado en la calle por un auto sin identificación, con él secuestran a otro compañero de Santa Fe, también ingeniero. En ese momento, estaba más relajado en la creencia de que la cosa estaba más tranquila y por eso se había anotado como postulante para trabajar en una fábrica. Desapareció en jurisdicción de la seccional 11 de Capital Federal lugar donde mi madre acudió a solicitar información de su paradero, en forma socarrona le respondieron que se había ido de vacaciones sin avisar. Con el tiempo nos enteramos que en esos momentos estaba alojado en ese lugar, con el tiempo supimos que también estuvo en el Olimpo, y por testimonios de sobrevivientes, que a fines de ese año lo llevaron a su destino final, posiblemente un vuelo de la muerte.”
Restituyeron la identidad y sepultaron los restos de Benjamín Rosetti
Militante de la juventud peronista, Rosetti fue secuestrado en 1978; luego de ser torturado en el centro clandestino “El Olimpo” fue llevado en avión a los llamados “vuelos de la muerte”; su cuerpo fue recuperado tras haber sido devuelto por el mar a la costa. Tras ser enterrado como NN en el Cementerio de General Lavalle, provincia de Buenos Aires; sus restos no se pudieron identificar debido a que no se tenía la sangre de la familia y varios años después, en julio de 2021, se logra llegar a ellos. Finalmente sus restos fueron sepultados y descansan junto a su madre en el Cementerio Municipal de la ciudad de Santa Fe.
El Litoral
Su memoria es recordada en placas colectivas colocadas en la Facultad de Ingeniería Química y en la Escuela Industrial Superior