Juan Carlos MENESES
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Queridos Adolfo y María Teresa: Les escribo esta carta para que sepan que su padre fue mi gran amigo y que juntos soñamos, como gran parte de la humanidad en esos días, con cambiar el mundo por uno con más justicia y equidad. Las circunstancias así lo hacían suponer y equivocado o no, él fué uno de los más ardientemente convencidos de que eso era posible. Sabía del peligro, pero nada lo hizo retroceder. Por eso merece de nosotros y de todos los compatriotas el respeto por su capacidad de entrega. Fue capaz de dar su vida por sus ideas. Nos conocimos de niños y a los catorce años, en 1955, nos encontramos en el mismo Colegio Secundario (por entonces Colegio Nacional).
De jóvenes compartimos muchas cosas: el amor por el folklore, el tango, la música clásica, el fútbol, aunque a él le gustaba mucho más la lucha grecorromana; era un especialista en ese deporte. ¡Qué difícil era ponerlo de espaldas! ¡Cuántos grandotes sucumbimos ante su increíble habilidad! En 1959 nos recibimos de Bachilleres; él profesaba la fe católica y yo era hijo de un pastor protestante. En 1960 fuimos a la facultad; lo acompañé a Santa Fe, él iba a estudiar Ingeniería Química y yo Derecho. Pero justo ese año se abrió la Facultad de Derecho en Rosario y yo me quedé en esta ciudad por cercanía con nuestro pueblo. "Carlito" (así lo llamé siempre) entró al Colegio Mayor que dirigía el cura Rosso (fallecido recientemente).
En 1962 hicimos el servicio militar; él en Campo de Mayo, yo en Mercedes (Bs. As.) Gobernaba Frondizi, y los cuestionamientos militares nos tuvieron acuartelados gran parte del año. Cuando se produjo el planteamiento de Onganía entre colorados y azules, Campo de Mayo era colorado y el Regimiento N° 6 de Mercedes azul. Nosotros nos reíamos de la locura de los milicos de ese tiempo. Carlito nos visitaba cada vez que venía a Cruz Alta. Yo había dejado de estudiar el año que murió mi padre (1962). Me casé en 1964 y hacia fines del '65 o principios del '66, me dio la noticia de que estaba de novio, "Juan se llama María Estela" me dijo. Algunos veranos compartimos días de río y playa aquí, en nuestro pueblo. En el '69 naciste vos Adolfo, el mismo año que mi hija menor, tengo de recuerdo la tarjeta de tu bautismo, y a fines de 1970 llegaste vos, Tere.
Debo detenerme en este punto, porque aquí la historia común deja de serlo y se transforma en la historia de nuestra Patria desgarrada. Las organizaciones armadas Montoneros, FAR, ERP y otras entran en escena. Montoneros, con el secuestro y muerte de Aramburu, y otros hechos entre ellos (el asalto al Policlínico de Santa Fe). En éste se encuentran comprometidos: Meneses, Vaca Narvaja (uno de ellos) y un químico de apellido alemán que empieza con H, que tenía un hijo de 5 o 7 años, ciego. Cuando son detenidos, el abuelo Adolfo y la abuela María, me pidieron que vaya a Santa Fe a visitarlo a la cárcel de Las Flores. Así lo hice. Lo encontré con el mentón roto, por los golpes que le habían dado. Hablaba con mucha dificultad, pero igual nos entendimos. Ese mismo día mataron a un gremialista de apellido Alonso. Después pasé por la casa de ustedes para dar noticias, Tere estaba en camino.
Poco tiempo después una amnistía lo puso en libertad. En 1971 se radicó en Córdoba con otros compañeros, Molina Oliva (cordobés) y Bracco de San Nicolás. En el año '72 se producen los sucesos que narra tu padre en una entrevista que la revista Primera Plana, del 25 de julio de 1972 le realiza en la cárcel de Devoto. En la tapa de la revista está la foto de Federico Méndez y Héctor Jouvet, y dice en letras grandes: "Prisioneros del sistema; héroes de la patria". Un amigo que la guardó durante muchos años me la entregó para que algún día yo se las diera. Aquí la tengo. Luego lo trasladaron al Buque Granaderos y después al penal de Rawson, pocos días antes de la masacre de Trelew.
El 25 de mayo de 1973 otra vez en libertad bajo el gobierno de Cámpora, pasa unas semanas en Cruz Alta con sus padres. En el verano del '74 los trajo a ustedes dos y fueron al río. Ésa es la imagen que tenés grabada vos, Adolfo; no así Tere por ser más chica. Con la muerte de Perón (los Montoneros ya habían roto con él) el peligro de López Rega y la Triple A se acrecienta. El golpe militar de 1976 lo encuentra en la selva tucumana. Tengo también para ustedes un libro con los hechos relatados según la prensa de esos días, donde hacen referencia al enfrentamiento en Lules entre tropas del ejército e irregulares. Pocos días después salen los nombres de los combatientes muertos como si hubieran sido identificados, pero tenían documentos fraguados; Carlito llevaba uno con el nombre de Miguel Ángel González Cano. El abuelo Adolfo fue informado por un correo de los Montoneros. la tarde del 26 de mayo de 1976 vino a mi bar y me contó lo que jamás hubiera querido escuchar. Tiempo después viajó a Tucumán y reclamó el cuerpo con aquel nombre, pero no se lo dieron. Le dijeron que ya iba a tener noticias. Pero esas noticias jamás llegaron. En 1978, estando yo preso, Don Meneses ya enfermo, me mandó a llamar, no sabía en qué circunstancias yo me hallaba. Y ya no tuvo oportunidad de tener esa charla. Toda mi vida esperé encontrarme con los hijos de mi gran amigo, para darles un fuerte abrazo, será por eso que el día que ocurrió, mi cerebro murió unos minutos y luego volvió en sí.
Bueno, queridos Adolfo y Tere, les dejo estas primicias por si acaso, pero sepan que es mucho más lo que podría contarles sobre su padre. Sólo tienen que preguntármelo.
/ Juan, un amigo
Su memoria es recordada en una Placa colectiva colocada en el Octógono de la Facultad de Ingeniería Química en 1996
Los responsables de su asesinato fueron juzgados y condenados en las Causas Manlio Martínez y Romero Niklison - Tucumán.