Sonia Rosa KINDRASIUK
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Sonia Kindrasiuk nació en Cabal, provincia de Santa Fe, el 15 de julio de 1947, en un hogar de inmigrantes ucranianos donde los principios familiares eran: trabajar, estudiar y superarse. Tenía una hermana dos años mayor. Desde pequeña, ya en la ciudad de Santa Fe, se fue perfilando con un carácter fuerte, decidido y con mucha tenacidad.
Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio “Antonia M Verna”, que por el año 1960 estaba en pleno crecimiento y desarrollo, dirigido por hermanas de la Congregación de la Inmaculada de Ivrea, quienes pocos años atrás habían llegado desde la lejana Italia. En el Colegio, con mucha dedicación e intensidad formó parte de un grupo de excelentes alumnas que se destacaron en todos sus emprendimientos por su inteligencia, entrega y compromiso: en el dictado de catequesis junto con las hermanas del colegio en barrios marginados, en el equipo de educación física que participaba en encuentros intercolegiales de vóley y en el coro del colegio.
Llegado el momento de elegir una carrera universitaria decidió inscribirse en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral, en la carrera de Bioquímica. Casi inmediatamente junto con sus estudios universitarios comienza a integrarse a los grupos existentes en la Facultad: el Centro de Estudiantes, el Ateneo Universitario, el grupo de teatro, y a toda aquella actividad que significara involucrarse en la realidad político-social de los días que se estaban viviendo (alrededor de los años 1966- 67). A partir de ese momento se afianza y crece su compromiso con la Vida misma que ya se estaba gestando en su paso por el colegio secundario. En los pocos momentos en que la familia podía reunirse, se inicia en el conocimiento de sus ideas, la exposición de sus preocupaciones y sus expectativas en cuanto a la realidad del país.
Es el momento de su militancia activa junto a grandes compañeros y valiosísimas personas, que la familia empezó a conocer solo por sus sobrenombres: “La Madre” (Raúl Bracco), “Palometa” (Pirles), “El Petiso”(Carlos Legaz) y con posterioridad “El Gordo” (Héctor Larrosa) y “La Colorada” (Busaniche). En su etapa universitaria, alternaba larguísimas horas de estudio para poder avanzar en una carrera tan exigente como era Bioquímica, con reuniones, encuentros y discusiones con compañeros que intercambiaban ideas y propuestas, que le permitían no sólo crecer intelectualmente sino ir conociendo y entendiendo cada vez con mayor profundidad la situación del país.
Es por esos tiempos que comienza su acercamiento y posterior noviazgo con Carlos Legaz, nacido en Hernando (Córdoba) el 6 de noviembre de 1941, quien había llegado a Santa Fe desde su ciudad natal para estudiar Ingeniería Química. Esta relación se fue consolidando y juntos emprenden una tarea de militancia y compromiso activo con sus ideas y proyectos. Pasado un tiempo deciden casarse, el 30 de octubre de 1970. Pero la vida quiso que ese comienzo que se suponía sería el inicio de una prolongada y fecunda vida juntos, fuera un tiempo fugaz, aunque de gran intensidad y entrega, como todo lo que hicieron juntos: a fondo, sin claudicaciones ni vacilaciones.
Su militancia los lleva a vivir en distintas ciudades, entre ellas, Paraná, Buenos Aires, Venado Tuerto y Rosario. Producida la asunción del gobierno peronista en 1973 nace su hija Patricia, para felicidad de todos, a la que finalmente tratan de proteger y preparar para lo que pudiera venir. También gestiona en la Facultad de Ingeniería Química su título de Bioquímica ya que años antes había completado sus estudios (1971). Así pasan los primeros años de vida de esa pequeña familia, con encuentros furtivos, pero cargados de emotividad, con el resto de la familia. Y ellos, pensando siempre que el cambio estaba próximo, y que tanto sacrificio, iba a dar sus frutos para bien de todos.
Alrededor de 1975 ya había comenzado la etapa más sangrienta y atroz que le tocó transitar a nuestro país, el de la última dictadura militar, con sus persecuciones, sus detenciones clandestinas y sus desapariciones. En el año 1977, un domingo 1ro de Mayo, asesinan en Rosario a Carlos Legaz, en el día del trabajador, como si fuera un homenaje a tanta entrega y sacrificio. En agosto del mismo año, es muerta Sonia, luego de un seguimiento por una patrulla militar en la ciudad de Rosario. La historia de Sonia Kindrasiuk y Carlos Legaz asesinados en 1977, con 30 y 35 años, fue muy corta, aunque en esos años de vida fueron muy ricos en SUEÑOS y en PROYECTOS, muchos de ellos pendientes. Pero, que nos han dejado un gran legado: el del COMPROMISO, el de la ENTREGA, el de la lucha por las CONVICCIONES. Hasta el momento final, HONRANDO Y DANDO LA VIDA MISMA. Que estas palabras, pocas veces dichas, pero siempre guardadas en el fondo del corazón, sean un pequeño homenaje de su hermana mayor, nacidas del cariño y la admiración.
/ Olga Kindrasiuk
Su memoria es recordada por una placa colectiva colocada en el Octógono de la Facultad de Ingeniería Química de Santa Fe en 1996
Los responsables del secuestro y asesinato de Sonia fueron juzgados y condenados en las Causas Feced I y Feced II