Juan Carlos CHIOCCARELLO «Gordo Choca»
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Militaba desde su adolescencia en la Acción Católica de la iglesia de su barrio (Plaza Constituyentes). Su adhesión no había sido formal: el gordo era un tipo profundamente cristiano, transparentemente bueno y con un gran sentimiento de solidaridad hacia los demás. Ingresó a la Facultad de Ingeniería Química en 1961 siendo casi inmediata su incorporación al Ateneo Universitario, donde fue uno de los protagonistas del proceso de cambio que tuvo esa agrupación, profundamente ligado a los acontecimientos que producían los sectores obreros y populares proscriptos de las decisiones políticas en esos años.
Así, Chioccarello y el Ateneo participaron a partir de 1964 de las acciones que llevaban adelante el peronismo y los sindicatos combativos en Santa Fe (Ferroviarios, Luz y Fuerza, Telefónicos, Madereros, Gráficos, Sanidad, etc) que conformaban la CGT de los Argentinos. El golpe de Onganía en 1966, genera en el Ateneo un proceso de discusión en términos claramente políticos acerca del papel de los militantes revolucionarios ante la situación de la Argentina y los métodos viables para sumarse a una estrategia de toma del poder, que había sido perdido en 1955. Se inició el trabajo político en lo que entonces se llamaban “barrios marginados” de la ciudad y en el movimiento obrero.
El gordo Choca se integró decididamente a los sindicatos combativos, junto a otros compañeros, ampliándose de esta manera en forma notable la discusión política. Además participó en los contactos con otros grupos del país, principalmente de Reconquista, Córdoba y Buenos Aires, aporte importante a las definiciones que se fueron tomando de adhesión a la lucha armada y concretamente a Montoneros. Fue parte del grupo de estudiantes que colaboraron con la movilización del Norte ante el cierre del Ingenio Arno, que realizó una gran marcha de apoyo que culminó con represión, en la que participaron los curas Catena, Silva y una veintena de sacerdotes que se encontraban en reuniones en el Seminario.
Fue un tipo fundamental en el manejo de las relaciones personales en el grupo, importante para avanzar con la participación de todos como así también para el fortalecimiento emocional de los compañeros, que comenzaban a prepararse para una empresa en la que –eran plenamente conscientes- ponían en juego sus afectos, su familia y hasta su propia vida. En esto fue relevante, la sólida formación humanista del gordo, que tenía una tolerancia infinita hacia todos, aceptando la diversidad de opiniones y respuestas, pero una vez tomada –entre todos- una decisión era el más férreo custodio de que no se produjera ninguna desviación ni en lo político ni en lo personal. Juan Carlos Chioccarello fue secuestrado-desaparecido a la edad de 33 años, el 28 de abril de 1977 en Avenida Directorio y Varela, barrio del Bajo Flores.
/ Domingo Pochetino
Su memoria es recordada por una placa colectiva colocada en el Octógono de la Facultad de Ingeniería Química de Santa Fe en 1996