Rosa BENUZZI

¿Qué me decís de la Rosa? Fue la pregunta. Eran los finales del ‘76 y ni Haydé ni yo pudimos articular sonido. Se nos habían acabado las lágrimas y las palabras. Alberto Molinas había muerto en esos días y Rosita, su prima, militante del Poder Obrero había sido secuestrada

Fuimos compañeras de colegio y amigas siempre. Compartíamos las largas veladas en casa de los Molinas de calle Gral. López, las inevitables idas al Parque del Sur, los intentos totalmente infructuosos de practicar deportes... Era atropellada, impulsiva, y con una generosidad fuera de lo común.

En el 74 nos encontramos después de algún tiempo sin vernos en una reunión del FAS. Era claro que se había comprometido políticamente y que no eran tiempos de muchas confidencias, por lo que no puedo dar muchos detalles de su militancia. Pero sí compartimos muchos momentos en aquel período que se tornaba cada vez más oscuro.

Se enamoró profundamente de Jaime y al poco tiempo se casaron. Ya antes del casamiento, una noche habían allanado una casa donde vivía Jaime y los detuvieron. A la mañana me avisaron por teléfono que estaba en el Tránsito. Hugo, el padre de Rosita, logró que los liberaran enseguida. (No fue tarea fácil ir a darle la noticia a su mamá, ni que Hugo aceptara que declararan que su presencia en la casa allanada era ocasional y solo por asuntos amorosos).

Se fueron a Mendoza, eso lo supe después, cuando fueron detenidos. Jaime quedó preso, Rosita fue liberada, pero inmediatamente la volvieron a buscar por lo que no volvió a Santa Fe.

No hubo despedida, supimos que se resistió cuando la secuestraron y no me lo imagino de otra manera, pero elijo el recuerdo de su fuerza y de su convicción para pelear por cambios revolucionarios.

/ Susana

Rosita desaparece el 14 de octubre de 1976, en San Lorenzo donde la vieron por última vez. Desde entonces, a pesar de los esfuerzos de su padre, un reconocido abogado santafesino, y de sus suegros españoles que con sus peticiones al gobierno y al Rey lograron la intervención de la Embajada de España, nada más pudo saberse.

Rosa, «Marisa», militaba en el partido Organización Comunista Poder Obrero (OCPO) y participaba en el Frente Antiimperialista por el Socialismo (FAS). Era oriunda de Santa Fe y miembro de una importante familia de esa ciudad. Estudiaba abogacía en la Universidad Católica de Santa Fe y trabajaba en el rectorado de la Universidad Nacional del Litoral como personal no docente.

Formaba parte del comité de prensa y propaganda de esa organización, por lo que le encomendaron la tarea de radicarse en la zona del cordón industrial junto a un compañero de militancia para distribuir los materiales realizados en las imprentas de Rosario, en especial el periódico «El Obrero».

Para ello alquilaron una casa ubicada en calle Perdriel al 700 de la ciudad de San Lorenzo. Allí permaneció por unos meses hasta que volvieron a Rosario ya que consideraban que ya no era seguro permanecer allí.

En efecto, el 14 de octubre de 1976 en horas de la tarde, un gran operativo del Ejército irrumpe en el domicilio en busca de Rosa y su compañero. Según testimonios, eran más de 60 soldados con cascos y fusiles que llegaron en camiones, jeeps y camionetas. No la encontraron pero levantaron pisos y revolvieron todo. Posteriormente cuando el procedimiento ya había terminado, Rosa llegó a la vivienda y cuando estaba por ingresar es capturada, golpeada y tirada al piso por un policía que era vecino, el cual llamó a un móvil y se la llevaron para siempre.

NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS.

Espacio por la Memoria, la Verdad y la Justicia del Cordón Industrial

Su memoria es recordada en una placa colectiva en la Universidad Católica de Santa Fe

Se encuentra en instrucción la Causa que reúne a los Trabajadores del Cordón Industrial, en el Juzgado Federal de Rosario.

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